Elkarrizketa: José Luis Ansorena José Luis Ansorena, ex Presidente de Eresbil "Me hubiera gustado haber tenido la oportunidad de recibir una educación musical mejor" * Traducción al español del original en euskera Teresa Sala Destaca en José Luis Ansorena una admirable sencillez difícil de encontrar en nuestros días. Sorprende la modestia con la que este hombre repasa largos años de trabajo y dedicación a la música, arte en el que ha tomado parte activa desde que era sólo un niño. Hijo del reconocido txistulari Isidro Ansorena, José Luis Ansorena Miranda nació en San Sebastián hace ya setenta y dos años. En 1936 comenzó a estudiar música en el Conservatorio de San Sebastián con Luis Urteaga y Beltrán Pagola, entre otros. Seis años después ingresó en el Seminario Capuchino de Alsasua. Concluyó sus estudios en Pamplona, donde fue ordenado sacerdote en 1953. En 1954 fue nombrado director del Colegio Escolanía de San Antonio en la capital navarra y años después fundó la Juventud de San Antonio, todo ello en la iglesia de Capuchinos. Labor similar realizó en Zaragoza; allí fue fundador de la Juventud de San Antonio en la Comunidad de Torrero y director del coro parroquial. En 1966 José Luis Ansorena se trasladó a Errenteria, localidad en la que reside desde entonces. Y es sin ninguna duda el trabajo realizado en este enclave guipuzcoano el más destacado en su dilatada trayectoria. En treinta y cuatro años este hombre ha sido fundador de la prestigiosa Coral Andra Mari y de Musikaste entre otros organismos y actividades musicales. Además creó el archivo de compositores vascos Eresbil, siendo su director hasta hace apenas un año. Ostenta y ha participado en cargos tan diversos como la presidencia de la Sección de Música de Eusko Ikaskuntza, y la capellanía de la Asociación de Txistularis del País Vasco, entre otros. Es autor de varias monografías e innumerables artículos, entre los que destacan el libro "Musikaste, 25 años" o el monográfico "El txistu y los txistularis".En la actualidad José Luis Ansorena sigue acudiendo a las instalaciones de Eresbil, lugar en el que continúa trabajando temas relacionados con la música, porque cree que es "una felicidad tener la oportunidad de trabajar en lo que realmente te gusta". Usted es hijo de Isidro Ansorena, siempre ha vivido la música como algo muy cercano... Mi padre tenía la firme convicción de que todos los jóvenes debíamos estudiar música. Concretaba su idea en que era necesario el solfeo y, como mínimo, tres años de piano. Para él esto era algo enormemente educativo y acabó por imponer su teoría en la familia. Éramos nueve hermanos y los nueve pasamos por el conservatorio. Empecé a estudiar música cuando era sólo un niño, al final terminó por convertirse en mi gran afición. Concretamente, ¿qué tipo de actividades realizaba?¿Cuáles eran sus preferencias? De niño fui cantor. En San Sebastián era muy famoso el Colegio de Los Ángeles, donde está actualmente instalado el Orfeón Donostiarra. Estudié en el Colegio de Los Ángeles y fui tiple del coro. Ingresado en el Seminario de Alsasua, me nombraron director del coro de mi curso. Más tarde, cuando me trasladé a Pamplona, también dirigí un coro. En realidad he estado haciendo música prácticamente toda mi vida, y más concretamente música oral, vocal. En lo referente a instrumentos, cuando era un niño estudié piano en el Conservatorio de San Sebastián; también he tocado el órgano. Lo mío ha sido el teclado, aunque como mi padre era txistulari, también me tocó aprender el txistu. La creación de corales y colectivos musicales han sido las actividades más destacadas a lo largo de su trayectoria, ¿qué motivos le han impulsado a ello? La fundación y creación de colectivos y actividades relacionadas con la música ha sido algo que me salía desde dentro. Toda mi vida he sido un hombre muy activo. En Pamplona, por ejemplo, por disposición de los superiores estuve al frente de una escolanía en la que además de canto se ofrecía a los alumnos una