Martxelo Otamendi. Director de Berria: Me gustaría que hubiera más periódicos en euskara en los quioscos

2011-06-24

VELEZ DE MENDIZABAL AZKARRAGA, Josemari

BELAXE. ITZULPEN ZERBITZUA

La historia de los medios de comunicación en euskara es bastante breve. Sin embargo, para captar la atención del público, han tenido que alcanzar la mayoría de edad en muy poco tiempo. Además, han tenido que hacer un gran esfuerzo y multiplicar el desarrollo de sus recursos para poder hacer frente a la increíble velocidad con la que avanzan en la actualidad los medios de comunicación de todo el mundo. De cualquier modo, las preguntas son estas: ¿Qué se ha conseguido? ¿Somos conscientes los euskaldunes de los difíciles retos que se le presentan al euskara como idioma minoritario y minorizado?

¿Qué le parece si empezamos esta entrevista hablando de su infancia? Nació en 1957, en Tolosa...

Tengo bastante mala memoria, por eso muchas etapas de mi infancia las tengo en blanco. Estudié en los Escolapios de Tolosa y, aunque era el alumno que más cerca vivía del colegio, siempre era el que llegaba más tarde. Pero, a parte de eso... el período de mi vida hasta que cumplí once o doce años se me aparece en blanco. Recuerdo más lo que he incorporado a mis recuerdos después de verlo en fotografías. Es decir, lo recuerdo por haberlo visto en fotos, pero no por haberlo vivido. Imagino que sería una niñez normal, sin convulsiones.

¿Le viene de entonces ese deseo insatisfecho de hacer música?

No creo. Una de mis frustraciones es no saber música... y una vez dije eso de que me hubiera gustado tocar en el Velódromo con Eric Clapton...

¿Qué clase de alumno fue en los Escolapios?

Corriente, de esos que llegan justo al aprobado. Nunca he sido disciplinado, era un alumno más en clase.

Trabajó en la enseñanza...

Estuve bastantes años de profesor de euskara en el euskaltegi de Tolosa. Fue una hermosa experiencia. No tenía ganas de trabajar con niños, no me motivaba esa faceta, aunque me parece que tiene que ser algo increíblemente bonito. Yo elegí la vía de los adultos, en primer lugar para darles clases de EGA. Tenía unos alumnos que hablaban bien euskara, y era muy sencillo trabajar con ellos. Posteriormente pasé al nivel cero, es decir, a trabajar con los que no sabían nada, durante un par de años. Fue una época muy bonita y la motivación de entonces por aprender euskara era distinta, tal vez más identitaria que la de ahora.

¿Qué afinidades ve entre la enseñanza y el periodismo?

No veo ninguna afinidad. En la enseñanza te esfuerzas en enseñar algo a otros y vas creciendo con ellos. En el periodismo, en cambio, te mueves en el torbellino de la información, tienes un límite de páginas... y tienes que hacer una selección y adaptar tu oferta a eso. El que se queda fuera se enfada, un titular tuyo puede tener trascendencia al día siguiente... Por lo tanto, hay que andar con mucho cuidado. También en la enseñanza, claro, pero son dos campos distintos.

¿Cómo es que dio el salto al periodismo?

Se dice que la crisis le llega a uno a los 40 años... y yo la tuve con 27. Hablo poco conmigo mismo, pero a esa edad me pregunté qué iba a hacer en la vida desde el punto de vista profesional, y mientras estaba reflexionando en eso, vino al euskaltegi de Tolosa Salbador Garmendia, el que fuera director de euskara de Egin, diciendo que necesitaba colaboradores para el periódico. Concretamente, los necesitaban para el suplemento en euskara “Egun on”, y me apunté, sin dejar el euskaltegi. Empecé a escribir entrevistas, que nos pagaban a 5.000 pesetas cada una. Y cuando ahorraba algo de dinero, me iba a Londres a ver teatro.

En aquella época firmaba mis trabajos con el seudónimo “Frankie Tai”, que era el verdadero nombre de un amigo de Singapur —posteriormente, ese apodo salió en los papeles de la Guardia Civil en el caso Egunkaria, para demostrar que yo era miembro de ETA—. Parece que en ETB se enteraron de que detrás de ese nombre estaba yo y me llamaron en 1987; entonces, pedí excedencia en el euskaltegi y trabajé ahí durante dos años, en la sección de magazines. Posteriormente Hasier Etxeberria me pidió que presentara el programa Babel, trabajo que compaginé con la enseñanza. Estando ahí me ofrecieron la dirección de un programa de sobremesa de dos horas. Y llegamos a 1993... Se puso en contacto conmigo Joan Mari Torrealdai y me ofreció la dirección de “Euskaldunon Egunkaria”.

