Martin Ibarbia. Presidente de la Filmoteca Vasca: Soy un esclavo del arte cinematográfico. Lo amo más que a mí mismo

2004-09-17

SALA, Teresa

GARMENDIA YARZA, Koro

“Estamos aquí para salvaguardar nuestra historia”, declara el Presidente de la Filmoteca Vasca, Martin Ibarbia. Durante los años que lleva consagrado al cine vasco ha conocido miles de episodios y anécdotas. La Filmoteca Vasca, entidad fundada en 1978 gracias al esfuerzo y determinación de un reducido grupo de personas, es el archivo cinematográfico más activo del Estado. Así lo atestiguan tanto los resultados que han alcanzado como las apenas cinco personas que trabajan en ella. Lo que no les impide reivindicar mejores condiciones. En palabras de Ibarbia, la Filmoteca tiene como fin “fomentar la profesionalización, las investigaciones, las publicaciones y la comunicación internacional. Claro que para ello es necesario disponer de una adecuada infraestructura, y nosotros, desde luego, no la tenemos”. Por el momento siguen trabajando en la oficina del barrio donostiarra de Amara, repleta toda ella de cintas, películas y pequeños tesoros, con el mismo espíritu emprendedor que en los inicios. Nuestra próxima cita será el Día del Cine Vasco que se celebra en el Festival Internacional de Cine, con motivo de la proyección de “Gipuzkoa”, un documental filmado en 1979 que nos descubre datos históricos hoy ya desaparecidos. Una fabulosa ocasión para conocer y revisar nuestra memoria, y cavilar sobre ella.

La Filmoteca Vasca ha conocido muchos cambios desde el año de su fundación. Ahora que vivimos en la era de las Nuevas Tecnologías, ¿hasta qué punto condicionan éstas la función y el desarrollo de la Filmoteca?

La tecnología condiciona todo tipo de actividades. Hasta el punto de que es imposible concebir el cine sin la tecnología. El arte cinematográfico parte del uso de la tecnología. Hasta aproximadamente el año 1815, el ser humano hizo lo posible por que las imágenes que producía expresaran o reflejaran el movimiento, pero ni la pintura, ni la escultura, ni otras expresiones artísticas, al ser estáticas, se lo permitían. Hasta que en el siglo XIX la tecnología irrumpe con una novedosa técnica que permite expresar el movimiento. En muy poco tiempo obtuvo un éxito rotundo. Pues bien, ahí es donde debemos situar los comienzos del cine. Y en el año 1930 se produce un salto cualitativo importantísimo: se consigue incorporar sonido a las imágenes, un adelanto que debemos agradecer a la tecnología. Más adelante se les agregaría el color, de nuevo por medio de la tecnología. La historia del cine está estrechamente ligada al desarrollo tecnológico; siempre han caminado de la mano. Con respecto a la digitalización imperante en estos tiempos, es obvio que nos aportará muchas ventajas. La Filmoteca es, en suma, un archivo; realiza exactamente el mismo trabajo: labores de recopilación, conservación, restauración y análisis de las cintas. Y, tras darles un determinado formato, las ponemos al servicio de la sociedad. Toda esta labor es al fin y al cabo un servicio público.

¿En qué aspectos de la Filmoteca cree usted que incidirá la digitalización?

La digitalización supone para nuestra actividad un salto cualitativo tremendo. Por una parte, porque nos permite salvar todo aquel material que, con respecto a su grado de conservación, se encuentra gravemente deteriorado. Hoy por hoy se hace un uso físico de las películas, pero gracias a la digitalización ya no será necesario hacerlo. Por otra parte, nos gustaría disponer de más sedes, en Bilbao, en Vitoria/Gasteiz, en las universidades y en San Sebastián, para que, de tal forma, la gente no tenga que desplazarse de su ciudad para consultar nuestras películas. En un principio instalaremos un Intranet, y, siempre y cuando nos sea posible, pondremos la Filmoteca Vasca en la red, al alcance de todo el mundo. Eso sí que será revolucionario. Nadie que esté interesado en el cine vasco tendrá la necesidad de moverse de casa. Podrá ponerse en contacto con nosotros dondequiera que esté, y nosotros responderemos a su consulta, haciéndole saber cuál es nuestro fondo. Luego, en el caso de que tenga que hacer un uso profesional de nuestras películas, deberá abonarnos una determinada cantidad. Lo que está claro es que las nuevas tecnologías van a condicionar nuestro futuro.

