Le hacen entrega del Premio Eusko Ikaskuntza-Caja Laboral de Humanidades, Cultura, Artes y Ciencias Sociales 2011. No es la primera vez que recibe un premio, ¿sigue haciendo ilusión?
Siempre hace ilusión. Cualquier premio que recibas hace especial ilusión, desde el primero que recibí, pasando por los más grandes y hasta los más pequeños. Sobre todo si son relacionados con la cultura, como es este caso en el que premian a la persona por toda su trayectoria y por la cultura que ha aportado con su carrera.
¿Cómo o en qué momento se dio cuenta de que quería dedicarse a la música por completo?
Nacer en un pueblo de 3000 habitantes como es Fitero tiene el inconveniente de que realmente no sabes, y menos hace 30 años cuando yo empecé, lo que puede ser esta carrera. Imagínate, yo era una niña que jugaba en el pueblo... Sí que tuve un acercamiento muy temprano a la música porque con las monjas hacía solfeo y como tenía muy buen oído y muy buena voz me llevaba a clase de los mayores para que yo cantara y ellos también pudieran aprender. El acercamiento a la música fue temprano, pero el desconocimiento que yo tenía hacia la carrera era total. No sabía lo que era una carrera lírica, de canto. Cuando me acerqué al conservatorio, antes ya había estudiado solfeo y había cantado en la iglesia y una coral en Cintruénigo, quería estudiar solfeo y guitarra clásica. Quería acercarme al conservatorio profesionalmente, con otra seriedad, pero cando llegué con 17 años tenía un desconocimiento total de lo que iba a ser.
No se imaginaba que iba a ser como ha sido...
Los medios de comunicación entonces no eran tan fuertes como ahora. Ahora en Internet puedes ver qué es una ópera, por ejemplo. Entonces no podías saber qué era una ópera y en televisión salían zarzuelas que eran en playback... teníamos un desconocimiento total respecto a lo que era la cultura musical.
Imagino que llegar hasta donde ha llegado supone un esfuerzo y una dedicación absoluta tanto personal como familiar.
El entorno, naturalmente, también sufre todo lo que tú estas viviendo, en la distancia... Los primeros años de mi carrera yo tenía una pareja (de la que me separé), pero yo no estaba casi en casa y él me seguía. No tienes una vida familiar estable y ni te planteas siquiera el tener familia porque todo es una vorágine; empezar una obra y continuar con otra, y si tenías 4 o 5 días libres trabajar otra obra pendiente... la familia lo sufre, naturalmente. Mi madre lo sufría porque me veía poco, también los amigos... aunque haces muchas amistades en la carrera los amigos de la infancia... Naturalmente sufren lo que tú estas viviendo porque tú vives para la música, es una dedicación absoluta.
Pasa gran parte de su vida viajando, actuando en lugares de todo el mundo. ¿Suele sentir la necesidad de volver con frecuencia a sus raíces?
Una de las claves para conservar todavía la voz como la tengo es que siempre intenté hacer producciones largas porque a mí me cansan mucho los viajes y además, la voz se resiente con los cambios de temperatura, y me tengo que aclimatar. Por eso, una de las cuestiones que me planteé al principio fue hacer producciones largas que me permitieran aclimatarme, estar en un sitio un mes, mes y medio o dos meses. Naturalmente, a veces te despiertas y piensas ¿dónde estoy? porque he pasado por tantísimas ciudades... Pero una de los secretos de la longevidad de mi voz y de seguir sana, a parte del repertorio que también es importante, es el haber hecho producciones largas.
¿Cuándo mira atrás siente que ha hecho las cosas como las ha querido hacer? ¿Está orgullosa de la dirección de sus pasos?
Realmente nunca pensé hacer esta carrera, fue todo una evolución. Como te decía antes, tenía un desconocimiento total de lo que era la carrera. Yo tenía una afición enorme a cantar, me encantaba y mi vocación no era hacer una carrera, sino poder seguir cantando. Aprender y seguir evolucionando y cantando. Con el tiempo ves que avanzas, a veces sin darte ni cuenta. Cuando ya llevas como 10 años de carrera echas la vista atrás, antes no has tenido ni tiempo porque todo es tan rápido y todo fluye y no te da tiempo de pensar porque tienes un montón de producciones por delante y lo único que quieres es llegar a poder trabajar esa partitura y hacer esa ópera. Es una continuidad. Cuando te sosiegas un poco puedes echar la vista atrás, pero para entonces ya son 10 años de carrera los que han trascurrido.