Mi trayectoria no ha sido vocacional. La vocación la vas ganando con el tiempo. Pero mi salto fue totalmente circunstancial.

“Mi trayectoria no ha sido vocacional. La vocación la vas ganando con el tiempo. Pero mi salto fue totalmente circunstancial.”

Foto: CC BY - www_ukberri_net.

Usted abre nuevos espacios, es un pionero, por decirlo de alguna manera. Y tiene que demostrar, al igual que en la enseñanza, que está capacitado para llevar adelante la tarea.

En periodismo, el trabajo es colectivo. Es cierto que cuando nació Euskaldunon Egunkaria, en 1990, su situación económica era muy difícil; nació con mucha ilusión, pero muy mal de dinero y en cuanto al conocimiento del oficio. Para cuando yo llegué ya habían transcurrido tres años, y los que estaban de antes ya habían aprendido el oficio. Yo pasé el primer año trabajando muy humildemente, aprendiendo. Por otra parte, el bloqueo económico existente también se rompió en aquella época, lo cual nos dio la oportunidad de crecer. Aumentamos el número de trabajadores, de páginas y de suplementos. Fue el momento de estandarizar la oferta de Egunkaria. Al contrario que en épocas anteriores, empezamos a funcionar como un periódico normal. Por ejemplo, no habíamos podido hacer el seguimiento directo de los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, pero nos propusimos el objetivo de estar en los de Atlanta de 1996. Yo quería que nuestros periodistas estuvieran al lado de los mejores periodistas del mundo, para que pudieran contar directamente a nuestros clientes las hazañas de Carl Lewis. Y queríamos transmitir todo aquello bajo nuestro propio punto de vista, y no a través del filtro español, y, a la vez, considerábamos necesario establecer nuestros propios criterios: Para nosotros no era una noticia llamativa el que un atleta de Sevilla consiguiera una medalla. Es decir, que nuestro periódico debía estar en todos los sitios en que estaban los demás.

En 1995 se celebró en el Palais Rambouillet de París una gran conferencia internacional sobre el futuro de Kosovo, y nosotros estuvimos allí, porque queríamos que nuestros lectores vieran que por un euro el Egunkaria llegaba allí donde se producían noticias importantes. En nuestro caso, si un lector cambia de periódico para enterarse de una noticia, no solo cambia de idioma, sino también de país. Y ya sabíamos que eso de que nuestro periódico estuviese escrito en euskara, con el tiempo, iría perdiendo importancia para el lector, y que teníamos que buscar calidad, la misma que se le exige a un diario en cualquier idioma. Sin olvidarnos, claro está, de que Egunkaria era una publicación identitaria. Hicimos todo un recorrido con esa idea... hasta que nos cerraron en febrero de 2003.

¿Y consiguieron su objetivo? Es decir, veinte años después, ¿se ha estabilizado el conjunto de lectores en euskara?

Podríamos cifrar el número de consumidores en euskara en unos 12.000. Con ellos tenemos que hacer todas las variaciones que se pueden dar en cuanto al consumo de productos en euskara. Por ese lado se da un déficit, ya que el número de consumidores en euskara no crece en la misma medida en la que lo hace el número de euskaldunes. ¿Cumplir los objetivos? Lo que hemos hecho ha sido crear un sólido grupo mediático: ahora tenemos un periódico nacional, tenemos los periódicos locales Hitza, tenemos Hamaika Telebista, nuestra presencia en Internet es importante... Nuestra expansión es cada vez mayor. No estamos mal posicionados para los cambios que van a venir y que ya están viniendo. Pero somos pequeños. Los vascos en total somos alrededor de tres millones. De ellos, ochocientos mil dicen saber euskara... pero eso no quiere decir nada. Nosotros, dentro de las cifras de consumo en las que nos movemos, no estamos tan mal, pero tampoco podemos estar satisfechos, porque aún hay muchos miles que no hemos podido atraer al terreno del euskara, aunque cumplan las condiciones para ello.

“Me gustaría que hubiera más periódicos en euskara en los quioscos. Si hubiera competencia se leería más. La abundancia de oferta atrae nuevos lectores.”

Foto: CC BY - www_ukberri_net.

Consideramos algo normal que la prensa escrita en euskara no tenga competencia, en lo que respecta al mercado; pero, al mismo tiempo, el hecho de existir un único periódico, ¿no frena el número de lectores?

