Jesus Zubiaga. Director de la Fundación Sancho el Sabio: Dejemos de ser instituciones isla y vayamos a un entramado articulado

2014-06-04

VELEZ DE MENDIZABAL AZKARRAGA, Josemari



¿Por qué no nos hace, a modo de introducción, una breve introducción de la evolución de la Fundación desde sus comienzos?

Existen unas fechas claves que marcarán el discurrir de la Fundación Sancho el Sabio (FSS). La primera es 1955, cuando nace la Institución Sancho el Sabio, vinculada a la Caja de Ahorros Municipal de Vitoria. Esta entidad es la depositaria de lo que con el tiempo conoceremos como la Obra Social de la citada Caja de Ahorros. La fecha que más nos interesa es la de 1964, año en que dentro de la Institución y siguiendo el impulso de su primer director, Jesús Olaizola, se decide algo tan poco habitual en la época como era el formar una biblioteca de temática vasca. Con un primer fondo que se adquiere a Antonio Odriozola, gran bibliófilo y experto en libro vasco y más concretamente alavés, se comienza a crear la biblioteca vasca. Han pasado, por tanto, cincuenta años desde aquel inicio. En el año 1989 se unieron las dos Cajas de Ahorros, formando la Vital Kutxa, y jurídicamente la Institución se transforma en Fundación.

En esa fecha de 1989 nuestra sede estaba en la Plaza de la Provincia pero al año nos trasladamos al Palacio Zulueta, donde hemos estado hasta inaugurar el actual emplazamiento en Betoño, en 2009. La directora en ese período fue Carmen Gómez, a su jubilación en 2010, asumí yo la dirección. Hoy en día la FSS sigue perteneciendo a la Obra Social de la Caja Vital, y ésta, en su parte financiera, forma parte de Kutxabank desde finales de 2011.

Como temática, lo básico ha sido una recopilación de libros, impresos y manuscritos de cultura vasca, dentro de un planteamiento generalista y no restrictivo. Obras generadas en cualquier lengua y en cualquier lugar, siempre que tengan relación con cualquier aspecto de la cultura vasca, de su ámbito geográfico, histórico o lingüístico. De su relación con otros ámbitos culturales... Y con una especial atención a la lengua vasca. Lo que nos caracteriza es el fondo documental reunido durante cincuenta años, que yo considero irrepetible por la imposibilidad de encontrar nuevos ejemplares de documentos considerados raros o de patrimonio bibliográfico.

Nos puede dar algunos datos que nos permitan calibrar la importancia de la oferta desde la FSS?

En la base de datos bibliográfica actual, consultable “on line”, tenemos unos trescientos mil registros referidos a monografías, manuscritos, revistas, carteles, artículos etc. Existe también otra base de datos paralela de archivos familiares, proyecto que comenzamos en 1992, a través de acuerdos con familias propietarias de fondos históricos que no quieren desprenderse de ellos pero que desean poner a consulta pública. Temporalmente nos depositan el archivo y nosotros lo ordenamos, lo catalogamos y lo digitalizamos. Tras de ello lo devolvemos a la familia propietaria, con una copia digitalizada. Tenemos ya diez archivos y estamos trabajando con otros cuatro. Esta base de datos contempla alrededor de ciento cincuenta mil referencias y alrededor de seiscientas mil imágenes.

La otra cifra importante que podemos dar de la FSS es la apuesta por la biblioteca digital. Existe un repositorio (www.memoriadigitalvasca.es) donde vamos colocando toda la digitalización desde 1993 y actualmente contamos con unos cinco mil cuatrocientos títulos de patrimonio bibliográfico vasco en consulta abierta, con alrededor de dos millones de imágenes. Gran parte de esta oferta ya está en Europeana, la biblioteca digital europea, en Hispana —del Ministerio de Cultura español— y en Liburuklik, proyecto del Departamento de Cultura del Gobierno Vasco. Con éste hemos llegado a acuerdos respecto a los archivos familiares, para que alguno de ellos sean consultables también desde el repositorio Dokuklik.

Así mismo, hay que citar que tenemos otros ocho millones de imágenes digitalizadas de prensa diaria actual, que no están en línea pero que en nuestras instalaciones se pueden consultar. Formamos parte desde 1992 de un consorcio de digitalización de prensa vasca, en el que diez institucionesconvertimos a soporte digital todos los periódicos de Euskal Herria. Cada una de las diez se responsabiliza de guardar en papel uno de los diarios editados, y todos tenemos la totalidad digitalizada, para ponerla al servicio de los interesados, que deben consultarla en nuestra sedes. Todo el trabajo de la FSS la realizamos diez personas, que conformamos la plantilla laboral actual.

Nuevos tiempos, nuevas costumbres y nuevas ofertas de servicio. Ello habrá traído como consecuencia un cambio en el perfil del usuario...

Suelo comentar que estamos en una época bisagra, ya que los cambios no se dan de un día para otro. Desde hace diez años estamos viviendo una transformación cada vez más llamativa en cuanto a la composición de quienes utilizan nuestros servicios. En los primeros años noventa el usuario era prácticamente en su totalidad presencial, como en la mayoría de los centros. En estos últimos años se ha producido, sin embargo, un aumento exponencial de las consultas en red. Se trata de un fenómeno en todos los ámbitos sociales y nuestro futuro está en la puesta a disposición de los usuarios vía Internet delos repositorios correspondientes. Este cambio de forma de uso tiene su influencia en múltiples aspectos, de forma clara en la formación de nuestro propio personal, antes dedicado a atender al visitante y proporcionarle in situ lo que demandaba. Hemos pasado a ser proveedores en línea de contenido. Gracias a los datos estadísticos que nos proporciona el sistema, podemos adecuar de mejor manera nuestra oferta.

