En la Jornada celebrada en Pamplona se presentó un informe sobre la situación de la actividad cultural vasca, así como un protocolo para la organización de eventos en el contexto de los Derechos Culturales.
El miércoles 20 de setiembre, en el Palacio del Condestable de Pamplona se celebró la jornada "Gestión cultural para la transformación: en busca de nuevos pasos desde un marco de Derechos Culturales", convocada por Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos, Ayuntamiento de Pamplona y Gobierno de Navarra.
La apertura institucional estuvo a cargo de Rudy Goroskieta, director del Área de Cultura del Ayuntamiento de Pamplona, Ana Urkiza, presidenta de Eusko Ikaskuntza, y Ana Ollo, vicepresidenta segunda del Gobierno de Navarra y consejera de Memoria y Convivencia, Acción Exterior y Euskera que cerró el acto de apertura institucional de la jornada, antes de que Miren Epalza, integrante del equipo científico del proyecto “Derechos Culturales: políticas de participación y gobernanza” que desde 2021 impulsa Eusko Ikaskuntza, detallara más su contenido.
Goroskieta puso en valor el convenio de colaboración firmado con Eusko Ikaskuntza y subrayó la oportunidad que brindaba a ambas entidades para “generar conocimiento y propuestas de valor para la sociedad pamplonesa, y también para la sociedad navarra”.
Por su parte, Urkiza destacó el sentido práctico de los trabajos que realizan: “no nos movemos solo en un plano teórico, sino que nos interesa profundizar en cómo viven y qué carencias observan nuestros agentes, activistas y creadores/as, y cuál es su proyección a futuro”. Asimismo, anunció que el programa de trabajo sobre Derechos Culturales y las conclusiones de la jornada se trasladarán en forma de propuesta al 19 Congreso de Estudios Vascos, cuya celebración está prevista en otoño de 2024.
La vicepresidenta Ollo, que también resaltó la colaboración que mantiene el Gobierno de Navarra con Eusko Ikaskuntza -actualizada en 2023 mediante convenio- para posibilitar la celebración de un encuentro como el actual, consideró que este tipo de jornadas sirven de punto de encuentro entre representantes institucionales, sociedad civil y actores técnicos en torno al euskera como un “valor cultural con pasado, pero, sobre todo, con presente y futuro en una sociedad plural y diversa como la nuestra”.
La vicepresidenta, a cuyo departamento pertenece Euskarabidea-Instituto Navarro del Euskera, añadió que algunas cuestiones que se iban a trabajar en las distintas mesas como la evaluación, la participación y la propia programación cultural eran elementos que a día de hoy dotan de rigor y soporte técnico al desarrollo de la lengua en particular y de la cultura en general.
Tras la introducción a la jornada por Miren Epalza, en la primera parte se presentó un informe sobre la situación de los Derechos Culturales elaborado por Beñat Gaztelurrutia. A partir de entrevistas con especialistas en historia, derecho, creación, edición y organización de los diferentes territorios y ámbitos, el informe toma el pulso a la situación de la actividad cultural vasca desde el punto de vista de los derechos. Tal como señaló su autor, “se trata a lo sumo de una investigación exploratoria” que sin embargo apunta obstáculos, inquietudes y líneas de trabajo a seguir en torno a los Derechos Culturales y la cultura como elemento transformador.
Precisamente la definición de lo que es la cultura transformadora centró la mesa redonda que reunió a tres personas expertas en gestión cultural: Marcos García Cristóbal (gestor cultural en el ámbito de los laboratorios ciudadanos), Leire San Martín Goikoetxea (educadora y programadora en arte contemporáneo) y Nieves Beloki (KUNA-Asociación de Profesionales de la Gestión Cultural de Navarra), con dinamización de Iratxe Retolaza. En el diálogo se ahondó en tres ejes: función transformadora de la cultura, modelos de gobernanza y gestión pública, y participación.
En la segunda parte de la Jornada, la socióloga Maialen Akizu presentó un protocolo para la organización de eventos en el contexto de los Derechos Culturales. El objetivo de este protocolo es visibilizar una serie de buenas prácticas y procedimientos de gestión cultural al objeto de avanzar en los Derechos Culturales, fomentar la participación y mejorar las relaciones laborales y las prácticas de gestión.
Este protocolo, que aún se encuentra en fase de borrador, nutrió el vivo debate que se abrió a continuación en torno al tema “Cómo garantizar las buenas prácticas en la organización cultural”.
