María Carmen Gallastegui. Catedrática de Teoría Económica: Hemos trasladado un bienestar futuro al presente y hemos vivido por encima de las posibilidades

2011-11-18

VELEZ DE MENDIZABAL AZKARRAGA, Josemari

Se dice que el objeto de la economía es estudiar la correcta distribución de los recursos escasos para satisfacer las necesidades del ser humano. Tras esta definición, así de sencilla, se encierra una ciencia hartamente complicada de comprender, sobre todo si a sus resultados nos ceñimos. Pero no se debe olvidar que se trata de una ciencia social, con todos sus condicionantes. En los momentos actuales, la sociedad se pregunta una y otra vez qué es lo que está sucediendo con la economía local y mundial.

Comencemos con una idea general: “Podemos lograrlo. Podemos convertir la crisis en una oportunidad”, afirmó Papandreu en un reciente discurso. De ser cierto ello, y no digo que no, y además lo referente a Grecia lo proyectó a economías en situación similar: ¿De qué oportunidad se esta hablando?

Se trata de una frase a la que se recurre en diversas circunstancias; cuando alguien ha tenido un percance, está pasando por una crisis de salud, sentimental... También se utiliza en situaciones como las actuales de crisis económica. No es fácil saber concretamente qué decir o en el caso de Papandreu cómo y qué tiene que decir. No son cosas agradables de oír —reducción de salarios, de plantillas del sector público... es decir, desmantelamiento del estado de bienestar— y por ello añade una frase que transmita cierto tono positivo y optimista.

Pero también es cierto que la frase contiene algo de verdad, ya que implica algo así como “ahora o nunca”. Pretende insuflar aliento para llevar a cabo todo lo que sabíamos que se debía hacer y no hemos sido capaces de realizarlo. Eso ocurre a nivel griego, pero obviamente también europeo y mundial.

Nos encontramos en un momento en que lo que hay que hacer es difícil. Así, Grecia —y sigo con el ejemplo— desde su entrada en la zona euro, parece haber confiado en que se iría desarrollando el sistema en la UEM de forma tal que, ante las dificultades, todos los países serían solidarios y los más fuertes sostendrían a los débiles. Sin embargo, esto no ha ocurrido. La construcción de la zona euro en lo que respecta a la vertiente de cómo garantizar la solidaridad mutua no ha funcionado completamente. No estaban previstos los mecanismos para evitar la caída de quien sufre una depresión económica, una crisis de solvencia o una situación financiera insostenible. De todas formas, Grecia debe hacer muchas reformas para salir de la laxitud en la que se ha movido hasta la fecha y esta es la oportunidad, con la ayuda europea, a la que se refiere Papandreu.

Me llama la atención que diga que sabíamos lo que se debía hacer y no hemos sido capaces de realizarlo... ¿Ha sido la base del descalabro estructural en el mundo occidental norteño el que se haya jugado con un modelo donde el endeudamiento era sinónimo de crecimiento?

He dicho que no hemos sido capaces. Y esto se debe a que lo que se debía realizar políticamente era difícil de llevarlo a la práctica. Se necesitaban muchos consensos, complicados de obtener. Y se han ido posponiendo. En la zona euro era necesario aprobar y poner en marcha mecanismos que no se han preparado. Y en algunos países europeos las reformas estructurales están pendientes desde los años ochenta del siglo pasado. Son cambios dolorosos, para los que es difícil lograr un consenso.

Y en cuanto al endeudamiento, está claro que ha permitido el crecimiento de años anteriores. Se ha crecido, no tanto en función de lo que teníamos sino de las expectativas de lo que pudiéramos tener. Hemos utilizado el porvenir futuro para nuestro bienestar presente. Por eso ahora nos toca vivir este momento tan duro. Hemos vivido, al menos una parte importante de la población, por encima de nuestras posibilidades, sin querer ver que algún día tendríamos que realizar los ajustes necesarios.

Crecer en base al endeudamiento es decrecer...

Por lo menos es convertir el futuro en algo no tan deseable. Algún día hay que devolver los créditos que han mantenido nuestro nivel de vida. Por otra parte, actuar así, endeudándonos en exceso, es ser injusto con las generaciones futuras. No digo que todo se deba financiar con los fondos propios de cada momento, ya que hay momentos en los que el endeudamiento está justificado, pero éste tiene que ser sostenible. Y siendo así no es posible consumir, de manera permanente, por encima de la renta que se genera. Es obvio.

