¿Se atrevería a ofrecer un diagnóstico sobre la diáspora vasca en Argentina y su problemática cultural...?
Mi diagnóstico no es único, sino que se bifurca en dos campos. Uno es muy positivo, el referente a lo realizado en Argentina en cuanto a la enseñanza y difusión del euskera. Elemento basal de la cultura de Euskal Herria, concretado en el número de alumnas-os, profesoras-es, lectorados en Universidades, Programa Argentina Euskaraz, introducir el idioma vasco entre los Txikis, Barnetegis, etc. etc. Todo ello conlleva a mi diagnóstico positivo. Me animaría incluso a decir positivo en muy alto grado.
En el otro campo se encuentra el muy meritorio trabajo desde hace años de un puñado de personas, enseñando danzas, dando a conocer la gastronomía vasca, manteniendo audiciones radiales, dictando conferencias sobre variadas temáticas. Pero ello no puede ni debe ocultar, un hecho realmente grave, cual es el desconocimiento-profundo, en mi opinión, existente en la diáspora vasca en Argentina sobre temas culturales básicos como son la geografía, historia, literatura, economía etc. de Euskal Herria.
En mi opinión y respetando opiniones en contrario, el desfasaje entre sentimiento y conocimiento exige una estrategia y organicidad como la llevada a cabo con el euskera, para lo cual, a título personal, sugeriría la formación de monitores culturales en las Euskal Etxeak, concretamente en una primera fase en geografía e historia.
Fijación de una estrategia que requiere un análisis y debate profundos entre todas aquellas personas que en Argentina se comprometan a trabajar por el conocimiento y difusión de lo vasco, canalizando esa labor a través de las Euskal Etxeak y la Federación de Entidades Vascas de Argentina, FEVA, que no son las únicas, pero si, en mi opinión y me apoyo en la experiencia personal de 60 años de actuación en la comunidad argentina-vasca, las herramientas más idóneas para transmitir la cultura vasca en la nación argentina. Hasta tanto este tema del desconocimiento no se encare, como sucedió con el euskera, mi diagnóstico lo calificaría de reservado y muy preocupante.
Las TIC han ayudado enormemente a acercar entre ellos a los diversos agentes culturales vascos en el exterior y a estos con el País. En este proceso ¿hasta dónde podríamos llegar?
Es indiscutible la aportación cuantitativa y en menor nivel cualitativa de las TIC a la interrelación entre Euskal Herria y la diáspora vasca en general, y por supuesto la existente en Argentina, donde reside el mayor número de personas de ascendencia vasca que superan en número incluso a la población de Euskal Herria. Los continuos avances tecnológicos han abierto y lo seguirán haciendo amplias posibilidades en este punto de un alcance incluso que no me atrevo a analizar, por no ser una persona perita en la materia.
Las TIC han servido, sirven y servirán para mostrar a argentinos y argentinas de ascendencia vasca y no tan solo de primera generación, sino a muchas y muchos más de segunda, tercera y aún más lejana generación, una Euskal Herria, del rio Adour al rio Ebro que en muchos aspectos es diferente a la imagen o estereotipo de lo vasco arraigada en Argentina.
Personalmente, veo a las TIC como una invalorable herramienta de conocimiento y difusión de la cultura vasca, sin desmedro de otras herramientas tradicionales. En este tema me viene a la memoria la traducción al castellano de un refrán euskaldun que viene a decir algo así como “beber del agua nueva pero de la fuente antigua” (Iturri zaharreko ur berria).
¿Se resiente la producción cultural en el exterior cuando llegan períodos de vacas flacas como los actuales?
Los recortes presupuestarios originados por la crisis económica de público conocimiento han tenido su correlato en los regímenes de ayuda anuales hacia la diáspora de las administraciones públicas de la Comunidad Autónoma Vasca y la Comunidad Foral de Navarra.
En el caso concreto de Argentina, las dirigidas a las Euskal Etxeak y a la FEVA desde el Gobierno de la CAV con sede en Gasteiz, en tanto las prestaciones a personas individuales de ayuda social no sufrieron recorte alguno, las ayudas para gastos de infraestructura fueron suprimidos y los destinados a planes de acción u desarrollo cultural han tenido un recorte de alrededor del 35 por ciento aproximadamente. Lo que evidentemente ha tenido y tiene su repercusión en los programas de los destinatarios de las ayudas. Desconozco los recortes y las cuantías que pudieran haber sufrido los Centros Navarros en Argentina, en tanto señalar también que históricamente no hay antecedentes de ayudas provenientes de la administración pública tanto de organismos existentes en Iparralde como del Gobierno francés con asiento en Paris.
