¿Qué supone la designación de Vitoria-Gasteiz como Capital Verde Europea 2012?
Sobre todo es un reconocimiento a lo que se ha hecho hasta ahora. Aunque desde Ekologistak Martxan somos muy críticos con las políticas medioambientales que se siguen en Vitoria, lo cierto es que se han hecho cosas que probablemente otras ciudades no han hecho. Desde mi punto de vista hay varias cuestiones que sólo por ellas, merecería el premio. Por un lado está el tratamiento que se hizo en su día con el río Zadorra. Hubo un proyecto de la Diputación de Álava que suponía una canalización pura y dura, eliminando el río, pero gracias a los vecinos de la zona, a la presión de los grupos ecologistas, y al centro de estudios ambientales, se cambió la idea. Lo que finalmente se ha hecho es dejar el río tal cual, y hacer una zona paralela que cuando no se inunda es un parque precioso. Por otro lado, no hay que olvidar lo que se ha hecho en Salburua. El humedal de Salburua era carne de urbanización, pero se apostó por recuperar la zona húmeda, y hoy en día es un humedal de importancia internacional. Como tercer aspecto, subrayaría el plan de movilidad que va a ser un hito importante de cara al futuro. Es un plan muy valiente y va a cambiar totalmente la manera de movernos en Vitoria. Creo que esos tres factores son proyectos de mucho calado, que solo por cada uno de ellos mereceríamos este premio.
¿Qué importancia tiene este premio de cara a futuro?
Creo que de cara a futuro supone que el medio ambiente vaya ganando peso en todo el ayuntamiento. Es decir, que la Green Capital va a suponer que el medio ambiente se fusione en todo el ayuntamiento, por lo menos hasta el 2012. Creo que hasta esa fecha el medioambiente va estar en todos y cada uno de los departamentos. Eso es muy importante.
¿Cree que parte del reconocimiento es mérito de los ciudadanos también?
Es cierto que cuando se hacen políticas de este tipo los ciudadanos tenemos mucho que decir y mucho que ver. Pero también es verdad que cada paso que se da en temas medioambientales, la respuesta por parte de los ciudadanos suele ser muy crítica. Por ejemplo, el plan de movilidad ha tenido una respuesta muy dura por parte de asociaciones de vecinos con respecto a la OTA, al igual que con respecto a la redensificación urbana o a la recogida neumática de basuras. La gente quiere un aire limpio, no quiere ruidos ni contaminación en la ciudad,... sin embargo, no está dispuesta a renunciar al coche.
Por tanto, ¿a quién le atribuye el mérito del galardón?
Todos tenemos algo de responsabilidad en el premio. El Ayuntamiento, porque en su idea apostó por crear un Centro de Estudios Ambientales y por impulsar un modelo de sostenibilidad. Pero también los ciudadanos, que han aportado lo suyo. La gente recicla, hace un uso más responsable del agua,... Es evidente que los ciudadanos se van concienciando poco a poco, aunque no tengo tan claro que el medio ambiente sea su prioridad absoluta. Creo que falta muchísimo por hacer para que los ciudadanos estén concienciados medioambientalmente.
Vitoria es una ciudad verde, pero también tiene puntos negros. ¿Cuáles?
Una de las cosas que más me preocupa de lo que pasa en Vitoria, es el tratamiento que se está dando a los parques y jardines consolidados. Creo que el Ayuntamiento quiere que el gran parque de Vitoria sea el anillo verde, y de alguna forma está sacrificando los parques y jardines. La estación intermodal que se quiere construir en Arriaga es un ejemplo bastante llamativo: quieren poner la estación en el parque, como si el parque en sí no fuera importante. Han tratado el parque como un solar. Ahora mismo los parques por los que se reconocía esta ciudad antes del anillo verde, están en peligro.
Otro de los puntos negros que tenemos es la depuradora de Crispijana. Porque el agua que nosotros recibimos del río Zadorra, una vez que pasa por Vitoria, la devolvemos con peor calidad. Es evidente que una ciudad que se dice sostenible, también tiene que ser solidaria con los que tenemos más abajo. Hay que hacer un esfuerzo muy importante en devolver el Zadorra lo mejor posible aguas abajo. Por otro lado, en Vitoria echo en falta una normativa sobre la contaminación lumínica, una normativa sobre las antenas, otra sobre la protección de los animales domésticos,...
