Juan Carlos López Quintana. Director del programa de investigación arqueológica en la Cueva de Santimamiñe: Nuestra investigación en Santimamiñe supone una contribución importante para la Prehistoria vasca

2008-07-25

SILLERO ALFARO, Maider

Desde que en 1918 Telesforo de Aranzadi, José Miguel de Barandiaran y Enrique Eguren excavaran las cuevas de Santimamiñe por primera vez, han sucedido muchos años y muchos avances en las técnicas y metodologías. Ahora, en una tercera fase de excavación comenzada en el año 2004, un equipo de arqueólogos dirigidos por Juan Carlos López Quintana excava la cueva con el objetivo de precisar y actualizar los datos encontrados.

¿Dónde se encuentra Santimamiñe?

Santimamiñe se localiza en el monte Ereñozar, orientada al S-SE y a 138 metros sobre el nivel del mar. Se emplaza en la margen oriental de la cuenca hidrográfica del río Oka, en un paisaje que aglutina diferentes ecosistemas. Se aúnan el ecosistema litoral, el estuarino, de roquedo, de valle, incluso de pequeños sectores montañosos que llegan a superar los 700 metros de altitud. La cuenca del río Oka es un característico valle litoral cantábrico con recursos muy variados.

Se habla de Santimamiñe como paisaje milenario, pero ¿de cuándo data?

En las excavaciones que hemos realizado, se ha determinado una secuencia estratigráfica de 6 metros de potencia. En la parte inferior de este depósito tenemos un nivel paleontológico datado en torno a 20500 años a.p. (antes del presente, en fechas sin calibrar) y por debajo hay otro nivel paleontológico que por el momento no hemos podido datar. Por lo tanto, sería algo anterior a 20500 años a.p. Desde 20500 años a.p. tenemos una evolución bastante continuada hasta más o menos 3500 años a.p. El depósito estratigráfico de Santimamiñe posee un registro ambiental que comprende unos 17000 años.

¿Qué aporta esa secuencia estratigráfica?

En primer lugar, respecto al clima, disponemos de una información muy sólida a través del análisis de la microfauna, los sedimentos, los pólenes... que nos dan información sobre la evolución paleoambiental. Uniendo esos datos hemos podido determinar, de forma aproximada, la evolución climática del entorno de Santimamiñe.

Básicamente podríamos decir que la secuencia de Santimamiñe abarca 2 grandes períodos climáticos: el final del Pleistoceno y el Holoceno. En cuanto al primero, la mayor parte del depósito (en torno a 5 metros) se forma durante el la última glaciación (Würm), concretamente en el Würm reciente, del cual aparecen bien representadas 2 etapas: el final del Würm III, en el que se percibe un ambiente frío pero húmedo; y el Würm IV o Tardiglaciar, con un desarrollo bastante completo, y en el que se detecta, en torno a 12000 años a.p., el momento de mayor recrudecimiento climático de toda la secuencia. La parte más superior de la estratigrafía corresponde al Holoceno o período de tendencia a la actualidad climática, mostrando la información arqueobotánica el desarrollo progresivo del bosque mixto caducifolio.

Tomando este contexto ambiental como marco, ¿podríamos decir cómo se desarrollan los modos de vida de los grupos humanos que ocuparon Santimamiñe?

En la parte más profunda de la secuencia, correspondiente al final del Würm III, no hay ninguna huella de ocupación humana de la cueva. En esta fase, Santimamiñe fue un refugio de carnívoros entre los cuales tenemos la constancia del oso. Estas serían las ocupaciones paleontológicas de la parte inferior de la cueva.

Después de esa ocupación hay un episodio relativamente amplio, en el que la cueva se encharca y donde no hay ningún rastro de vida, ni humana ni animal. Esto refleja un ambiente húmedo que evoluciona, hacia arriba, a un clima más frío y seco, ya en el Würm IV, y es aquí cuando por primera vez tenemos la aparición de grupos humanos en Santimamiñe. Los datamos entorno a 14500 años a.p. Estos grupos son cazadores y recolectores, en un momento final del Magdaleniense inferior, con una movilidad territorial muy amplia y especializados en la caza del ciervo. Juan Carlos López Quintana.

En un momento más avanzado del Würm IV la cueva fue ocupada por grupos de cazadores y recolectores del Magdaleniense superior final, con una datación de 12700 años a.p., que reducen ligeramente el territorio de explotación. Estos demuestran un tipo de caza más diversificada, incrementando las actividades de pesca y de caza de pequeñas aves. Así se resumen los modos de vida durante ese primer ciclo climático del Würm reciente.

Con el final de la glaciación, cuando empiezan a anunciarse las nuevas condiciones climáticas, tenemos constancia en Santimamiñe de grupos de lo que denominamos los últimos cazadores y recolectores. Estos demuestran una economía basada en la caza y recolección de amplio espectro, en la que adquiere especial importancia la recolección de moluscos en ambientes de estuario. Cronológicamente, los situamos en torno a 7500 años a.p. (dentro del Holoceno).

Con posterioridad, dentro del Holoceno avanzado (5400 años a.p.) certificamos la presencia de los primeros agricultores y ganaderos neolíticos. En Santimamiñe se manifiesta la característica asociación de animales domésticos compuesta por ovicaprinos, bovinos y porcinos. En esta fase continúa siendo muy importante la actividad de recolección de moluscos, básicamente de almejas y ostras. No obstante, la ocupación neolítica de la cueva parece ser esporádica.