“Nacer en un pueblo de 3000 habitantes como es Fitero tiene el inconveniente de que realmente no sabes, y menos hace 30 años cuando yo empecé, lo que puede ser esta carrera.”
Foto: Jesus M. Pemán.
Es una continuidad y nunca te planteas el que vas a llegar a ser una estrella, sino en hacerlo bien, trabajar la obra lo mejor posible para llegar al teatro, estar en condiciones, que valoren el trabajo que tú has hecho y aprecien tu voz. No piensas en que vas a ser una diva, sino que es un pensamiento más profesional; más de estar a la altura que de ser una diva.
Sin embargo, eres una diva en el escenario.
Sí. Somos divas, pero en el mejor sentido de la palabra, no el peyorativo de la diva caprichosa que pide cosas y da la nota. Efectivamente, somos divos en el escenario... tampoco todos los días hay personas que hagan una carrera como la mía, pero eres la diva en el teatro, en ese rol que te planteas, pero no diva en sentido peyorativo.
¿Hay algún escenario que se le resista? Porque ha pisado los teatro de casi todo el mundo...
Sí, Zúrich. En Zúrich, que tiene un teatro con una tradición impresionante, no he cantado nunca. Tampoco he cantado en los teatros de los países Nórdicos como Noruega o Finlandia. Por lo demás, creo que he pasado por todos o casi todos.
¿Cómo se siente más cómoda en un teatro pequeño, recogido, o en un escenario más grande, con mucho público?
Depende de la obra que esté haciendo. Si es un lied, canción con piano, un ambiente recogido, un teatro a la italiana o un auditorio que no tenga una gran dimensión ayuda mucho porque son cosas más íntimas, cosas de cámara en las que tienes que acercar mucho el canto al público y no tiene que haber distancia. En la ópera es diferente, yo me siento muy bien en los teatros muy grandes porque mi voz tiene muy buena proyección. Pero depende mucho del estilo de lo que estés cantando.
¿Cuál ha sido la ópera con la que más ha disfrutado, la qué más le ha gustado interpretar?
He disfrutado con todas, pero sí es verdad, y siempre lo he dicho, que tengo especial predilección por Mozart. Es uno de mis autores favoritos y de mis compositores fetiche porque me hizo estar en el Festival de Salzburgo donde realmente mi carrera dio un gran avance. Ese festival era un escaparate a nivel mundial, la vanguardia de lo que se hacía en ese momento se hacía ese verano y luego todos los teatros hacían el resto. Pero es que yo me he sentido muy bien con todas las óperas, y además he tenido la gran suerte de poder elegir y decir “sí quiero hacerlo porque creo que sí puedo hacerlo”. He dicho algunas veces que no porque he pensado que no debía, o que ciertos personajes no me venían bien en ese momento, pero puedo decir con gran satisfacción que casi todos los personajes que he interpretado me han dado grandes satisfacciones.
“La música llega tan adentro de los sentimientos que te hace despertar cosas que ni siquiera sueñas que te puede despertar.”
Foto: © Javier Salas.
¿Qué tiene la música que a todo el mundo gusta? Sea en el estilo que sea, en el escenario que sea, todos encontramos algún estilo de música que nos agrade...
Llega tan adentro de los sentimientos que te hace despertar cosas que ni siquiera sueñas que te puede despertar. Despierta emociones que quizás con otras artes no llegan. Hay gente que ve un cuadro y sí tiene una sensibilidad especial, pero creo que la música todavía va mucho más allá. En la ópera hay una unión de tanto arte...; arte plástico, arte visual, el arte de la escenografía... La música despierta sentimientos que no despiertan otras artes, que te llegan mucho más allá. La voz humana tiene la facultad de llegar a sitios donde otras artes quizás no llegan.
¿Considera que la ópera es un estilo de música difícil?
