¿Cuál es la razón que le impulsó a dejar sus estudios universitarios y decantarse por el mundo artístico?
Nunca hay una razón concreta. Mis padres eran gente del campo. La única posibilidad que me ofrecía mi madre, que estaba empeñada en que estudiara para convertirme en lo que ella no había podido ser, era la entrada en un centro de estudios religioso. Así, me encontré en Pamplona, con el mundo urbano, en la convulsa década de los sesenta. Tuve una formación muy sorprendente, avanzada y progresista. Siempre les agradeceré a mis padres esto. Comenzó la Transición, mi padre llegó a ser portero de una finca urbana y me di cuenta de que la arquitectura no tenía que ver con la realidad: Los ascensores no bajaban hasta el garaje. Y esto hundía las teorías que a mí me enseñaban en la Escuela de Arquitectura. Políticamente fueron años muy activos y yo los viví con mucha pasión. Empecé a creer que ser arquitecto era ser un gran dictador que ordena la forma de vivir de la gente, me fui a Barcelona y me di cuenta de que ser aparejador tampoco era la alternativa que buscaba. Creo que la única salida que me quedaba era el humor. Necesitaba comer y se me ocurrió hacer una baraja de cartas para la revista “El Jueves” que resultó muy acertada. Esta experiencia me ayudó a entender que todo es un juego, que la democracia es un juego con nuevos personajes y protagonistas. Y es que, en el fondo, un humorista es un profundo escéptico.
Al principió también hizo pancartas para las Peñas de San Fermín.
Yo vivía en un pueblo de 50 habitantes y el llegar a una ciudad, Pamplona, al principio de la adolescencia fue un problema. Yo veía la fiesta como espectador, la había visto desde niño. Siempre me han encantado las pancartas de San Fermín, me parece que son los grandes mástiles de la extravagancia. El hecho de que una ciudad tan triste y recatada durante el año se convirtiera en una explosión tan increíble en el verano me sorprendía mucho. Dibujar las pancartas de San Fermín me parecía algo mágico. Es que todavía me parece mágico el concepto del toro, ese ser tan noble y bravo que arremete contra todo el que le rodea. Ese concepto me parece muy surrealista. Y está en la parte más intelectual de los años treinta: Picasso, Alberti … Todos hablan del mundo del toro. Este hecho me parece surrealista, como me parece surrealista que la iglesia católica permita que un borracho se juegue el tipo delante de un toro y esto quede justificado después de rezarle al santo. Me parece una prostitución, mis pancartas fueron precisamente contra el sentido del toro y la segunda, que me tocó en la mili con el golpe de 23 F, me parecía que contra el grito de Tejero: “¡Todos al suelo!” era el “¡Levántate Pamplonica!”. Esta pancarta la hice estando en la mili en el campo de maniobras de San Gregorio y la tuve que pintar con vino. El agua escaseaba pero el vino era tan malo que siempre teníamos de sobra. Fue muy divertido.
¿Entiende el humor como instrumento político?
Entiendo que la clave del ser humano es la comunicación. Y no me refiero al lenguaje escrito, si no al lenguaje visual o gestual. El dibujo es la alternativa a las grandes frustraciones políticas o sociales que podemos tener. La esencia de la política es la de la vida social. El hombre no es capaz de llorar para sí mismo. A mí me parece muy divertido que un niño pequeño se queme la mano y si está solo se queda detrás de la puerta para romper a llorar cuando llegan los padres. Ahora, por ejemplo, nos han pedido hacer caricaturas del Quijote y a mí me parece que la mayor caricatura del Quijote es su caballo. Y la mayor caricatura de Sancho Panza es su burro. Esto quiere decir que el inconsciente le ha jugado una mala pasada a Cervantes, porque el caballo tiene un nombre muy rimbombante y el burro no tiene nombre. Sacamos una conclusión: No es que la utopía pertenezca a algo que elaboramos desde nuestra vida. Para vivir necesitamos pisar el mundo fantástico, el mundo de los sueños, de los dibujos, el mundo de lo imaginario. Los diarios infantiles no se empiezan a escribir, se empiezan a dibujar y el dibujo, la comunicación visual, es clave para la supervivencia.