En un principio se anunció que iban a trasladarse a la antigua Fábrica de Gas, mas dicho proyecto se ha ido demorando. Al parecer, ahora se ha propuesto que se muden al edificio de la Tabacalera. Quizás le resulte incómodo hablar sobre plazos...

En un principio, estaba muy claro cuáles eran. El proyecto al que alude establecía un plazo de dos años para nuestro traslado definitivo, pero finalmente se ha ido al garete y no tenemos más remedio que esperar y ver qué pasa. Nuestra idea era mudarnos a la antigua Fábrica de Gas, por lo que elaboramos un minucioso proyecto en el que se daba cuenta de todos los aspectos. Pero las autoridades decidieron invertir el capital que en principio nos correspondía en otras actividades, por lo que, finalmente, nos han destinado a la Tacabalera. Aunque seamos una sociedad privada y libre, el hecho de recibir subvenciones por parte de la Administración nos condiciona a acatar las directrices que nos va marcando. Obviamente, no estamos de acuerdo con la decisión que han tomado. Nosotros presentamos un pormenorizado proyecto al que han hecho caso omiso. Se proponen enviarnos al edificio de la Tabacalera, a un edificio cuyo uso y destino está todavía pendiente de concretación. Sin olvidar que se trata de una decisión que nos va suponer una dilación de unos siete u ocho años. Es muy triste ver cómo el trabajo realizado a lo largo de cuatro años se nos atrasa por una decisión político-administrativa. Estamos muy dolidos, atravesando momentos muy delicados.

¿Cuál es el funcionamiento de la Filmoteca?

Nosotros trabajamos con documentos; es decir, con cualquier tipo de filmación. Hoy, por ejemplo, hemos recibido la visita de un hombre de Zegama que ha venido a hacernos entrega de una cinta de seis horas de duración, filmada hace unos cuarenta años. Se trata de una cinta que una familia del citado municipio ha donado al Ayuntamiento. No es una filmación profesional, pero constituye un documento histórico: nos muestra imágenes de la papelera de Zegama, de la reunión de unos carlistas, de un homenaje a los falangistas, etc. A nosotros nos interesa todo, cualquiera que sea el formato de la filmación, super 8, 16 ó 35 mm. Hay dos maneras de canalizar estas imágenes: quien lo desee puede dejar su documento o producción en nuestro almacén, por la sencilla razón de que aquí se conservará en buen estado y porque, una vez digitalizado, se encontrará a salvo. Las películas requieren unas condiciones especiales para su conservación. Además, mientras obran en nuestro poder, los derechos de autor de tales cintas quedan garantizados. Si algún día alguien se mostrara interesado en utilizar esas imágenes, pondríamos al propietario de las mismas y al interesado en contacto, para que ellos mismos establezcan las condiciones económicas. Nosotros no intervenimos en ese aspecto. En cualquier caso, respetamos y garantizamos los derechos de autor. A lo dicho: los documentos, aquí, están bien conservados, y, además, realizamos una copia de todo cuanto nos llega. Por otro lado estaría el ámbito de los profesionales. Estos realizan una copia positiva de cada película que ruedan, pero negativo no suele haber más que uno, y se suele guardar en los laboratorios. Pues bien, lo que a nosotros nos gustaría es obtener los negativos para a partir de ellos poder realizar copias, no para otra cosa. Y es que, mientras el negativo esté bien preservado, la conservación de la película está asegurada. Nosotros estamos aquí para salvaguardar nuestra historia. La Filmoteca Vasca forma parte de la F.I.A.F. (Federación Internacional de Archivos Fílmicos), lo que nos permite mantenernos en contacto con filmotecas de todo el mundo. Así, en cuanto en un país recibe alguna filmación ligada al País Vasco, enseguida lo ponen en nuestro conocimiento.

¿Cuáles son las "joyas" más bellas que atesoran en la Filmoteca?