Sin embargo, lo que en macroeconomía parece haber sido un error de base, en la micro (pequeñas empresas, familias...) es algo casi aceptado por la mayoría desde siempre: no se puede gastar mas de lo que se tiene. ¿Cómo se ha podido cometer un error de semejante calado?

Cuando hablamos de la economía familiar estamos refiriéndonos a un colectivo de personas en donde existe cohesión y confianza. No se quieren perjudicar unos a otros. El padre no desea medrar a costa del hijo. En el terreno de la macroeconomía la situación es diferente. Nos encontramos con muchísimos grupos a los que no les importa crecer gracias al prójimo. Existen agentes de todo tipo que están dispuestos a funcionar a cualquier precio, incluso aunque suponga el empobrecimiento de los otros. Por tanto, el principio de sensatez “familiar” a la hora del endeudamiento no tiene por qué cumplirse en el ámbito macroeconómico. Funciona el “ya pagará otro...” que, además, no importa quién es y con el que no existe empatía alguna.

“Hemos utilizado el porvenir futuro para nuestro bienestar presente.”

Habla de la construcción inacabada de Europa, donde –como dice- puede haber pocos ganadores y muchos perdedores. ¿Crees que la Unión Europea actual podrá convertirse algún día en verdadera familia?

Cuando se planteó la introducción del euro, la pregunta era si Europa era una zona monetaria óptima, o debía mantenerse el sistema de moneda diferente en cada país. Se optó, con gran ilusión, por la moneda común. Pero no se construyeron en su totalidad los cimientos que garantizaran el buen estado del edificio en el que teníamos que funcionar. Se diseñó el Banco Central Europeo al objeto de mantener una única autoridad monetaria y se han creado instituciones que permiten políticas unitarias en transacciones comerciales y financieras. Hemos avanzado en algunas direcciones pero no en todas. Muchos aspectos correspondientes a la fiscalidad, al estado de bienestar etc. se han dejado sin atar. Y eso es lo que está pasando factura en estos momentos. No se ha avanzado, por ejemplo, en la forma y la cuantía de los a recursos propios de la Comisión Europea. No hay una política fiscal coordinada y no acabamos, parece, de entender que cuando pasamos a la moneda común los países nos quedamos en una situación en la que si nos endeudábamos no teníamos la facultad de emitir dinero para financiar nuestras deudas, intercambiando pago de la deuda por inflación. Ahora la única institución que puede hacer esto en la zona euro es el Banco Central Europeo, pero todavía no parece estar dispuesto a hacerlo.

Otro caso llamativo en estos momentos es el de los eurobonos, donde la disparidad de criterios es total. Mientras para algunos es la solución, Alemania no parece estar dispuesta a aceptarlos.

¿Qué son los eurobonos? Sencillamente compartir el riesgo del endeudamiento de los países de la zona euro entre todos los países que utilizan la moneda común, poniendo, obviamente cautelas, para evitar generar incentivos a que algunos se comporten de forma abusiva.

Cita a Alemania. Está claro que la Europa social que Adenauer anhelaba no es la de Merkel. ¿Usted cree que la Alemania actual juega en Europa o contra Europa?

Pienso que en el fondo juega en Europa, pero hay veces en las que parece actuar contra Europa. Cuando la situación general se agrava es consciente de que a Alemania el euro le ha beneficiado y desea que se mantenga esa posición privilegiada, pero pone sus condiciones a la hora de llevar a cabo esa solidaridad a que aludía antes. Por ello, cuando ve que el mantenimiento de ciertas economías le obliga a un costo que supone gravoso para sus intereses, recula. Y es entonces cuando Merkel, con condicionantes fuertes dentro de su partido y de su país, parece el enemigo de Europa. Igualmente que Alemania, también Francia ha estado jugando con Europa: se han hecho muchas declaraciones, quizás tendentes a calmar a los mercados, pero ha costado demasiado concretar políticas comunes. Por tanto, creo que Alemania y Francia juegan en Europa pero imponen sus condiciones. En estos momentos estamos viviendo momentos trascendentes. La gobernanza europea está a prueba. Y más nos vale a todos que supere la prueba de forma sobresaliente.

“En estos momentos estamos viviendo momentos trascendentes. La gobernanza europea está a prueba. Y más nos vale a todos que supere la prueba de forma sobresaliente.”

¿Y España dónde juega?

