Roslyn May Frank. Investigadora: Empecé a interesarme por la cultura vasca gracias a un personaje del Quijote

2009-06-26

SILLERO ALFARO, Maider

Roslyn M. Frank nace en California, pero ha transcurrido casi toda su vida en Iowa, en el medio oeste americano. Realizó sus estudios en la Universidad de dicho estado obteniendo la titulación de “Major in Spanish; Minor in English, Russian”, y donde también obtuvo el doctorado en español, “una mezcla entre filología y literatura”. Los temas de especialización e investigación abarcan áreas tan diversas como los estudios vascos, la etnografía europea, las etnomatemáticas, la literatura latinoamericana o el feminismo... Roslyn M. Frank es una mujer muy agradable, y tiene tanto que contar, que podríamos haber estado horas charlando. Lo hacemos en español, aunque se le escapan frases en un euskara fluidísimo que lleva 5 años sin practicar.

¿Toda su experiencia profesional está unida a la Universidad de Iowa?

Sí. Comencé a estudiar en la Universidad a finales de los años 50 y he trabajado allí hasta hace poco, que me he jubilado.

¿Cuál es su primer contacto con la cultura vasca?

Fue a principios de los años 70, cuando estaba en clase enseñando el Quijote y apareció el personaje vasco del libro. Y así es como empecé a interesarme un poco en el tema del euskara. Estaba sorprendida y me preguntaba cómo después de tantos años de estudio de la cultura española nadie me había contado nada sobre el euskara. Así que me apunté a un programa de becas que traía estudiantes estadounidenses a Burgos. Yo en realidad lo que quería era venir a Euskal Herria, así que aproveché que me pagaban el viaje y me vine. Esto fue en el año 73 y poco después me di cuenta de que me iba gustando bastante y de que quería hacer trabajo de campo. Pero claro, para eso había que estudiar euskara...

¿Y entonces comenzó a estudiar euskara desde Iowa?

No exactamente... lo que hice fue coger un libro. Imagínate, en aquella época tampoco existían muchos libros para aprender euskara, así que como pude y con un diccionario me puse a estudiar superficialmente.

Después volví a venir en el año 80 y me apunté a un euskaltegi. La primera vez fui a Zegama a un cursillo de dos semanas. Yo tenía poco tiempo, mi estancia aquí era corta, y quería asistir a ese curso, pero la verdad es que no tenía el nivel. Entonces convencí a los maestros del cursillo de que me dejaran estar presente, aunque no pudiera hablar. Y efectivamente, ¡pasé dos semanas sin hablar! Después, me apunté para otro cursillo... y después ya sí supe un poquitín más.

En un periodo de dos o tres años pasé por tres barnetegis. Luego, lo que hacía para aprender era traer a euskaldun zaharrak a mi casa. Yo les decía “puedes venir, me hablas en euskara y yo te dejo mi casa”. En definitiva, era un intercambio, ellos querían aprender inglés y yo euskara. Pero era muy bonito porque muchas personas que ahora tiene cierta relevancia estuvieron allí, como Lourdes Oñederra, que estuvo en casa de mi hija... Pero de esto hace ya más de 20 años.

Es una buena forma de aprender tanto el idioma como la cultura.

Sí, sí. Y además siempre he tenido modelos muy buenos en los que fijarme. Y esa es la historia de cómo empecé a hablar el euskara.

¿Y recuerda cuál fue su primera investigación de tantas que ha realizado sobre la cultura vasca?

Durante muchos años, y te aviso que esto va a parecerte algo como muy loco, me interesé por los números, las medidas que se usaban en Euskal Herria. Anteriormente ya me había llamado la atención el uso de las medidas del 7 y del múltiplo de 7. ¡Así que pasé como 15 años detrás de esto! Este fue uno de los primeros proyectos y donde encontré por primera vez lo del número hamalau.

Cuéntenos eso del número hamalau...

Yo pensaba, “hamalau significa algo más que un número” y un amigo de Oiartzun, Iñaki Arbelaitz, que era ingeniero, me decía “es el número más grande que puedas imaginarte...” Y yo pensaba “pero ¿por qué catorce? Detrás de esto tiene que haber algo...”

