La entrevista que me hizo una vez Miren Eraso fue fantástica. Qué pena me dio que muriera... Esa línea me va.
Sé a qué entrevista te refieres... pero aquello más que una entrevista era una conversación...
Sí, eso, es. No contar tu historia... eso no me va. Encima, con la mala memoria que tengo puedo liarte una...
Pues vamos allá, ¡a ver qué sale!
Cuando yo empecé no se podía estudiar Bellas Artes ni en Donostia ni en Bilbao y lo más parecido era la Escuela de Artes y Oficios. Y mira, ahora ha desaparecido. ¡Qué no exista Artes y Oficios aquí en la que va a ser la ciudad de la cultura... ya me dirás! Se les podría ocurrir la idea que se me ocurrió a mí de abrir en Tabakalera algo relacionado con la enseñanza de artes y oficios. Todavía está por ver qué hacen ahí, pero ya se han cargado ese interior y, ciertamente, no sé hasta qué punto había razones de peso para hacerlo, me parece una barbaridad. Habría que preguntar a algún arquitecto, pero a mucha gente no nos ha gustado, nos gustaban los espacios de Tabakalera tal y como eran. Era fantástico para un centro de arte y para cantidad de actividades diversas como teatro, ballet, exposiciones... era perfecto el espacio. Hay cantidad de gente que estamos indignados con ese tema y todavía no saben ni qué van a hacer con ello. Ese edificio es una maravilla, a mí siempre me ha encantado. Yo lo asociaba con un cuadro de Magritte, El siglo de las luces. Por la noche, con las luces encendidas... para mí la Tabakalera tenía que ver con eso. Son unos salvajes, incultos. Ese tema me pone...
Fotografía de la iniciativa de convertir el Toro de Osborne en vaca.
Laura, siempre has estado de una forma activa muy vinculada al movimiento cultural de la ciudad, por ejemplo con la Asociación de Vecinos de Gros, con la Asociación de comerciantes también...
Aquello fue una relación estupenda. Estuvimos en varias iniciativas posicionándonos en contra de la demolición del Kursaal o de la casa Tomás Gros, por ejemplo, que era otra maravilla de casa. Fue una barbaridad cargársela. A mí me cogieron como una especie de asesora de actividades, lo llevé por la vía cultural y lo cierto es que me hacían caso en todo lo que proponía. En ese momento había gente majísima en la asociación. Una de las iniciativas con la asociación de comerciantes fue organizar actuaciones de teatro en tiendas vacías del barrio. Y en la terraza de mi estudio de Paseo Colón, que era un espacio especial, también organizamos muchas movidas. Fíjate en la iniciativa del Toro de Osborne convertido en vaca. Era una vaca de 3 metros y estuvo en la terraza del estudio. El origen de la idea fue de mi amigo Jokin Díez de Fortuny y se hizo por toda España.
Otra actividad muy interesante que propuse fue un concurso y exposición de fotos de la arquitectura del barrio de Gros, que es una arquitectura art déco y racionalista, de lo mejor que tiene Donostia. El jurado estaba compuesto por el arquitecto Miguel Garay, y dos fotógrafos muy buenos, Michel y Josean Martín. Resultó una exposición de mucho nivel.
En esa Galería-Estudio de Paseo Colón también impartías clases.
Sí, clases de dibujo y pintura y también fue galería durante 3 años. La monté junto a Juan Cruz Unzurrunzaga, fue él quien me lo propuso. El sitio era genial. Más tarde él montó la galería Ekain, me propuso otro espacio, pero yo seguí dando mis clases y después me fui a buscar otro espacio más grande, que fuera vivienda y galería.
A pesar de haber trabajado como diseñadora gráfica has estado en constante relación con la pintura, ¿es así?
Toda la vida. He tenido la gran suerte de no desconectar nunca y de poder vivir de eso. No exactamente de la pintura, aunque he recibido bastantes premios, entre otros el Primer premio de dibujo en el Certamen Nacional de Artes Plásticas de 1962, pero sí con el diseño que ha sido mi trabajo básico. Pero nunca he desconectado de lo artístico con el diseño. El lenguaje que he utilizado siempre ha sido artístico, no he caído en concesiones porque he tenido la suerte de tener trabajos muy relacionados con la cultura en los que no tenía que hacer concesiones a la galería comercial.
