Víctor Erice. Cineasta: El cine es el último lenguaje artístico creado por el hombre y tiene una capacidad como ninguno de reproducir la realidad

2007-01-12

SAGASTI, Iker

Víctor Erice es una rara ávis dentro del panorama cinematográfico estatal. Este director vasco ha firmado, con tan solo tres largometrajes en cuarenta años de carrera, varias obras maestras, que ya son parte de la historia de nuestro cine, como El espíritu de la colmena o El Sur. Erice es un cineasta alejado de la industria y mucho más centrado en el cine en sí mismo, en la esencia de éste. Huye de lo comercial y en los últimos años se ha dedicado a un trabajo mucho más experimental, tomando su obra un carácter artístico y siendo expuesto en museos en lugar de en el circuito de pantallas comerciales. Sus últimos trabajos han sido recogidos en una exposición itinerante que a pasado por el CCCB de Barcelona (Centre de Cultura Contemporània de Barcelona) y también por La Casa Encendida de Madrid. El próximo destino será el prestigioso museo de arte moderno de París, el Centro Pompidou, donde llegarán en septiembre de este año. Esta exposición consiste en un trabajo conjunto con el director iraní Abbas Kiarostami titulado Correspondencia; se trata de cartas filmadas que se envían ambos directores. La exposición cuenta, además, con otros dos trabajos inéditos de Erice: - La Morte Rouge: un mediometraje sobre su infancia en San Sebastián que tiene referencias autobiográficas. Es la primera vez que él tiene conciencia de haber ido al cine. Es como un niño que cuenta, por primera vez, su relación con el este arte. Es una pieza que quisieron para esta última edición del Festival de San Sebastián, pero él piensa que esto tiene que formar parte de un tríptico el día de mañana en el que cuente su infancia en esta ciudad. Es en blanco y negro. - Alumbramiento: 10 minutos acerca del tiempo. Forma parte de un largometraje que encargo Win Wenders a varios cineastas de importancia nacional europeos. Erice es el representante de España. Cada uno debía contar qué es el tiempo. La obra de Víctor es el nacimiento de un niño y está filmada también en blanco y negro. Víctor Erice ha tenido tiempo además para acercarse a Donostia a finales del año 2006 e impartir un taller cinematográfico en Arteleku, en el que ha podido estar en contacto con cineastas vascos en ciernes y transmitirles sus experiencias y conocimientos.

¿Qué opina sobre el lenguaje cinematográfico?, ¿qué ventajas le ve respecto a otros?

Es una pregunta muy grande, muy vasta. En definitiva, yo soy cineasta y supongo que tengo una especial predilección por él, aunque muchas veces uno se inclina a hacer cine por una cuestión de azar. El cine tal como se ha entendido durante casi un siglo ha sido uno de los lenguajes, para mi el último lenguaje artístico que ha inventado el hombre, es un hijo de la técnica y tiene la capacidad, como ningún otro, para reproducir las formas de la realidad, las apariencias de la realidad. En este sentido es el que tiene, en potencia, un grado mayor para capturar el movimiento y la imagen de las cosas.

¿Por qué en casi cuarenta años sólo ha dirigido tres largometrajes?

Esta sí que es la pregunta del millón. Pues por todo un conjunto de circunstancias donde hay un poquito de todo.

¿Y tiene en la cabeza volver a dirigir?

Bueno, de hecho estoy haciendo ahora trabajos. No sé si se le puede llamar dirigir, pero yo estoy filmando o grabando casi constantemente. He hecho trabajos, no en el cine directamente industrial, pero sí trabajos cinematográficos que estoy desarrollando en los últimos dos, tres años.

Sobre una de sus películas, El Sur siempre me he preguntado qué fue de Estrella, porque nunca llegamos a ver ese último capítulo.

Bueno, habría que preguntárselo a ella. Pero quizá contarlo está de más, puesto que es algo que donde debería estar narrado es en la película y como no está, no sé si es bueno desvelarlo, porque tendría una presencia un poco fantasmal.

¿Que cada uno tome su decisión?

Como las cosas son como son y queda eso así, pues por mucho que yo pueda contar o decir, el espectador siempre va a ver esas imágenes, esas mismas imágenes.

¿Cómo ve el panorama del cine español, su salud?

No lo digo yo, siempre se dice que la salud (en años medios) es muy precaria, que el cine español está en crisis, que hay poco dinero, que se reclama más dinero... es una constante. Pero una constante que yo creo que se ha repetido siempre, desde que yo tengo, casi, uso de la razón. El cine en general atraviesa un momento de transformación, de transformaciones muy radicales, hay nuevas tecnologías, nuevos sistemas de explotación y difusión de las películas... La impresión que tengo es que el cine español, como institución, como conjunto, como industria va un poco con retraso respecto a lo que está evolucionando a este nivel. Lleva retraso en relación a este fenómeno imparable que otros países están asumiendo con una mayor celeridad. El cine español siempre reclama más dinero, pero me parece un reclamo muy primario sobre la cantidad de problemas que habría que contemplar, que aparte del dinero, hay otros muchos más.

Y acercándonos más, ¿cómo está el cine vasco?

