Xabier Zabaltza. Historiador y ensayista: Para bien y para mal, la Vasconia actual no puede entenderse sin Sabino Arana

2009-02-27

ASURMENDI, Mikel

BELAXE. ITZULPEN ZERBITZUA

Nacido en Tudela en 1966. Vive en Pamplona. Conoce a la perfección las callejas del casco viejo pamplonés así como el resto de Navarra, ya que sus pasos le han llevado por la Montaña y la Ribera. En esta entrevista, traducida del euskara, revela su pasión por el pensamiento y su deseo no disimulado de hacer pensar a los demás.

Su nombre se hizo más conocido con motivo del libro Gu, nafarrok (Alberdania; 2007).

¿Sí? No lo creo. Sinceramente, no me ha servido para conquistar muchas chicas.

¿Cuáles han sido la trayectoria y la repercusión del libro?

Estoy muy contento con el modo en que el público lo ha recibido. Me ha permitido confirmar lo que ya sospechaba: que los vascos no somos tan extremistas como solemos creer y que los últimos treinta años no han pasado en balde. Ahora se admite la crítica, si es razonada.

No obstante, el libro no ha tenido demasiada repercusión en Navarra, dado que está escrito en euskara. Cuando se publique la versión en castellano veremos si la sociedad navarra es tan “europea”. Yo tengo mis dudas.

¿Le ha aportado el libro lo que usted esperaba tanto en el ámbito académico como en el mundo de las letras en general?

El mundo del euskara es muy reducido, por lo que no esperaba gran cosa. Escribí mis libros anteriores en castellano porque pensaba que así llegarían a más gente, pero me ha sorprendido gratamente observar que existe una enorme curiosidad en euskara (casi diría hambre de saber). Creo que la mayoría de los vascos están aburridos de los eslóganes victimistas de siempre.

El mundo académico es otra historia. Aunque mi formación es académica, yo soy un outsider porque no trabajo en la universidad. Eso tiene su lado bueno, ya que me permite escribir con total libertad, mezclando temas, estilos y metodologías diferentes. Además, creo que mis libros (aunque no sólo los míos, por supuesto) pueden tender puentes entre la universidad y el resto de la sociedad, ya que se encuentran demasiado alejadas la una de la otra.

En una entrevista comentó que “en Navarra existe un enorme provincianismo”. ¿Podría comentar esa afirmación?

Las autoridades locales nos insisten una y otra vez que Navarra fue un gran reino y que nuestro régimen foral es único en el mundo. La gente sencilla está convencida de que no hay nada como los sanfermines y de que San Francisco Javier fue un hombre extraordinario. Los navarros (como el resto los vascos y de los españoles) deberían conocer un poco más la Madre Tierra, viajar y aprender idiomas. Quizá así se darían cuenta de que fuera de España casi nadie ha oído hablar de Navarra.

Xabier Lete compuso e interpretó la canción “Nafarroa, arragoa” (Navarra, crisol). ¿Qué es Navarra para Xabier Zabaltza?

Creo que Lete dio en el clavo. Para mí, Navarra es principalmente una carga. Woody Allen dijo algo parecido a esto en alguna película (no recuerdo en cuál): “Soy judío, pero puedo explicarlo”. Yo añadiría algo así: “soy navarro, pero puedo explicarlo”. ¡Qué remedio!

Su padre es de Pamplona y su madre de Tudela. ¿Qué es la Ribera para usted y qué debería ser para los vascos?

Yo en castellano siempre digo que soy de Pamplona, pero en euskara digo que soy de Tudela. ¿Por qué? Pues porque a la gente le sorprende ya que en Tudela no hay muchos vascohablantes. Yo nací en Tudela, pero luego no he vivido allí y solamente voy de vacaciones.

Xabier Zabaltza en Dubrovnik (Croacia).

Foto: Koko Vicente.

La Ribera para mi es un vínculo con la realidad. De Tafalla para arriba hay mucha tendencia a soñar y muchos Quijotes. La Ribera es Sancho Panza. Como dijo Malcolm X, “para bailar se necesitan las dos piernas” (él se refería a sí mismo y a Martin Luther King). Navarra tiene dos piernas: la Montaña y la Ribera, el vascuence y el romance. Lo uno carece de interés sin lo otro.

Su abuela materna es catalana y aún vive en Tudela y su abuelo fue miembro del PNV de Tudela. Son buenas referencias para un historiador.

Viví en Barcelona hasta los ocho años. Casi podríamos decir que mi infancia terminó cuando vine a vivir a Pamplona. Siempre he querido mucho a Cataluña y la he sentido muy cercana. Es un modelo para Vasconia: ha sabido defender su identidad y su idioma sin violencia.