Y, para pisar el mundo fantástico ¿hay que tener una determinada forma de ser?
Precisamente esa es la frase más importante que yo me he encontrado en Celedonio Otaño. Algo que Picasso lleva diciendo un siglo: Que los niños saben dibujar porque saben mirar. Los mayores, sin embargo, hemos castrado esa capacidad. La gran propuesta del diálogo de las civilizaciones es el cuadro con el que Picasso rompe la historia del Arte Moderno: Las cinco madres de los cinco continentes que son las Señoritas de Avignon. Parece que no lo queremos ver pero todo el análisis del siglo XX sobre lo que significa el vacío, si somos habitantes o habitados, toda esta reflexión viene de Oteiza, Chillida y de Dalí. Este año celebramos la entrada en Europa y hemos celebrado el Centenario Dalí. Resulta que el regalo que hace España a los demás países es un grabado de Dalí sobre el rapto de Europa, que justamente es el gran grito de Dalí de lo que decía Unamuno: Que había que españolizar Europa. Ahora los políticos se han olvidado de esto.
¿Se trata de aprender a reírnos de nosotros mismos, a pensar o a hacer pensar?
Es una falsa pregunta, porque ¿dónde está el límite? Nosotros vamos más allá de los límites de la lógica, de la razón, de la moral, de la propuesta que parece real, como dicen los políticos. Cuando vas más allá es cuando obtienes placer y satisfacción. Cuando esta ruptura es muy fuerte. Sin embargo, a veces es mejor no pensar mucho y hacer que esa ruptura no sea tan radical, y que te siga más gente. Pero esto no depende de la voluntad del creador, si no del nivel con el que te va a mirar luego el público. A quienes estamos trabajando no se nos puede pedir que controlemos eso, porque se nos escapa. Yo siempre pretendo romper o franquear algo, ir más allá. Eso nos produce satisfacción. Si esa satisfacción es muy fuerte, se reflejará en una risa muy fuerte, si no será simplemente una sonrisa, o el placer casi intelectual, que no es exactamente intelectual. Hay un libro maravilloso que dice que tenemos que dibujar con el lado derecho del cerebro. Esa es la parte más femenina y creativa.
¿Es el lado femenino el lado más creativo del ser humano?
Hace poco he leído unos libros fabulosos en los que se insiste en que no conviene decir hoy que la mujer tiene una mirada o una forma de crear distintas, y eso a mí me parece fundamental. No sé si esto será verdad, pero lo contrario sí: Que a lo largo de la historia y hasta el día de hoy la mitad de la población ha estado marginada; la mujer ha estado excluida del proceso creativo, de la parte que consideramos arte. Si ahora la mujer se va a incorporar habrá que pensar en una forma distinta de mirar las cosas. Pero es que esto es justamente lo que ya existía en el mundo primitivo. Lo que Picasso y toda la revolución del arte moderno nos plantean: La mirada de lo primitivo, que es la mirada de las grandes madres, de la creatividad, de la inspiración, de la intuición. Un mundo que desde Platón quedó subordinado a la caverna, al mundo subterráneo. Con Goya ocurre lo mismo: el dibujo es lo íntimo del pintor, no puede enseñarse. Es algo que va contra la moral, que no debe ser visto. Algo que forma parte del proceso de preparación pero que no es lo que se enseña. Esto es algo vital. Pero es que todos somos artistas.
¿Existe el don artístico? ¿Cree en él?