Estas supresiones y recortes han tenido una contrapartida, en mi opinión personal, positiva en el aspecto de profundizar en algunas Euskal Etxeak y suscitar en otras Casas Vascas la creación de emprendimientos destinados a originar entradas económicas generadas básicamente en actividades de la gastronomía. Amén de que la creación de estas fuentes propias económicas coadyuve a lograr en algún momento el autofinanciamiento del Centro Vasco. Sobre este tema, creo importante destacar que las Euskal Etxeak de Argentina y la FEVA se fundaron y crearon exclusivamente con fondos económicos propios sin recibir ayudas económicas de ningún tipo originadas en Euskal Herria y que el régimen de subvenciones entra en vigencia recién cuando estaba por finalizar el siglo XX.
Visita de una delegación de Eusko Ikaskuntza a la Semana Vasca de Argentina del 17 al 25 de octubre de 2004. Mikel Ezkerro y Gonzalo Auza entre otras personas.
¿Se valora debidamente por las instancias vascas el papel de nuestros paisanos en el exterior?
En este tema como en el diagnóstico cultural tengo dos respuestas, en el plano teórico, a nivel de la Ley aprobada unánimemente por todos los sectores políticos en el Parlamento Vasco, declaraciones de los sucesivos Congresos Mundiales Vascos, discursos de los Lehendakaris en sus contactos con la diáspora, igual tenor en las dirigencias de los partidos políticos, con alguna excepción que confirma la regla, frases como el octavo Herrialde, etc. etc. Todo son reconocimientos y calificativos elogiosos, baste revisar las hemerotecas de Euskal Herria y de naciones con comunidades de origen vasco para verificar y confirmar este reconocimiento de las instituciones vascas hacia la diáspora. Como un simple miembro más de la comunidad argentina de origen vasco, mi más sincero agradecimiento hacia esas definiciones principistas hacia quienes sin haber nacido en AMA LUR la amamos de todo corazón desde nuestras respectivas Patrias.
Si tengo que analizar la pregunta desde la práctica diaria, diré que ha habido y hay mujeres y hombres, fallecidos algunos y felizmente con vida otros, que han actuado o siguen participando en las instituciones vascas y que desde las mismas han dejado la impronta de su huella con obras en Argentina que han beneficiado no solo a la diáspora vasca, sino por extensión a la sociedad argentina toda. Conociendo sus valores y calidades humanas, su humildad y pudor omitiré sus nombres, que eso sí están en el corazón de un buen número de argentinas y argentinos.
Esto no obsta para que tenga que recocer que en las instituciones vascas hay personas de probada honestidad personal, irreprochable, de probada capacidad de gestión administrativa, pero que son desconocedores de lo que sucedió antes y de lo que sucede hoy en la diáspora vasca en Argentina, nuestros aciertos y nuestros errores. Reitero que lo afirmo con tristeza, en Euskal Herria, y no solo a nivel general, sino en las instituciones hay quienes no nos conocen.
Claro está que sería imperdonable e injusto que no dijese con la misma tristeza, que en las instituciones argentinas de origen vasco también hay quienes desconocen lo que sucede en Euskal Herria. El desconocimiento es recíproco y esta cruda realidad requiere ser encarada prontamente por ambas partes. Modestamente pienso que el primer paso a dar es un diálogo, valorando el frotarse los sesos de unos con los del prójimo, en frase de Montaigne. Conocernos y re-conocernos permitiría que estereotipos, clisés, falsos preconceptos, existentes tanto en Euskal Herria como en Argentina se diluyeran, desaparecieran y dejaran ver la realidad sobre la que hay que trabajar en forma coordinada.
Dígame cinco nombres de vascos argentinos (o argentinos vascos) que deberíamos conocer todos por su aportación a nuestra cultura y personalidad como pueblo...
Como nacidos vascos hechos argentinos, citaría a Andrés Maria de Irujo Ollo, Isaac López Mendizabal, Sebastián de Amorrortu, Nemesio Olariaga y Justo Gárate. Y argentinos con alma vasca Juan Bautista Alberdi, Tomás Otaegui, Roberto Ortiz, Diego J. Ibarbia y José Maria Garciarena Aguerre.
Hace diez años decía Vd. en una entrevista que respecto a la cultura vasca en el exterior la mies era mucha pero los obreros pocos. ¿Sigue siendo así?
