Durante el pasado mes de noviembre, Gernika y Gasteiz fueron testigos de una iniciativa destinada a potenciar el talento de las personas en edad de jubilación.
Bajo el lema "El talento no se jubila", Eusko Ikaskuntza y la Viceconsejería de Servicios Sociales del Gobierno Vasco organizaron un programa de cuatro semanas para capacitar a las personas mayores en su transición hacia el periodo postlaboral.
El programa, denominado "+60", se centró en explorar la tendencia del envejecimiento de manera positiva, ofreciendo a las personas participantes la oportunidad de sumergirse en experiencias inspiradoras compartidas por asociaciones especializadas, como Helduak Adi, Secot, Donostia +55 y Bizan. Estas organizaciones aportaron perspectivas valiosas sobre cómo abordar la jubilación con optimismo, destacando las oportunidades de crecimiento personal y las contribuciones sociales que esta etapa de la vida puede brindar.
Guiadas por la metodología GizarteLAB, las personas participantes de los cuatro talleres en ambas localidades diseñaron un modelo personalizado para llevar una vida plena, identificando metas y objetivos específicos. Las dinámicas proporcionaron herramientas prácticas para la planificación de proyectos personales, fomentando la autonomía y la toma de decisiones informadas.
La vida plena en la vejez: un desafío y una oportunidad
La jubilación se presenta como una etapa de cambio y adaptación, pero también como una fase repleta de oportunidades. Las participantes en el programa han constatado que la jubilación no solo implica un cese de la actividad laboral, sino que también es un período en el cual es posible continuar creciendo tanto a nivel personal como profesional, así como seguir contribuyendo de manera significativa a la sociedad.
Como principal conclusión del proyecto, resalta la idoneidad de brindar una capacitación especializada en aspectos vinculados a la vida plena durante la jubilación. Este colectivo de personas mayores no solo manifiesta un creciente interés en la adquisición de habilidades específicas, sino que también revela una demanda expresa de programas de capacitación que no solo sean de alta calidad, sino que se ajusten de manera casi personalizada a las circunstancias individuales de cada participante. Este énfasis en la personalización subraya la importancia de adaptar los contenidos educativos a las experiencias, aspiraciones y desafíos únicos que enfrenta cada persona en su transición hacia la etapa postlaboral. De esta manera, se destaca la relevancia de diseñar y ofrecer programas de formación que no solo aborden aspectos generales, sino que también atiendan de manera específica las necesidades y expectativas particulares de quienes se embarcan en este significativo periodo de sus vidas.
Con relación al concepto de vida plena, se ha identificado un marcado interés por parte de las participantes; no obstante, a lo largo del proceso, han subrayado ciertas limitaciones objetivas en los grupos de trabajo formados. Estas personas han evidenciado desafíos significativos para construir la vida que desean debido a las considerables responsabilidades de cuidado que asumen, ya sea en relación con sus nietos o sus propios padres. Estas responsabilidades han generado un impacto tangible en la capacidad de las personas participantes para dedicar tiempo y energía a la búsqueda de sus propios objetivos y aspiraciones, revelando la complejidad de equilibrar las demandas familiares con la búsqueda de una vida plena en la jubilación. Este hallazgo subraya la importancia de abordar y encontrar soluciones prácticas para conciliar las responsabilidades de cuidado con la búsqueda individual de la plenitud en esta etapa vital, reconociendo las tensiones inherentes a estas responsabilidades y ofreciendo estrategias concretas para superarlas.
Finalmente, destaca la vital importancia del respaldo social como un elemento fundamental para afrontar la jubilación de manera positiva. A lo largo de la participación en el programa, los grupos han enfatizado la trascendencia del apoyo proveniente de diversos ámbitos, incluyendo familiares, amigos y asociaciones especializadas. Reconocen de manera unánime que este respaldo no solo brinda un sustento emocional valioso, sino que también desempeña un papel crucial en la construcción de una experiencia de jubilación satisfactoria y enriquecedora. La red de apoyo social no solo proporciona un sostén emocional durante la transición a la jubilación, sino que también se revela como una fuente valiosa de orientación y recursos prácticos. La colaboración con familiares y amigos permite a las personas jubiladas compartir experiencias, intercambiar consejos y enfrentar los desafíos comunes de esta etapa de la vida de manera conjunta. Además, la conexión con asociaciones especializadas ofrece acceso a servicios específicos y programas diseñados para abordar las necesidades particulares de quienes se encuentran en esta fase.
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