Todos lo tenemos, como el de cocinar. Pero hay que cultivarlo. Y ese don no es específico de castas especiales ni de sectas sacerdotales, es algo de todos. Hoy funcionamos en lo que llaman la sociedad de la diversión y de la comunicación, en el mundo de la publicidad y, curiosamente, hay analfabetos visuales. Pero es que toda la enseñanza está montada sobre un proceso racional. Me parece divertido observar como cuando alguien va a elegir entre dos marcas de coches se siente satisfecho. Si por el contrario tiene más alternativas se agobia. No somos capaces de aceptar lo diverso. Si hay un problema habrá una respuesta, todo tiene que ser lineal, no existen las cosas múltiples. Yo en Pamplona me divertí muchísimo un año en el que en uno de los encuentros de arte se colocaron kilómetros de ropa tendida. Me pareció maravilloso. Había hasta cuarenta interpretaciones de lo que significaba la bandera de la intimidad frente a la bandera abstracta que soporta la ciudad como algo ecologista, como un tender a la naturaleza, a lavar los trapos sucios dentro, lo que significa la suma, que es la ropa de cada uno.Todo esto estaba expuesto ahí, en una obra que tenía muchas interpretaciones. Y la gente se sentía ofendida porque no nos han educado para entender el carácter múltiple que tienen muchas cosas. No hay solo una respuesta y lo válido no es solamente una cosa. Será lo válido en este momento, pero cuando cambien las circunstancias otra alternativa puede ser válida, otro punto de vista.
¿Se considera afortunado?
Sí, claro que sí. Vivir de lo que a uno le gusta es un placer en este mundo.
Cada vez hay más posibilidades, se abren más puertas...
Me encanta ir a dar charlas a las facultades de Bellas Artes, a talleres o ir a dibujar a las cárceles. En las facultades de Bellas Artes yo les digo una cosa: “Se puede vivir de esto”. Y es justo lo que no se creen. En la cárcel ocurre lo mismo, donde yo les digo que ellos, los presos, son los únicos que creen en la imaginación.
Pero existe el peligro de confundir el esfuerzo del proceso creativo con la tentación fácil del escándalo.
Sí, es cierto. Pero todavía hoy siguen sucediendo casos sorprendentes. Yo he tenido a Mikel Urmeneta entre mis brazos. Ahora me parece maravilloso lo que ha logrado, sólo porque se ha dado cuenta de que una fiesta como la de Pamplona tenía un diseño muy cutre para vender fuera. Hoy es uno de los artistas que más factura a nivel europeo. Me parece una lección magistral.
¿Cómo se definiría a sí mismo Jesús Zulet?
Como caricaturista. ¿Cómo demonios conseguimos que algo se parezca a algo desde la deformación? No nos reconocemos porque somos idénticos a uno si no por lo diferentes que somos a los demás, a la norma. Entra en el juego de la magia que significa reconocer, identificar. Eso es algo maravilloso también en las palabras, en el conjunto de los conceptos. Lo curioso es que tú coges veinte caricaturas por veinte autores distintos sobre un mismo personaje, todas identifican a la misma persona pero no tienen nada que ver. Esto es maravilloso y algo todavía fascinante, algo que los ordenadores todavía no pueden hacer. Pertenece a una de las cualidades más propias del ser humano. No tiene que ver con la lógica, se trata de otra cosa.
¿Cuál es la utilidad de la caricatura?
La caricatura apela a un concepto de objetividad, de verdad y de identificación que siempre va más allá de las apariencias. Pero es que siempre hay un más allá, siempre se puede seguir deformando, estirando, exagerando. Nunca es la misma caricatura, aunque se trate de la misma cara. Porque hablamos del recuerdo. Mi madre murió y yo recuerdo de mi madre unas trazas, recuerdo las pintas que tenía, la identifico por cómo iba andando… Yo creo que no recordamos un retrato o un gesto exacto, recordamos una caricatura de las personas.
¿En qué medida han determinado los medios en los que ha trabajado su forma de dibujar, de expresarse?