Es difícil, pero creo que los medios de comunicación aunque intentan que aprendamos, a veces nos hacen desaprender. Hay mucha información pero la ópera y la música clásica no están presentes en los medios de comunicación. Muy pocas veces los telediarios dan noticias de que ha habido un estreno o de que ha venido una cantante. Sin embargo, el futbol o incluso los grupos de música melódica están presentes. A mí me parece penoso que en un telediario digan que, por ejemplo, Mecano ha estrenado un nuevo disco y que se esté haciendo un concierto de música clásica y que ni siquiera lo nombren. Eso es una desinformación para la gente porque claro, no está presente dentro de la vida cotidiana. Lo dejan aparte, como algo elitista, y es que lo consideran como algo elitista cuando no debería ser así. Debería estar más presente en nuestra vida cotidiana, pero no lo está. Y todo eso hace que la ópera sea algo distante que pensamos que no vamos a entender, y no es así.
De primeras no recomendaría ir a una ópera de Wagner o a una ópera difícil, pero sí a una que sea fácil de escuchar... hay mucha gente que me ha dicho “gracias por haberme descubierto esto, pensaba que no lo iba a entender y me ha encantado”. Falta ese día a día de la música en nuestra vida cotidiana. Desgraciadamente no lo tenemos. Los medios de comunicación nos dan muy poca información, ni siquiera en aquellas cadenas en las que pudiera haber una información más cultural, es penoso. Cuando vas a cualquier tienda lo que se escucha de fondo es siempre música de algún grupo de pop, nunca oyes música clásica en ningún sitio. ¿Cómo se va a potencias si hay gente que no sabe ni que existe?
Y mira que se lleva años programando actuaciones de ópera...
Yo quisiera recalcar también que se ha hecho un gran avance en estos últimos 20 años en cuanto a auditorios, formación de orquestas, programación de conciertos de música clásica... Quisiera destacar que esa evolución que hemos tenido es porque nos faltaba en comparación con otros países... Cuando yo llegué a Alemania hace 30 años me quedé obnubilada de la cultura que había en ese país a nivel musical, de las formaciones que había, de los conservatorios que tenían, había una cultura impensable en España. Hemos hecho mucho avance, pero quisiera reclamar que ese avance no se quede en nada, que no se quede en dar a relucir proyectos de políticos que hacen auditorios para que se queden como sello de su gestión. Esos auditorios hay que llenarlos con una programación, hay que apoyarlos. En estos momentos es complicado y difícil por la crisis, pero es ahora cuando la cultura más se va a valorar y más se tiene que apoyar.
Me temo que en estos momentos mucha gente dice, “la cultura no nos da de comer”, pero la cultura nos va a aportar otra serie de cosas que nos hacen desarrollar nuestros sentimientos interiores, nuestro formación interior, nuestra personalidad, incluso para que quizá no lleguemos a las situaciones donde hemos llegado con esta crisis. Estamos en un momento muy peligroso y tenemos que potenciar y no dejar atrás todo eso que se ha logrado durante mucho tiempo. Que la cultura hay que cultivarla desde la escuela, desde la formación de los niños. Hay que fomentar todo eso. Sería penoso que hubiéramos hecho este avance y que ahora retrocediéramos otros 20 años.
María, destacan de usted su labor recuperando el patrimonio cultural con la interpretación de partituras antiguas, menos conocidas.
Es una cosa muy común que en todos los teatros haya siempre las mismas partituras, que es lo que se conoce y lo que el público pide, y así entramos en una rueda sin salida. Hay que fomentar que se abran nuevos repertorios, también repertorios antiguos, de compositores que tuvieron una gran trascendencia en su época, que fueron muy importantes y que se han perdido. Tenemos que recuperar ese repertorio maravilloso. Pienso que recuperar un patrimonio anterior al nuestro es importante.
“La ópera y la música clásica no están presentes en los medios de comunicación.”
Foto: A. Bofill. Gran Teatre Liceu de Barceona.
¿Algún autor en concreto?
En nuestro repertorio barroco hay un autor, José de Nebra, que me gusta mucho. Me parece un hombre muy actual en su época y que cultivaba esa música que se hacía en el barroco. Venía de una educación italiana y tuvo una gran trascendencia que luego se perdió. Yo he recuperado obras de él y habría que recuperar más. Es nuestro barroco español y además, cantado en español.
En una entrevista que le hicimos para Euskonews en el año 2002 con motivo del Premio Príncipe de Viana decía que por lo menos tenía voz para 10 años más... pero ya han pasado casi esos 10 años...