Mi abuelo Joaquín fue del PNV en la época de la República, incluso aprendió algo de euskara. Las primeras ikurriñas que se vendieron en Tudela fueron las de la tienda de mi familia. Sin embargo, como muchos otros, mi abuelo se hizo falangista cuando le convino (no sé si fue para salvar el pellejo o no). Luego, claro, no tuvo demasiado interés en que se conociera esa parte de su vida. Mi madre se enteró por mí de las aventuras juveniles de su padre.

¿Cree que la Comunidad Autónoma Vasca y Navarra siguen los pasos de Cataluña y Valencia? ¿Son comparables ambos tándems?

En gran medida sí. Resulta sorprendente leer hoy a Teodor Llorente i Olivares, líder del Renaixença valenciana. Llorente fue senador del Partido Conservador y siempre estuvo en contra del catalanismo político, pero nunca negó que en Valencia se hablara catalán. Admitía, por tanto, la existencia de un vínculo cultural entre el Principado de Cataluña y el Reino de Valencia. Asimismo, si leemos a los primeros navarristas políticos, a Víctor Pradera, por ejemplo (y Pradera no era un conservador, sino casi un fascista), nos daremos cuenta de que se posicionaron en contra de la unidad vasca por razones políticas, pero que aún así no dudaban de que Navarra fuera parte de Vasconia.

¿Qué ocurrió en Valencia y en Navarra? Fundamentalmente dos cosas. En primer lugar, las elites, que se movían como pez en el agua en el sistema de la Restauración, se sintieron amenazadas por el surgimiento de los nuevos movimientos nacionalistas que cuestionaban aquel régimen de corrupción. En segundo lugar, tanto la Lliga Regionalista como el Partido Nacionalista Vasco actuaron en un único ámbito, relegando por razones tácticas al resto de los territorios que decían reivindicar a un segundo plano. Al surgir el nacionalismo político, Valencia podía convertirse en un anexo de Cataluña y Navarra en un anexo de Bizkaia y eso, para muchos, era inaceptable. Luego, con la Guerra Civil y el franquismo, en ambos casos se rompieron las relaciones entre “españolistas” y “nacionalistas”. Hasta ahora.

Es doctor en Historia y experto en nacionalismos. El actual nacionalismo político se materializó sobre la ideología de Sabino Arana. ¿Qué opinión le merece esta figura histórica?

Para bien y para mal, la Vasconia actual no puede entenderse sin Sabino Arana. El nacionalismo de Arana adolecía de errores garrafales: racismo, confesionalismo, rechazo de la democracia liberal, odio visceral a España, una actitud radical en torno al euskara que en realidad oculta el uso casi exclusivo del castellano, historicismo estéril, etc. Su nacionalismo no tenía mucho que ver con el nacionalismo catalán de la misma época. Actualmente se han corregido los dos primeros errores de Arana. El tercero está en vías de solución, aunque aún deberá salvar obstáculos muy serios. Llevará su tiempo superar el resto.

El navarro Arturo Campión fue contemporáneo de Sabino Arana. ¿Qué tipo de nacionalismo fue el suyo, si realmente fue nacionalista?

Sí, Arturo Campión era nacionalista. Así se definía, al menos: “nacionalista unionista” (es decir, “no separatista”).

Creo que hemos idealizado demasiado a Campión. Quizá porque solamente se conocen sus novelas históricas. Campión era tan racista como Arana (¿quién no era racista entonces?). Aunque en teoría consideraba el idioma más importante que la raza, en la práctica escribió en vascuence mucho menos que Sabino.

Xabier Zabaltza con el buda Amitabha en Kamakura (Japón).

Foto: Javier De Esteban.

¿A lo largo de la historia ha habido oportunidad de construir un nacionalismo que no fuera aranista?

El experimento de la Acción Nacionalista Vasca de la República fue muy interesante. Algunos de aquellos personajes son dignos de mención, como Horacio Echevarrieta, creador del lema “República y Fueros”, Francisco Ulacia, el primero que se refirió al derecho de autodeterminación, o Ramón Madariaga, quien redactara el anteproyecto de autonomía para los cuatro territorios de la Vasconia peninsular. Los miembros de ANV (entre los cuales cabe destacar el trabajo de Justo Gárate) intentaron reactivar y adaptar el legado de esos autores, pero llegó la guerra y todo se fue al traste. En los últimos años del franquismo y durante la Transición, José Miguel de Azaola propugnó un nuevo tipo de “vasquismo”, diferenciado de la tradición sabiniana, pero la sociedad vasca estaba entonces muy polarizada y todavía no estaba madura para el punto intermedio que proponía Azaola. Estos hombres realizaron importantes aportaciones, pero escribieron casi únicamente en castellano. Todavía está por hacerse una síntesis entre el vaquismo político de la Vasconia peninsular, que en realidad funciona mayormente en castellano, y el vasquismo cultural, en euskara, de la Vasconia continental.

