Teatro Paraíso es una compañía fundada en Vitoria en 1976. Una compañía de larga trayectoria... hagamos un poco de historia.
Estos 36 años quizá se podrían resumir como un proyecto ilusionante que ha ido creciendo día a día gracias al encuentro con el público. El público es un elemento muy importante para nosotros, de hecho es el motor de nuestro proyecto artístico. Somos una compañía que trabaja para la infancia y para la juventud, y no porque no sepamos hacer otras cosas, sino porque tenemos una clara vocación de buscar un camino de encuentro con un público tan específico como son los niños/as, los jóvenes, y por extensión con el público familiar.
Decía Lorca que la revolución del teatro vendrá del Paraíso, evidentemente no hablaba de nosotros, hablaba de la parte de arriba del teatro, la que habitualmente conocemos como el “gallinero”. Creo que de alguna manera estas palabras son un poco proféticas para nosotros. Trabajar para la infancia es habitualmente trabajar desde el gallinero, desde el lugar menos visible, desde el espacio socialmente menos importante. Para nosotros esta posición ha significado siempre un elemento de propulsión para renovar la escena teatral de este país. A lo largo de los años hemos hecho algunas aportaciones importantes y sugerentes en este campo, que nos ha impulsado también a desarrollar un proyecto de creación y formación de público significativo, que es referente a nivel nacional, y nos ha llevado a colaborar con un montón de festivales y proyectos europeos... Es decir, que el estar en esta parte menos visible, aunque no por ello menos importante, es la que nos ha dado la fuerza para crecer y mantenernos a lo largo de estos 36 años.
Se refiere a “la parte menos visible”, ¿con eso quiere decir que sea una labor de formar a los niños desde la infancia para que sean los espectadores del futuro, como si fuera un trabajo de base?
Para nosotros los niños y las niñas son espectadores en tiempo presente porque hoy también son personas. Cuando asisten a una representación están interactuando con esa creación artística desde lo que ellos son en ese momento como personas, desde su momento vital, desde su momento de crecimiento emocional, pero es cierto, además, que van a ser espectadores del futuro. Los hábitos, no sólo los culturales, se inculcan en la infancia y todos los desarrollos emocionales, de crecimiento, los desarrollos de inteligencia emocional se van a fraguar en las primeras edades. Es muy importante que podamos aportar a los niños y a las niñas elementos para crecer, para enfrentarse al mundo, para tener un desarrollo equilibrado. Las artes escénicas, que son un juego porque así se define también el teatro, son una herramienta imprescindible de ese crecimiento. No estamos hablando de algo prescindible, sino de algo totalmente necesario para nuestros niños y niñas, especialmente en la sociedad contemporánea.
El teatro para niños es ante todo TEATRO y no puede dejar de serlo en función de sus destinatarios.
Fotografía: Vuela si puedes. Teatro Paraíso
¿Una obra de teatro infantil necesariamente tiene que tener un elemento didáctico, educador?
Yo diría que no ha de tenerlo... Por una parte, cuando se hace teatro para la infancia, como cuando se hace un spot para la tercera edad, no es que tenga que ser didáctico, si no que para comunicarte con ese sector concreto de la población has de tener en cuenta el receptor de tu mensaje; su momento vital, su momento emocional, dónde están centrados sus intereses, con qué ojos va a mirar lo que tú le propones, desde qué ángulo y desde qué experiencia interpretan el mensaje. El teatro para niños es ante todo TEATRO y no puede dejar de serlo en función de sus destinatarios. Es más, ha de ser el mejor teatro que exista. Decía Stanislavsky, uno de los grandes teóricos de la historia del teatro, que el arte que se le debe dar a la infancia ha de ser el mejor arte del que dispongamos como sociedad. Además, según el tipo de arte puede tener objetivos de provocación, de reflexión, didácticos o de entretenimiento, pero sin abandonar su naturaleza primera.
¿Cómo podemos saber que la obra de teatro ha llegado, ha calado en el público? ¿Son los niños y los jóvenes un público exigente?