España entró tarde en la Comunidad Económica Europea y tuvo que pagar un precio por hacerlo. Es muy cierto que luego España se ha beneficiado a través de los fondos estructurales, lo que ha permitido que la renta per cápita haya mejorado sustanciosamente, convergiendo con la europea. Se ha beneficiado de la moneda común, del mercado único y también de todo el entramado creado para el sostenimiento del estado de bienestar. Pero no es un país central en Europa, y no tiene el poder de los que se encuentran en ella desde el principio y ostentan el verdadero poder económico, como las citadas Alemania y Francia, o el Reino Unido a pesar de no pertenecer a la zona euro. Los países nórdicos, por su parte, son estables, normalmente bien gestionados y constituyen una gran aportación para Europa.

El adjetivo de país periférico que se le pone a España no va dirigido exclusivamente a su carácter geográfico, sino que tiene una connotación más profunda. España está sentada en el Consejo Europeo y en la Comisión, pero su voz no es tan importante como quizá debiera ser.

Y bajando a nuestro solar ¿Cómo estamos nosotros?

En Euskadi, la entrada en Europa se vivió con mucha ilusión; se pensaba que podía ser la solución tanto para los problemas económicos, como para los políticos. La parte política ha quedado descafeinada, ya que Europa no se ha desarrollado sobre la idea de la Europa de las regiones sino de la de los estados. Y esta realidad se ha consolidado, quedando desdibujadas las regiones.

Desde el punto de vista económico Europa nos ha venido bien, ya que somos una economía con capacidad para exportar. Al tener una moneda común se ha facilitado el movimiento de bienes, lo que ha facilitado nuestro objetivo: exportar a Europa. Creo que se ha jugado bien en el nuevo escenario; nuestras empresas han sido capaces de sustituir una parte de la cuota de mercado español por mercado europeo y exterior.

Una autoridad de este nuestro país decía hace poco que el futuro de nuestras empresas pasa por la innovación y la exportación. Todo un descubrimiento, por lo visto, para alguno... cuando nuestras empresas llevan vendiendo en Europa desde la Edad Media...

Y la revolución industrial la hicimos aprovechando la revolución industrial de Inglaterra...

“España entró tarde en la Comunidad Económica Europea y tuvo que pagar un precio por hacerlo. Es muy cierto que luego se ha beneficiado a través de los fondos estructurales, lo que ha permitido que la renta per cápita haya mejorado sustanciosamente, convergiendo con la europea.”

Hablando del tejido industrial vasco, tocado en su línea de flotación y con expectativas regenerativas ciertamente complicadas, pero a la vez, con una cierta capacidad de emprendizaje en nuestra sociedad, ¿Cómo ve a medio plazo nuestras empresas?

Se trata de una tarea cada vez más complicada, porque todo el mundo corre para lograr una mejor posición. Pero veo que nuestro sector industrial está aguantando bien aunque las expectativas a corto, lamentablemente, son negativas. La producción industrial, los servicios y el consumo pueden debilitarse lo mismo que las exportaciones, a tenor de los índices de crecimiento que se esperan en Alemania, Francia etc. Pero es importante resaltar que en Euskadi hemos aguantado desde el año 2007 hasta hoy mejor que en España gracias a nuestro sector industrial y su capacidad exportadora. En un próximo escenario nuestras empresas tendrán que abordar unos mercados más debilitados, con un sistema financiero que no levanta cabeza y no inyecta liquidez ni créditos suficientes para que las empresas puedan innovar. Y para emprender se necesita ayuda. No estamos en un contexto apropiado para crecer. Somos conscientes de ello.

Por otra parte tenemos el concepto más antropológico de sí nos hemos vuelto más conservadores, menos emprendedores, más cómodos. De si preferimos antes la seguridad de un salario que el riesgo de crear una nueva vía de negocio. Pienso que esto, de ser cierto, puede ser corregible con un apoyo desde el sector público para que el emprendizaje esté bien visto y sea factible. Desde la universidad, se ha repetido hasta la saciedad, se deben transmitir los valores de lo que significa la innovación, la creatividad. Incluso en la enseñanza básica hay que hacer ese esfuerzo por inculcar en los jóvenes la tendencia a innovar. Hay que abrir cauces que permitan la imaginación creativa, sin limitar con reglas la conducta de jóvenes con ganas de crear. El caldo de cultivo para el emprendizaje necesita de un tratamiento especial, pero a la vez natural.

Ha pronunciado la palabra “incluso”, cuando se refieres a que en las escuelas también debe impulsarse la creatividad de los jóvenes. Tengo la impresión de que en las últimas décadas se ha apostado por un sistema educativo que no ha enseñado a hacer surgir empresarios. Diría más, me parece que la propia figura del empresario se ha devaluado...