Luego observaba que cuando los hombres euskaldun zaharrak se encontraban uno le decía al otro: “Zer moduz?” y el otro contestaba “ondo esan beharko” o “hamalau bezain ondo”. Y al final me di cuenta de que hamalau era un medio ser. También existe el dicho “él cree que es hamalau con alkandora”. Y luego conocí a una mujer guipuzcoana que decía “todos los vizcaínos se creen hamalau”. De esta manera entré en el tema de hamalau, hasta que por fin alguien me dijo, “¿pero tu no has leído el cuento de hamalau, verdad?” y yo le contesté que no.

Yo tampoco lo he leído Roslyn...

Es un cuento de una mujer de Irati que va al bosque y se encuentra con un oso. Surge “algo” entre ellos y se va con él. Al tiempo nace un niño, que es el niño hamalau, o hartz-ume, y es mitad oso, mitad ser humano. Esto se entronca con otra cosa que yo también había oído, que antiguamente los vascos creían que descendían de los osos. Y eso también se refleja en el cuento. Trabajé sobre el tema y descubrí que este cuento está presente en toda Europa.

¿Así que no es un cuento exclusivo del País Vasco?

¡No, no. Ni mucho menos! En algunos lugares, como en los Pirineos, hay fiestas de osos y representan un capítulo del cuento, pero en realidad ellos no saben de la existencia del cuento. Así que durante 30 años he ido por distintos lugares de Europa hablando con personas que trabajan en el folklore.

¿Y en qué lugares ha encontrado “el oso”?

Por ejemplo, en Polonia tienen el oso, tienen el cuento... y esto se emparenta con lo de aquí. Pero, ¿cómo se explica que encuentres esto en Bulgaria? Hay un problema de cómo explicarlo. Por ejemplo, en el caso de Cerdeña, los hombres que participan en la fiesta del oso se llaman mamuthones. Date cuenta “mamu” (fantasma en euskara)... y además, se disfrazan muy parecido... Allí, en Cerdeña, también se mostraron muy interesados por esto y he dado varias ponencias en Italiano, sardo, inglés... también han publicado varios artículos míos en cuanto a la relación que hay entre el folklore sardo y el folklore vasco.

En su curriculum vemos que habla con fluidez inglés, español y euskara, pero que también se defiende con el ruso, alemán, francés, italiano, portugués...

Yo había estudiado otros idiomas, ¡hasta había enseñado ruso! Y en el doctorado tuve que aprender varias lenguas romances también. Así que cuando llegué al euskara ya sabía varias lenguas. El euskara fue el último de... ¿cuántos? no sé.

En sus áreas de investigación hay temas muy diversos que van desde la literatura hasta las matemáticas, pasando por la etnoastronomía... ¿cómo se interesa por temas tan distintos?

Bueno, parecen distintos, pero ¡ten en cuenta que hamalau es un número (risas)! Hay algo que te va dando una pista de que antes, cuando inventaron el mito del oso, ya estaban trabajando con el sistema matemático si no, ¿por qué le iban a dar el nombre de catorce? De verdad, que aunque no lo parezca todo está relacionado.

La etnomatemática es un sistema de medición que se utilizaba antes aquí. Hemos estudiado estas unidades y hemos llegado a reconstruir todo el sistema. Imagínate que fuera como un reloj, con todos sus engranajes y piezas que, al rehacerlo, los engranajes se pudieran enganchar de una sola manera, no de dos. Lo vas haciendo poco a poco y encuentras cómo era el sistema antes. Este es un sistema fascinante que se usaba muchísimo tiempo atrás en la cartografía, la navegación... y eso se puede apreciar. No tenemos documentos de fechas tan antiguas, pero se puede ver. También parece que se usaba este sistema en el mediterráneo, por toda la Cornisa Atlántica, pero es aquí donde se ha guardado.

¿Cuál es el motivo de su visita a Euskadi, Roslyn?

Realmente estoy aquí porque me invitaron a Lisboa para hablar de los Sarobes. Parece que puede haber una relación entre los recintos que usaban los pastores de aquí, digamos los protosarobes, y los cromlechs.

Pero, ¿también ha investigado los sarobes?

Sí... Comencé porque en los Fueros hay un capítulo en el que se explica cómo se mide un sarobe. Estaba empezando en esto cuando me encontré con Luis Mari Zaldua, hace ya casi 20 años, y comenzamos a intercambiar información.

¿Y qué fue lo que le interesó de los sarobes?