Junto a ello, Ekologistak Martxan se opone a que se declare parque natural los montes de Vitoria, ¿por qué?
No somos partidarios de que se cree un parque, y apostamos por que se haga un buen plan de recursos naturales. El que se declare parque natural no conlleva que se proteja el monte de una manera especial, porque lo que protege el espacio es el plan de ordenación de los recursos naturales. Vamos a estar muy pendientes del documento que elabore el Gobierno Vasco. Preferimos que no se declare parque natural, porque eso acarrearía demasiada presión para el monte.
¿Vitoria-Gasteiz está en el buen camino para reducir el uso del vehículo privado?
El tema del coche privado en Vitoria es un problema serio, pero creo que el plan de movilidad va a ir trayendo una concienciación distinta, y unas consecuencias muy positivas para la ciudad. El coche privado va a tener que sufrir, porque lo que no puede ser es que las ciudades se sigan construyendo para los coches. Creo que en Vitoria falta mucha educación vial, tanto por parte de los peatones, como de los vehículos.
¿Tenemos que aprender mucho de otras ciudades?
Por supuesto. Creo que no hay que tener vergüenza en copiar lo que han hecho bien en otros lugares. Yo, de hecho, es lo que recomiendo siempre: si ya lo han hecho otros y está funcionando, ¿para qué inventarnos otras cosas? Hay que coger ejemplos y adaptarlos a nuestro entorno.
Por tanto, ¿podemos decir que Vitoria-Gasteiz es una ciudad sostenible?
Creo que no. Cuando nos dieron el premio en Bruselas, al jurado le llamó la atención que en 15 años Vitoria había crecido de una forma exagerada, que no tenía ninguna relación el crecimiento urbanístico con el de la población. Lo cierto es que Vitoria ha consumido en muy poco tiempo prácticamente todo el suelo que le quedaba por consumir. Ya apenas nos queda sitio. Esta ciudad no ha sido nada sostenible en el tratamiento que ha dado al suelo urbano. Salburua y Zabalgana son los barrios menos sostenibles que hay, no sólo medioambientalmente, sino también socialmente. Hay que hacer barrios mucho más compactos si realmente queremos que haya vida en ellos, y que sean sostenibles. Por tanto, Vitoria no puede ser sostenible, porque ha crecido de un modo desproporcionado al número de habitantes. Es un escándalo. Hasta que el plan de movilidad no esté funcionando al 100%, la movilidad de Vitoria no será demasiado sostenible. En un futuro seguramente se mejorará, y podremos decir que somos sostenibles.
¿Cree que la política energética es una asignatura pendiente en nuestro país?
Creo que sí. El problema que tenemos con la energía es que todo lo que hagamos es para sumar, es decir, para seguir consumiendo lo mismo. Y yo me pregunto, ¿a dónde vamos? No podemos seguir consumiendo energía como lo estamos haciendo. Igual lo que hay que plantearse es que hay que dejar de crecer, que hay que dejar de consumir tanto. Sin embargo, el hecho de que un país mida el desarrollo del mismo con el número de coches que vende, quiere decir que algo no funciona bien.
¿Que proponen desde Ekologistak Martxan?
Nosotros somos partidarios de energías renovables, y apostamos por los parques eólicos, siempre que se hagan bien. Parece que Vitoria está empezando a trabajar en ello: hay un plan energético, un plan de lucha contra el cambio climatico,... se están haciendo cosas.
¿Qué futuro le ve a los planes eólicos que están proyectados?
La Diputación foral de Álava está siendo muy beligerante con todos los parques eólicos, y sin embargo, con otros proyectos bastante impactantes no lo es tanto. Tiene una vara de medir distinta con cada proyecto. El problema que tienen los parques eólicos es que se ven, que se ponen en montes que antes mirábamos y visualmente eran bonitos. Pero la cuestión es que los molinos hay que ponerlos donde hay viento, no hay otra opción. De la misma manera que no es de recibo decir sí a las centrales nucleares, y luego decir no al cementerio nuclear, con los parques eólicos pasa lo mismo: no se puede decir sí a los parques, pero querer ponerlos sólo donde no se vean. Por tanto, la discusión sobre los parques eólicos tiene que ser algo más seria que eso. Hay que ser más coherentes con este tema: hay que hacer parques eólicos que sean competitivos. Esto tiene que ser así siempre y cuando tengamos claro que hay que dejar de consumir y ahorrar energía. Si no frenamos este consumo harán falta mil parques eólicos, centrales nucleares y de ciclo combinado, porque el consumo de energía actual es insostenible.