Hace tiempo que nos dimos cuenta de que para que nuestra economía prospere nuestro sector industrial es fundamental, y éste necesita innovadores y empresarios. Personas con capacidad para asumir riesgos, con el apoyo de un sistema financiero también dispuesto a enfrentarse a riesgos a medio y largo plazo. Las actuales circunstancias económicas, y sobre todo financieras, no ayudan mucho a impulsar la creatividad y la innovación pero esto cambiará y la nueva fase y la nueva ola expansiva (que llegará) debería encontrarnos preparados.

“Es importante resaltar que en Euskadi hemos aguantado desde el año 2007 hasta hoy mejor que en España gracias a nuestro sector industrial y su capacidad exportadora.”

Los economistas, como los meteorólogos, se pueden equivocar en las predicciones realizadas desde sus oficios respectivos, y tras ello raramente sucede nada que les perjudique. Siempre se nos ofrece una explicación del por qué del error. Tengo la impresión de que los hombres y las mujeres del tiempo, gracias a tecnología aplicada a su trabajo, aciertan cada vez más y sus cálculos son más apreciados. ¿Podemos esperar que los economistas pronosticadores afinen más y sus predicciones sean más consultadas por la ciudadanía?

Cuando me encontraba realizando el doctorado en Estados Unidos me quedaba pasmada viendo cómo los responsables del espacio de meteorología acertaban en sus predicciones día tras día. Y la información era muy consultada, porque era importante para programar tus diversas actividades diarias. Aquí, por el contrario, los pronósticos no se cumplían casi nunca y se discutían las razones por las que resultaba tan complicado hacer pronósticos certeros.

Aquellas excusas y razones no eran del todo ciertas. La verdadera razón estribaba en los modelos climáticos súper sofisticados que los americanos utilizaban y les permitían predecir bien. Nosotros, mientras tanto, seguíamos, exagerando un poco, haciendo caso al pastor del Gorbea... quien podía tener mucha intuición pero no controlaba todas las variables relevantes.

Podría valernos la misma analogía para la economía; los modelos que se necesitan en esta especialidad son hartamente complicados. No hay más que ver cómo se han equivocado innumerables predicciones. Estos modelos deben tener, además de la estructura de equilibrio de un modelo general, otras variables referentes a las formas en que los agentes económicos reaccionan a los incentivos. En economía las políticas y las medidas generan reacciones en los agentes económicos que si no son tenidas en cuenta a la hora de hacer previsiones, ocasionan que la realidad se desvíe del pronóstico de forma palpable.

Por otro lado, hay que reconocer que nos hemos equivocado a la hora de desarrollar modelos. Sirva como ejemplo que en teoría económica hemos desarrollado modelos del sector financiero donde se supone que hay información perfecta, que no hay incertidumbre y que, por lo tanto, los agentes económicos se comportan de una manera determinada. Con todo ello se han derivado consideraciones y recomendaciones para las políticas financieras. Una de las más conocidas es la que afirma que el sistema financiero no tenía que ser regulado ya que él mismo se encargaba de autorregularse. En esta crisis hemos constatado que el sistema financiero es incapaz de realizar esa autorregulación. Y nos hemos dado cuenta de que sacar consecuencias teóricas de los modelos de sistema financiero al uso ha sido nefasto. Por lo tanto, desde el punto de vista de la economía en general, deberemos dar ese salto para acercarnos a la realidad. Y no debemos olvidar que la economía es una ciencia social, y que no se actúa sobre un cuerpo inerme sino sobre uno que reacciona.

“Para que nuestra economía prospere nuestro sector industrial es fundamental, y éste necesita innovadores y empresarios.”

Adivina cómo hay que valorar la variablez “codicia humana” en ese modelo que pudieseis preparar...

La variable codicia no se incluye. Maximizamos el bienestar individual, lo que cada cual quiere cumplir con su función objetivo... pero eso no es codicia. En la economía experimental, que se ha abierto mucho hacia otras ciencias, pueden tener lugar comportamientos hasta ahora no tenidos en cuenta, ya que hemos venido contemplando casi exclusivamente comportamientos de agentes racionales. Los nuevos modelos son más ricos ya que contemplan variables relacionadas con otras muchas disciplinas y distintas hipótesis sobre la racionalidad.

Esto me recuerda las palabras del sociólogo alemán Ulrick Beck, quien habla de que la globalización económica no es ninguna bendición sino que se trata de un proyecto político basado en un modelo en donde los agentes transnacionales —Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional etc— fomentan la política económica neoliberal.