Depende de las edades; entre las criaturas de un año con las que trabajamos en los Proyectos Bebé y los adolescentes de 18 años hay una gran diferencia. Las formas de percepción son diferentes, pero siempre se puede palpar de una manera muy tangible. Los adultos por educación o por convención social podemos permanecemos en la sala a pesar de que no estemos disfrutando, aunque los actores también van a sentir que la comunicación no está funcionando. Es algo que se palpa, que se intuye, que se siente a través de la piel. Los niños, y cuanto más mayores son de una forma más clara, si no les interesa cortan el hilo de comunicación. Son muy inteligentes y no tienen tiempo para perderlo, necesitan seguir con su juego, con su aventura para seguir creciendo y seguir descubriendo el mundo.
Los adultos que trabajamos con la infancia tenemos la responsabilidad de abrirles ventanas, no nos conformarnos sólo con cosas que ya sabemos que van a funcionar, tenemos la obligación de descubrirles el arte y el mundo en su gran diversidad. Es como cuando formamos lectores, no nos podemos conformar con que sólo lean libros de ficción o libros poéticos... si no tienen la capacidad para leer otro tipo de cosas es que hemos hecho un desarrollo muy desajustado. Tenemos que ofrecerles todas las posibilidades para que conozcan las opciones que tienen. Luego crecerán y según sus gustos personales y sus experiencias vitales tomarán sus propias decisiones como lo hacemos tú yo.
Teatro Paraíso tienen proyección internacional y ha estado en escenarios de muchísimas partes del mundo. ¿Funciona igual una obra de teatro aquí y en Croacia? ¿Es un Lenguaje universal?
Diríamos que hay una parte que sí puede ser universal y está relacionada con aquello de que el teatro es juego y en todos los lugares del mundo los niños y las niñas juegan. Después, depende de los espectáculos. En los espectáculos para bebés los niños y las niñas de diferentes culturas y lugares se parecen mucho en la manera en la que se expresan y en los momentos en los que se emocionan porque todavía no soportan el peso del aprendizaje social. Sin embargo, cuanto mayor son, el peso de la cultura en la que se inscriben está más presente y por lo tanto, los códigos son distintos. También es cierto que el mundo está cada vez más globalizado y hay determinados tipos de lenguajes y de historias que pueden funcionar muy bien en este contexto.
La experiencia más amplia que tenemos en este sentido, es con el espectáculo para niños de 1 a 4 años “En el Jardín / Lorategian” que ha hecho más de mil funciones y ha recorrido toda Europa, además de la India, América del Sur o Estados Unidos, donde hemos estado hace sólo unas semanas. Es muy curioso ver cómo niños de culturas tan diferentes responden de una manera tan similar. Sorprende ver cómo los niños y las niñas de estas edades aplauden en algunos momentos para expresar sus emociones y no como reconocimiento a los artistas. En una función de este espectáculo en Singapur, por las características propias del país, tuvimos un público de 26 nacionalidades diferentes.
En los espectáculos para bebés los niños y las niñas de diferentes culturas y lugares se parecen mucho en la manera en la que se expresan y en los momentos en los que se emocionan porque todavía no soportan el peso del aprendizaje social.
Fotografía: En el Jardín/Lorategian. Teatro Paraíso.
Uno de los programas que tienen está dirigido a la formación del espectador. ¿En qué consiste esto?
Un espectador no nace, un espectador se hace. De la misma manera que existen los programas de fomento de la lectura para que se formen lectores con espíritu crítico o que tengan la capacidad de leer códigos diferentes; está este programa de formación al espectador al que llamamos “El arte de ser espectador”. Pensamos realmente que ser espectador es todo un arte, es algo que se aprende y por lo tanto también se enseña. Por ejemplo, la programación del teatro Beñat Etxepare de Vitoria-Gasteiz está construida pensando en un hilo que el espectador va a seguir a lo largo de los años. Podrá ver espectáculos de actores, de marionetas, de danza, con palabras, sin palabras... Existe además en este teatro una serie de acciones para impulsar el encuentro de los espectadores con las artes escénicas: hacemos encuentros con los artistas, trabajamos con la universidad para que los futuros profesores conozcan la herramienta con la que pueden trabajar la parte estética y emocional de sus alumnos, o cerramos la temporada con los Premios al Espectador. Éste es un momento muy hermoso en el que hacemos memoria de las experiencias vividas y ponemos en valor las miradas curiosas y singulares que los niños, niñas y jóvenes nos han dado sobre las creaciones artísticas que han visto.