Como miembro del Grupo Lobo, ¿cree que es compatible la existencia del lobo con la ganadería en nuestro país?
Por supuesto, y a las pruebas me remito. No hay ningún lugar del mundo donde el lobo haya echado a los ganaderos, pero sí hay muchos lugares del mundo donde los ganaderos han echado al lobo. Prácticamente en toda el área de distribución del lobo se convive con la ganadería. En Galicia, Asturias, Castilla León o Sierra Morena hay ganadería y el lobo existe desde siempre. Es compatible, por tanto. Es evidente que lo que no son compatible son ciertos sistemas ganaderos con el lobo. Por tanto, lo que habrá que hacer es adaptar los sistemas ganaderos. Hay que decirlo claro: si no queremos al lobo en Euskadi, estamos pidiendo la extinción del lobo en Euskadi. Y además estamos poniendo las bases para que los burgaleses tampoco lo quieran.
¿Por qué es tan difícil la convivencia entre el lobo y la ganadería?
En todos los sitios donde hay lobos existe el pastoreo. Y en ningún sitio del mundo donde exista lobo se deja al ganado suelto y sin protección: se toman medidas preventivas, y la más efectiva es el pastoreo. Lo que pasa es que en los sitios donde desaparece el lobo, el sistema ganadero se hace más flexible, y no suele hacer falta estar con el ganado todos los días, porque no hay depredador. Aquí cuando desapareció el lobo, durante mucho tiempo se dejaron las ovejas solas, y de esa manera el ganadero se dedicaba a hacer otras cosas o trabajar en otros sitios. El lobo ha aparecido por causas naturales, porque el ecosistema lo permite, porque tiene presas naturales, porque se ha recuperado el monte, etc. De hecho, el lobo podía estar viviendo perfectamente en Euskadi, y es más, diría que lo está pidiendo a gritos. Por tanto, lo que habrá que hacer es proteger a las ovejas de esos ataques, como se ha hecho en cualquier lugar del mundo. Tal vez haya que volver al pastoreo, y probablemente habrá que agrupar a las ovejas y contratar a una persona que haga de pastor. Lo que no se puede es dejar a las ovejas solas como si no hubiera lobos. Mientras que esté el lobo habrá que tomar las medidas necesarias para que le cueste más matar ovejas que corzos. Decir que es incompatible es lamentable, porque el lobo es algo natural. El lobo ha venido por causas naturales, y es parte fundamental de la biodiversidad. Por tanto, hay que hacerlo compatible, no nos queda otra.
Usted ha sido muy crítico con el Plan de gestión del lobo de la Diputación de Álava. ¿Por qué?
Todos los planes de gestión del lobo habla de gestión, pero también de conservación, todos, menos el de Álava. La tramitación del plan ha sido bastante lamentable, porque no se ha tenido en cuenta ninguna de las alegaciones presentadas. Al final, se ha hecho un plan bastante chapuza. Creo que tenemos que aprender a convivir con el lobo, aunque sea difícil. Yo quiero que haya lobos en Euskadi, no porque me apetezca, sino porque puede haberlos. Y si vienen, ¿cómo les vamos a cerrar las puertas? Andres Illana (Vitoria-Gasteiz, 1965) Andres Illana es miembro de Ekologistak Martxan desde su fundación, en 2001. Desde entonces ejerce de portavoz de la asociación en Álava. A su vez es miembro de GADEN (Grupo Alavés de Defensa y Estudio de la Naturaleza), asociación sin ánimo de lucro fundada en 1989 cuyos objetivos principales son la protección del medio natural y la investigación del mismo. Además, desde 2002 pertenece al Grupo Lobo Euskadi.