Uno nunca tiene total libertad, pero tiene que pelear por ganarse esa libertad. Yo me he visto en un juicio de la Audiencia Nacional por injurias al Rey por dibujos. Me pedían muchos años de cárcel. Era el año 86 y la viñeta salió en la revista “El Cocodrilo”. Estábamos inmersos en el Referéndum de la OTAN y salieron algunos rumores. Los rumores siempre tienen que ver con lo que determinados grupos tratan de influir en la opinión pública. Así, se extendieron los rumores de que el Rey tenía cáncer de testículos y de que Felipe González estaba liado con una nieta de Franco. Carnaza para una publicación satírica. La revista tituló: “Más nieta que las gallinas” y “Los testículos de Juan Carlos I en buen estado”. Yo era el que más pena arrastraba por los dibujos. Estuve dos años en libertad provisional sin poder salir fuera de España, con una fianza. Ahora me río, pero lo pasé mal. Mi abogado demostró cosas más fuertes que lo que yo había hecho: cómo en un medio de comunicación británico publicaron una imagen en la que Thatcher salía con forma de perro lamiéndole el culo a Reagan. Quisimos demostrar que se hacían cosas más fuertes que lo mío y que estaban permitidas. Tuve que llevar hasta una televisión porque la Audiencia Nacional no tenía medios audiovisuales. Esto ocurrió con las leyes de la democracia.
¿A que se dedica en la actualidad?
Ahora me dedico a dibujar para el Grupo Vocento. En la Universidad de Alcalá crearon una fundación que trabaja el humor gráfico y hemos creado una red que se llama “Humoraula” en la que hay gente de distintas universidades y de diversos campos que trabajan con el humor, como Payasos sin Fronteras, psiquiatras, enfermeras, pedagogos, compañeros que dirigen un museo de la caricatura en La Coruña, nuevos portales de Internet como “Tebeosfera”.
¿Tiene algún deseo profesional sin consumar?
Yo quería hacer un programa de muñecos y fracasé. Me gustaría que en muñecos pudiéramos hablar con nuestra conciencia imaginaria, con grandes personajes del arte que han muerto. Me gustaría hacer humor sexual con grandes penes paseando por la calle. No hay humor sexual en televisión. A mí me gustaría hacer un humor sexual serio. Hoy la goma-espuma y las nuevas tecnologías nos permitirían hacer cosas fantásticas. El campo da mucho de sí. También me encanta el mundo de los niños. Pero de momento sigo dibujando.
Además de ser su medio de vida, su profesión es una forma de vivir la vida… Sí. Hay una frase de un autor inglés que dice: “Lo más duro de mi trabajo consiste en convencer a mi mujer de que estoy trabajando cuando parece que sólo miro por la ventana”. Lo peor que hay es el miedo al miedo. Jesús Zulet Izura (Pamplona, 1956) Jesús Zulet residió durante su infancia en el pequeño pueblo de Olcoz. Inició en Pamplona y Barcelona estudios de Arquitectura y aparejador y en 1981 se estableció en Madrid. Se estrenó en la sátira gráfica cuando realizó varias pancartas para las peñas de San Fermín. Por entonces firmaba como “Zul”. De inmediato se convertiría en un profesional del mundo gráfico, colaborando como dibujante y diseñador en diversos medios de comunicación como El Jueves, Diario 16, Pueblo, Disco Show, Diario de Navarra, El Cocodrilo, Navarra Hoy, La Golondriz, Eguna, Deia… También se especializó en la construcción de muñecos, caricaturas y marionetas de diversos tamaños y distintas técnicas instrumentales para TVE. Con la productora Videomedia creó múltiples muñecos para la televisión portuguesa y para Asegarce, un muñeco para el popular programa gastronómico de Argiñano. También ha trabajado en el campo del diseño industrial, elaborando dibujos humorísticos para mecheros, pelotas y balones. Durante tres años (1983-86) trabajó como director de arte en la agencia publicitaria madrileña Publinsa. Desde 1990 realiza caricaturas y el dibujo editorial diario de los periódicos del Grupo Vocento (antes Grupo Correo) Es apreciable su labor en el desarrollo de las actividades que organiza la Fundación General de la Universidad de Alcalá durante los últimos años.