Te relacionabas con Rafael Ruiz Balerdi, Vicente Ameztoy, José Luis Zumeta, Carlos Sanz...
Sí, esa fue mi época. Fantástica, de lo la mejor. También con Arocena y muchos más... En la Asociación Artística había mucha vida... organizábamos conferencias, películas sobre arte... nos movíamos bastante. Recuerdo a Balerdi que ha sido lo mejor de este país, y no me refiere solo al País Vasco, sino también al estado español.
También estuve vinculada con la revista Euskadi Sioux junto a Vicente Ameztoy, y otros pintores y escritores como Juan Carlos Eguillor, Olariaga, Rafa Castellano, Bernando Atxaga, Garikoitz Zabala, Jon Zabaleta, Juan Ignacio Etxart, Jose Mari Agirre, que tuvo una labor muy importante, entre otros. Estábamos en un local de la Plaza de la Constitución que nos había cedido la editorial Hordago, gracias a la generosidad de Iñaki Mujika, Ezkerra. Allí se reunía la vanguardia de la época, y se hacía humor inteligente, satírico, divertido. El primer número salió en el 79, pero solo se editaron 7 ejemplares. Con la editorial Hordago tuve mucho contacto diseñando portadas de libros.
También se ha dicho que eras la única mujer en un mundo de hombres. Miren Eraso escribió: “Laura ha sido una pionera solitaria, una de las primeras mujeres, que en su contexto, consiguió dedicarse a una profesión que no existía, y en la que no había mujeres”.
Sí, era casi la única mujer en la movida esa, es verdad. En diseño, aquí, yo creo que fui de las primeras, no te digo la primera, pero...
El arte sale a la calle, Laura Esteve.
¿Y cómo es eso de trabajar en una profesión que “no existía”?
Mira, ahora hay diseñadores hasta debajo de las piedras, pero en mi época, profesionales de cierto nivel había muy pocos. Yo me moví en Londres y allí conseguía documentación de revistas, también fui a París, me comunicaba con medios que aquí no existían. A no ser que te movieras tú, era muy complicado recibir información. Digamos que todavía no estaba considerada como una profesión, pero luego se ha hecho muy popular, creo que ahora hay demasiados. A mí me encantaba y lo he hecho con mucho entusiasmo.
Y claro, evidentemente, se trabajaba “a mano”, sin ordenador.
En mi época no existía el ordenador, se hacía todo a mano. Cuando yo empecé en la Agencia de Publicidad ALAS Norte teníamos letrasets, que eran unas hojas con una amplia gama de tipografía y que se pegaban. Entonces teníamos ayudantes, que los he tenido también luego, en la época del ordenador. Es decir, yo decidía todo, la imagen, las proporciones, la tipografía... y luego lo ejecutaba otro. Yo hacía el diseño y otro lo remataba, pero no se podía desviar ni un milímetro porque en un cartel si cambia la distancia o los espacios ya no tiene nada que ver. Tienes el concepto, que es lo que manda. Yo he tenido la suerte de trabajar con gente que me seguía y me entendía muy bien. En un cartel todo tiene su porqué y su sentido, tiene que tenerlo. No todos te salen como quieres. Yo he disfrutado muchísimo haciendo esto. Este cartel, por ejemplo, —señala uno del libro— me gusta mucho, me quedé muy satisfecha. Este es de los acertados, por ejemplo (el arte sale a la calle). Vas por la calle y vas todo el rato descubriendo cosas. Con Arzak también he colaborado mucho, he estado años haciendo las cartas de vino, el menú... Mira este cartel del Festival de Cine de San Sebastián. La base del cartel era un cuadro que le gustaba mucho a Diego Galán y al final se lo regalé. También hacía fotos que luego eran la base de otros carteles.
¿Cuánto tiempo dedicas a cada obra?
Pues eso depende. A veces te sale en un día uno, y otras veces tardas una semana y luego cambias, dejas uno y sigues con otros... no es fijo.
¿Y cuándo sabes tú que este cuadro está terminado?
?Ahí está! Alguno sí que veo que está terminado, rematado, pero hay otros que son más abiertos. De repente de un día para otro piensas que algo falla.
