¿Cree el profesor Jáuregui que la revolución tecnológica está alumbrando un nuevo modelo de relaciones políticas que ensanchará el espacio de libertad? ¿O la ciberdemocracia es nada más que una ilusión posmoderna?
Bueno, yo creo que todavía, la revolución tecnológica en este momento lo que está provocando es un nuevo modelo, no de relaciones políticas sino un nuevo modelo de relaciones económicas y sobre todo de relaciones financieras. Es decir, al contrario, la política en este momento se encuentra muy desfasada. No está adaptada a la actual política y las actuales instituciones políticas, sobre todo, están absolutamente fuera de lugar, no están siendo capaces de adaptarse al conjunto de cuestiones, realidades, en definitiva al conjunto de problemas que vienen provocados por la revolución tecnológica.
En este sentido, creo que no existe un nuevo modelo de relaciones, no hay relación política en este momento. La política está totalmente dominada por la economía, por las finanzas, por la tecnología, y por lo tanto, estamos muy lejos de conseguir un ámbito de relaciones políticas mínimamente dignas. Obviamente, si no tenemos un ámbito de relaciones políticas de carácter global mínimamente adaptadas a la situación actual, difícilmente podemos hablar de una mejora o de una democratización de las relaciones políticas. Por lo tanto, en este sentido creo que se ha producido, no un avance sino un retroceso de la política frente a la economía. El remedio, ¿cuál sería? El remedio es, que dado que la economía y las grandes corporaciones tecnológicas, financieras, económicas, etc. han avanzado, o están actuando a nivel absolutamente global, es imprescindible que a la mayor brevedad posible vayan configurándose instituciones políticas también de carácter global, capaces de controlar estas actividades económicas y financieras. Por ejemplo, en este momento es absolutamente fundamental el fortalecimiento de la Unión Europea como una gran Institución absolutamente global-regional a nivel europeo, capaz de responder a los grandes retos y problemas que vienen provocados actualmente por la revolución tecnológica.
Con respecto a la segunda cuestión, la cuestión de la ciberdemocracia..., se ha dicho mucho por ahí y hay una especie de aceptación generalizada de que la aparición de internet está favoreciendo el surgimiento de unas relaciones políticas más iguales, más democráticas, etc. Esto no es cierto, o no al menos del todo cierto. Internet, o la red, está facilitando que surjan determinados grupos, actividades de protesta, que se expanden a toda velocidad por todas las partes, y por lo tanto, tienen un gran efecto multiplicador. Esto es muy importante y positivo. El fenómeno del 15M o fenómenos parecidos, como Wall Street, etc., han sido posibles gracias a las redes. Esto es positivo pero sólo en lo que hace referencia a la creación o emanación de una protesta, pero cuando se trata de estructurar esta protesta en algo positivo, organizado, en instituciones que sean capaces de controlar las actividades de las grandes corporaciones, etc. Ahí, Internet prácticamente no tiene muchas posibilidades, por una razón muy sencilla, porque Internet está precisamente dominado por esas grandes corporaciones. Hoy en día los grandes amos del mundo, desde el punto de vista tecnológico, todos sabemos quiénes son, las empresas .com, google, facebook, etc. Evidentemente estos controlan la actividad, pero no pueden controlar la protesta puesto que surge del conjunto de la ciudadanía, pero sí controlan las posibles consecuencias que pudiesen derivar de esa protesta.
La dinámica de aceleración, que es característica de nuestra era, aparece como una amenaza contra la política: la sociedad pierde capacidad de maniobra frente al poder de “los más veloces”. ¿Cómo hay que considerar esta radical desincronización?
Este es un fenómeno que se está produciendo, es una consecuencia de un fenómeno que viene dominando el mundo desde hace unos 30 o 40 años, que es el fenómeno de la globalización. Ya ha entrado en nuestras casas y es casi de la familia. Todo el mundo habla de la globalización en todos los aspectos, en todo momento. Hoy en día hablamos sin solución de continuidad de la globalización económica, financiera, de la cultural, de la globalización de la información, etc. Yo creo que en el fondo, la globalización lo que implica es fundamentalmente una transformación radical del espacio y el tiempo. Esto significa que hoy en día los problemas surgen, se plantean y deben resolverse a nivel global, y por lo tanto, son problemas que se escapan. Evidentemente, sigue habiendo problemas de carácter local, de carácter regional, nacional, etc. pero junto a estos han surgido grandes problemas, y fundamentalmente los mayores problemas son de carácter global. El cambio climático, el tema de las células madre, una serie de cuestiones de carácter absolutamente global. En este sentido, como digo, la globalización implica una transformación radical del espacio, pero implica también una transformación radical del tiempo. Y con esto quiero responder a la pregunta, hoy en día las cosas suceden a toda velocidad. No sólo suceden a toda velocidad, suceden y causan consecuencias inmediatas. Es decir, que un acontecimiento cualquiera que se esté produciendo en este momento en esta hora y en este minuto, en cualquier país del mundo, puede tener efectos y va a tener efectos inmediatos en todo el mundo.
