Joxan Goikoetxea: "La música está en una encrucijada"

2003-04-04

LORENZO, Fernando

Entrevista: Joxan Goikoetxea Joxan Goikoetxea, músico La música está en una encrucijada * Fernando Lorenzo Músico, maestro, creador, gestor... por su trayectoria pudiera parecer mayor y al comentárselo recuerda como el cantante Iñaki Izmendi le decía lo mismo. Este ecléctico músico nacido en 1967 en Hernani comienza primero curiosamente con el txistu para arribar a finales de los 80 a la elite de la acordeón. Desde entonces, y ya siempre con la triki al hombro, aunque juguetee dignísimamente con los teclados, coincidirá con grandes compañeros de viaje hasta recalar en Alboka. En la actualidad con Alan Griffin, el mejor albokari irlandés, y Juan Arriola, excelso violinista, pasea la cultura vasca por todo el mundo, sin dejar de lado su ya larga y estrecha colaboración con el maestro Juan Mari Beltrán, sus proyectos individuales y las colaboraciones más variopintas. Empeñado en ser artista integral crea y dirige además el sello Aztarna impulsando obras ya incunables de la música euskaldun y promete en un futuro cercano editar antiguos archivos sonoros de la tradición musical vasca. Incansable y multidisciplinar, este profesor de la Hernaniko Musika Eskola sigue experimentando, buscando e innovando. Joxan Goikoetxea es sin duda uno de los pilares básicos en los que debemos apoyarnos para salir de la encrucijada cultural vasca.. Joxan, ¿qué ha sido lo más difícil hasta llegar aquí? El hecho de plantearme continuamente si se puede vivir de la música, a menudo se piensa eso. Leía hace poco una entrevista con el organizador de los cursos del Seminario del Jazz de Zarautz; llegaba a una conclusión: que la música no da para vivir y lo mejor es disfrutar haciendo y escuchando música. Ese consuelo nos debe quedar. Pensar sólo en las horas que trabajo como empresario, el tiempo que se invierte, en cualquier otro ambiente te daría algo. ¿Pero imagino que cuando empezó no se imaginaba creando un sello discográfico como Aztarna? No. Somos unos insensatos. Somos de esta genteun poco cabezona, que sigue y que sigue, un poco ciega como es mi caso, cegados con la música, que no nos deja ver la realidad. Puede ser que también la música tenga ese efecto hipnótico. Lo duro es plantearse vivir en esta inestabilidad, y hablo desde la postura de un funcionario, como profesor en un conservatorio de música, tengo ese soporte que otros muchos músicos han tenido que buscar para poder dedicarse a la música, que si no... Es lo que tiene esta actividad. Empezó con 20 años, ¿en estos últimos quince que ha sido lo más gratificante? ¿Lo más gratificante...? No hay que olvidar que soy acordeonista, no sé si por encima de todo, pero sí en primer lugar, aunque me dedique cada vez más al terreno de la producción, de los arreglos, de la composición ... Lo mejor ha sido poder entrar con el acordeón a ciertos ambientes, conocer a cierta gente y encontrar la reacción de la gente, para empezar el asombro, la sorpresa de que no esperaban algo de un instrumento y de un músico que tocaba ese instrumento. Me quedo con esa capacidad de sorprender, porque estamos en un punto en que en los discursos creativos, por lo menos en la música, lo más difícil es sorprender, tanto como creador e incluso como. Hemos llegado a una pereza tal que vamos convencidos de que no nos van a sorprender. Esa capacidad de sorprender es la que todavía me mantiene. Por ejemplo, el haber tocado este verano con Noa en el Kursaal es una especie de vacuna que te consigue animar. Estás vivo y todavía la gente agradece que toques y que hagas cosas, aunque sean pequeñas. La música en directo es como la cuerda floja, una de las cosas que te ayudan a mantenerte ahí, porque a la música en estudio le vas cogiendo más el truco y tiendes a no complicarte la vida. ¿Qué canción fue la que interpretó con Noa y qué le dijo Gil Dor, que es el más exigente? La vida es bella, con Gil Dor a la guitarra y ¡yo que salí al escenario sin ensayar y sin probar! Por su parte fue un riesgo, pero así y todo tocamos otrotema del disco, que también lleva acordeón, y nos quedamos todos muy a gusto. Por cierto, a Gil le pareció increíble el sonido del acordeón y así nos lo hizo saber, fue muy expresivo. Es un placer enfrentarte a estos retos. Por otra parte, cada vez nos damos cuenta de que cuanto más sabes más te das cuenta de lo que