No serás como el pintor Antonio López que tiene un problema con eso de terminar los cuadros...
Pero es que es tal su perfeccionismo... Yo no, pero lo entiendo, en su caso, lo entiendo, sí.
En esta última etapa estás haciendo abstracción, ¿sabrías decirme por qué?
Por lo menos llevo 8 años haciendo abstracto porque me lo ha pedido en un momento dado. Tengo algunos en los que se percibe algo, ideas... Hubo un desastre, no recuerdo dónde, y me inspiró para hacer este cuadro que es abstracto, pero en el que se intuye algo que se cae... estoy planteándome volver a retomar esa línea en la que se intuye algo, algo sutil relacionado con la realidad más concreta, noto que me pide un cambio hacia esa onda. La realidad que estamos viviendo afecta, pesa ya la historia.
Tus cuadros son realmente grandes.
Me gusta hacer los cuadros grandes, necesito espacio. Para expresar necesito apertura.
Cartel de Laura Esteve para el Festival de Cine de San Sebastián.
Espero, entonces, que no te asuste el lienzo blanco, porque con semejante tamaño...
No, no me asusta. Empiezas poco a poco y va surgiendo a medida que empiezas a manchar. En tu cabeza no tienes la idea previa, sobre todo en el abstracto. Y cuando es al natural la mano tiene que estar libre, no tiene que ir todo a lo Antoniñito López, porque no, no es mi línea. Y él me parece maravilloso, pero a mí no me sale así. Empiezas un cuadro y nunca sabes qué va a pasar, nunca. A medida que vas componiendo te va pidiendo, el concepto se libera, se desarrolla.
Próxima exposición.
Ahora estoy haciendo la selección de cuadros para mi próxima exposición en el Restaurante Garraxi de San Sebastián.
Desde luego ya tienes dónde elegir. Por lo que veo tienes varios cuadros “similares”. ¿Te gusta hacer series?
Sí, de repente empiezas y haces 3 o 4 que tienen que ver. Por ejemplo, rojos tengo 3 en la onda, tengo otra onda de ocres, están en la línea.
En alguna ocasión te han dicho que tu obra se asemeja a la de Mark Rothko. ¿Qué te parece?
Sí me lo han solido decir, que puede tener que ver algo... pero es que me sale así. No es que le copie, pero es que de una forma natural me sale esa línea. La gente intenta buscarte siempre un parecido.
Laura Esteve en Art Aretoa Laura Esteve (San Sebastián, 1939) Pintora, dibujante y diseñadora. Nacida en San Sebastián en 1939. Inició su formación en la Escuela de Artes y Oficios con Cobreros Uranga y luego con Ascensio Martiarena en su estudio de Marrutxipi y en la Asociación Artística de Guipúzcoa. En 1986 realizó un curso de dibujo y grabado en la Escuela de Bellas Artes de Perugia. Durante muchos años se dedicó profesionalmente al diseño publicitario hasta que abandonó este ámbito para dedicarse en exclusiva a la pintura. En el año 1997 abre el Estudio de Arte Laura Esteve ARTE-LANAK, en donde además de enseñar a pintar y dibujar, se creó una galería junto a Juan Cruz Unzurrunzaga. A lo largo de su trayectoria ha utilizado diversas técnicas como el gouachs, la aguada, óleo, los acrílicos... Durante su última etapa su pintura ha evolucionado hacia una pintura de abstracción muy marcada de donde se ha ido eliminando cualquier referencia figurativa. Laura Esteve pertenece a una generación de artistas formados alrededor de los Certámenes de Artistas Noveles en los que ganó varios premios. Desde entonces ha expuesto habitualmente. Entre sus últimas muestras encontramos la Exposición de pintura, dibujo, obra gráfica y diseño gráfico en la sala Ganbara del Koldo Mitxelena en San Sebastián (2004), exposición de pintura en Beti Boga y El Lagar en San Sebastián (2006). En 2007 expone en el Palau Altea, en 2010 en la Sala Kutxa Boulevard de San Sebastián y en 2011 en esta misma ciudad en la Galería Ekain Arte-Lanak. Acaba de inaugurar exposición en Garraxi Taberna, en Donostia. Fuente: Euskomedia