Eusko Ikaskuntza organizó el pasado 20 de julio una mesa redonda sobre el futuro federal o confederal de Europa, gracias a la colaboración de la Fundaciones Coppieters y Ezkerraberri.
En el debate participaron Izaskun Bilbao Barandica – europarlamentaria del EAJ-PNV –, Pernando Barrena Arza – europarlamentario de EH BILDU –, Toni Comín – europarlamentario JxCat – y Jordi Solé – europarlamentario ERC –.
El debate se produjo justo en la antesala de las negociaciones del Consejo Europeo, cuando negociaba lo que finalmente se ha denominado el “gran pacto para la recuperación”, con la que afrontar la crisis originada por el coronavirus. En el debate se analizó el contexto actual ante la crisis, los retos que están por abordar, y las medidas que las instituciones europeas estaban proponiendo para afrontarla, así como las diferentes posturas que los estados miembros mantenían respecto de las mismas.
Se debatió la necesidad de llevar a cabo medidas que reforzasen la posición de instituciones europeas como la Comisión y el Banco Central para la gestión de la crisis, potenciando las tendencias federalizantes frente a la posición más confederal de ciertos estados miembros, en el que el derecho a veto viene frenando la evolución de la Unión. En el debate se reflejaron las distintas expectativas de cada ponente en relación a esa evolución hacia un modelo más federal.
Lo que si compartieron era que nos encontramos en un nuevo momento constitucional de Europa, un momento especial – que algunas personas incluso lo llegaron a calificar de ventana de oportunidad: su momento Hamiltoniano – para lograr una Europa en la que se lograra hacer prevalecer los intereses europeos superiores sobre los propios de los estados-nacionales, en un marco de soberanía europea con mecanismos de solidaridad más fuertes.
Este momento “histórico” de reformulación del proyecto europeo, plantea grandes preguntas sobre cómo legitimar democráticamente un poder europeo que ha de lograr compartir recursos propios (impuestos directamente europeos) y retos comunes. Los pueblos sin estado de Europa forman parte de esa legitimidad democrática europea y en estos momentos de cambios estructurales pueden abrirse nuevos espacios colaborativos para dar voz a la visiones singulares que hasta ahora han estado ocultas. Puede ser momento para profundizar en su capacidad decisión efectiva en el proyecto europeo. Como señaló Jordi Solé: “Es momento de ahondar en aquellas visiones que nos permitan ir más allá” y aprovechar las oportunidades de un futuro europeo compartido.