En octubre le nombraron presidente de la asociación Bioética, un honor, teniendo en cuenta que usted ha sido la primera persona del país en obtener el master en ese campo, ¿cómo lo ha vivido?
Lo he recibido con gran responsabilidad. Esta asociación tiene unos diez años y, al fin y al cabo, en ella nos juntamos, sobre todo, gente de mentalidades variadas. Nuestra asociación no es monolítica, es muy plural y hay gente de muy diversas mentalidades y puntos de vista.
En general no publicamos informes ni declaraciones públicas. En nuestra opinión, la labor de la bioética es sobre todo deliberar, crear debate entre quienes tenemos distintas actitudes y llegar al mayor acuerdo posible.
Por lo tanto, una gran responsabilidad. Ha habido otros dos presidentes antes que yo, un cardiólogo y un neurólogo, dos personas con una gran base bioética; el nombramiento me lo he tomado de forma responsable.
Foto: Javier Bergasa (Grupo Noticias).
¿Cómo influirá en su vida cotidiana?
Yo dedico muchas horas a la bioética, desde que me metí en el campo de la ética me ha atraído la bioética y paso mucho tiempo leyendo y pensando sobre el tema.
Y no sólo dedico el tiempo a leer y a pesar, sino también a ponerme en contacto con la gente que hay en el estado y, de alguna manera, a dirigir las deliberaciones en torno a este tema. Por tanto, además de mi trabajo normal me dedico también a todo esto. Más trabajo, pero que se hace a gusto; es trabajo al fin y al cabo, pero se hace a gusto.
¿Cuáles son las líneas principales de la bioética? Es decir, ¿qué es la bioética en pocas palabras? ¿Cómo la entiende?
La bioética es la ética aplicada, ética aplicada a las ciencias de la vida. Bioética viene de griego bios y ethos. Bios es vida, pero a la hora de hablar de la vida existen dos corrientes; una defiende la sacralidad de la vida y la otra la calidad de la vida, y en cierto modo hay un conflicto entre ambas.
Hoy en día se ve claramente: aborto sí o no, qué son los embriones, la ingeniería genética... esa es una profunda confrontación de nuestra sociedad, al mirar la vida desde esas dos perspectivas.
Por otra parte, ethos, la palabra ética ya contiene esa paradoja. Por una parte, la ética son las costumbres, el folclore, la tradición, la actitud que mantiene nuestra sociedad consigo misma; pero la ética también es la evolución de la excelencia, la llamada para hacer las cosas no ya bien, sino de la mejor manera posible. Lo que a veces nos lleva a actuar en contra de las costumbres y la tradición.
Por tanto, eso que en principio parece tan fácil, al empezar a reflexionar sobre qué es la vida y al empezar a analizar qué es la ética, se abren caminos muy amplios.
¿Por qué la bioética? ¿Qué le impulsó a sumergirse en la bioética?
En principio, porque la bioética es muy importante en el seno de la medicina. Hay que pensar que la bioética la inventó un biólogo en torno a 1970. Este biólogo, Potter (Van Rensselaer Potter), decía que el mundo necesitaba la bioética. Que para poder mantenernos en el planeta los que hemos vivimos y vivimos en él teníamos que reflexionar sobre el mundo de otra manera. Y esa reforma era la bioética.
Esto ha influido mucho en la medicina, en la relación entre médico y paciente, en la investigación médica, a la hora de elegir un tratamiento, etc. Cuando una persona se pone enferma, cuando se encuentra con el médico, surge un montón de problemas y, muchas veces, si no se analiza esa relación con calma, no te das cuenta de la cantidad de cosas, valores... que hay en juego.
Pero si se analiza más adelante y con calma, se ve que la relación entre el enfermo y el profesional de la salud es algo muy problemático, y ahí hay un montón de problemas bioéticos. Y no sólo en una clínica normal, es decir, cuando se tiene tos y se acude a un médico normal, sino en todos los campos que toca la medicina hoy en día: tratamientos, pronósticos... antes he mencionado la ingeniería pero, sin ir tan lejos, la definición entre la vida y la muerte, los transplantes, etc. Todas esas cosas están llenas de problemas bioéticos.
Al estudiar medicina, ¿la bioética es una de las asignaturas?
Por desgracia, no. Y tendría que serlo, porque los problemas bioéticos están ahí y lo que muchas veces sucede es que los médicos nos quedamos sin saber qué hacer, cómo decidir, qué decidir o qué valores tener en cuenta a la hora de tomar una decisión terapéutica.
Por desgracia, eso no se enseña en la mayoría de las universidades y por eso son tan importantes las asociaciones como la nuestra, que indican que esos problemas están ahí y que trabajan la bioética, la abren al público.