enseñanzacompleta. Allí fundé un pequeño coro de voces mixtas, que funcionó muy bien. Más tarde aterricé en Zaragoza; allí ya existía un coro parroquial formado por mujeres. Yo introduje la participación de los hombres. Hace treinta y cuatro años llegué a Errenteria y el párroco me animó a fundar un coro. A mí me gustaba mucho organizar actividades de todo tipo para la juventud parroquial y terminé por crear La Coral de Nuestra Señora de Fátima. Era un colectivo de la parroquia y actuábamos en todas las fechas señaladas, en todos los festejos. Este coro terminó por convertirse en un colectivo civil, luego surgió la idea de crear una semana especial dedicada a conciertos que más tarde se llamaría Musikaste, el archivo de compositores vascos Eresbil... Aunque todo esto arranca de la Coral Andra Mari, en la que no sólo estaba yo como persona activa, ya que había una directiva con muchas ganas de trabajar. ¿Qué diferencias señalaría entre los jóvenes de hace unas décadas y los de ahora respecto a tomar parte en iniciativas musicales? He tenido experiencias muy diversas relacionadas con este tema. Cuando llegué a Errenteria, además de fundar La Coral Andra Mari, también fui creador del Coro Orereta, como cantera del Andra Mari. En aquella época todos los niños y jóvenes querían participar en este colectivo coral. La ikastola de entonces tenía alrededor de quinientos alumnos, pero yo no podía admitir a todos. Tenía que probarles el oído, y los que no lograban superar la prueba se quedaban muy disgustados. Hubo una época en la que a los jóvenes sí les apetecía cantar; ahora, en cambio, hay que hacer muchas campañas para conseguir niños. En mi opinión, para la pervivencia de un coro local es imprescindible la formación de una cantera propia. Un Orfeón Donostiarra por ejemplo, puede adquirir miembros de cualquier parte, pero un coro local tiene que valerse de su propio vecindario, de los habitantes del pueblo. Si en 1966, año en el que yo llegué, era difícil atraer chicos jóvenes, ahoralo es mucho más. Hoy en día casi todos los jóvenes se han decantado por el rock, el jazz u otros tipos de música. Pero también se puede analizar todo esto desde una perspectiva diferente: resulta que en la actualidad las escuelas de música de todas partes acogen a muchos alumnos. Además, el sistema de educación de la mayoría de los conservatorios es muy exigente. De ellos salen chicos y chicas muy bien preparados, la mayoría tocan algún instrumento, pero gran cantidad de escuelas tienen su propio coro, donde se forman canteras de cantores muy interesantes. A este respecto, sí es verdad que los jóvenes que se acercan están muy bien preparados. Al principio yo no exigía que los participantes del coro tuvieran conocimientos de solfeo, pero hoy en día esto es algo imprescindible. En conclusión, se puede decir que aunque en la actualidad exista una general reticencia por parte de la juventud, los jóvenes que muestran interés están mucho mejor preparados que los de antes. ¿Cómo ve el nivel actual de los distintos coros de Euskadi con relación a los colectivos musicales del Estado? Siempre se ha dicho que en Euskadi ha habido muchos coros y de muy buen nivel. Es posible que hace algunos años esta afirmación fuese real, pero en la actualidad resulta que se pueden encontrar coros muy buenos en cualquier sitio, en Valencia, Santander o Galicia por poner un ejemplo. Cuando se formaron las distintas federaciones de coros de Euskadi, las distintas directivas decidieron impartir cursillos a directores de coros. Y con un buen director es muy fácil crear un colectivo coral de calidad. Los directores de hace años eran más bien aficionados, personas sin formación específica coral. A este respecto se ha ganado muchísimo. El número de coros existentes en la actualidad es mayor al de hace años, y cuando hay cantidad es más fácil encontrar calidad. Pero aunque ahora haya coros muy buenos, no se puede decir que la continuidad y la perseverancia sean lo más característico de estos colectivos.En