Adrián Celaya: "Temo que Europa sea demasiado centralista, y es posible que la pugna siguiente sea ésa"
2000-01-21
AGIRRE, María
Elkarrizketa: Adrián Celaya Adrián Celaya, Catedrático de Derecho Foral "Temo que Europa sea demasiado centralista, y es posible que la pugna siguiente sea ésa" * Traducción al español del original en euskera Maria Agirre Recuerda que fue premio Manuel Lekuona en 1995, y la conclusión que saca es que el mundo corre a una velocidad vertiginosa. "Mi visión del mundo ahora es diferente" comenta Adrián Celaya. Así es, el tiempo corre, pero este Catedrático de Derecho Foral no pierde el tiempo. El pasado diciembre, la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País, presentó al Gobierno Vasco y la tres Diputaciones el nuevo proyecto de derecho civil vasco. Un proyecto dirigido con mucha ilusión por Adrián Celaya. Le concedieron una beca para estudiar ciencias, pero la beca quedó sin efecto. Después se interesó por la pedagogía aunque finalmente se matriculó en derecho. ¿El destino ha querido que se dedicara al derecho? Lo que pienso es que no existe la vocación, existen aptitudes. Cada uno tiene unas cualidades determinadas. Cuando terminó la guerra, comencé a estudiar derecho y me he sentido a gusto. Lo peor que le puede pasar a una persona es trabajar a disgusto, en algo que no le gusta. Creo que ése es uno de los grandes problemas del mundo. La gente pide vacaciones, reducción de jornada. Yo nunca he contado las horas que he trabajado, porque siempre he trabajado a gusto. Aunque comprendo que el que esté en una oficina y haciendo siempre lo mismo, estará deseando salir de ella. A usted le gusta mucho el campo de la docencia. Le gusta enseñar. Yo soy un enamorado de la tarea educativa, pero no me considero un maestro, ya que he ejercido de profesor durante poco tiempo. Además, creo que la técnica de enseñar no se me da muy bien. Enseñar a niños o jóvenes no me resultaría muy difícil, pero enseñar en la universidad es diferente. Durante muchos años he sido profesor en la Universidad de Deusto, y pensaba: ¿ cómo les puedo transmitir a este grupo de alumnos las ideas clave?Pues eso es muy difícil. En una carrera como la de derecho, uno tiene que pensar que la formación no consiste solamente en aprenderse las leyes de memoria, hay que educar también el sentimiento. Es decir, un jurista no puede ser una persona que se sabe todas las leyes. Tiene que tener la sensibilidad suficiente, para captar que cuando una ley se aplica demasiado rigurosamente se está obrando mal. Por ejemplo, en los últimos años de Franco tuvimos que hacer auténticos esfuerzos, no para no cumplir las leyes, sino para abrir algún hueco por el cual podrían entrar, por ejemplo, los Testigos de Jehová y otros muchos que deseaban casarse civilmente y la ley no les permitía. Si aplicas rigurosamente la ley, no estas haciendo justicia. Si se piensa que el oficio del abogado es exclusivamente ganar pleitos y dinero, se está equivocado, porque así se puede apuntar la causa más injusta. Un abogado en ejercicio tiene que saber decir no. Simplemente decir que un caso no lo lleva porque no lo cree justo. Pero es difícil llegar a transmitir la idea de que la función de un jurista es una función social importante, y que no basta con aplicar las leyes. Conoce en profundidad el derecho civil foral vasco. ¿Se puede decir que en este aspecto también el pueblo vasco es plural? Este es un pueblo extraño, y se ha hablado mucho sobre su origen, pero lo único cierto es que aquí, en este rincón del Pirineo, hay una serie de pueblos que han mantenido a lo largo del tiempo una serie de similitudes, algo que les ha dado personalidad muy fuerte. Yo digo que hay un derecho pirenaico, y dentro de ese derecho hay derechos diferentes, pero con grandes similitudes. Por lo tanto, sí que es plural. Los humanos creamos pluralidad en todas partes. Usted es jurista de reconocido prestigio. ¿piensa que la gente se cree eso de que la justicia es independiente? La justicia debiera ser independiente, y queremos que sea independiente. Creo que no hay mayores atentados contra la independencia de la justicia,que los jueces que aparecen pregonando sus éxitos. Pienso que el juez tiene que estar callado y cumpliendo su labor. Pero así y todo, absolutamente independiente no puede ser. Uno depende de sus propios prejuicios. Lo que hay que lograr es que el juez sea independiente siendo absolutamente dependiente de la ley. Tiene que cumplir la ley y no puede hacer nada que sea contrario a la ley. Me parece muy bien que los jueces no puedan posicionarse política o sindicalmente, y me parece mal que sean consentidos unas asociaciones de jueces con signos políticos. No me gusta esa propensión que tienen algunos jueces de meterse en política. Si un juez decide entrar en política, que entre para toda la vida y no lo que hizo Garzón, entrar y salir. Lo que sí habría que cuidar mucho más, es la forma de selección del juez. A una persona que se haya aprendido de memoria una serie de temas, sin más, no se le puede hacer juez. De alguna manera hay que controlar la personalidad del juez. Además, aquí se aprueba la oposición memorista, y después hay que ir durante un año a la