Joxerra Gartzia. Experto en comunicación: La principal preocupación de muchos es la correcta utilización del ergativo, pero colocando todos los ergativos en su sitio, el discurso que no es capaz de conmover es inútil

2005-10-21

BREA, Unai

GARMENDIA IARTZA, Koro

Joxerra Gartzia vive en San Sebastián, pero recorre tres veces por semana el sinuoso trayecto de la autopista A-8, para impartir clases en el campus de Lejona de la UPV/EHU. Iniciamos la entrevista hablando sobre la conocida relación de Gartzia con el bertsolarismo, aunque el legazpiarra se mueve en otras múltiples esferas. Así, no podemos pasar por alto el Informe sobre la Calidad del Euskara, elaborado junto con Kike Amonarriz y Andoni Egaña, que ha dado tanto que hablar. A la postre, hemos reparado en que ambas materias son susceptibles de fundirse en una sola, y formar así el tema sobre la capacidad de comunicación o, en un sentido más negativo, la crisis de la capacidad de comunicación.

Es bien conocida su vinculación al bertsolarismo, pero, ¿ha sido usted bertsolari?

Sí que he improvisado bertsos, pero nunca he sido bertsolari. Entre los amigos, organizábamos campeonatos y cenas...

¿Y cómo se veía a sí mismo, si no es indiscreción?

Después de las cenas, y sobre todo con la percepción que se suele tener en ellas, muy bueno (risas). Nunca he disfrutado del bertso tanto como entonces. Hay que tener en cuenta que hablamos de los años 76-77, de una época en la que solía haber muy pocas actuaciones de bertsolaris. Nosotros procurábamos ir a todas; dondequiera que hubiera una sesión de bertsolaris, allá íbamos nosotros. Claro que los aficionados eran bastante menos que ahora. Más adelante, empecé a trabajar en Euskadi Irratia. Por aquel entonces, la radio de referencia del bertsolarismo era Radio Popular. El director de Euskadi Irratia, que conocía mi afición por el bertsolarismo, me pidió que hiciera algo para pasar la referencialidad en el tratamiento de los bertsos de Radio Popular a Euskadi Irratia. De modo que el primer año organizamos una especie de concurso entre los oyentes, y, el segundo, un campeonato intermunicipal. Creo que en esa ocasión dimos en la diana. Participaron un total de 30 grupos. Fue un éxito total. Todo esto sucedió en los años 84-85, cuando acababa de fundarse la Asociación de Amigos del Bertsolarismo, al que yo pertenecía. En el tiempo que me dediqué a organizar el campeonato, tuve una relación muy estrecha con los bertsolaris, y fue entonces cuando empezamos a comentar lo vergonzoso que resultaba que ETB no dedicara ningún programa al bertsolarismo.

Eso es precisamente lo que le quería preguntar. ¿Cómo surgió el programa Hitzetik Hortzera?

A algunos nos parecía que el proyecto de ETB era muy mimético con respecto a las televisiones españolas. “No es posible que ETB no dedique ningún programa a un fenómeno como el bertsolarismo”, pensábamos. Tras varios años de insistencia, finalmente nos concedieron el programa, pienso que, sobre todo, para acallarnos de una vez. “Adelante”, nos dijeron. Mucha gente piensa que ETB hizo una apuesta, pero lo cierto es que nos costó mucho convencerles de que el bertsolarismo podía ser perfectamente un contenido televisivo. Pasé de la radio a la televisión, y me encontré con que estaba solo. Yo era el equipo de trabajo. No tenía ni despacho, ni plató, ni nada. Aun así, la cosa funcionó. Y no por méritos propios, sino porque se pudo comprobar que el bertsolarismo es un espectáculo audiovisual. Y, en vista de que en aquellas pésimas condiciones la cosa funcionaba, al año siguiente el programa pasó de emitirse con periodicidad mensual a semanal, ya con un grupo de trabajo... Pero pudo no haber funcionado, y, en tal caso, la culpa hubiera sido mía. Quiero decir que los formatos miméticos, como por ejemplo el del programa “Sorginen Laratza”, cuentan con un extraordinario equipo desde su gestación, pero no así los programas de bertsolarismo.

