Ana Urkiza. Escritora: Iba a entrevistar a escritoras y me he encontrado con personas. Creo que han tenido vidas y trayectorias muy ricas y, además, tienen muy claro quienes son, qué son y qué han conseguido

2007-02-02

SALA, Teresa

BELAXE. ITZULPEN ZERBITZUA

Ana Urkiza considera que la literatura vasca es un “sistema todavía inmaduro que quiere aparentar normalidad y modernidad, como una manzana verde y apetitosa, pero llena de gusanos en su interior”. La escritora decidió hacer algo al respecto y el resultado es Zortzi unibertso, zortzi idazle (Alberdania, 2006), un libro de entrevistas en el que Urkiza entrevista a Aurelia Arkotxa, Yolanda Arrieta, Itxaro Borda, Mariasun Landa, Miren Agur Meabe, Laura Mintegi, Lourdes Oñederra y Arantxa Urretabizkaia. Sin embargo, la ondarrutarra no muestra sólo a escritoras sino también a personas, mujeres. Son testimonios llenos de honestidad: “han dicho lo que necesitaban decir porque han tenido la oportunidad de hacerlo”.

En el prólogo del libro explicas las razones que te impulsaron a realizar este proyecto (“dar a conocer que hay mujeres escritoras incluidas en el canon de la literatura vasca y mover los cimientos de la misma poniendo voz a las preguntas de siempre”). Pero, personalmente, ¿qué deseo o necesidad has querido saciar con este trabajo?

Quería dar a conocer a las ocho escritoras. Decir que están ahí y dejar claros los valores que defienden. Ofrecer la oportunidad de conocerlas, al menos a quien quiera hacerlo. Porque tenía la sensación de que, por una u otra razón, estas mujeres y sus obras no eran conocidas. Sea lo que fuere, mi intención era mostrar que también hay escritoras buenas y decir: “por favor, tengámoslas en cuenta a partir de ahora por lo que han hecho, por lo que dicen y por lo que tienen que ofrecer”.

¿Desde el comienzo tenías claro a quienes querías entrevistar?

Sí. Pensé que entrevistar a más de ocho escritoras haría el libro muy pesado y sabía que sería muy difícil para mí quedarme con menos. Fijé varios criterios para elegir al octeto: generación (nacidas en las décadas de los 40, 50 y 60 del siglo pasado), su trayectoria literaria y contribución a la literatura vasca, el género literario y el discurso que han construido. Lo del nacimiento lo tenía muy claro. No quería incluir a mujeres de los 70, fundamentalmente porque consideraba que las jóvenes deben provocar una especie de ruptura, aunque desgraciadamente no veo que llegue esa ruptura, ni en el plano literario ni mucho menos como personas y mujeres, y eso me da qué pensar. Las entrevistas tienen cuatro apartados: la escritora, la obra, la mujer y la literatura vasca. La obra está ahí, pero pienso que para entender y para acercarse a la obra era tanto o más importante la escritora que está detrás de esa obra, la mujer que hay detrás de esa escritora y el modo de sentir y de ver qué hay detrás, encima, delante y debajo de esa mujer. Esos cuatro aspectos eran importantes porque no se trata únicamente de obra, escritora o mujer. También es muy importante lo que tienen que decir. He buscado lo que tienen que decir, porque sabía que las ocho tenían algo especial, propio y específico que ofrecer.

¿Por qué son diferentes las escritoras nacidas a partir de la década de los 70?

Yo no soy experta y no diré si sirven o no. No quiero entrar en eso. Aún no tienen edad suficiente para tener una obra, la irán creando con su trabajo. Entre las jóvenes hay algunas que serán grandes escritoras. Lo que no creo es que hayan adoptado una perspectiva distinta como mujer, sino que probablemente caigan en los mismos puntos que quienes les preceden. No veo que vengan mujeres diferentes. Lo que veo es una interrogante. En cualquier caso, no tengo ningún indicio para afirmar que haya ruptura y ese temor me ha llevado también a organizar el libro de este modo.

¿Las escritoras jóvenes tendrán más facilidades?

Creo que se ha avanzado en muchos aspectos. Pero las mujeres somos muy diferentes en factores prácticamente invisibles para los hombres y para quienes toman las decisiones, y nos tratan diferente. Creo que cuanto más desarrollada es la sociedad más se pide. Y creo que aún nos queda mucho para llegar a ese nivel de demanda. En consecuencia, no lo tendrán más fácil que nosotras, encontrarán las puertas abiertas por la generación anterior, pero muchas otras puertas seguirán cerradas, o se encontrarán con otros obstáculos diferentes.

¿Qué ha cambiado en tu vida y tu trayectoria profesional desde que hiciste este libro?