A mi lo que me ha interesado especialmente es la geometría. Por ejemplo, su orientación hacia los puntos cardinales, por qué hay algo que parece una rosa de los vientos, por qué seguían haciendo esos recintos octagonales con 8 piedras y mirando al norte. Y todo eso ¿para qué? Igual querían saber dónde estaban, o querían saber de dónde salía el sol... si tenían todo eso medido y todos tenían el mismo tamaño, podían estar en cualquier parte y saber dónde estaban. También podían, en un sentido, medir el horizonte... Y en eso estamos ahora, trabajando con varios matemáticos, astrónomos... pero no de aquí, en este caso de fuera del País Vasco.

Me interesaría hablar algo sobre el feminismo, porque también es un tema en el que ha trabajado.

El primer trabajo que hicimos en esta área fue sobre los Fueros de Iparralde, del siglo XVI, y consistía en hacer un rastreo de todos los artículos para conocer cuál era el papel de la mujer y los derechos que tenía. Tengo que decir que parece que hay mucha gente que no ha hecho esto, porque la gente piensa que sólo heredaba el primero de los hijos nacidos, pero si sigues leyendo, más abajo, vas a ver que dice que puede ser mujer u hombre.

Otro tema que me interesaba mucho era el de la serora, esta mujer mayor de la Iglesia que era la encargada de dirigir los ritos... Entré en eso con la morfología de la serora, cuáles eran sus funciones, de dónde venían estas funciones etc. Al mismo tiempo yo sabía que había un grupo de mujeres que data del siglo XI-XIII a las que se les llamaba begiñas. Lo que yo veía era que las begiñas no eran brujas exactamente, más bien estaban ligadas a la Iglesia, pero siempre tenían problemas porque andaban muy libres... Me llamaba la atención la relación entre las begiñas y la serora, así que lo estudié y publiqué un artículo hace varios años ¡hasta en euskara!. Lo que llamaba la atención es que si comparas la función de las begiñas con las de las seroras se ve que las funciones son muy parecidas. Pero hay que tener en cuenta que las begiñas eran atacadas acusándolas de brujas, pero eran maestras, enseñaban las lenguas francas cuando solamente era el latín la lengua de la Iglesia, eran curanderas, sabían de hierbas...

Resulta que al final encontré en un archivo de Baiona una descripción de la serora y allí ponía que sus ayudantes se llamaban braiñas... ¿Te das cuenta de la semejanza entre la palabra braiña y begiña? Y algo de eso también aparece en el Quijote, por cierto. Dicen que la etimología de esta palabra puede tener origen en un santo llamado Bega, pero el caso es que hay documentos firmados por las mujeres begiñas un siglo antes de nacer este santo, por lo que eso queda descartado. Siempre he querido averiguar cuál es la etimología de la palabra begiña y este hecho también me impulsó a estudiar más euskara. Poco a poco vi que venía de “belar-gina”, “begiña”, “bragiña”.

Pero luego está la complicación de que este movimiento de mujeres de la Edad Media está aquí, pero ¡también en toda Europa! Roslyn M. Frank (California) Roslyn es Profesora Emérita en el Departamento de español y portugués de la Universidad de Iowa, especializándose en estudios vascos, lingüística cognitiva, etnografía Europea, etnomatemática, etnoastronomía y arqueoastronomía, tecnologías de la información y oralidad, ecocriticismo, cultura y civilización española y escritoras españolas. Pertenece a la Sociedad Europea de Astronomía en la Cultura, a la Sociedad Internacional de Arqueo y Astronomía en la Cultura, al Grupo de Estudio Internacional en etnomatemática, a Sociedad de Estudios Vascos de América y a Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos. Es editora de la Revista del Instituto de Estudios Vascos de Londres, Inglaterra y revisora, entre otras, de la revista Journal of Archaeoastronomy, publicada por la Sociedad Internacional de Arqueoastronomía y Astronomía en la Cultura (ISAAC), de la Universidad de Texas. Ha investigado e impartido conferencias en países como Alemania, Argentina, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chile, Colombia, Costa Rica, Dinamarca, Inglaterra, Estonia, Euskal Herria, Francia, Alemania, Grecia, Guatemala, Italia, Irlanda, Lituania, Mexico, Marruecos, Nicaragua, Panamá, Polonia, República de Malta, Rusia, Cerdeña, Escocia, Corea del Sur, España, Suecia, Países Bajos y País de Gales.
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