En cualquier caso, ETB no dispondría por aquel entonces de los medios con los que hoy día cuenta...

Cierto, pero es posible que los mayores esfuerzos que haya realizado nunca sean los realizados en aquel momento. Han pasado varios años sin que se emita un programa del calibre del “Fahrenheit” de Hasier Etxeberria. Es cierto que ETB ha mejorado, pero somos muy españoles, incluso cuando nos mostramos superabertzales. Seremos todo lo abertzale que se quiera, pero resulta que a los máximos responsables de ETB-1, en cinco años, no se les ha ocurrido dedicar un programa al bertsolarismo. ¿Por qué? Pues porque en España no hay programas de ese tipo. Ésa es la conclusión a la que he llegado. Pasado un tiempo, se han dado cuenta de que los programas de bertsolarismo son programas dignos, que se emiten íntegramente en euskara, y que son agradables y baratos. Pero pasamos por un grave peligro estando yo solo.

El programa Hitzetik Hortzera sigue en antena. ¿Resulta difícil evitar la repetición de los contenidos?

El programa deja muy poco margen a la variedad. Y siempre existe una presión, el querer hacer determinadas cosas... Pero lo que la audiencia pide son buenos bertsos. A este respecto, he tenido que pelear lo mío. Había ocasiones en las que la iluminación de las grabaciones no era buena, o el sonido era de mala calidad. En tales casos, el realizador se negaba a difundir las grabaciones. Yo aducía que los bertsos eran buenos y que debían emitirse. Les decía: “sé que va en contra de los estándares de la televisión, pero me niego a presentar una actuación maravillosamente iluminada que ofrezca bertsos de dudable calidad”. Creo que debemos tener bien claro qué tipo de personas aprecian realmente este programa: los aficionados al bertsolarismo. Si emitimos bertsos grabados en la penumbra y cantados con una voz enclenque, técnicamente no emitibles -yo mismo lo reconocería-, pero siendo los bertsos buenos, los espectadores tragarían eso y más. Luego, se le pueden añadir actuaciones de bertsolaris cantadas, reportajes, algunos intentos pedagógicos... Eso lo hemos hecho todos. De modo que si algún día, queriendo enaltecernos, olvidamos esa parte antológica del programa, la razón por la que gusta a la gente, realizaremos un magnífico programa para la televisión, digno de difundirse en los Estados Unidos, pero la audiencia no le va a hacer ni caso.

Andoni Egaña manifestaba recientemente que el bertsolarismo actual hace gala de un buen nivel...

Basta con comparar los participantes del campeonato de los 80 con los actuales. No sé cuánta gente habrá participado en el certamen, pero muchos de los que hace veinte años hubieran llegado a la final, han sido eliminados. Creo que presenta un buen nivel, técnicamente mejor que nunca, y, además, tiene algo de novedoso, o al menos algo que antes no se notaba tanto, como es la diversidad de estilos. Antes, en mi opinión, era muy homogéneo.

Por vez primera, la final del Campeonato de Bertsolaris tendrá lugar en Bilbao...

También ésta es una decisión que ha necesitado su tiempo. Durante estos últimos años, ha surgido una nueva forma de entender el bertsolarismo, ligada a la retórica, y gracias a ella hemos elaborado un libro que puede gustar incluso en inglés; lo hemos presentado en Reno, y también en Missouri. Creo que finalmente hemos encontrado la clave para explicar a la gente que no sabe euskara de qué trata todo esto, cosa que hace diez años no. De nada sirve colgar en la red materiales en inglés, si uno previamente no se ha esforzado en averiguar dónde se encuentran las claves de ese arte que tanto entusiasma. Cuando nos pidieron elaborar un monográfico para la revista "Oral Tradition" de Norteamérica, pensamos que la gente que más lejos nos queda es, quizá, la que vive en Euskal Herria y no sabe hablar euskara. Por tal motivo, hemos tratado de darle un sentido al certamen de este año, mostrando a ese público en particular de qué trata el bertsolarismo. Pienso que ahora somos capaces de explicarlo, incluso en castellano. Y, bajo la finalidad de conquistar a esa parte del público, hay que buscar una coherencia en todo el campeonato. Es, por tanto, una especie de gesto: salgamos a Bilbao. Y no sólo eso. Congreguemos a los medios de comunicación de lengua española y prestémosles una atención especial. Es fácil convocar a un periodista de El País, pero si lo único que vamos a decirle es “¡jo, qué bueno es Andoni Egaña!”, “¿y por qué?”, “¡pues porque es genial!”... no vale la pena. Ahora, sin embargo, creo que estamos capacitados para explicar las claves a cualquier persona, y en cualquier idioma. Hemos apostado por mostrar de qué trata el bertsolarismo a la gente de la sociedad vasca que todavía no lo conoce.