Esta línea de creación y formación de público se ha desarrollado principalmente en el Beñat-Etxepare, pero también en las programaciones Eskolatik-Antzerkira de Bilbao y Donostia, todas ellas en colaboración con los respectivos ayuntamientos.
En el mundo de la cultura últimamente se está volviendo muy habitual quejarse: de las malas gestiones, de la reducción de subvenciones... se agradece que en este rato de entrevista nos hable de una manera tan positiva y con tanto cariño de su trabajo.
Nunca debemos olvidar por qué un día decidimos dedicar nuestra vida y nuestro desarrollo profesional a la cultura y a la infancia porque el deseo es el motor del desarrollo humano.
La legitimidad social y económica de nuestro trabajo procede de nuestra vinculación con el público. Creo sinceramente que es él el que nos la da fuerza. Acabo de colgar el teléfono de una llamada que he tenido en relación con la política cultural del Ayuntamiento de Vitoria que está siendo bastante nefasta. Siento que la compañía ha hecho un trabajo muy importante en relación con el público. En el teatro Beñat Etxepare hay 29.000 espectadores, en la programación Mitusu de Bilbao y Bizkaia hay 15.000, y otros 5.000 en Eskolatik-Antzerkira de Donostia, así que es el público quién da sentido realmente a nuestro trabajo. Creo que a pesar de los momentos difíciles vamos a encontrar una salida. Lo que necesitamos son gestores y políticos responsables que se pongan a nuestro lado para trabajar en reconstruir esto. Sabemos que los tiempos son difíciles, nadie lo está negando, pero tenemos la responsabilidad de encontrar respuestas. Me resisto a pensar que no hay soluciones, creo que las hay y que tenemos que encontrar los caminos para hacerlo porque realmente nos va el futuro en ello. Quizá nosotros estemos más acostumbrados a trabajar en esta situación y creo que aquí hay diferentes niveles de responsabilidad; la que se refiere a los estamentos más estatales, al Gobierno Vasco, a los ayuntamientos, a las Diputaciones... cada uno tiene su nivel de responsabilidad y hacer una tabla rasa para juzgarlos a todos no es justo.
El Ministerio de Cultura ha tomado un compromiso entorno a las artes escénicas, incluso ha validado a los responsables de las áreas de teatro y de danza que estaban en la etapa anterior, lo cual hay que agradecer porque significa que vamos a poder ir más deprisa en la toma de decisiones para poder sustentar una situación realmente difícil. Creo que el Gobierno Vasco está arrimando el hombro y está apostando por la cultura como desarrollo. Las Diputaciones tienen otro nivel de competencias, y aunque algunas están haciendo recortes importantes, mantienen una acción de sostenimiento de la cultura. Los ayuntamientos son los que tienen mayor responsabilidad en el nivel de exhibición que es la parte más afectada del sistema y en donde se necesita encontrar nuevos modelos de funcionamiento. Es cierto que hay que ajustar los presupuestos, eso está claro y todos los ciudadanos lo entienden, pero no podemos pensar que la cultura es un gasto, o que es solamente ocio y por lo tanto prescindible, porque estaremos desaprovechando todos los avances realizados en los últimos años.
Campaña El Teatro llega a la escuela.
Fotografía: Teatro Paraíso.
Entonces...
La cultura es un sector económico en primer lugar. Si dejamos de existir caerán puestos de trabajo y también la recaudación... traemos muchos impuestos, incluso los traemos de fuera. Nosotros, en Teatro Paraíso, estamos ahora mismo en un plan de internacionalización con el ICEX (Instituto de Comercio Exterior de España). Somos una empresa pequeña, pero como tantas empresas pequeñas que hay en este país. Atendiendo a lo que dice el señor Espinosa de los Monteros, Vicepresidente del grupo Inditex, y otros economistas, las empresas que tendremos más capacidad de generar empleo en el futuro vamos a ser las empresas de menos de 10 trabajadores y no las grandes corporaciones.