Estas mujeres me han dado mucho. Iba a entrevistar a escritoras y me he encontrado con personas. He visto que han tenido vidas y trayectorias muy ricas y, además, que tienen muy claro quienes son, qué son y qué han conseguido. La edad, quizá, ha tenido su influencia. He observado dos caras: la mujer y la escritora. Me han dado una actitud hacia la vida, una actitud hacia la literatura, una forma de abordar la profesionalidad. Y creo que está muy asentada. He observado que han completado ése ámbito que quizá yo aún tenga sin completar.

En el libro mencionas que has hecho “retratos de escritoras llenas de vida”. Aurelia Arkotxa piensa que la literatura “es algo que se mezcla con la vida” e Itxaro Borda explica que “gracias a la literatura he descubierto la vida”. ¿A ti te ocurre lo mismo?

Cuando tuve hijos intenté dejar de escribir conscientemente. Recuerdo que cuando pensamos en tener el primero pensé en dejar de escribir un tiempo para estar con mi hijo. Di a luz, pero no pude dejar de escribir. Es una necesidad que llevo dentro, una forma de expresar mi interior y no puedo vivir si no lo hago. Para mí es como si decidiera dejar de hablar, es imposible. Sin embargo, hay distintos niveles. Itxaro Borda dedica a ello todo el día, porque tendrá una necesidad muy grande o porque la satisfacción que le produce será igualmente grande.

¿Crees que en la literatura femenina hay autocensura?

Creo que en algunos casos puede haber autocensura en lo que respecta al personaje o al tema, por ejemplo. Es decir, con frecuencia queremos ser políticamente correctas porque nos han educado así. No nos han enseñado a ser traviesas y creo que eso influye también, aunque conscientemente digamos otras cosas. Si tu educación ha sido diferente, ello provocará siempre una tendencia a la contención. Sin embargo, creo que inconscientemente hay una autocensura enorme, porque la educación nos ha enseñado a ver las cosas de una manera, y no de otra.

¿Dirías que hay misoginia en la literatura vasca?

Yo no diría que sea misoginia. Y creo además que los principales agentes que construyen el sistema literario son gente de un nivel intelectual y entienden cuál es la situación y cuáles son los planteamientos. Saben cómo deben actuar políticamente. Lo que ocurre es que esos hombres (hasta ahora han sido hombres) no saben tratar a la mujer. No saben hacer una cena con una mujer, no saben negociar con una mujer, no saben pedir un favor. El jefe de una empresa no regaña de la misma forma a un empleado o a una empleada suya, aunque ocupen el mismo puesto. Eso se percibe mucho aún y yo diría que en la literatura ocurre algo parecido. Se trata de falta de costumbre, nada más.

¿Dirías que la literatura vasca es demasiado mediática? ¿Crees que los medios la mencionan en demasía sin hacer mucho caso ni al autor ni a la obra?

Creo que los medios están interesados en informar sobre literatura, pero creo también que el tratamiento es demasiado superficial. Superficial porque normalmente no se habla de la obra y para hablar de la obra se pregunta al propio autor. No creo que el autor o autora sea la persona más indicada para hablar de su obra. Hay que permitir al autor que ofrezca su opinión personal, pero creo que habría que contrastarla con un experto o con la editorial. Y a eso debería seguir una segunda ronda, porque de lo contrario nos quedamos sólo con la opinión del autor y, ¿acaso ésa es la noticia? Bueno, sí, pero sólo en parte. Falta una crítica más profunda. Y hay otra cuestión y es que los medios otorgan determinado aura al escritor o escritora y creo que nunca se mide ese aura. Si a mí me das la portada de un periódico, y al siguiente también se la das y a un tercero le das también la portada, no me parecería justo. Porque seguramente los tres autores no seremos iguales, ni del mismo nivel. Los medios dan un aura especial a escritores y escritoras y discriminan positivamente. Y ocurre que algunos autores y obras se quedan sin aparecer, no porque lo decidan los medios sino por la inflación informativa.

Lourdes Oñederra afirma que necesitamos una literatura vasca más corriente. Que debe ser más ruana. ¿Estás de acuerdo con esa afirmación?