Seguro que sí. Si hubiera competencia se leería más. La abundancia de oferta atrae nuevos lectores. La suma total daría un número mayor de consumidores. El asunto es si nuestro mercado da para más periódicos. En nuestro caso, dado que somos el único periódico, intentamos hacer un diario cómodo para leer en euskara y tenemos que cuidar a los lectores de todas las ideologías que quieran leer en euskara. Tenemos que conseguir una razón diaria para que vengan a nosotros. Muchos euskaldunes que no están con nosotros leen periódicos en otras lenguas. Yo estoy seguro de que, si esos periódicos en otras lenguas ofrecieran una versión clónica en euskara, la mayoría de sus lectores, aun siendo vascoparlantes, no leerían esa versión en euskara. No debe haber mucho dinero en el terreno del euskara, de lo contrario esos medios habrían hecho la prueba hace tiempo. Un gran grupo mediático de aquí que todos conocemos sacó una revista, con unas enormes ayudas públicas... y ya sabemos cuánto duró. Era un producto muy corriente, adecuado para el consumo. De cualquier manera, me gustaría que hubiera más periódicos en euskara en los quioscos. Sería una buena señal desde un punto de vista sociolingüístico y traería una gran policromía a la oferta en euskara. Además, cada cual podría seguir su propia línea editorial.

El mundo del periodismo se encuentra ante una gran incógnita: ¿El futuro? La ventaja del euskara puede consistir precisamente en su pequeñez: en este contexto, al no existir competidores, habrá menos altibajos en la cuenta de resultados...

Cuando hay un terremoto, los edificios altos, aunque estén más preparados, tienen más oscilaciones. Es más difícil que caigan los pequeños. Ahora que viene una crisis para los medios de comunicación, yo digo: “Bienvenidos al mundo de la crisis”, ya que nosotros siempre hemos estado en crisis. Con una plantilla reducida, pocos productos, sin poder pagar a los colaboradores lo que se merecen, con salarios de subsistencia... Por lo tanto, siempre hemos estado en el terreno de la crisis. Para nosotros no es sencillo apretarnos el cinturón, pero estamos acostumbrados. Nuestra principal preocupación, sin embargo, es la crisis sociológica que se da en todo el mundo. El consumo está cayendo, la gente pasa cada vez menos tiempo consumiendo información. Prefiere las ofertas de pequeño formato, tanto en diarios como en radios y televisiones.

Con esa crisis que hay, lo que nos preocupa es cómo nos vamos a quedar, con un idioma pequeño como el nuestro. Hace unos veinte años, sabíamos cómo queríamos ser. Teníamos algunos modelos de fuera: New York Times, Clarin, El Pais, Le Monde... Esos modelos están cayendo ahora y no surgen alternativas, ni siquiera en inglés. En el mundo hay cuatro idiomas mayoritarios —inglés, español, chino y árabe— que se hablan también fuera de sus estados; luego, hay idiomas estatales, que son minoritarios pero no minorizados: el danés, el holandés, el italiano, el francés... Estos idiomas estatales tienen todas las ventajas y, por ejemplo, sabiendo solo italiano puedes vivir en Italia. Te sentirás cómodo al cien por cien y no te faltará de nada. Luego vienen las lenguas sin estado, y tenemos miles de ellas en el mundo, algunas con reconocimiento social y otras sin ningún desarrollo. De ellas, la que mejor está, seguramente, es el catalán, y los segundos mejores podemos ser nosotros.

Si en el primero de esos grupos de lenguas las torres gemelas ya se están cayendo, si en el segundo también tienen graves problemas —por ejemplo, el danés se ha eliminado de yahoo, porque consideran que todos los daneses saben inglés—... ¿Qué nos queda a nosotros? La pequeñez puede ser una ventaja, pero ¿por dónde tenemos que tirar para sobrevivir? Nuestro problema actual es la falta de modelo.

“Las nuevas tecnologías pueden favorecer al euskara. Hace cuarenta años, cualquier ventaja tecnológica del mundo de los medios de comunicación, al pobre, lo dejaban pobre, y al rico, rico.”

Foto: CC BY - www_ukberri_net.

Supongo que la vía de de Internet no será provechosa para Berria. Pero hay que estar “ahí”... Estoy convencido de que las nuevas tecnologías pueden actuar (y actúan) a favor del euskara. Pero Berria deberá cambiar su estrategia, como la han tenido que cambiar otros periódicos...