El suletino Agosti Xaho Lagarde fue anterior. Falleció hace siglo y medio, pero últimamente se le cita profusamente. ¿Qué le parece su pensamiento?

Xaho era un romántico. No era un intelectual, sino un “sentimental”, por lo que no se le puede pedir un pensamiento estructurado. En cualquier caso, en algunos temas ganó por goleada a Sabino: aceptación de la tradición liberal, ruptura con el catolicismo ultramontano, uso de un vascuence castizo, conocimiento de la literatura y del folklore, sentimiento claro de unidad vasca (alejado del “vizcainismo”, pero también del “navarrismo” y del “suletinismo”), etc. Por otra parte, hay ideas de Xaho que habría que dejar de lado, como por ejemplo la defensa de la pena de muerte o el desprecio hacia España (al fin y al cabo, era francés).

En este siglo XXI en el que vivimos, a menudo se habla de los derechos de los pueblos. ¿Podría usted comentar su afirmación de que “los derechos de un pueblo no se basan en su historia”?

Eso está relacionado con el provincianismo que he mencionado anteriormente. Si salimos de España, a nadie le importa si Vasconia fue alguna vez independiente o si Sancho III el Mayor fue rey de todos los vascos. Ese debate puede tener sentido en el mundo académico, pero no en el ámbito político. En el extranjero nunca me han preguntado si ha existido en la historia un estado vasco, sino más bien cuál es la voluntad de los ciudadanos vascos de hoy. El resto carece de importancia. A mi juicio, vascos, catalanes y gallegos (y murcianos, leoneses, etc.) tienen todo el derecho a la independencia, siempre que para conseguirla no utilicen la violencia. Yo solamente les pido que no manipulen la historia.

Alguna vez ha criticado el consumismo afirmando que vivimos en el Reino del Consumo y ahora estamos en plena crisis económica. ¿Cómo ve el ciclo económico actual en su contexto vasco?

Desgraciadamente, creo que mientras no solucionemos el “conflicto vasco”, la gente no se dará cuenta de que hay otros problemas mucho más acuciantes.

En esta situación surgen enfoques muy pesimistas, pero algunos creen que la crisis también tiene su lado bueno. ¿Usted qué cree?

No quiero parecer arrogante, pero entre mis amigos soy el único que no tiene coche. Como en muchos otros ámbitos, en el consumo de gasolina no encuentro grandes diferencias entre la izquierda y la derecha, entre constitucionalistas y abertzales.

A menudo hablamos del medioambiente y del Tercer Mundo, pero no vemos (o fingimos no ver) que nuestro nivel de vida es insostenible para ambos. Si todos los habitantes del planeta consumieran tanto como los vascos, la Tierra habría explotado hace tiempo.

Pondré un ejemplo de algo que me preocupa mucho. La guerra de la República Democrática del Congo (antiguo Zaire) se debe, en gran medida, al deseo de controlar las reservas de coltán, un elemento imprescindible para los teléfonos móviles del Primer Mundo. Hace unos años, Edward Zwick cosechó un gran éxito con su película Diamantes de sangre. Pues bien, creo que alguien debería rodar ahora Coltán de sangre. Si es con Leonardo DiCaprio, mejor que mejor.

Criticamos a los políticos, a los bancos y, por supuesto, a Estados Unidos, pero nadie está dispuesto a rebajar su nivel de vida (algunos no son capaces siquiera de dejar el coche en el garaje de vez en cuando). Yo creo que los ciudadanos también deberíamos cumplir el Protocolo de Kioto porque no toda la responsabilidad es de los gobiernos.

Mientras la crisis golpea a tantos, El Corte Inglés sigue lleno a rebosar. En Vasconia coexisten el Primer y el Cuarto Mundo (inmigrantes sin papeles, parados, gitanos, etc.). Debemos adaptar nuestra ideología a esta nueva realidad. Tenemos que ser más pragmáticos y dejar a un lado tanta hipocresía.

Para lograr la cohesión social. O quizá para construir una ética de la crisis.

Soy muy escéptico porque creo que no aprendemos. Superaremos esta crisis, pero caeremos en los mismos errores: mal reparto de la riqueza, consumo excesivo, destrucción del medio ambiente, etc.

Al hilo de la construcción de una ética de la crisis, recuerdo que al inicio de su libro Gu, nafarrok incluye la siguiente frase: “A todos los que aman la vida humana más que a Navarra, Vasconia o España”.