Musikaste invitamos a seis coros diferentes que vienen de todas las provincias. Han desfilado coros que lo han hecho realmente muy bien, pero con el tiempo te enteras de que algunos de estos colectivos han desaparecido, o que ya no tienen vida. Esto es una pena, y a este respecto la Coral Andra Mari es un ejemplo muy claro. Desde su fundación, y aunque ahora no sea yo su director, siempre ha continuado con una línea constante y no ha tenido épocas de crisis o decaídas. ¿Qué motivos le impulsaron a abandonar la dirección de la Coral Andra Mari en 1994? Sinceramente he de decir que el coro me ha desgastado mucho. Puede que haya colectivos que no supongan tantos compromisos, pero llegó un momento en el que un coro de aficionados como era el Andra Mari empezó a funcionar como si fuera un colectivo coral profesional, época en la que las citas se multiplicaban. Los compromisos más importantes llegan con la Quincena Musical donostiarra, que siempre se celebra en agosto. Era este el mes que la mayoría de los integrantes del colectivo elegían para sus vacaciones, y yo lo pasaba muy mal. Más de una vez fallaban voces realmente importantes. Por otro lado, yo ya llevaba cerca de treinta años dirigiendo y pienso que llega un momento en el que hay que hacer cambios, para mejorar, por supuesto. Realmente, al Andra Mari no le han faltado propuestas ni oportunidades para hacer alarde de su calidad... Con el nuevo director la Coral Andra Mari ha adquirido un estilo completamente diferente. Aunque la forma de cantar continúe en la misma línea que antaño, ha mejorado mucho. A pesar de que los conciertos corales estén disminuyendo, al Andra Mari le han aumentado las ofertas para trabajar con orquestas. Y en estos momentos sólo hay dos coros en Gipuzkoa que trabajen con grandes orquestas, el Andra Mari y el Orfeón Donostiarra. Ha comentado que disminuye el número de conciertos, sin embargo son bastantes los coros que encuentran actuaciones... Es cierto, y es que son los propios coroslos que organizan diferentes encuentros o actuaciones. Porque si un coro no actúa, muere. ¿Cómo surgió la idea de crear un archivo de compositores vascos como Eresbil? ¿Cómo fueron los inicios? La idea de crearlo tiene distintas ramificaciones en su origen. Yo estaba convencido de que hacía falta un archivo para guardar todas las partituras y documentos relacionados con los músicos vascos, ya que con el paso de los años se estaban tirando, perdiendo e incluso quemando. En 1973 creamos Musikaste, con la idea inicial de ofertar conciertos de músicos vascos. Sí queríamos alargarla indefinidamente era evidente que tarde o temprano nos quedaríamos sin material. Fue entonces cuando surgió la idea. Yo insistí mucho en la necesidad que había de un archivo, y el 30 de mayo de 1974 se tomó la decisión de poner el proyecto en marcha. Yo empecé a moverme con mi viejo coche 600 por todos los pueblos de Euskadi, recogiendo información en conventos, iglesias, aldeas... En tan sólo dos meses logramos reunir partituras y documentación de trescientos músicos. El material iba aumentando a una velocidad increíble. Empezamos con un armario que se llenó enseguida, reformamos un pequeño trastero, etc. Más tarde, el entonces diputado Imanol Olaizola propuso un convenio con la Diputación para financiar la idea y para que el archivo fuera provincial. Nos dieron un millón de pesetas que entonces era un dineral y nos pusimos en marcha con obras, reformas y ampliaciones. Luego llegó el Gobierno Vasco y se pensó en crear un patronato en el que tuvieran cabida el Gobierno Vasco, la Diputación, el Ayuntamiento y la Coral Andra Mari. Como el local era de los frailes era evidente que este colectivo también tenía que participar, y yo fui nombrado su representante. Hoy en día Eresbil es una fuente de información inédita y realmente importante... En estos momentos el archivo está en contacto con un gran número de editoriales de todo el mundo. Se han llegado a traer cosas muy curiosas desde