escuela judicial en la que aprueba todo el mundo. Yo creo que sería bueno tener una escuela judicial donde haya algún control mucho más cercano. Fue miembro del Consejo General del Poder Judicial, pero en sus memorias cuenta que los años en este consejo pasaron sin pena ni gloria porque tiene que meditar mucho sus decisiones. Esto parece mas bien una virtud, ¿no? El Consejo General del Poder Judicial es un órgano político, y eso no se concilia con mi modo de ser. Un órgano político es un órgano en el cual tiene que tomarse necesariamente una decisión en dos horas, y yo necesito a lo mejor dos o tres días. Yo estoy satisfecho de mi paso por este órgano, ya que asistí a las primeras transferencias de competencias relacionadas con la justicia. Pero ciertamente, aunque hice muchas amistades, no fueron tiempos de luz. No le convence la idea de la independencia de Euskadi. ¿Por qué? Euskadi es una nación, en el sentido deque es un pueblo con personalidad propia, con su propio sentir y pensar. Por lo tanto, ésto se tiene que plasmar en alguna autonomía política. En tiempos de Sabino Arana puede que la única solución fuera la independencia, pero hoy en día no. ¡Y es que ni España es independiente! La política económica la va a dirigir Bruselas, que es casi la mitad de la acción del gobierno, el ejército también va a ser europeo, incluso se está hablando de la unificación del derecho civil, cosa que no me parece bien. El estatuto podrá ser más o menos desarrollado, pero ése es el ligazón que hemos tenido tradicionalmente, lo que más se parece a los fueros. Seguro que Europa nos va a acaparar más competencias que las que nos ha acaparado Castilla. ¡Si es Europa la que quiere llevarse las competencias económicas! Lo que temo es que Europa sea demasiado centralista, y es posible que la pugna siguiente sea ésa. ¿Euskal Herria vive un conflicto político no resuelto? Yo creo que Euskal Herria vive mucho más en paz de lo que creen los políticos. Eso del conflicto político no resuelto es una expresión de políticos. A mi juicio, uno de los fallos que tiene la democracia actual es que los políticos no representan al pueblo. En este momento, por ejemplo, parece que son los políticos los que no quieren la paz. Cada vez que abren la boca, es para insultar al contrario. Nosotros los elegimos para que se reunan y gobiernen, pero ellos hacen al revés. Yo estoy muy molesto con la política actual. Hay dos fallos gordos. Por una parte, que no haya listas abiertas como en tiempos de la república, en el cual a uno le daban un papel en blanco y anotaba los nombres que quería. Por otra parte, hay otra cosa que para mí es más terrible, y es la disciplina del partido. Esto es algo inhumano. A los políticos los hemos elegido para que piensen todos, y no sólo uno. En puertas del siglo XXI. ¿Cómo ve a la sociedad vasca? Creo que la sociedad vasca está muy unida, muy cohesionada. Los que no están unidos son lospolíticos. Pienso que la sociedad está mucho mejor de lo que los políticos creen. ¿Por qué no se entienden los políticos? Porque no quieren. Los políticos ahora son centros de poder, detrás de ellos están fuertes grupos. Por ejemplo, El Correo Español o El Pais, en tiempos de la república y Franco difícilmente vendían el periódico, y ahora se han convertido en poderes impresionantes que se pueden comparar con un banco. Pero la gente de la calle no es así, no tiene ese afán de dominio. Creo que el problema está en la clase dirigente. Yo, personalmente, el miedo que tengo es que abandonemos al tercer mundo y a los marginados. Si hacemos eso, es que nos estamos tirando piedras contra nuestro mismo tejado. Si no les ayudamos, nos avasallarán. El momento actual es esperanzador, pero tenemos que tener generosidad, no podemos vivir en el puro egoísmo. No en éste mundo de occidente que se está mirando el ombligo. ¿Cuál es la conclusión que sacó de la guerra civil? Con la guerra civil yo terminé perdiendo la fe en todo. Esto es algo muy malo cuando se es joven. Para mí, la república fue una esperanza, pero después vino la eliminación de todo y el odio a todo. Según cuenta en sus memorias, le jubilaron en 1992 pero sigue con su actividad. ¿Tan trágico ha sido para usted el que le jubilaran? Yo no deseaba la jubilación, y me sentó mal porque rompió mi actividad. Me sentía con fuerza para seguir enseñando. Pero luego me di cuenta que acertaron al jubilarme, ya que yo tenía 75 años y con esa edad no estás para someterte a la disciplina de unos horarios de clase. Ahora estoy contento, porque he tenido la suerte de encontrarme con gente de la Real Sociedad Bascongada, con los cuales he realizado trabajos. Por ejemplo, a finales de diciembre, enviamos al Gobierno Vasco y a las tres diputaciones el nuevo proyecto de derecho civil vasco. Esto es algo que yo hace 20 años no lo hubiera podido soñar. Yo he dirigido este proyecto, pero ha habido colaboración de comisiones de los tres territorios.El objetivo de este proyecto es que tengamos un derecho civil común para las tres provincias vascongadas. Fotografías: Maria Agirre Euskonews & Media 63.zbk (2000/1/21 28) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria
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