Casi 2000 años después, entre el Calcolítico y la Edad del Bronce, en torno a 3700 años a.p., puntualmente la cueva se utiliza como espacio sepulcral. Por último, en época tardorromana (siglos IV-V después de Cristo) la cavidad pasa a ser un refugio en un momento de inestabilidad del Imperio Romano, hecho frecuente en todo el Cantábrico. En Santimamiñe, en este momento se ocultó un “tesorillo” compuesto por más de un centenar de monedas de bronce.

¿Cuándo se descubren las cuevas de Santimamiñe?

Santimamiñe es una cueva conocida, posiblemente, desde tiempos inmemoriales ya que se encontraba en una zona en la que había un pequeño núcleo rural. Pero la importancia de la cueva, como contenedor de un Santuario de arte rupestre paleolítico, se descubre en 1916, cuando un grupo de muchachos descubre la sala de las pinturas. Posteriormente, en 1918, J.M. de Barandiarán descubre el depósito arqueológico del vestíbulo.

¿Cuándo se realizan las primeras excavaciones arqueológicas?

Las excavaciones arqueológicas se han realizado en tres fases. En la primera fase, de 1918 a 1926, trabaja el equipo formado por Telesforo de Aranzadi, José Miguel de Barandiaran y Enrique Eguren. Tras la vuelta de José Miguel de Barandiaran del exilio, entre 1960 y 1962, se vuelve a excavar una parte de los testigos conservados. Y la tercera fase, de 2004 en adelante, aborda la revisión estratigráfica del depósito, dentro de un programa dirigido y coordinado por Juan Carlos López Quintana (AGIRI Arkeologia Kultura Elkartea).

¿En qué se basa el estudio que has realizado junto a tu equipo?

El estudio que hemos realizado hasta el presente se ha centrado en el análisis estratigráfico de la secuencia. La intervención se ha desarrollado sobre una superficie muy reducida, trabajando en profundidad hasta alcanzar el substrato de la cavidad. Ha sido un proyecto a nivel estratigráfico muy gratificante en el que hemos concretado una sucesión de eventos climáticos, de diferentes episodios de ocupación humana, de ausencias en la ocupación... En definitiva, ha sido un trabajo arqueológico tremendamente interesante. Además, existe un punto de emoción, difícil de explicar, en el hecho de haber compartido con José Míguel de Barandiaran la excavación de algunas estructuras (por ejemplo un hogar neolítico), aunque con distancia en el tiempo.

¿Cuál ha sido el objetivo principal de esa investigación?

El objetivo más importante de este estudio ha sido la revisión estratigráfica y el muestreo sistemático, desde una perspectiva pluridisciplinar, del depósito arqueológico de Santimamiñe. Nuestro proyecto se ha orientado a precisar la secuencia, actualizarla y dotarla de información cronológica y paleoambiental. Por ejemplo, Aranzadi, Barandiaran y Eguren plantearon una secuencia que iba desde los inicios del Paleolítico superior, hace aproximadamente 30000 años a.p., hasta la época tardorromana. Nuestro trabajo revela que, al menos en la zona que hemos excavado, no existe ninguna evidencia del Paleolítico superior antiguo, comenzando la secuencia de ocupación humana en torno a 14500 años a.p. Pero tampoco podemos descartar que, en un futuro próximo, cuando ampliemos el área de excavación, se localicen niveles de esas fases antiguas del Paleolítico superior.

¿Qué aporta de novedoso vuestra excavación?

Nuestra investigación en Santimamiñe supone una contribución importante para la Prehistoria vasca, aportando nuevos datos sobre el clima, los modos de vida y la explotación del territorio desde el Magdaleniense inferior al Neolítico. Pero, desde mi punto de vista, el aspecto más importante de nuestro proyecto ha sido el precisar y actualizar la secuencia de Santimamiñe, para que comience a ser una referencia sólida en la Prehistoria cantábrica.

¿Qué significa el hecho de que Santimamiñe haya sido recientemente reconocida como Patrimonio de la Humanidad?

En principio, la calificación de Patrimonio de la Humanidad supone un compromiso para las Instituciones en la conservación y difusión de los yacimientos declarados. Otro aspecto será el incremento de las visitas y el interés por este tipo de manifestaciones artísticas del Paleolítico superior.

El visitante que se acerque hoy a Santimamiñe, ¿qué va a encontrarse? A parte del entorno de Urdaibai, que es un entorno natural y cultural muy interesante, lo primero que se va a encontrar el visitante es una cueva que está cerrada al público, pero que ofrece una serie de recursos para poder apreciarla y disfrutarla. Se pueden ver el portal y el vestíbulo de la cueva, y durante algunos meses al año se podrá ver “in situ” al equipo de arqueólogos durante las labores de excavación. Las guías que trabajan en Santimamiñe darán información sobre el clima, los modos de vida, la secuencia estratigráfica... Terminada la visita en la propia cueva, se baja al centro de interpretación que está en la ermita de San Mamés, y allí se puede entrar en la cueva y en la sala de las pinturas, pero mediante un mundo de realidad virtual. Juan Carlos López Quintana Arqueólogo profesional, Licenciado en Prehistoria. Director y coordinador del programa de investigación arqueológica de Santimamiñe (2004-2008). Presidente de Agiri Arkeologia Kultura Elkartea. Miembro del Círculo de Estratigrafía Analítica y de la Asociación Vasco-Saharaui para la Evolución Cultural. Editor y coordinador de la revista Illunzar, de Agiri Arkeologia Kultura Elkartea, y responsable de edición de la revista Krei, del Círculo de Estratigrafía Analítica.
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