Traducción reducida del original en euskara
Suele comentar Iñaki Martinez de Luna que su trayectoria vital ha ido paralela a la de su ciudad natal. Nació castellano parlante y se transformó en bilingüe convencido y practicante. De la misma forma que lo ha hecho aquella Vitoria de su niñez, que ha progresado hacia una urbe donde la lengua vasca tiene más y más protagonismo, habiéndose convertido en la actual Vitoria-Gasteiz.
Iñaki Martinez de Luna, sociólogo de formación, es uno de los especialistas en sociolingüística más reconocidos en nuestro país. Decidido a dar un paso más en su apuesta por una sociedad vasca comprometida con su legado cultural, no dudó en implicarse en la más que interesante, a la vez que necesaria, reflexión sobre el papel del euskera en la sociedad vasca.
“La sociolingüística es una disciplina que trata de analizar la incidencia de la sociedad en el desarrollo de una lengua. Si el número de practicantes de un idioma es elevado éste, normalmente, sobrevivirá. Es lo que sucede con el español, francés, inglés, chino etc. Los países que sostienen esas lenguas han tenido en su historia momentos de gran desarrollo y ello ha supuesto el que sus respectivas lenguas se hayan fortalecido. Uno de los objetivos de la sociolingüística es intentar dar con las claves por las que, en nuestra sociedad actual, algunas lenguas progresan mientras otras desaparecen. En el caso del euskera se ha analizado por qué ha ido retrocediendo durante siglos y cómo hace ahora medio siglo se puso en marcha todo un sistema para fortalecer nuestro idioma. Como continuación de ello ahora nos toca ver cuáles deberían ser los condicionamientos sociales que ayuden a la lengua vasca a seguir progresando”.
Como recuerda Martinez de Luna, hubo durante los años setenta y ochenta del siglo pasado una forma de pensar muy extendida en la sociedad vasca por la que se creía que con el simple aprendizaje del idioma en poco tiempo se llegaría a su práctica general. Cosa que, obviamente, no se ha cumplido, ni mucho menos, ya que una cosa es el conocimiento de una lengua y otra, bien distinta, su utilización por los ciudadanos y ciudadanas. De ahí que otra de las preocupaciones de la sociolingüística sea cómo pasar de un estado en el que el individuo domina su lengua, a otro en el que pueda practicarla con total normalidad.
“Las lenguas son cambiantes, de la misma forma que lo son las sociedades. Durante la transición y también unos años más tarde, tuvimos una especie de desenfreno en nuestras expectativas, ya que en determinados círculos se llegó a suponer que la recuperación del euskera era poco menos que coser y cantar. Nada más lejos de la realidad. En aquella época también estaban los que, sin dejarse notar, eran opuestos a la normalización de la lengua, y una vez que desde las instituciones se pusieron en marcha las primeras medidas para el fortalecimiento del euskera, hicieron su aparición de manera diáfana todas las fuerzas hasta entonces subterráneas que iban a oponerse a la normalización lingüística. Sibilinamente, no se posicionaban contra el euskera sino que lo hacían contra la normativa que trataba de fortalecerlo”.
Cuarenta años después, Martinez de Luna es de la opinión de que hace falta un nuevo escenario o encaje —él en uno de sus últimos trabajos lo denomina “framing”— en el que todos los ciudadanos vascos apuesten sin tapujos por una nueva política lingüística. Ahí debe de estar, según el sociolingüista gasteiztarra, la clave de un renovado papel del euskera en nuestra sociedad.
“La diversidad lingüística es palpable en Euskal Herria, apreciándolo en nuestras relaciones de todos los días. Por lo tanto, es totalmente necesario un modelo de gestión que permita que las lenguas convivan, sin trabas y sin llegar a ser excluyentes. Todos ganaríamos en nuestras pretensiones, ya que las lenguas no son patrimonio en exclusividad de nadie: pertenecen a todos los individuos de la colectividad en que se practica. Incluso de los que no lo hacen. Valga una comparación: suelo decir que cuando viene alguien a visitarnos le mostramos como algo propio y exclusivo el juego de pelota o una prueba de aizkolaris, aunque nosotros mismos no practiquemos tales deportes. ¿Cómo no va a tener que estar orgulloso un vasco no euskaldun de que en Euskal Herria exista un idioma pujante propio?”.
Comenta Iñaki Martinez de Luna que su trayectoria vital ha ido paralela a la de su ciudad natal. Nació castellano parlante y se transformó en bilingüe convencido y practicante.
Piensa Martinez de Luna que el proceso de dar con un nuevo encaje del euskera en la sociedad no va a ser breve, y que será necesario un esfuerzo por lograr un equilibrio en el que se producirán, sin duda, ganadores y perdedores ocasionales. Pero, en su opinión, todos ellos necesarios para conformar una mayoría satisfecha al final del proceso. Martinez de Luna ve en los momentos actuales una oportunidad magnífica para conformar un punto de partida ilusionante.
“Las lenguas deben cumplir diversas funciones, siendo la más conocida la de la comunicación. Pero la lengua es también sinónimo de identidad y ésa es una de las funciones más significativas del euskera. Identifica un colectivo humano y la lengua vasca ofrece identidad a los ciudadanos de Euskal Herria. Por eso es muy importante recuperar determinadas funciones sociales para nuestra lengua, ya que le ofrecería mayor presencia, lo cual es fundamental para su supervivencia”.
Piensa Martínez de Luna que ha llegado la hora de que, al igual que en temas como el género, se establezcan cuotas lingüísticas. Cuotas progresistas que primen al euskera en su lucha por hacerse con el espacio que le corresponde en la sociedad. Y apunta que deben de ser los líderes con responsabilidades públicas los primeros en dar el paso reivindicativo y ofrecer los servicios públicos en igualdad de oportunidades lingüísticas para todos los ciudadanos de este país, velando por el bienestar de la mayoría y ocasionando el menor de los perjuicios.
En estos tiempos de cambio en los estamentos públicos que durante los próximos años conducirán la política lingüística en la CAV, Martínez de Luna tiene claro lo que habría de tenerse en cuenta para el progreso en la normalización del euskera:
“Habría de llegar a un consenso en los objetivos, quizás imposible de hacerlo con todos los grupos políticos, pero por lo menos habría que hacerlo con una amplia mayoría. Considero más importante lograr el consenso que el mayor o menor nivel de los propios objetivos en cifras. Y como consecuencia de ese consenso yo apuntaría al trabajo en común, por parte de la parte institucional y de la iniciativa popular. Han sido muchos años de ir por separado, y el euskera no puede permitir por más tiempo semejante divergencia”.Iñaki Martinez de Luna Perez de Arriba (Vitoria, 1950) Doctor en Sociología (Universidad de Deusto). Se dedica al terreno de la Sociología del Lenguaje, sobre todo en torno a las lenguas minoritarias. Fue presidente del Clúster de Sociolingüística y director del Posgrado de Planificación Lingüística HIZNET. En la actualidad es profesor de Sociología en la Universidad del País Vasco (EHU/UPV). Es miembro de la comisión de publicaciones y colaborador de la revista Bat Soziolinguistika. Colaborador de opinión en la revista Argia, socio de Eusko Ikaskuntza y director de Auñamendi Eusko Entziklopedia.