ignoras. Así, cuando llegas a públicos más vírgenes, es más fácil sorprender. Fácilmente un txistulari nos puede sorprender, pero los terrenos de fuera de Euskadi sí son más fáciles de abonar. Sin ir más lejos, la txalaparta es un fenómeno increíble fuera, la gente se vuelve loca, por toque y sonido hay algo de magia ahí. . ¿Cuál ha sido, en su opinión, el momento más importante o definitorio de nuestra cultura en los últimos años? Yo percibo un receso más que una evolución, un receso a todas luces preocupante, un falta de contenido cada vez más claro en la música que se hace aquí en Euskadi y en general. La música se percibe como ocio y no como cultura. Por ejemplo, en Internet, en sus clasificaciones estandarizadas, en todos los portales la música es ocio y no cultura. La música siempre ha sido ocio y ha tenido un complemento cercano a lo social, pero también a lo cultural. Es superficialidad, falta de contenido (que en euskera diríamos arinkeria) en general. Estoy en una fase crítica con eso, lo digo porque creo que hay agentes sociales y culturales en este país que tienen responsabilidad en todo ello. En un supuesto proceso de normalización en este país, la música se debería estar normalizando, pero hay una falta de criterio total, una especie de sálvese quien pueda con la música. Desde el Departamento de Cultura deberían plantearse qué hacer con la música de este país. La música ha llegado a un punto de falta de contenidos que no se sabe por donde coger. ¡Es que lo más vasco ahora son las trikitrixas tocando rancheras! Hace poco, en una reunión de reguladoras sobre posibles proyectos para promocionar Euskadi en el extranjero, había quien decía quelo más promocionable en el extranjero era Gozategi tocando el Poronponpero y las rancheras. También pecamos de pensar que nuestro hecho es mucho más diferenciador de lo que es en realidad y de no conocer mucho de lo que hay. Es un proceso de falta de criterios y contenidos, una encrucijada y evidentemente este no es el momento más brillante. Parece crítico con el panorama actual, ¿cree que hay una definición clara de lo que es música vasca? Es difícil definir qué es música vasca, este es quizá el corazón del problema. ¿Quién define o decide qué es música vasca o no?. Joseba Tapia decía: "la música vasca, ¿tiene que oler a ximaurra para que sea vasca?". De todos modos sí han habido momentos buenos, el rock en los ochenta, por ejemplo. ¿Pero a qué nivel? A un nivel comercial, a un nivel creativo... La música ha servido como una de las vías para expresar otras necesidades, por ejemplo de tipo ideológico, que tenía este pueblo. Hoy en día ha dejado de cumplir esas necesidades para convertirse en ocio y puramente ocio. Esto es lo que tenemos porque eso es lo que queremos, queremos que la música cumpla ese único cometido. Otros fenómenos están siendo regulados de otra manera, el teatro mismo, se ha profesionalizado mucho y se han llegado a crear grupos estables que hacen obras de una calidad más que aceptable. En literatura, bertsolarismo, arquitectura, pintura, ballet se ha creado una superestructura... Con la música no ocurre eso porque no hay nada estable. ¿Cuántos grupos viven de tocar? Kepa Junkera, Oskorri, Alboka y pocos más. No hemos conseguido regular y normalizar esta actividad y conseguir que haya un circuito estable. En la música hasta los nombres sagrados suenan a dinosaurios. Si nuestra música, la que más claramente es vasca, nos resulta un coñazo es que estamos... en una encrucijada. La música está en una encrucijada. ¿Quién ha sido, a su juicio, el personaje más emblemático? Por mi manera de ser y además, como ahora gestiono un sello, me ha tocado estaren contacto con diversos sectores. Estoy abierto a todo lo que se hace. He tenido diversos ídolos dependiendo del momento. Me quedo con la pena de no haber hecho algo con Xabier Lete, que probablemente no haya sido el músico más brillante de este país, pero sin embargo para mí es un ejemplo de artista integral, una especie de Da Vinci o Miguel Ángel a la vasca, una persona con visión integral, con una capacidad cultural tremenda que, desde la poesía y la música, es capaz de trasmitir algo profundo y a la vez tan personal. Me gustaría poder ver más de su trabajo y a ser posible colaborar con él. Echo de menos gente de la capacidad de un Lete, algo que en la música de hoy no hay. En este país hay músicos