Creo que, cuando hace esa afirmación, Lourdes se refiere a la literatura de la época de Atxaga. Cuando llegó la reivindicación de la literatura vasca comenzaron a hacer literatura muy difícil, quizá porque hacían literatura y el euskara quedó en un segundo plano. En un segundo plano, no porque no fuera importante, sino porque afirmaban que el tema fundamental de la literatura era la propia literatura, por lo que usaban la lengua como herramienta. Oñederra tiene en mente ese tipo de escritores. La lengua también ha tenido complejo de inferioridad. Cada persona ha tenido su lengua, su lengua materna, la transmitida por la familia y la que se usaba en el pueblo. Y el euskara culto era el euskara batua. A algunas personas nos ha costado asimilarlo y escribirlo correctamente. Entonces, parece que al escribir hay que tomar el registro culto. Y a la hora de la valoración, igual: la mejor literatura es la que utiliza un registro culto. Oñederra afirma que eso está bien, pero que si nos ciñéramos únicamente a eso, no lograríamos atrapar a los y las lectoras o que sólo tendríamos lectores y lectoras cultas. Y sin lectores o lectoras, no hay literatura. Afirma que debe haber literatura de todos los niveles, tanto culta pero también más ruana. Que necesitamos literatura que llegue a todos los perfiles de lector y lectora, y que en el plano lingüístico utilice una lengua más asequible. Como lingüista, centra su atención en el lector y la lectora, que es quien controla la lengua. Pero hay que tener también en cuenta la situación de cada una. Si le hiciéramos la misma pregunta a Miren Agur Meabe, respondería que no comparte la afirmación de que se puede hacer literatura sin tener en cuenta la lengua. Pero Miren Agur Meabe es poeta, ¿qué va a hacer sin la lengua? También para Aurelia Arkotxa la literatura consiste en desnudar la lengua. Hay que tener en cuenta la profesión de cada una. Pero es cierto que necesitamos lectores y lectoras y que éstos no surgen con la literatura más elevada. Esta podría provocar rechazo.

¿Cuándo y cómo comenzó tu relación con la escritura y la literatura?

Escribo desde que era niña. Al principio, la literatura me fascinaba. Mantuve una bonita relación por carta con un tío que vivía en Viena. Yo le escribía cuatro líneas pero él me mandaba imágenes de un mundo que yo no conocía. Me escribía sobre su música, sobre sus escritores. Yo no sabía de qué iba eso, pero sabía que había otra vida en otro mundo. La lectura y la escritura eran el modo más fascinante de saber sobre otros mundos. Fui una lectora compulsiva. Leía de todo, cualquier cosa. Empecé a participar en concursos, luego llegaron los premios y eso me animó. Creo que desde niña tengo la necesidad de expresarme por escrito.

¿Cuáles son los libros que más te han marcado?

Mencionaría dos. Recuerdo que con diecisiete años leí El proceso de Franz Kafka y me pareció tremendamente bueno, también Las memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar. Descubrí la literatura vasca con cierta edad. Los primeros los leía en castellano porque en euskara eran muy malos. Hasta que apareció Obabakoak la literatura vasca no me llenaba. Cuando apareció Obabakoak me dije: “vaya obra, y es el primer pilar de la literatura vasca”.

¿Siempre has tenido claro que debías escribir en euskara?

Sí. Es algo natural, no he sentido un compromiso para con el euskara. Como vascófona me siento comprometida pero no es el caso de la literatura. El euskara es mi lengua para contar las cosas y he tenido que aprender el batua porque, siendo de Ondarroa, mi lengua materna es el vizcaíno. Y he hecho un esfuerzo especial a este respecto.

¿Cuál es el mejor regalo de la escritura?

Saber que has encontrado la forma de decir lo que querías decir o sentirte a gusto con esa forma. Para mí, la primera satisfacción es quedarte sorprendida con lo que tú misma has hecho, y eso sucede muy pocas veces. Quizá me quedaría con la belleza de lograr una frase bella, un capítulo redondo o sacar un personaje completo durante el proceso creativo. Para mí queda en un segundo plano que un lector o lectora te diga que le ha gustado. Es muy agradable cuando sucede, pero de antemano ya sabes si has acertado o no con una obra, la satisfacción o la frustración ya están ahí.

¿Compartes el proceso creativo con las personas cercanas?

Muy poco. Alguna vez he escrito algo y se lo he pasado a alguien, pero una vez escrito ya. Durante el proceso no enseño a nadie lo que escribo, me siento incómoda. Siento que sería como comunicar un gran secreto. Y no porque me lo puedan copiar, sino porque no sé cómo acabará lo que tengo en la cabeza. Con frecuencia sucede que tienes una idea en la cabeza pero luego cambia en el camino o te ves en la obligación de cambiarlo. Y hablar de ello es como hablar de algo sobre lo que no se puede hablar. Normalmente, cuando tengo una duda suelo pasar el texto a algún amigo o amiga. Sin embargo, cuando percibo que la obra responde a lo que yo podría hacer, la mando directamente a la editorial.

¿Cuándo escribes?

Intento robar tiempo. Al acabar este libro me dije a mí misma que era la última vez que trabajaba de noche, pero es muy complicado. Tengo tres niños pequeños. Quito tiempo al día, al sueño.