En cuanto al cine de antaño, lo más hermoso que atesoramos es, a mi entender, la película “Au Pays des Basques”. En lo que respecta al cine mudo, tenemos una película filmada por los hermanos Azkona en Bilbao, en 1928, titulada “El mayorazgo de Bazterretxe”. Es una película convencional, un drama, pero magnífica. Entre los documentales, destacaría uno del año 1912 sobre las fiestas de Irún, y en cuanto a la cinematografía, la película "Amalur", de 1968, por metaforizar un grito histórico en pos de la libertad en plena época franquista. Por último, ya dentro del cine comercial, mencionaría "La fuga de Segovia". Con ella se dio comienzo a una nueva etapa histórica.

La Filmoteca Vasca, la primera filmoteca autónoma del Estado, se fundó en el año 1978. ¿Hallaron muchas dificultades para su creación?

Como en el caso de otras múltiples iniciativas, en el País Vasco no había por aquel entonces ninguna institución pública de esas características, por lo que fue el ámbito privado el que tomó las riendas. El principal promotor fue Peio Aldazabal. Junto a él hemos estado trabajando un grupo de amigos, durante veintiséis años. Nuestra pretensión actual no se reduce al traslado a un edificio en condiciones, sino que también queremos pasar de ser una entidad privada a una entidad pública. Casi todos los archivos son públicos, porque son el sistema mediante el cual la sociedad conserva su memoria -en nuestro caso, audiovisual-. Todas las filmotecas de Europa son públicas; las de aquí no. Si fundamos la Filmoteca fue porque aquí faltaba una institución de esas características. En 26 años hemos conocido todo tipo de miserias, pero creo que esa fase de amateur ya está superada. Nuestro proyecto se asienta sobre tres pilares: profesionalización, porque aunque aquí trabajen profesionales no lo hacen profesionalmente; una sede y medios técnicos adecuados; y garantías económicas, ya que al ser nuestra actividad deficitaria, nos resulta necesario seguir recibiendo subvenciones de las entidades públicas. Con el trabajo que hemos realizado a lo largo de todos estos años, pese a haberlo hecho en pésimas condiciones, hemos obtenido unos resultados formidables. Entre otras cosas, hemos filmado una película de 3 millones y medio de metros de largo, 1.087 largometrajes, unos catorce millones de vídeos, más de 5.000 libros, 20.000 revistas, etc. Otro de nuestros objetivos estratégicos consiste en saltar al ámbito internacional, porque aunque tenemos relaciones internacionales, no tenemos posibilidad de afianzarlas. Nuestra intención, y uno de nuestros fines, es dar a conocer la cultura vasca en el exterior a través del cine. Eso a mí me parece fundamental. Nuestro país encuentra muchas dificultades para adentrarse en determinados círculos internacionales, y desde luego el cine le ofrece una magnífica posibilidad para conseguirlo. En mayo del año pasado, por ejemplo, en Londres se emitieron algunas películas de nuestra Filmoteca. Es una manera de que la cultura vasca esté presente en esa capital y de que los londinenses la conozcan. En eso consiste la internacionalización, en salir de casa y mostrar quiénes y cómo somos, algo que considero a todas luces imprescindible. Y ellos, a su vez, también pueden venir a nuestro país, para conocernos y para que los conozcamos. Si cuidamos de los vínculos internacionales, tendremos la ocasión de conocer otras culturas. Claro que para ello es necesario contar con una infraestructura, con una organización, disponer de una sede adecuada... y, por ahora, no tenemos nada de eso. También hemos incluido esos aspectos en nuestro proyecto. En cuanto a las investigaciones, al no tener dinero, tampoco es que estemos progresando mucho. Por ejemplo, no tenemos imágenes del bombardeo de Gernika, pero sí del momento en que los alemanes cargaron sus aviones con bombas en Vitoria/Gasteiz para luego dirigirse a Gernika. Estamos convencidos de que los alemanes filmaron el bombardeo, pero no sabemos dónde pueden estar tales imágenes. Todo eso hay que investigarlo. Por otro lado, también procuramos editar libros. En cualquier caso, desde el año 1995 no se ha editado ningún buen catálogo del cine vasco. Tenemos muchas carencias.