Creo firmemente que tenemos capacidad para crear futuro y para seguir hacia adelante siempre y cuando tengamos las herramientas para gestionar una relación con el público. El problema viene porque los teatros son de la administración y dependemos de ellos. En el caso de Vitoria-Gasteiz, hemos generado durante 18 años en colaboración con el Ayuntamiento, un proyecto singular de gestión público-privada que es referente en el Estado. Hemos sido capaces de generar demanda a partir de un proyecto conjunto en el que ambas partes han sabido aprovechar lo mejor del otro.
La colaboración entre el sector público y el sector privado es indispensable, desde mi punto de vista, para seguir manteniendo un servicio público de calidad en las artes escénicas. Las estructuras piramidales, y la administración lo es, dificultan mucho que se puedan generar otros tipos de proyectos que generen entornos económicos que puedan avanzar. Necesitamos repensar los modelos y no gastar el tiempo en batallas infructuosas de unos contra otros. Están los tiempos muy difíciles para todos los ciudadanos, nosotros somos parte del sector económico y parte de la ciudadanía, pero tenemos que encontrar un camino si queremos tener un futuro.
Es miembro del Consejo Vasco de la Cultura, del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, de la asociación Te Veo etc. y tiene una visión global no sólo de las artes escénicas, sino de la cultura en general, tanto a nivel local como estatal.
Necesitamos conjugar la cultura local con la internacionalización de la cultura, lo global con lo local. Teatro Paraíso ha vivido esa dualidad en sus propias carnes. Por una parte ha hecho una apuesta muy importante por echar raíces en el territorio, especialmente en Vitoria-Gasteiz, pero también en el entorno más próximo como son Bilbao y Donostia, y por otra parte, a lo largo del tiempo ha desarrollado un proyecto internacional realmente importante y significativo. Esto que puede parecer una contradicción nos ha ayudado mucho a crecer. El público local nos ha servido de espejo en el que nos hemos mirado de una manera muy crítica porque es fácil seducir a alguien cuando le ves una vez, pero cuando mantienes una relación de más de 30 años ya es un matrimonio de larga duración... “hay que seguir sorprendiendo”. Una parte importante del proyecto internacional es que hace que te coloques en una situación de confrontación con lo mejor de otros entornos y mercados a los que no todo el mundo tiene acceso. Situarte fuera de la protección de tu entorno natural, te da una dimensión bastante clara de tus fortalezas y debilidades como organización.
Esta vivencia particular de la compañía creo que puede aplicarse al conjunto de desarrollo de la cultura. En el futuro deberemos de incidir en los desarrollos locales reforzando las relaciones con los ciudadanos y con otras estructuras culturales y sociales sin perder la referencia de los desarrollos globales que se producen en los escenarios internacionales. La cultura no es prescindible, es un motor de progreso e innovación para la sociedad que apuesta por ella. Pilar López (Vitoria-Gasteiz) Directora de Teatro Paraíso, compañía con 36 años de trayectoria, donde ha desarrollado una intensa actividad de difusión del Teatro para la Infancia y la Juventud. Ha asesorado y dirigido programas relacionados con la creación de públicos y con la formación del espectador, para diferentes instituciones educativas y culturales. Es responsable de los programas teatrales y pedagógicos que se desarrollan dentro de la Campaña “El teatro llega a la escuela - un proyecto para álava” patrocinada por la Diputación Foral de álava, y dirige las salas de teatro para niños y jóvenes Beñat Etxepare de Vitoria-Gasteiz y Mitusu de Bilbao. También es responsable del Proyecto Bebés del Festival Internacional de Teatro de Vitoria-Gasteiz. Pilar López forma parte de los órganos directivos de dos Asociaciones Empresariales de Artes Escénicas: FAETEDA (Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza) y ESKENA (Empresas de Producción Escénica Asociadas de Euskadi). Además forma parte de las Juntas Directivas de la Asociación Te Veo (Asociación Nacional de Compañías de Teatro para Niños/as y Jóvenes) y de la RED MIRA (Red Española de Teatros para la Infancia y la Juventud). También forma parte de la Asociación Europea Small Size. Ha sido miembro del Consejo de Teatro del Ministerio de Cultura y en la actualidad es miembro del Consejo Vasco de la Cultura.