La globalización puede pararse mediante políticas proteccionistas. Pero detrás de la realidad de la globalización está la idea de libre comercio, algo bueno para el crecimiento, lo que explica por qué prácticamente ningún país haya querido implantar medidas proteccionistas. Aunque el libre comercio es bueno para todos, ello no quiere decir que no cree algún tipo de desequilibrio. Eso también hay que tenerlo en cuenta, y no aceptar que la globalización, sin más, lo consigue todo; también requiere de cierta regulación pública.

¿No cree que se nos ha vendido el fenómeno de la globalización queriéndola suponer sinónimo de socialización?

En las últimas manifestaciones del 15-M en todo el mundo, se ha utilizado de forma positiva el sentido de la propia globalización. Los movimientos de los indignados son fenómenos globales. Lo que debe hacerse es analizar los problemas adicionales que crea la globalización e intentar resolverlos. ¡Claro que se nos ha vendido la globalización como una panacea! Obviamente no lo es. Deberemos apreciar lo bueno que tiene y al mismo tiempo trabajar para minimizar los aspectos negativos.

Para terminar: con todo lo que está cayendo ¿qué le dices a un alumno en su primer día de clase?

Le digo que si ha elegido estudiar economía ha hecho una buena opción. Se trata de una carrera que, aprovechándola, le puede servir mucho en la vida porque le puede ayudar a ordenar su mente para entender los fenómenos que forman parte de su entorno. Y la vivencia con el entorno es más enriquecedora cuanto más se sepa del mismo. Al fin y al cabo es ahí donde va a tener que buscar y encontrar trabajo y donde va a luchar por lograr su bienestar. Su vida será más satisfactoria, si con el esquema de pensamiento que ha adquirido en la Universidad es capaz de trabajar por el bienestar común, consciente de que esta actitud le generará beneficios a sí mismo y a los que de él dependen. Mari Carmen Gallastegui Zulaica (Bergara, 1945) Nacida en Bergara, es catedrática de Teoría Económica y Directora de la Unidad de Economía Ambiental del Instituto de Economía Pública de la Universidad del País Vasco.Presidenta de la Comisión Ejecutiva de Ikerbasque, Fundación creada por el Gobierno Vasco con el objetivo de atraer a investigadores de sólida trayectoria al sistema científico vasco.Es licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Valladolid, M. Sc (Econ) por la London School of Economics, UK, y Ph. D. por la Universidad de Brown (USA).Su investigación comenzó desarrollando modelos de gestión óptima para la explotación de recursos renovables donde ha conseguido publicaciones de referencia. Ha publicado en áreas de teoría económica distintas a las del medio ambiente y los recursos naturales y, en particular, en áreas relacionadas con el funcionamiento y diseño del sector público, la incorporación de la economía española al área euro y el fenómeno de la deslocalización de las actividades económicas.Ha dirigido numerosos proyectos de investigación del Ministerio, del Gobierno Vasco y de la UPV/EHU. Ha participado, como IP del grupo de investigación integrado por miembros de la UPV/EHU y AZTI/Tecnalia, tanto en el Quinto como en Sexto Programa Marco de la Unión Europea.Además de su trabajo investigador en la Universidad ha participado, desde el Instituto de Economía Publica, del que fue Directora, en numerosos proyectos aplicados financiados.Realizó una estancia en Oxford durante el curso 2001/2002 en calidad de Basque Fellow llevando a cabo una investigación acerca de la integración de la CAPV en la UE analizando los aspectos fiscales e institucionales. Ha sido Directora del Programa de Doctorado en Análisis Económico, Técnicas Cuantitativas y Economía Publica, programa con mención de calidad del Ministerio y dirige un grupo de investigación de excelencia. Ha dirigido ocho tesis doctorales, impartido cursos de doctorado en la UPV/EHU y en otras Universidades del Estado.En 2005 obtuvo el Premio Nacional Lucas Mallada de Economía y Medio Ambiente y en 2006 el Premio Euskadi de Investigación en Economía.Ha sido miembro del Consejo Económico y Social, miembro de Junta de Gobierno de la UPV/EHU, miembro de Junta de Facultad, Directora del Departamento de Teoría Económica de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales y miembro del Consejo Social de la UPV/EHU.Ocupó el cargo de Consejera de Economía y Planificación del Gobierno Vasco en 1991. Su participación en Congresos Científicos nacionales e internacionales, seminarios y cursos de verano ha sido constante a lo largo de su carrera como docente e investigadora.Iturria: www.euskomedia.org
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