“En estos últimos años se ha producido, sin embargo, un aumento exponencial de las consultas en red”.

La cada vez mayor importancia del servicio “on line” no significa que haya desaparecido la figura del investigador presencial. Por eso decía lo de bisagra. Mantenemos la consulta en sala, seguimos teniendo investigadores y eruditos que no manejan las nuevas tecnologías y a los que continuamos atendiendo personalmente. Pero no hay ninguna duda de que el cambio ha sido radical y muy seguramente si ahora tuviéramos que diseñar este edificio en el que nos encontramos, no lo haríamos como se hizo en 2007, y habríamos optado por disposiciones de espacios diferentes, con una zona abierta al público menor y otras más orientadas a la preparación de contenidos para consulta “on line” e —incluso— para grupos de investigadores que trabajan proyectos comunes y que necesitan utilizar este tipo de instituciones para sus reuniones presenciales periódicas. Con los servicios añadidos que la tecnología permite ofrecer.

La reducción de fondos para sostenimiento de entidades como la Fundación ¿hará que para documentarnos tengamos que volver a los soportes originales o seremos capaces de disminuir costos de producción digital y posterior oferta por red?

Vivimos también una época de bisagra económica, tanto en la FSS como en el resto de entidades similares. La crisis económica nos está cambiando las percepciones y las formas de enfrentarnos al trabajo diario. En el caso de la tradicional Obra Social de las Cajas de Ahorros el panorama ha variado y asistimos a su transformación, adaptación o incluso desaparición. Kutxabank es un banco, sin Obra Social, son las tres Cajas, propietarias de las acciones del banco las que conservan su Obra Social. La financiación cambia radicalmente, por lo que habrá que repensar el modelo.

En el caso concreto de costes internos, de digitalización etc., totalmente necesarios para hacer frente al panorama de futuro, la variación es clara. Desde 1992, trabajando con tecnología ahora obsoleta, hasta la actual situación se ha venido produciendo un constante cambio y adecuación a nuevas herramientas. Lo que ha hecho abaratar el costo de digitalización. Pero si por una parte se da una disminución del precio, por otra hay que tener en cuenta un valor añadido más elevado del producto digitalizado, que contempla una significativa labor documental, con unidad de criterios y vocación de continuidad. Nos exige una labor más fina, más responsable para que lo realizado pueda servir en un futuro cada vez más amplio. Y la oferta a través de la red mantiene su nivel de costo, si no lo aumenta, debido a la sofisticación de los servicios. Los costes asociados a las nuevas tecnologías tienen un apartado de actualización que se mantiene activo después de finalizados los proyectos.

¿Cree Vd. que podría darse un punto de recuperación económica por lo que se refiere a la oferta on line y a través del cobro por servicio?

En nuestra cultura no hay una tradición de pagar por este tipo de servicios. Internet se entiende, culturalmente, como un acceso abierto y gratuito. En el origen de esa democratización del acceso al conocimiento está también el origen de la gratuidad. Por otro lado, en nuestro caso en concreto, nunca se ha contemplado el cobro por dar servicios. Ahora bien, nuestro principal presupuesto en los años noventa era la adquisición bibliográfica y en la actualidad ha pasado a ser la digitalización, además contemplado como gasto continuo. Y habrá que ver cómo evoluciona la utilización de las tecnologías, para obrar en consecuencia. Pero en nuestro ADN no está el cobrar por prestar el servicio, aunque piense que en el futuro el camino por el que transita el usuario deba ser financiado en parte por éste. Igualmente que se paga por cine, música etc. es muy probable que se vaya a tener que pagar por hacerse con determinada documentación. En la FSS tenemos patrimonio documental pero también existe el audiovisual, lo que nos exige un espacio cada día mayor. Y ello es sinónimo de costo más elevado.

“Nuestro principal presupuesto en los años noventa era la adquisición bibliográfica y en la actualidad ha pasado a ser la digitalización”.

A todo este conglomerado de instituciones trabajando y ofertando documentación variopinta ¿le viene bien el nacimiento del Archivo Histórico de Euskadi?

Yo creo que lo importante es el concepto y no tanto la realización física. El tema de la cultura vasca no ha tenido históricamente instituciones que engloben o que agrupen esta recopilación documental. Debemos aclarar conceptos antes que sumar más sedes o edificios. Lo existente en bibliografía y fondos documentales sobre nuestra cultura está muy repartido entre las instituciones que venimos años trabajando. El Archivo Histórico de Euskadi será interesante si detrás existe una idea clara de lo que se persigue. Y no sé si también en este caso no hemos comenzado por el capítulo de instalaciones. Pienso que el Archivo Histórico de Euskadi debería tener como prioridad establecer políticas y a hacerlas cumplir, con una posición jerárquica por encima de los centros que trabajamos en el sector. La articulación legislativa en este sentido sería bien recibida, ya que nos ayudaría a crear instrumentos que nos permitan crecer en la oferta. Dejemos de ser instituciones isla y vayamos a un entramado articulado, en bien de todos y manteniendo nuestras características particulares.
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