Sin duda, las nuevas tecnologías pueden favorecer al euskara. Hace cuarenta años, cualquier ventaja tecnológica del mundo de los medios de comunicación, al pobre, lo dejaban pobre, y al rico, rico. Hoy en día, Internet nos trata por igual a todos. Nosotros hacemos en Internet muchas cosas que no realizan los medios en castellano, gracias a la tecnología digital. Por ejemplo, ofrecemos ruedas de prensa en directo. Nosotros no le tenemos miedo a la tecnología. Pero al periódico de papel, a corto plazo, le puede perjudicar, mientras que a la marca Berria le favorece, porque atrae a un número mayor de gente a Berria. Pero los consumidores de ese crecimiento no pagan. ¿Que tenemos que buscar alguna fórmula? Claro. Desde el momento en que somos un producto identitario deficitario, tenemos que llegar al público explicando que la oferta digital tiene sus límites financieros. Tenemos claro que hay que incorporar a nuestro producto las últimas ventajas de las nuevas tecnologías. Y puedo decir que no andamos nada mal en ese sentido. Pero el reto actual es el modelo de negocio. Nosotros no somos editores familiares, quiero decir que no nos limitamos a los medios de papel, de ningún modo. Cerraríamos el papel mañana mismo si el negocio viniese con nosotros a los nuevos soportes, pero hoy en día esto es imposible, ya que el papel no puede desaparecer de un día para otro.

Creo que los medios en euskara tienen que recorrer todavía un camino más largo que los de otros idiomas para poder hacer el cambio...

Más largo, sí, pero para todos es corto. Y difícilmente nos vendrá el modelo de negocio de los grandes medios. Aún hoy, ¿cuántos periodistas hay en Libia arriesgando su vida, que trabajen únicamente para medios en Internet? ¿Quién tiene dinero para enviar cuatro periodistas al terremoto de Japón? Los grandes medios de siempre, claro. Es el negocio el que está cambiando, y en nuestro caso también, lo que antes era un provecho —poder leer el periódico en euskara— se ha convertido en una carga, ya que la misma noticia la puedes leer la víspera por Internet y sin pagar. Hoy en día no compran periódicos ni los propios alumnos de Periodismo.

Nosotros lo que tenemos es ilusión. La misma ilusión que se ha puesto en este país para tantos y tantos proyectos. Y también conocimiento, es decir, conocimiento del terreno en el que nos movemos. Pero es preocupante no tener un modelo en estos momentos, no para seguirlo por mimetismo, pero sí al menos para disponer de una referencia. Ahora que hemos llegado a reforzar nuestro producto —los medios de comunicación en euskara están más fuertes que nunca—, nos llega la crisis sociológica y, seguidamente, la económica. En dos años hemos facturado un millón doscientos mil euros menos por publicidad. Eso es criminal para nosotros. Pero seguimos adelante, para que la inspiración nos pille trabajando...

Para terminar, como periodista euskaldun, ¿cuál es su ilusión?

Que el ámbito de los medios de comunicación en euskara goce de una situación sólida. Eso sería bueno para el proceso de reeuskaldunización de nuestro país. Y que aumentara la oferta de publicaciones en euskara. Como periodista, me encantaría poder dar una gran noticia para nuestro pueblo, contando que por fin ha llegado la normalización política de nuestro país y que existe la posibilidad de desarrollar y solucionar el conflicto existente por parámetros exclusivamente democráticos y sin ningún tipo de límite. Pondría como titular que el pasado es pasado y que el futuro está en nuestras manos, sin injerencias internas ni externas. Creo que no estamos muy lejos de esa situación. Martxelo Otamendi Egiguren (Tolosa, 1957) En 1977 se inició en las tareas de euskaldunización: primero en la gau eskola de Tolosa, posteriormente en AEK y más tarde en el euskaltegi municipal. En 1984 tuvo su primera relación directa con los medios de comunicación en euskara, cuando le ofrecieron la oportunidad de escribir en la sección Egun on del diario Egin.Entre 1987 y 1989 pidió una excedencia de 2 años en el euskaltegi municipal de Tolosa para trabajar en ETB. Asumió la responsabilidad del programa Txoria dut maite. Posteriormente, fue director del programa semanal Aste ero. La principal tarea de Otamendi de entonces fue promocionar los trabajos de ETB. También se dedicó de lleno al grupo de euskara Galtzaundi de su localidad. Durante esos dos años tuvo la oportunidad de impulsar la producción interna de ETB y, después, se marchó a Boise (USA). De allí regresó al euskaltegi de Tolosa y, además, realizó el programa Babel durante un año. Más tarde abandonó el euskaltegi y empezó a dirigir el programa Egonean giro de ETB, en el año 1991, trabajo que desempeñó durante año y medio. Fue director del diario Euskaldunon Egunkaria casi desde el principio, desde junio de 1993 hasta que lo cerraron el 20 de febrero de 2003. Desde junio de 2003 es director de BERRIA.Fuente: berria.info
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