¿Cuáles son las claves que menciona?

Por una parte, el bertso no debe ser considerado como una pieza literaria; y, por otra parte, es un sistema que permite formar discursos ante dificultades o problemas de comunicación. Tiene mucho que ver con los e-mails que las empresas están teorizando. Antes, el trabajador podía necesitar toda una mañana para escribir una carta al proveedor, pero, hoy en día, los e-mails se tienen que preparar de inmediato. En América han estudiado la estructura interna de estos mensajes en profundidad, y afirman que, para su correcto funcionamiento, deben tener la misma estructura interna, sintaxis y demás características que en el registro oral. Las claves serían ésas; luego hay que añadir la rima y demás aspectos. Lo importante son esas claves. Llevamos unos siete años diciéndolo, pero no hay peor sordo que el que no quiere oír. Y me refiero a gente muy cercana. “Ah, pero todo eso lo decís por los bertsos, no sobre el caserío, el paisaje, etc”. Llevamos tiempo diciendo que si la sociedad quiere desarrollar su capacidad comunicativa, debe tomar como ejemplo un modelo del que no debería prescindir.

Supongo que habrá disertado mucho en torno al Informe sobre la Calidad del Euskara, y, seguramente, le habrán preguntado en múltiples ocasiones por la famosa “trinidad” corrección-pureza-idoneidad...

Tampoco este tema está libre de controversias. En 1999 elaboré mi tesis en torno a los recursos poéticos retóricos improvisados de los bertsolaris, y, en su introducción, hice alusión a esos mismos temas. Mi punto de partida no fue el bertso en sí. La tesis empieza analizando el problema de la pérdida de la capacidad de comunicación, para pasar a preguntarse qué es la comunicación. Y, a raíz de esta pregunta, medita sobre esos parámetros, aunque con menos detalles que el informe del euskara. Por eso me llamaron para participar en su elaboración. Hasta ahora, el objetivo principal ha sido el de difundir el euskara, pero desde 1997 en adelante son cada vez más las voces que reivindican la necesidad de velar por la calidad del euskara estamos inculcando. No obstante, la mayoría de la gente que se preocupa por la calidad, se fija sólo en lo que es la corrección, en el “aquí falta el ergativo”.

¿También quienes solicitaron elaborar el informe?

Lo único que nos dijeron fue que existe una preocupación en torno a la calidad, y que teníamos que realizar un informe. Nada más. Yo, para entonces, ya no formaba parte del Consejo Asesor del Euskara. Kike Amonarriz, que se hizo cargo del trabajo, conocía mi tesis y me llamó. De modo que yo participé en la elaboración del informe, pero no en el Consejo Asesor. Y debo decir que no nos han cambiado ninguna coma; el Consejo Asesor del Euskara ha aceptado el informe sin reservas.

“Falta el ergativo”, dice, para ilustrar la preocupación de mucha gente...

Sí, ese tipo de recelos. “Eso no se dice así; esta forma no es pura; eso es escandaloso...”. Eso es lo que se hace. “¿Cómo que `gatz lodia´? ¡Hay que decir `gatz larria´!”. Bueno, ciertamente, también hay que cuidar esos aspectos, pero la cuestión es que, si a pesar de emplear la palabra "gatz larria", y colocar todos los ergativos en su sitio, el discurso que no es capaz de conmover, resulta inútil. Insistimos en que hay que hacer hincapié en la efectividad.

¿Y eso cómo se consigue?