Bueno esa adjetivación... Hace poco leía que los cineastas de aquí se quejaban de la situación en que se encuentra, por parte del tratamiento que reciben de las instituciones o de las propias televisiones locales. Las manifestaciones que he oído también van en el sentido de la queja. No puedo juzgar porque no conozco muy bien cuál es la situación, yo vivo en Madrid.

¿Qué tipo de cine consume Víctor Erice?

Siempre he sido un espectador de sala cinematográfica. Pienso que la sala cinematográfica es el lugar ideal para ver las películas, pero el cine que a mi más me interesa no circula hoy por las salas y lo “consumo” a través de DVD. Me envían casi constantemente películas en formato DVD, películas que no han tenido distribución aquí (comerciales en otros países, pero no aquí). Y bueno, es una tarea bastante grande como espectador poder ver solamente ya lo que me envían, que es muy interesante porque no lo puedo ver en otros lugares. Entonces, procuro ver lo que es más esencial, igual me dejo fuera de mi interés alguna cosa que es notable y se me ha pasado, pero lo dudo mucho. Entonces alterno los ejemplos más modernos de cine asiático, por ejemplo, que tiene auge ahora, con la visión de las películas del pasado. Es decir, lo que sigo viendo es quizá, el cine de otro tiempo junto al cine más moderno. O mejor dicho, junto a la expresión de eso que se llama “lo moderno”. Pues al mismo tiempo, lo que quizá incluso sin declararse moderno, es más moderno todavía que lo que se declara moderno pero que está hecho hace 80 años.

Por tanto, ¿lo que se ofrece hoy día en las salas de cine no colma sus expectativas?

Yo creo que la cultura cinematográfica actual que puede circular por las salas es muy limitada, se limita a las películas contemporáneas. Yo soy un relativo continuo asistente a la filmoteca que hay en Madrid. Eso dice algo, no sólo respecto al pasado, sino que la filmoteca ofrece películas de autores que jamás han tenido distribución comercial entre nosotros y que la única forma de ver esas películas en pantalla es en una filmoteca, en un archivo o viajando a París, que es el lugar en donde se proyectan todas.

¿Qué director recomendaría a la gente que viera?

Yo recomiendo que no se conformen con lo que le sirven bajo mandato en la televisión, porque ahí no tiene capacidad de elección. Sino que busquen, que elijan las películas, que no las “consuma”. Es decir, que no sea un consumidor, que procure tener un cierto criterio. La vida es muy preciosa para despilfarrarla perdiendo una hora viendo cosas que no tienen ningún interés.

Cuéntenos en qué consiste el taller que ha impartido en Arteleku.

Pues este taller en principio se plantea como un segundo capítulo de otro taller que ya ofrecí aquí (Arteleku) en el mes de marzo, de carácter más bien teórico. Ese primero era muy ilustrado, con ejemplos concretos de películas, y éste es un taller que se define como de realización. Es decir, aquí se lleva a cabo una reflexión sobre el lenguaje del cine pero a partir del trabajo práctico. Todos los que participan en el taller han hecho un ejercicio previamente filmado y lo han presentado aquí. Entonces, toda la reflexión que hay sobre el lenguaje, la técnica está apoyada en un trabajo práctico que han realizado. Aparece también teoría pero desde el interior de la práctica cinematográfica. Y debo decir que lo doy porque se hace en Arteleku, que me parece un centro que ha desarrollado a lo largo casi de 20 años una labor realmente interesante. Esa labor está muy vinculada a Santi Eraso, que ha sido su director en este tiempo y que creo que hay que valorar como se merece porque es un trabajo en muchos aspectos excepcional. Aquí podrían estar orgullosos, no sé si lo están, pero lo digo, para los que estamos fuera. Yo a Arteleku le tengo la más grande de las consideraciones.

¿Le gusta compartir sus conocimientos cinematográficos con la gente que está empezando? Sin duda. Yo creo que en estos talleres también puedo aprender. Y sobre todo me hago una idea de cuál es el estado real de las cosas. Uno en el mundo donde uno vive, entre los profesionales, a veces puede perder de vista cuál es el estado real de las cosas entre la gente que quiere aprender y que es todavía joven y que está en la etapa de aprendizaje. Entonces, en estos talleres uno percibe muy bien o se hace una idea mucho más real y concreta de cuál es la situación del presente y muchas veces es una situación, la verdad, muy precaria en el terreno de la enseñanza. Hay un déficit enorme en todo el Estado en lo que se refiere a la enseñanza específica del cine. Que, desde luego, tendrían que asumir las instituciones y no lo hacen. Víctor Erice (Carranza, 1940)

Tras estudiar Ciencias Políticas y Derecho, Víctor Erice se da cuenta de que lo suyo es el arte e ingresa en la Escuela de Cine de Madrid. Tras varios cortos y su ópera prima realiza el Espíritu de la Colmena (1973), probablemente su obra más conocida y por la que obtuvo la Concha de Oro en el Festival de Cine de San Sebastián de ese mismo año. Pasa algún tiempo dedicado a la publicidad y diez años más tarde presenta El Sur (1983), filme concebido originalmente para ser emitido por televisión en tres episodios, aunque finalmente su productor, Elias Querejeta, decide interrumpirlo y sólo se realizan los dos primeros. Con todo esto es considerada como un de las películas inacabadas más bellas del cine español.
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