Londres. Ahoramantenemos una relación muy especial con la biblioteca de Moscú; les enviamos algunos tomos de literatura musical del Padre Donostia, les interesó mucho y mantenemos el contacto. Hoy tenemos mucho material inédito relacionado con los músicos vascos, y también con la música universal. Eresbil es también biblioteca musical en la que se puede encontrar desde material relacionado con el folklore de Euskal Herria hasta biografías de músicos diversos, pasando por libros de pedagogía musical, entre otras cosas. Es la única biblioteca de estas características de Euskadi; claro que existen mejores en Madrid o Barcelona, pero el acceso a las obras aquí es mucho más fácil. ¿Qué motivos le han impulsado a escribir diferentes artículos y libros relacionados con la música? Siempre me ha gustado escribir. La revista Txistulari y otras próximas al mundo de la música empezaron a pedirme artículos y colaboraciones, y yo nunca me he negado. Además nunca he cobrado por nada de lo que he hecho; no desprecio el dinero, pero quiero demostrar que es posible vivir con menos dinero. Esta es quizá una de las razones por las que me han pedido tantos artículos, porque nunca he cobrado. Los libros, además de suponer más trabajo, los he escrito por algún motivo. He escrito un tomo relacionado con los 25 años de Musikaste. Me gusta que cuando se celebran fechas así se hagan cosas que en el futuro sirvan para algo. Las comidas, los festejos y los conciertos terminan en el momento, los libros sin embargo perduran, para que haya constancia de lo que sucedió. También escribí la biografía de mi padre y al final la incluí en el libro "El txistu y los txistularis". En estos momentos, ¿tiene algún proyecto de este estilo entre manos? Tengo varios proyectos, pero el más concreto es un diccionario de músicos vascos que haremos entre varias personas. Es un proyecto muy costoso y que tardará unos cuantos años en ver la luz. Desde Eresbil hemos comprobado que los datos que aparecen en los diccionarios de músicason muchas veces inexactos. Hemos llegado a la conclusión de que para realizar un diccionario de este calibre hay que hacerlo desde la seguridad de que no se cometen errores. Hay una chica que está trabajando en Navarra, haciendo una labor muy importante de investigación. Nosotros arrancamos desde la información existente en la infinidad de carpetas que guardamos aquí, pero habrá que moverse por los pueblos pequeños para recabar datos e información. Es una tarea muy larga pero en la que se está poniendo mucha ilusión. ¿Qué ve cuando mira al pasado?, ¿Cambiaría algo? Lo que voy a decir quizá no sea bueno afirmarlo, pero es la realidad: me da pena no haber tenido una formación musical mejor. Llevo toda la vida trabajando con la música y mis estudios han sido muy cortos, y esto se nota en muchas ocasiones. Tengo facilidad para escribir, y quizá por esta razón me considero musicógrafo más que musicólogo. Me hubiera gustado haber estudiado más, pero las casualidades de la vida me lo han impedido. A decir verdad, tampoco me arrepiento de nada, nunca he sido holgazán y creo que todo lo que he hecho ha merecido la pena. ¿Cómo ve el futuro? Ahora tengo conciencia de jubilado. Sigo viniendo al archivo todos los días por la mañana y por la tarde. Vengo porque este es mi hobby, y porque creo que es una gran felicidad tener la oportunidad de trabajar en lo que realmente te gusta. Ahora mismo estoy pasando a limpio el cancionero inédito de Resurrección María de Azkue. Es un trabajo muy largo y muy costoso, porque parto de las fotocopias de los originales que Azkue recogió en caseríos y pueblos de toda nuestra geografía. Ya tengo setenta y dos años, y nadie me ha mandado hacerlo, me lo he impuesto yo mismo, y estoy encantado de hacer este tipo de cosas. Me gustaría que en el futuro pudiera seguir así. Fotografías: Teresa Sala Euskonews & Media 103.zbk (2000 / 12 / 15 22) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria
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