Ahora, por ejemplo, estamos corrigiendo el euskara que se emplea en Euskadi Gaztea. Llevamos un año inmersos en un proyecto junto con los locutores, con los que Kike Amonarriz y yo nos reunimos semanalmente. Nuestros jóvenes han estudiado en el modelo D, han realizado los estudios de ingeniería en euskara, con nota, pero, cuando salen a la calle, son incapaces de tomar el pelo en euskara. Ése es el problema. Y, en cierto modo, Euskadi Gaztea refleja esa realidad. Los locutores son magníficos, pero en quince años no se han parado a hacer una reflexión. Creo que la herramienta que tenemos en nuestras manos es fabulosa.

¿De qué herramienta se trata?

La sintaxis de los sms que se reciben en Euskadi Gaztea suele estar en euskara, pero no las frases hechas. Dicen, por ejemplo, “Aizu, jarri mesedez hau honentzat, que está más buena que la hostia”. Ese “jarri hau honentzat” es puro relleno; el resto, del tipo de que está más buena que la hostia, o ni por el forro, suele ir en castellano. Ahí hay una carencia que, en nuestra opinión, se palpa en la calle, y la escuela no suple. En la calle, por ejemplo, se mandan sms como “Aupa, par de locos”, pero no es que la gente quiera decir “par de locos”; lo que quiere es utilizar un registro amistoso. Y parece ser que “zoro pare” no les vale. ¿Por qué es más efectivo “par de locos” que “zoro parea”? ¿Porque es gramaticalmente más perfecto? No. Porque ese “par de locos” tiene, además de su significado habitual, un plus que le viene dado por su coloquialidad. Mientras tanto, “zoro parea” está ahí, quietecito. Para que llegue a tener la misma eficacia que “par de locos”, no hay más remedio que utilizarlo. La idoneidad no se la dará Euskaltzaindia/Real Academia de la Lengua Vasca, sino el usuario. Pero, veamos, ¿quién utiliza esos términos? Si los locutores empiezan a emplearlos, la gente que los escuche empezará a utilizarlos. Alguien tiene que romper ese círculo vicioso, y no creo que tenga que ser el ciudadano de a pie. Ya es hora de reconocer que los medios de comunicación en euskara fueron creados, entre otras cosas, para favorecer la normalización del euskara.

¿Qué parte de responsabilidad tienen las escuelas en todo ello?

Bueno, la escuela es un desastre...

¿Pero debe enseñarle a los estudiantes a decir “gilipollas” en euskara?

Puede que sí. Creo que en estos momentos debemos reconocer que tanto los medios de comunicación en euskara como las escuelas, hemos pecado de ingenuos. Me parece bien que un estudiante de segundo de bachiller tenga que estudiar las características morfosintácticas del dialecto suletino, siempre y cuando sepa tomar el pelo y disfrutar en euskara. Me da absolutamente igual que enseñen las características morfosintácticas del euskara en Ataun; no va a perjudicar a nadie. Pero que se las enseñen a quien no sabe nada más... La lengua, como decía Mitxelena, es como un hacha, y un hacha sirve mientras corte. Tanto mejor si tiene un mango bonito, pero si no corta...

¿Y cómo se podría llevar todo eso a cabo en las escuelas?

Hay dos maneras de entrar en clase. Un posible planteamiento para entrar en una clase de estudiantes de catorce años sería el de entrar diciendo: “hoy vamos a estudiar las palabras compuestas”. Entonces, si el profesor o profesora las ha aprendido –cosa que yo todavía no-, les indicará cuándo se debe poner y cuándo no el guión, según las normas de Euskaltzaindia. Eso es lo que se viene haciendo: partir de la corrección.

¿Y no es eso lo que se debería hacer?

Sí, pero no de ese modo. Oímos cosas como “éstos, con catorce años, y teniendo las facilidades que nosotros no tuvimos para aprender el euskara, en cuanto salen al recreo se ponen a hablar en castellano”. Pero, ¿qué quieren? ¿Cómo va a decir un niño o niña de catorce años: “¡Qué bien, hoy vamos a estudiar las palabras compuestas!”? ¿Tienen que aprenderse las reglas? Sí. Pero no de ese modo. Hay que diseñar otra metodología, basada en los aspectos que realmente importan. En este caso, si el profesor o profesora dijera “hoy vamos a aprender a insultar”, probablemente los estudiantes le prestarían algo más de atención. El profesor o profesora sabe que van a tener que recurrir a las palabras compuestas, pero se lo oculta a los estudiantes. Efectivamente, van a componer palabras, pero con un fin determinado. El quid de la cuestión consiste en que los objetivos de la enseñanza de una lengua nunca deben residir en la propia lengua. Tiene que tener una finalidad.