buenos, mejores que antes, pero hay una falta de visión global. También voy a destacar un autor de la música clásica, Guridi, por un claro motivo, porque creo que se ha perdido esa inusitada capacidad de trabajo, como la capacidad ilimitada de Bach. Guridi o el Padre Donostia releyeron la música tradicional y fueron un puente de conocimiento. ¿Hasta que punto es necesaria la labor didáctica? Soy una persona que observo mucho todo lo que ocurre alrededor de la música y por eso precisamente, muchas veces sufro. Hay músicos que hacen su música y son felices, sin ver si los gestores de la música, de la cultura y los medios hacen lo que tienen que hacer por la música. Pero es importante que todo funcione porque es una máquina. La cultura musical hay que planteársela desde el punto de partida de educar culturalmente y musicalmente a todos, unos para que puedan crear y otros para que puedan degustar, escuchar, entender. Un concierto pedagógico es eso, ayudar a alguien a entender. Tendemos a la reacción espontánea con la música, aplausos y tal. Pero hay otra carencia: No hay pedagogos, músicos preparados para enseñar bien, y por otra parte, la gente no tiene una educación o culturilla mínima para descifrar o saber escuchar. Y eso aquí, que nos las damos de un país eminentementemusical pues, a nivel de estado, no es de los públicos ni más cálidos, ni entendido. La reacción aquí es muy curiosa incluso con nuestra música. Puedes estar tocando una danza de un pueblo de aquí, cercano, y la gente no sabe ni por donde pillarla. Esa falta de contenido y esa encrucijada también viene porque el oyente está en un punto de vacío, yo soy muy pesimista. Los culpables no son sólo los políticos, las grandes casas de discos, los grandes programadores; la otra gran parte de culpa la tienen los músicos. Hace unos meses se ha disuelto la única asociación de músicos que había en Euskadi, de la que Iñaki Salvador era presidente, se ha muerto por inanición, no éramos capaces ni de decidir nuestro ámbito. ¿De no tener facultades para este arte por cual hubiese optado? ¡Ah!, ¿las tengo? (risas), lo dudo a veces ¿eh?. Yo creo que cada vez más, a veces, pierdo el instinto de creador y paso más horas preocupándome de la gestión. Esto también es fruto de la experiencia acumulada, mi sensibilidad me lleva a eso y me cuesta entender la música como algo puramente creativo, abstraerme totalmente y centrarme en la creación. Me veo más como gestor y estoy ahora más sensibilizado en crear vías para que la gente pueda... Ya no existen los mecenas como antes. ¿Qué ha aportado la apertura de fronteras, Internet, la facilidad para viajar? Información. Yo creo que al final amontonar información es básico, amontonar y seleccionar, porque por desgracia no tenemos tiempo, es la cultura de la información a todos los niveles. Información como conocimiento y la necesidad de seleccionar y filtrar porque sino no tenemos megabytes que lo lean. Del resto de artes, ¿a quiénes destacaría? Por ejemplo, me gustaría conocer a Oteiza, que ha pensado en clave de creación hasta cuando hacía el análisis más banal. Por otra parte, leo muy poco por no decir casi nada, colecciono libros empezados y nunca acabados. La última vez he estado leyendo "Memorias de un bufón" de Albert Boadella y me heestado divirtiendo un montón, pero no lo he podido acabar. De cine últimamente muy poco y eso que lo sigo mucho. Informado estoy de lo que hay, pero luego no hago el ejercicio de degustar y es un problema para mí cada vez mayor.. ¿El artista está en la obligación de innovar o en la de estudiar lo anteriormente hecho? Yo creo que la innovación en sí no es un objetivo. La innovación o romper en sí no me parece interesante, para eso te metes punky y no músico. ¿Por qué hay que romper con el pasado? Se puede evolucionar, me gusta más la palabra evolución o involución, si alguien considera que en vez de para adelante se va para atrás. También la recreación o relectura. Escuchar a los predecesores es una necesidad porque es una de las escuelas importantes y más en el campo de la música tradicional. Necesitamos referencias igual que información y conocimiento. Me gustan las relecturas sucesivas y creo que no estamos acostumbrados a hacerlas. Carencias que sumadas y sumadas me hace pensar que en el terreno musical este país es mucho más ignorante e intolerante de lo que pensamos. ¿Ninguna obra está