Pero no sólo hace eso. Además está metido en política, trabaja en el hospital de Navarra, es presidente de Euskal Kulturaren Elkargoaren (EKE) y aparece en los medios de comunicación con frecuencia... ¿es la vida que ha buscado o responsabilidades que le han llegado sin esperarlas?
La vida la hace uno mismo casi siempre y todo lo que haces lo has buscado tú de alguna manera. En su día decidí hacer medicina y la medicina me ha traído aquí.
Respecto al tema de la política, yo tengo cuarenta y pico años y mucha gente de mi generación nos metimos en política queriendo o sin querer. Las cosas han cambiado mucho, claro, desde que me metí en política. Empecé a los 18 años en un partido ilegal en ese momento, y es algo que me ha venido solo. Claro que yo he trabajado y le dedico muchas horas.
Aristóteles decía que el hombre es un animal político y yo estoy completamente de acuerdo con él. La política lo toca todo, yo no podría vivir apartado de la política o en un mundo apolítico. Al fin y al cabo las relaciones entre las personas son políticas. No estoy en ningún partido, soy una persona independiente y tengo mis opiniones. A veces estoy de acuerdo con unos y otras con otros... ahí estoy.
Sobre los medios de comunicación, cuando se tienen tantos años y se habla de estas cosas, te llaman de televisiones o revistas y es normal decir que sí a veces y aparecer opinando.
Respecto a EKE, vista la situación del euskera en Navarra, y la atención que ofrece el Gobierno al euskera, me lo tomo como una obligación. El euskera es una de nuestras lenguas y hay que defenderla, porque el Gobierno no lo hace como debería ni en la medida en que debería... así es mi vida.
Foto: Iban Aguinaga (Grupo Noticias).
¿Cómo organiza su tiempo para poder hacerlo todo?
No tengo hijos y el tiempo que dedica la gente de mi entorno a sus hijos lo dedico yo a estas cosas. Es cierto que cuando se ven estas cosas desde fuera parece que ocupan muchísimo tiempo, pero como en muchas otros aspectos, al principio sí que hay que dedicarle mucho tiempo, pero una vez que has entregado tiempo a varios escritores es más fácil.
Si dijera que no a alguna de estas cosas tendría que buscarme otras para poder llenar mi vida.
De todas formas, a mí me gusta mucho la tranquilidad, estar solo, leer un libro, escuchar música o dar paseos... es muy importante para mí, quizá porque complementa el resto de actividades.
El día tiene 24 horas, yo duermo 6, no más, y siempre se saca tiempo. Si organizas tu vida siempre se saca tiempo.
Antes lo ha comentado por encima, pero ¿cómo ve al euskera y a la cultura vasca en Navarra?
En general hemos avanzado mucho en el euskera y en la cultura vasca, en el campo de las letras, de la música, de las bellas artes, del teatro... por ese lado hemos realizado avances increíbles en los últimos 25 años.
La situación de Navarra, en cambio, es mucho más triste y preocupante. Si el euskera ha avanzado en Navarra ha sido gracias a la sociedad navarra y en contra del Gobierno de Navarra. Creo que eso es lo que hay que destacar. La Unión del Pueblo Navarro está “obsesionada” con el euskera y los euskaldunes tendríamos que ayudar a cambiar eso de alguna manera. Creo que muchas veces no somos los suficientemente listos como para conseguirlo.
¿Qué trabajo lleváis a cabo en EKE?
Creamos EKE hace unos diez años con el objetivo de mostrar la parte hermosa del euskera. Siempre he dicho que el euskera en Navarra estaba metido en un “feísmo”; la imagen del euskera era bastante “feista”. Mi objetivo y el de los que crearon EKR conmigo era el de mostrar la otra parte hermosa, bonita, positiva, beneficiosa del euskera.
Cuando la creamos estuvimos ayudando a las autoridades de Navarra, a las del Gobierno y a las de Pamplona, diciendo que los euskaldunes somos personas muy normales. Por desgracia enseguida tuvimos que acudir a los tribunales porque el Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Pamplona empezaron a poner normas en contra del euskera.
Nuestro trabajo es, por una parte, defender los derechos lingüísticos de los euskaldunes y, por otra parte y tan importante como la primera, defender que el euskera es un patrimonio de todos los navarros. También conseguir el mayor acuerdo posible en torno al euskera.
¿Tal vez dejando de lado la política?
La política mala sí. Yo creo que el euskera en Navarra ha sido víctima de malas políticas y todos hemos hecho política mala en torno al euskera, tanto los navarristas, como los españolistas, como los abertzales... ha habido demasiada política mala en Navarra en torno al euskera.