¿Hasta qué punto son compatibles la corrección y la idoneidad? Al escuchar estas palabras, se podría pensar que un euskara impecable no resulta realmente efectivo...

Los criterios de la corrección y pureza son implícitos y permanentes, claro. Pero, con respecto a la idoneidad, hay que fijarse en varios aspectos: ¿quién es el que habla? ¿A quién se dirige? ¿Y para qué? ¿En qué momento? Uno puede venir y decir: “Kaixo, arratsalde on, izugarrizko poza hartu dut zuek hemen nire aurrean ikusita”. Al emplear, con toda la elegancia, la palabra izugarrizko, está poniendo una barrera a la comunicación. Cada uno tiene que saber gestionar, desde el punto de vista de la idoneidad, hasta qué punto le conviene hablar con corrección en cada situación, siendo consciente de que esa corrección tiene sus consecuencias. Pero eso no se explica en las escuelas. Lo que sí estudian, por ejemplo, es la estructura del verbo zeniezadake. Pero, ¿por qué no se les facilitan a los chavales unas cuantas directrices para saber cuándo emplear cada palabra? “Zeniezadake. No debe emplearse en la intimidad”. De lo contrario, si un chaval le dice un sábado a la chica con la que quiere ligar: “pasa zeniezadake gatzontzia?”, pues será de lo más correcto, desde luego, pero estropeará la intimidad... La corrección, normalmente, trae consigo un alejamiento comunicativo.

¿La corrección, entonces, pasa por utilizar las palabras más complicadas posibles? ¿No es correcta la expresión “pasako didazu gatza”?

Sí que es correcta, pero a veces... Eso lo saben bien los jóvenes. Saben decir determinadas cosas, pero son conscientes de que quedan fuera del registro de su cuadrilla. Y al hablante eso es lo que le importa, no tanto la corrección del lenguaje.

Tengo que escoger una definición para presentarlo al comienzo de la entrevista. ¿Qué puedo poner?

Entendido en comunicación.

¿Puedo añadir “experto”?



Sin ponerlo en su boca.. En tal caso, de acuerdo. Joxerra Gartzia Garmendia (Legazpi, 1953) Estudió en la Universidad Autónoma de Barcelona, “desde el inicio del proceso de Burgos hasta la muerte de Franco”, donde cursó dos carreras simultáneamente: “lo que entonces se llamaba Filosofía Pura” y Periodismo, si bien no llegó a terminar esta última, porque comenzó a trabajar cuando le faltaban unas pocas asignaturas para licenciarse. Tras una estancia de dos años en la Universidad de Münster (Alemania), y otros dos como profesor en la ikastola de Tolosa, trabajó durante cinco años en Euskadi Irratia y seis en ETB, como presentador del programa de bertsolarismo Hitzetik Hortzera. Abandonó la televisión por hastío, tras un periodo de crisis que tuvo mucho que ver con el turbio ambiente político de los años 94-95. Poco tiempo después, empezó a trabajar como profesor en la UPV/EHU, en la Sección de Comunicación Audiovisual y Publicidad. Pertenece a la Asociación de Amigos del Bertsolarismo desde su fundación. Dejó de colaborar como conductor de temas hace unos cinco o seis años, “por aburrimiento”, pero el bertsolarismo sigue siendo la ocupación a la que más tiempo dedica, “después del trabajo de la universidad”. Lleva ocho años desarrollando en equipo un método que permita cultivar la oralidad a través del bertso, y cuyos resultados saldrán a la luz en el año 2006. Por otra parte, se está haciendo cargo de coordinar el monográfico sobre el bertsolarismo que les ha encargado la revista “Oral Tradition” de la Universidad de Missouri (EEUU). Es, asimismo, coautor del Informe sobre la Calidad del Euskara que ha realizado junto con Kike Amonarriz y Andoni Egaña.
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