¿Han pasado ya? ¡Qué bien! Pues pongamos otros 5 más, la mitad. Mi voz está en muy buenas condiciones todavía, con una evolución por el repertorio y por la edad y ahora espero abordar distintas obras adaptadas al momento en el que está mi aparato vocal. Pero espero estar 5 años más, como mínimo. Pero nunca se sabe porque con la crisis se nota que hay menos conciertos y nunca se sabe lo que puede pasar... Y eso que dentro de todo creo que soy privilegiada, pero sé que hay muchos colegas que lo están pasando mal. La gente del teatro también lo está pasando mal y ojala este premio sirva para fomentar que la gente escuche, para ponerlo más al día y para que los políticos, que son los que nos dan el dinero, nos posibiliten seguir con la cultura.
¿Puede adelantarnos algún proyecto futuro?
En 10 días me marcho a Varsovia a hacer repertorio español pedido por la Filarmónica de Varsovia; se va a hacer la Tabernera del Puerto y Arias y dúos de Zarzuela, fomentando nuestra música, nuestra cultura fuera. También voy a Colombia el año que viene, y voy a dar unas Master Class muy interesante en Bruselas de repertorio español para pianista y cantante y me parece muy interesante y es excepcional porque no suelo dar muchas clases, pero me lo pidieron desde el conservatorio de Bruselas y voy a hacerlo en enero. También voy a hacer en el Teatro Liceu de Barcelona Pelléas et Mélisande, que ha pasado bastante tiempo desde que la canté en Madrid la última vez. En fin, continuar con los proyectos que tengo en el calendario e intentar poder seguir cantando que el mundo está difícil y complicado en este momento. María Bayo (Fitero, 1958) Maria Bayo, una de las cantantes más respetadas de la escena internacional, ha ofrecido desde sus inicios la vocalidad y la psicología de los personajes que encarna con el mayor rigor interpretativo: una amplia galería de roles operísticos que discurre desde el Barroco hasta el Siglo XX, con especial predilección por Mozart, Rossini, la escuela francesa, pero, sobre todo, preocupada por la recuperación y grabación de páginas inéditas de óperas y zarzuelas olvidadas, como así lo demuestra su amplia discografía. Tras numerosos premios internacionales, entre ellos el Primer Premio - del gran Concurso Internacional Belvedère en Viena, Maria Bayo debuta en Pisa, Saint Gallen y Lucerna con Les Pêcheurs de Perles, Lucia di Lammermoor y La Sonámbula, logrando a continuación un resonante éxito en Madrid y en París, como Susanna en Le Nozze di Figaro. La crítica pronto destaca su radiante carisma, el brío y la luminosidad de su timbre y su clara dicción, así como sus aptitudes para la escena. Desde entonces ha sido invitada regularmente por los teatros de ópera más importantes del mundo: Scala de Milán, Staatsoper de Berlín, Hamburgo, Munich, Dresden, La Monnaie, Covent Garden, Teatro Colón de Buenos Aires, Metropolitan de New York; Festivales de Salzburg etc. para interpretar una amplia galería de personajes pertenecientes a óperas de compositores tan diversos como Rossini, Donizetti, Bellini, Puccini, Cavalli, Offenbach, Debussy, Bizet, Gounod y, sobre todo, Mozart: Susana, Cherubino y Contessa- en Las Bodas de Figaro; Ilia en Idomeneo; Zerlina y Donna Anna, en Don Giovanni; Despina y Fiordiligi en Così fan Tutte). Igualmente ha prestado especial atención al repertorio liderístico y oratorial, tanto en recitales como conciertos, en las salas de más prestigiosas del mundo. Ha cantado y grabado —junto con Alfredo Kraus, Plácido Domingo y Teresa Berganza— gran parte del repertorio español, siendo hoy una de sus más destacadas embajadoras, como lo demuestra su amplia discografía. Entre los distintos premios recibidos, María Bayo ha sido galardonada en el 2002, con el Premio “Príncipe de Viana”, el más prestigioso galardón de la Cultura, otorgado por la Comunidad Foral de Navarra, así como el Premio Eusko Ikaskuntza - Caja Laboral de Humanidades, Cultura, Artes y Ciencias Sociales 2011. Fuente: Jakiunde