Luis Mitxelena afirmó que él era persona antes que vasco y, sobre todo, antifascista. Siempre he admirado a Mitxelena como lingüista y como ser humano y, por supuesto, estoy de acuerdo con él. Si para que Vasconia sea independiente tiene que morir una sola persona, a mí no me interesa. Si para mantener la unidad de España tiene que morir una sola persona, tampoco me interesa. Hoy mantiene toda su vigencia la máxima pronunciada por Sébastien Castellion hace quinientos años: “Matar a un ser humano no es defender una doctrina, es matar a un ser humano”. Todo lo demás se puede discutir.

Su libro tiene un final humorístico. Habla de Quino, el creador de Mafalda, e se refiere a una tira cómica de éste: un grupo de personas clamando “Nosotros somos el pueblo. Ellos son los enemigos del pueblo” y, muchos años después, unos turistas que vienen de visita preguntando “¿Qué había antes aquí?” y el guía, que les responde: “Un pueblo”.

Si echamos un vistazo a la historia de la Humanidad encontraremos guerras por doquier. ¿Quién se acuerda hoy del conflicto entre católicos y protestantes que provocó la muerte de cientos de miles de personas en toda Europa? Ahora no entendemos por qué católicos y protestantes no podían vivir juntos y en paz. Estoy seguro de que dentro de unos siglos, los historiadores se las verán y se las desearán para explicar por qué “constitucionalistas” y “nacionalistas” no podíamos vivir juntos y en paz. Alguien, no sé quién, dijo una vez: “El ser humano es un animal que se comporta racionalmente... cuando no le queda otro remedio”. Esas palabras le van que ni pintadas al Homo vasconicus.

La última línea de su libro reza: “De nobis fabula narratur”. A usted le encanta el latín. ¿Podría explicarnos qué significa?

Esa frase significa, más o menos: “Este cuento trata sobre nosotros”. Y sí, soy un enamorado del latín. En eso no estoy de acuerdo con Jon Mirande. El escritor suletino llamaba “latinajo” (latinkeria) a todo lo que no era de su gusto, pero hay que recordar que en la historia, el único estado que ha incluido a toda Euskal Herria ha sido el Imperio Romano, no el reino de Sancho III el Mayor. El latín es el “padre” de nuestros tres romances (el castellano, el francés y el gascón) y los primeros documentos de la historia vasca están escritos en esa lengua. De hecho, Euskal Herria antes de llamarse Euskal Herria, se llamó Vasconia.

Finalmente, ¿qué hay de nuevo por la capital de Vasconia?

¿Por Pamplona? Sin novedad en el frente. Las cosas están cambiando, pero muy lentamente. Tengo la esperanza de que las instituciones navarras terminen aceptando el vascuence con normalidad. Como cuesta lo mismo ser optimista que pesimista, prefiero ser optimista. Sin embargo, esa “normalidad” no será en absoluto el monolingüismo en euskara. En muchos lugares ni siquiera será el bilingüismo. La normalidad debe basarse en el respeto de las opciones lingüísticas y nacionales, tanto de vascohablantes como de castellanohablantes. Queda mucho para llegar a eso. Xabier Zabaltza Pérez-Nievas (Tudela, 1966) Doctor en Historia y experto en nacionalismos. Autor de los libros Mater Vasconia. Lenguas, fueros y discursos nacionales en los países vascos (Hiria, 2005), Una historia de las lenguas y los nacionalismos (Gedisa, 2006) y Gu, nafarrok (Alberdania, 2007). Traductor del Gobierno de Navarra y miembro de la Sociedad de Estudios Vascos y de la International Primate Protection League/Societas Internationalis Primatibus Defendendis. En la actualidad es uno de los impulsores de la asociación Agosti Xahoren Adiskideak, cuyo objetivo es dar a conocer la obra y el legado del genial autor suletino.
Partekatu
Facebook Twitter Whatsapp

AURREKOAK

Esther Ferrer. Artista: Ziur nago, uste sendoak dituzunean eta ideia batzuen alde egiten duzunean, uste eta ideia horien eragina nolabait nabarmentzen dela zure lanean

 

Irakurri

Xabier Etxebarria Zarrabeitia. Eusko Jaurlaritzako Zigor Betearazpenaren eta Gazte Justiziaren Zuzendaria: Adingabeko arau-hausleen % 72k ez du berriz deliturik egiten

 

Irakurri

Juan Uriagereka. Hizkuntzalaritzan doktorea: Gorroto ditut definizioak

 

Irakurri

Jesús Lizaso. Eskultorea: Sortze-lanetan, etsi gabe aurrera egiten eta sasoi txarrak igaro arren lanean jarraitzen jakin behar da

 

Irakurri

Carlos Mugiro. “Punto de Vista” jaialdiaren zuzendaria eta zinemagilea: Zinemaren historia idatziko duten filmak gaur egun ez dira ikusleengana heltzen

 

Irakurri