¿Cuáles son sus principales retos a partir de ahora?
El reto fundamental es organizar el futuro de la Catedral. Creo que es importante consolidar la idea de que el método de trabajo de la Catedral puede seguir siendo un ejemplo muy útil en la consagración del patrimonio en otros lugares. También es el momento de empezar a usar la Catedral como espacio cultural, porque a partir de ahora es cuando empiezan las obras importantes, y van a ser las misma obras las que van a adquirir el protagonismo. Además, se comenzará a dar uso a los nuevos espacios que se van ir abriendo. Queremos visualizar que la Catedral es un lugar donde pasan cosas, cosas que le interesan a la ciudad.
¿Qué significado tiene para Juan Ignacio Lasagabaster la Catedral de Santa María?
Significa una parte importante de mi vida profesional. Llevo más de treinta años trabajando como arquitecto, y una parte importante de esos años en restauración de patrimonio. Personalmente ha sido un lugar totalmente enriquecedor, donde he podido desarrollar mis propias capacidades, y donde se han ido aplicando algunas de las ideas que ahora creo pueden ser referentes de mi vida profesional. Además esas ideas se han aplicado exitosamente, con lo cual diría que es la culminación de mi proyecto personal.
¿Qué aporta la catedral de Santa María a Vitoria-Gasteiz, al País Vasco y al mundo?
Aporta una manera diferente de entender el patrimonio. Me parece muy importante que la restauración y la conservación de los monumentos sea participativa, porque quedan fijados en lo emocional, en la experiencia personal, y pasan a ser tus monumentos de verdad. Ésa es la clave de este proyecto, y por eso interesa fuera.
Entre los miles de visitantes que recibe la Catedral Vieja hay muchos vitorianos. ¿De alguna manera están redescubriendo su ciudad y su patrimonio?
Sí. Cuando empezamos con la obras, había gente de Vitoria que se acercaba a ver la Catedral, y ya entonces nos dimos cuenta de que la gente salía maravillada. Es evidente que se está produciendo un redescubrimiento del vitoriano hacia su edificio.
Hace diez años cuando se daban los primeros pasos para salvar este templo, Ud. apostó por hacer de la Catedral de Santa María un edificio vivo. ¿Alguna vez pensó que estaría tan vivo como ahora?
Mirando hacia atrás nunca soñamos que se pudiera llegar a donde estamos. Curiosamente creo que no hemos llegado todavía a exponer las posibilidades y las potencialidades que tiene la Catedral como lugar que de respuesta a una serie de necesidades y usos que ahora mismo, incluso algunos vitorianos, nunca sospecharíamos.
En un principio el Plan Director de rehabilitación finalizaba en el 2010, pero ahora se ha prorrogado hasta el 2012. ¿Puede volver a cambiar esta fecha?
Precisamente en este proyecto de restauración democrática una de las mayores preocupaciones es el tema de las fechas. En un edificio sobre el cual hay muy poca documentación a la vista, lo primero que te obsesiona es intentar conseguir tiempo. Y para ganar tiempo lo que hemos hecho es hacer unas obras de emergencia muy rápidas, y ha habido que cambiar los ritmos. Más que con un calendario de obras, jugamos con un ritmo de trabajo y de inversiones. Hemos hecho un programa hasta el 2012, y calculamos que para esa fecha lo más importante estará hecho. Creo que si la sociedad alavesa es capaz de soportar un volumen de obra de esta envergadura, tal vez eso quiera decir que ése es el ritmo que una sociedad como la nuestra puede permitirse, no sólo para conservar su Catedral, sino para conservar su patrimonio.
En estos momentos las obras de la Catedral se encuentran en su momento más espectacular.
Ahora estamos restaurando la parte superior de la torre. Este año vamos a desmontar las campanas y las vamos a depositar en la plaza para que se puedan arreglar, y de ese modo recuperar los sonidos de la historia de la ciudad. Por otro lado, mientras que hacemos esa obra, vamos a aprovechar un andamio móvil para que los fines de semana mediante visitas temáticas se pueda subir hasta lo mas alto de la torre. Queremos que la torre se convierta en una atalaya sobre la ciudad. Sin olvidar que estamos consolidando las cimentaciones de la nave principal y vamos a hacer el forjado del suelo de la Catedral. Trataremos que para 2009 ó 2010 todo el espacio central de la Iglesia pueda usarse.
¿Ha hecho más el escritor Ken Follet por la promoción de la Catedral que muchos años de reconocimientos internacionales?
Sin duda el tirón ha sido muy fuerte. Pero nos hemos alimentado las dos partes, porque poniendo de relieve la Catedral de Vitoria él también se ha beneficiando dando credibilidad a su libro. Ken Follet conoció este proyecto y se interesó por él porque le dio pistas para encontrar una razón para poder hacer la segunda parte de su libro.
El proyecto de rehabilitación de la catedral también se concibió para impulsar la revitalización del casco viejo de Gasteiz. Después de estos años, ¿cómo ve los resultados?
En el propio Plan Director hablamos de recuperación integral, pensando en las calles, las casas, las plazas... Nuestra obsesión siempre ha sido plantear una relación entre el entorno y la Catedral como motor de la zona. También hay que tomar en cuenta la recuperación emocional, es decir, la catedral es un símbolo de la ciudad y recuperar ese símbolo ha sido siempre una premisa, más aún que la restauración material. Nuestro deseo siempre ha sido generar actividad que hiciera su conservación necesaria.
Gonzalo Arroita ha dicho de usted que es una persona con muchísima inspiración y muchísimas ideas. ¿Se va a reflejar en esta nueva etapa? Trabajar en equipo con Gonzalo ha sido muy enriquecedor. Y teniendo en cuenta que vamos a mantener el equipo y vamos a echar mano de más gente, creo que a mí las ideas se me podrán agotar, pero estoy seguro de que a los demás no. Juan Ignacio Lasagabaster
(Vitoria-Gasteiz, 1950) Es desde hace ocho años máximo responsable del área de Patrimonio de la Diputación de Alava, y fue el gran impulsor de la rehabilitación de la Catedral de Santa María de Gasteiz. Licenciado por la Escuela de Arquitectura de Pamplona, empezó a trabajar en la Diputación en el servicio de Plan Foral, lo que le dio la oportunidad de firmar muchas obras en los pueblos. A finales de los ochenta asumió la jefatura de Patrimonio Histórico y Arquitectónico, mediante el cual se ha podido recuperar buena parte del patrimonio alavés, y en particular, sus iglesias. Entre otros proyectos, participó en la restauración del palacio de Bendaña, e impulsó la iniciativa para salvar las Salinas de Añana y mostrárselas a los turistas.