¿Por qué cree usted que el País Vasco cuenta con una producción cinematográfica tan rica y extensa?

En otros muchos ámbitos no somos tan productivos, pero, desde luego, sí que pienso que tenemos un don especial para el cine. Cuando en 1896 los hermanos Lumiére empezaron a proyectar películas en varios países de Europa, también vinieron al País Vasco, de modo que la gente no tardó en tener constancia del nuevo invento. Quince años más tarde, en 1912, los vascos grabaron varias imágenes de las fiestas de Irún y en 1928 filmaron el “Mayorazgo de Bazterretxe”, aunque hay largometrajes más antiguos. Los vascos siempre hemos estado unidos al cine, bien como productores, bien como espectadores. En el año 1985, nuestro país, sediento de libertad, emitió un grito tal que congregó a varias personas que pasarían a formar un movimiento. Eso mismo sucedió en 1968, con la película “Amalur”, rodada gracias a la benevolencia de varias personas que se prestaron a poner el dinero de su propio bolsillo. Más tarde llegaron los "Ikuska", de la mano de Montxo Armendariz, Javier Agirresarobe, Juanmi Gutierrez, Pedro Olea y Antxon Ezeiza, entre otros. También en ese caso el movimiento fue ascendente, de abajo hacia arriba. Y así, el boom se produciría en los años 80, con la película “La fuga de Segovia”. Tras ese impulso libertario nacionalista, toda esa gente se fue profesionalizando. Y con la creación en 1982 de la ETB, al País Vasco se le abrió una nueva ventana. Mi pregunta es la siguiente: ¿cómo es posible que hayamos perdido el camino del cine vasco que empezamos a recorrer en los años 80? Para responder a esta pregunta se requiere un análisis mucho más profundo.

Ha llegado hasta la presidencia de la Filmoteca Vasca.

Yo soy un esclavo de este arte, un hombre lleno de amor. Amo el cine más que a mí mismo. Ese amor es el que ha guiado mi vida profesional. Soy uno de los fundadores de ETB. En 1985 lo dejé y al cabo de tres años fundé Orio Produkzioak. Siempre he estado unido al movimiento cinematográfico. En 1999, cuando me propusieron aceptar la presidencia, les advertí que lo primordial sería salir del agujero. Yo siempre he estado ligado a la Filmoteca, desde el año en que se fundó: primero como socio, y más tarde como colaborador activo. Con el tiempo he ido asumiendo más funciones y aceptando nuevos retos. Es una pena que, estando las cosas como están, la jubilación me tenga que llegar justo antes de que produzcan los cambios.

Precisamente hoy va a tener lugar la inauguración del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. ¿En qué consistirá su participación? Como en anteriores ediciones, pondremos nuestra sede al servicio de los miembros del jurado, para que puedan ver las películas. Por otra parte, y como viene siendo habitual, el día del Cine Vasco que se celebra durante el Festival proyectaremos una película; en este caso, un interesantísimo documental de 1979, que lleva por título “Gipuzkoa” y que nos muestra algunos datos históricos ya desaparecidos. Como depositario de nuestra memoria, considero muy importante revisarla de vez en cuando y reflexionar sobre ella. Martin Ibarbia Maiz (Beasain, 1943) Estudios Carrera de Magisterio y Master en Comunicación e Imagen Corporativa. Otros . 1977: Promotor de la primera edición de "Kilometroak" en Beasain, y primer presidente de la Sección de Cinematografía de Eusko Ikaskuntza/Sociedad de Estudios Vascos. . 1982: Promotor-creador de Euskal Telebista, y director de programación de la misma. . 1981-1982: Director de Programación Cultural en el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco. . 1988: Funda Orio Produkzioak. . Ha participado en la producción, realización y guión de varias películas, entre otras, “Bakearen soka” y “Laugarren Mundua”. . Autor del guión de la producción “Jose Miguel de Barandiaran. 100 urte”. . Ha sido director y productor de las series “Sautrela” y “Lengua Viva”, en Euskal Telebista. . 1992-1995: Vicepresidente de la "Association Europeenne Inedits". . A partir de 1999, Presidente de la Filmoteca Vasca.
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