Lo que el euskera necesita es un acuerdo político profundo y amplio, y ése es uno de nuestros propósitos. Si hay algo que el euskera necesite en Navarra es una política lingüística.
Foto: Javier Bergasa (Grupo Noticias).
¿Cuál es la actitud de las instituciones respecto a EKE? Ayuda, buenas relaciones...
En Navarra no hemos tenido ningún tipo de ayuda. El Gobierno no nos ayuda, ni el ayuntamiento, si nos mantenemos es gracias a la ayuda de los miembros de EKE, así como gracias al dinero que nos llega desde otros sitios. Entre ellos hay que citar al Gobierno Vasco, tanto al anterior como al presente. Hace poco estuvimos con Blanca Urgell y creo que nos llegará la ayuda, y también desde alguna que otra institución. Pero las autoridades de Navarra no nos ayudan.
Está ligado a la política, ¿cuál diría que es la particularidad de la política navarra?
El cainismo. Los de UPN piensan que todos los demás somos Caín, el PSN lo mismo sobre todos los demás. Lo que me preocupa es que también es así en Nafarroa Bai, que los de algunos partidos piensan que los de los otros partidos nos portamos como Caín.
¿La política es desesperante o estimulante?
La política, como cualquier otro trabajo, tiene sus momentos estimulantes y sus momentos lamentables. Si se entra en política con el objetivo de conseguir poder, una silla o un escaño, en el mundo euskaldun sería bastante desesperante.
Pero si se entra en política como entré y sigo estando yo mismo, con la intención de alcanzar unos objetivos concretos y sabiendo, como yo sé, que los objetivos no se consiguen de la noche a la mañana, que tienen que pasar años y años hasta que tomen forma... es un trabajo y no es tan desesperante.
Me da que en la transición muy poca gente actuó contra el franquismo, y cuando de repente llegó la democracia, vimos a mucha gente desilusionada. ¿Esto era la democracia? ¿Para esto hemos luchado? El tema es que no mucha gente luchó a favor de la democracia.
Si tomamos las cosas en su medida, claro que las cosas importantes se hacen poco a poco, paso a paso, también en política. Y si se acepta eso, para mí al menos la política no es algo negativo ni desesperante.
¿Cómo se definiría políticamente?
Definir, ooohhh (risas)... No, no es difícil definirse, mira, cuando hablas de la gente siempre se dice que este es de derechas, este de izquierdas, ese socialista, ese abertzale... y yo no creo demasiado en esas etiquetas.
En mi opinión hay determinada actitud entre la gente y se puede estar más o menos cerca de esa actitud, a mí no me da miedo llegar a un acuerdo con un abertzale de izquierdas, con alguien del partido socialista, con alguien del PNV o con alguien de UPN.
Creo que todos estamos a favor de la libertad, de la justicia social y del bienestar de las personas. Lo que pasa es que cuando esos ideales generales toman forma en decisiones concretas, es ahí donde surgen las discusiones y las diferencias. Creo que tenemos que ser bastante abiertos en ese sentido. Y no tener miedo de los acuerdos, ya que esa es la mejor herramienta de la democracia para que la sociedad avance.
Si fuese presidente... cuidado, que otro presidente nació el mismo día que usted (Aznar), ¿qué sería lo primero que haría?
Si fuese presidente de Navarra quitaría todas las banderas, todas. Utilizaría el diálogo de todas las maneras y a todos los niveles, pero un diálogo real, preparado para llegar a acuerdos. Diálogo tranquilo y diálogo profundo.
Estar a favor del diálogo supone reconocer a veces que estás equivocado. Todos reivindicamos a menudo el diálogo, pero no siempre estamos preparados para darle la razón al otro, y esa es la base previa del diálogo. Koldo Martinez Urionabarrenetxea (Eskoriatza, 1953) Doctor en Medicina (Universidad de Navarra). Experto en Medicina Intensiva. Master en Sexualidad Humana (UNED). Magíster en Bioética (Universidad Complutense). Master Europeo en Bioética (Universidad de Lovaina). Presidente de la Asociación de Bioética Fundamental y Clínica. Presidente del Comité de Ética Asistencial del Hospital de Navarra (1998-2009). Presidente de Euskara Kultur Elkargoa. Organizador del Congreso sobre Ética y Transplante Hepático de Donante Vivo (2003). Organizador del Congreso sobre Ética y Trasplante Renal con Donante Vivo (2006). Participante en varios Congresos, Seminarios, Reuniones, Cursos y Conferencias sobre Bioética. Autor de diversos artículos sobre Bioética. Miembro de Euskararen Aholku Batzordea (creada por el Gobierno Vasco). Miembro del Patronato del Instituto Etxepare (creado por el Gobierno Vasco).