completa sin la visión o percepción de un receptor anónimo que la reinterprete o de su valoración? No crea, he conocido gente que ha grabado música sólo para uno mismo. No es mi caso, no entiendo la música sin un receptor externo. ¿Qué valor le da al euskera en relación al arte, a la posibilidad de expresarse en una lengua única y propia? El único problema me parecería la posibilidad de no poder hacerlo. Es un idioma con muchas posibilidades aún sin explorar a muchos niveles. Primero, por tener menos tradición de lengua escrita y música grabada. Todavía se puede explorar más la lengua, la literatura y la música. Tenemos necesidad de tener mejores y más músicos y escritores, hay pocos verdaderamente buenos, necesitamos más nombres propios. Giramos siempre en torno a tres nombres, necesitamos más referencias. ¿Qué le ha aportado tanto la cultura vasca, su influencia, como elmestizaje? Creo que como en otras culturas en ésta también hay una obsesión por buscar elementos diferenciadores; y el hecho diferenciador cuanto más se busca menos se encuentra... como considerar la alboka un instrumento autóctono vasco, que no lo es, como tampoco lo es el txistu. Pero más que hechos diferenciadores, hay elementos locales y cuando los encuentras, es como encontrar pequeños tesoros. El ahondar tiene ese premio y con el tiempo vas entendiendo, no sé si es sabiduría o lucidez. Y el mestizaje, que tan de moda está, es como lo de la ruptura, que no debería ser un objetivo en sí. Hay gente que lo busca, a veces con un fin comercial, porque se vende y son intentos nefastos. Hay que hacerlos porque emocione o haya un motivo coherente. Además, la globalización acaba poniendo a un mismo nivel muchas cosas. Es un escaparate al que no hubieras podido subirte, por eso globalización sí... siempre que no devore. Hábleme de su obra cumbre y de cual sería su concierto idílico o soñado? La obra cumbre nunca llega porque lo mejor siempre está por llegar. Y no sé qué no le faltaría porque he intentado no repetir dos veces el mismo esquema. No me gustan los músicos que repiten en tres discos la misma plantilla. Yo cuando piso un terreno ya lo he pisado y si vuelvo es para mejorar aquello. Y el concierto espero que sea la segunda oportunidad que algún día me dé Xabier Lete. Los que comparto con Suso Saiz son muy graciosos, sobre todo por una cuestión, porque él aún tiene el vértigo de los conciertos y los considera una experiencia en la que no está todo controlado y siempre espera que en el escenario ocurra algo. Si lo que acontece es malo es porque somos humanos. Para mí Suso ha sido una escuela y un maestro. De hecho mi última rareza conjunta ha sido "Elektropsychodelic film music remix in living stereo", un montaje con música de películas. Pida un deseo cultural. Que de la encrucijada, el proceso de normalización lingüística y cultural avance y tengamos la sensaciónde que se hacen cosas. Soy pesimista, muy muy pesimista. Joxan Goikoetxea, (Hernani, 1967) Artista multidisciplinar, maestro enraizado, mantiene a sus 35 años la hiperactividad propia de un músico incipiente. En poco más de una década pasa de alumno del Conservatorio Superior de Donostia a profesor de la Hernaniko Musika Eskola. Del txistu a la acordeón y sintetizadores. Su faceta didáctica y estudiosa le lleva a colaborar con el también maestro Juan Mari Beltrán con el que firmará dos excelentes trabajos dentro del marco del folk más tradicional: Egurraren orpotik dator...(1993) y Beti Ttun Ttun (1998). Su inquietud y experimentación se refleja en la colaboración con Suso Sáiz (guitarrista y productor) publicando Quartet (1997) y el inminente Elektro Psychodelic Film Music Remix, pero será con Alboka donde recibirá el espaldarazo definitivo de crítica y público exportando los sones euskaldunes por medio mundo. Con sus compañeros de viaje Juan Arriola y Alan Griffith edita Alboka (1994), Bi Beso Lur (1998) y Lorius (2000). Idílico gestor, se embarca en Aztarna, sello discográfico de creación propia que edita trabajos en Cd rom de artistas vascos. La música tradicional, nunca anquilosada gracias a la labor de este joven pero maduro talento. Más información y biodiscografía detallada en Fotografías: Fernando Lorenzo Euskonews & Media 206. zbk (2003 / 04 / 04 11) Euskomedia: Euskal Kultur Informazio Zerbitzua Eusko Ikaskuntzaren Web Orria
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