¿Tienes algo entre manos?

Ahora estoy muy tranquila. A veces siento necesidad de escribir pero ahora estoy muy tranquila en ese sentido. Me gustaría hacer la promoción de este libro como es debido.

¿Crees que el libro tendrá eco?

Es muy atrevido responder que sí. Pero creo que constituirá un punto y aparte, no porque sea bueno, sino porque plantea muchas cuestiones para la reflexión, ocho escritoras tratan sobre infinidad de temas y ponen sobre la mesa cuestiones muy diversas. A partir de ahora no se podrá avanzar cerrando los ojos o ignorando esta situación. Con ello no digo que el libro vaya a canonizar a las escritoras. Hay que hacer muchas otras cosas, además de este libro, para poner a estas u otras autoras en el camino hacia la canonización.

¿Les ha gustado tu trabajo a las protagonistas del libro?

Sí, y ha sido una sorpresa. En mi opinión, son escritoras de muy alto nivel y pensaba que para algunas sería muy pesado realizar unas entrevistas tan largas y mantener esa relación. Pensaba que estaban por encima de todo esto. Pero ha sido una sorpresa porque la felicitación más efusiva ha llegado precisamente de estas escritoras que yo considero de otro nivel. Además he sentido que estaban muy a gusto. En nuestros encuentros he percibido que estaban muy tranquilas y disfrutando de la conversación, y eso ha sido muy importante para mí. Han visto la oportunidad de decir lo que tenían que decir y lo han hecho tranquilamente.

¿Cuánto tiempo te ha llevado este trabajo?

Ha sido un año de trabajo. Había una serie de preguntas comunes pero luego he preparado un cuestionario propio para cada una. Cada entrevista ha durado entre tres y cinco horas. No quería traicionarles de ninguna manera. Son entrevistas bastante largas, he querido mantener la tensión y el tono. Hice un primer cepillado y lo mandé a las escritoras. Luego hubo un segundo cepillado. Presenté mi idea a los de Alberdania en la Feria de Durango de 2005. Enseguida respondieron que sí y yo quise hacerlo en un año. Me comprometí y cumplí mi compromiso.

A nivel personal, ¿qué te han aportado estas escritoras? Me han hecho llegar un mensaje muy bello: me han animado a plantar flores. Todas las plantas y flores de mi casa eran artificiales y en 2006 compré la primera planta viva de mi vida. Me invitaron a construir una vida ligada a la tierra y me parece precioso: plantar las semillas y observar cómo brotan las flores, cómo se tuercen unas mientras otras se mantienen erguidas, de qué colores son... Estas mujeres me han mostrado la grandiosidad de lo sencillo. Ha sido un mensaje muy directo, lo he tomado como algo personal. El otro día mi cuñada me regaló un ciclamen, estas cosas me conmueven enormemente. Ana Urkiza (Ondarroa, 1969)

Licenciada en Ciencias de la Información y experta en comunicación empresarial, es asesora en comunicación y profesora de la Universidad de Deusto. Colabora en varios medios de comunicación como, por ejemplo, los diarios Berria y Deia. En su día escribió en Euskaldunon Egunkaria, además de en las siguientes publicaciones: Karmel, Arranondo, Algacena y Ondarroa. Hasta el momento, ha escrito cuentos, poesía y literatura infantil y juvenil. En 1992 ganó el premio Tene Mujika con la obra Uztaileko Euritan. En el año 2000 publica su primer libro: Desira izoztuak (Elkarlanean). Ese mismo año la colección Gutiziak publicada por Txalaparta incluye uno de sus cuentos. En 2001 publica su primer libro de poemas: Gela ilunetik, cuyo tema principal es el viaje de la luz a la oscuridad. Publicaciones: - Afrikako ahozko literatura, memoria kolektibotik kritika sozialera (Egan, 1998); Desira izoztuak (Elkarlanean, 2000); Gutiziak —con otros autores— (Txalaparta, 2000); Gela ilunetik (Hiria, 2001); Nik betaurrekoak ditut, eta zer (Elkar, 2001); Hondartzako kioskoa (Baigorri, 2001); Bazterreko ahotsa (Elkar, 2002); Zaldiko-maldikoan —con otros autores— (Aizkorri, 2002); Ondarruko piratak (Ibaizabal, 2003); Amak plastakoa eman dit (Aizkorri, 2004); Haurrentzako poesiaren antologia —con muchos otros autores— (Alfaguara-Zubia, 2004); Bekatuak (Elkarlanean, 2005); Nire hiriko poemak (Pamiela, 2006); Zortzi unibertso, zortzi idazle (Alberdania, 2006); Nire herriak ostadarraren koloreak ditu (Elkarlanean, 2006).
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