Sí, sigo pensando igual. La mies es Argentina con cerca de cuatro millones de personas de ascendencia vasca sobre una población total de 40 millones. De esos casi cuatro millones hay un buen porcentaje que tienen un arraigado sentimiento vasquista. Así como también hay un inocultable desconocimiento de temas básicos de Euskal Herria. Los operarios, las y los comprometidos que trabajan por lo vasco son pocos, comparados por ejemplo con el número total de socias y socios de las Euskal Etxeak de Argentina, aunque lo digo con plena sensación que son más que los existentes hace unos 60 años, cuando me inicié en lo vasco en Argentina.
A fines del año 1955, Pello Mari Irujo Ollo, que sería mi mejor amigo en Argentina, me facilitó un libro cuyo contenido, tenía yo entonces 17 años. Me impactó: “Ereintza (el sembrador)” de Engracio de Aranzadi. Parafraseando aquel titulo, me he permitido desde hace unos cuantos años calificar de sembradores de la cultura vasca a argentinas y argentinos de diversas generaciones, incluyendo entre ellos a gente joven que van lanzando por la extensa geografía argentina la semilla de la cultura vasca por medio del euskera, las danzas, la gastronomía, la música, la fabricación de instrumentos musicales vascos, organizando emisiones de radio, ciclos de cine vasco, comprometiéndose con los más necesitados en la comunidad local, etc.
Hay bajo mi punto de vista, un vacío a llenar que hay que encararlo a la mayor brevedad posible, la organización de todo este accionar cultural protagonizado por quienes desde su condición irrenunciable de argentinidad se sienten también parte del corpus cultural vasco. Cabe con justicia a estos compatriotas míos, aquella frase de nunca tantos debieron tanto a tan pocos.
Pienso, por aquello del mimetismo político, que las diferencias de criterio que se dan en Euskal Herria entre los diversos agentes culturales se verán reflejadas en el exterior, no importa dónde estén aquellos localizados...
Por supuesto que las diferencias de criterio se reflejan en la comunidad argentina de origen vasco. No hay que negarlo ni ocultarlo, pero me gustaría acotar que en lo vasco en Argentina hay una positiva tendencia a priorizar la común identidad étnica sobre diferenciaciones sectoriales.
A fines del siglo XIX existían en Buenos Aires, el Laurak Bat con oriundos de Araba, Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa, el Centro Vasco-francés con oriundos de Laburdi, Benabarra y Zuberoa y el Centro Navarro con oriundos de la Navarra sur pirenaica.
Pero ya en 1904 al crearse la Asociación Cultural y de Beneficencia Euskal Echea se establece que formarán parte todos por igual fuera cual fuera el lugar geográfico de origen. Ejemplos de lo que afirmamos son los nombres de Zazpirak Bat de Rosario en 1912 y Euskaldunak Denak Bat de Arrecifes en 1922.
En los centros vascos que se van creando a lo largo del siglo XX hay una integración plena en los mismos de los nacidos en toda Euskal Herria y lo propio sucede con sus descendientes argentinas y argentinos. Al crearse en 1955 la Federación de Entidades Vascas de Argentina —FEVA— queda establecido en su Estatuto el principio de comunes raíces e identidad de todos los territorios que conforman Euskal Herria. Preservar, acrecentar y difundir este principio de identidad común entre quienes descendemos de cada uno de los siete herrialdes que conforman nuestro país es una tarea inexcusable de la diáspora a nivel global.
¿No cree Vd. que se debería de hacer mucho más por dar a conocer la producción cultural vasca en el exterior?
Por supuesto que una mayor difusión en Euskal Herria de las realizaciones culturales originadas por la diáspora sería en extremo beneficiosa, comenzando por lo que se ha hecho y hace en favor del euskera que es indiscutiblemente la mayor contribución del Pueblo Vasco al acervo cultural de la humanidad. También ayudaría a revertir la situación ya referida sobre el desconocimiento existente en Euskal Herria en importantes sectores de la población de lo que representa la diáspora vasca a la que en declaraciones se ha dado en llamarla el octavo herrialde.
Quiero hacer una consideración final. Estoy convencido que los pilares de la cultura vasca en Argentina son sentimiento, formación, información y conocimiento. Los cuatro pilares debieran conformar entre ellos una unidad química. En mi modesta opinión debe transitarse por ellos, lo que tendrá como resultado consolidar y multiplicar el compromiso de argentinas y argentinos de origen vasco, y de quienes participen sin serlo, para que se haga realidad el pensamiento de un ilustre argentino de estirpe vasca, Juan Bautista Alberdi: DAR DE NUESTROS PADRES UNA IDEA ES EXPLICAR LA MITAD DE LO QUE SOMOS.