Antes, cuando un acontecimiento se producía en un lugar concreto, en la época de la Edad Media, podía tener consecuencias un mes, dos meses, hasta un año después. En la época moderna podía tener efectos, pasada una semana, o el tiempo que durase la transmisión de la noticia en aquel momento. Hoy en día, las noticias se producen en directo. Si hay un terremoto, una guerra, se transmite en directo, por lo tanto, digo que hay una transformación radical del tiempo. Ocurre, que esto produce, como bien señalas en la pregunta, una dinámica de aceleración. Ocurre, que las instituciones políticas estructuradas fundamentalmente entorno a los estados nacionales, están siendo incapaces de dar respuesta a este proceso de aceleración, de transformación del tiempo. Y ¿quiénes son los que están capacitados para dar esta respuesta rápida, esta respuesta veloz a los problemas? Pues son las grandes corporaciones tecnológicas, sobre todo los medios de información, las grandes corporaciones económicas, las grandes corporaciones financieras, etc. que actúan como una red, un conjunto de redes a lo largo del mundo, donde tienen una información privilegiada e inmediata.
Esto hace que los estados nacionales, las instituciones políticas democráticas se encuentren en una situación de gran desventaja con respecto a las grandes corporaciones tecnológicas, económicas, financieras, etc. Imaginemos por ejemplo, si hoy en este momento se produce una noticia con respecto al pago de la deuda de Grecia, que puede implicar la salida de la Unión Europea, o un agravamiento de la crisis de la Unión Europea, etc. Esta noticia que se produce hoy a las 10 de la mañana, a esa misma hora ya está teniendo efectos inmediatos en todo el mundo. Por lo tanto, este proceso de aceleración no es posible pararlo, y no es posible controlarlo, democratizarlo, organizarlo, porque las instituciones políticas carecen de capacidad para hacerlo. Consecuencia: hoy en día existe un predominio absoluto de la economía sobre la política, de las grandes fuerzas económicas y financieras sobre las instituciones políticas. “Yo creo que en el fondo, la globalización lo que implica es fundamentalmente una transformación radical del espacio y el tiempo”.
Los objetivos perseguidos por las grandes corporaciones financieras y económicas, no tienen nada que ver con los objetivos perseguidos por las instituciones políticas democráticas. El objetivo fundamental de la democracia es tratar de lograr el máximo de libertad y el máximo de igualdad para el conjunto de los humanos. El objetivo de la economía y de las finanzas es tratar de conseguir el máximo beneficio, la máxima eficacia en el desarrollo de los negocios, a costa de la igualdad, de la justicia y a costa de lo que haga falta.
Como consecuencia, en este momento estamos viviendo en un mundo mucho más desigual, un mundo mucho más injusto, un mundo mucho menos libre de lo que teníamos hace 20 o 30 años, porque las instituciones políticas se están viendo incapacitadas para controlar, para tratar de limitar, acotar, la acción incontrolada, en algunos aspectos muy salvaje, por parte de estas actividades financieras. Hay un gran decalage, desfase, entre la política y la economía.
Es imprescindible y urgente, que las instituciones políticas se adapten a la nueva situación para establecer fórmulas de control capaces de controlar la actividad económica. ¿Solución? Los estados nacionales ya no son capaces de dar solución a estos problemas. A título personal, ni España, ni Francia, ni Alemania, etc. son capaces de dar respuesta a estas preguntas. ¿Quién tiene que dar respuesta a estas preguntas? Nuevas instituciones políticas, nuevas organizaciones políticas de carácter supraestatal, de carácter incluso global, que tengan la fuerza suficiente para controlar la actividad de estas otras fuerzas globales de carácter económico y financiero. Y ahí es donde debería jugar un papel fundamental la Unión Europea. Es absolutamente imprescindible que la Unión Europea se fortalezca, que los estados nacionales europeos vayan cediendo en favor de la Unión Europea, porque estos estados son incapaces de dar respuesta a estos problemas y la Unión Europea sí tendría una capacidad mucho mayor, aunque no absoluta, para dar respuesta a los mismos. Esta es la gran crisis de la política en este momento concreto.
En su opinión, ¿pueden los intelectuales contribuir a la regeneración democrática implicándose en el quehacer político?
Depende de qué se entiende por el quehacer político. Si esto supone que los intelectuales deben de convertirse en políticos, yo creo que las experiencias habidas hasta ahora no han sido nada positivas. Y la razón es bastante simple, los grandes objetivos que persiguen los políticos son objetivos, ritmos y formas diferentes de la actuación de los intelectuales. El político lo que quiere es eficacia, el buen político lo que quiere es tratar de dar soluciones para los problemas que van surgiendo constantemente. Mientras que el intelectual, lo que hace, su objetivo fundamental es buscar la verdad. Por lo tanto, digamos que el objetivo del político y el objetivo del intelectual no coinciden o no tienen por qué coincidir. Es normal que en algunos casos no coincidan, ya Max Weber por ejemplo explicó a comienzos del siglo XX la diferencia entre la ética de la eficacia que es lo que persiguen los políticos y la ética de la verdad que es lo que persiguen los intelectuales. Por lo tanto, si la pregunta busca saber si un intelectual convertido a político podría favorecer la regeneración democrática, yo creo que con carácter general, no.
Otra cosa muy diferente es efectivamente, que los intelectuales a través de sus libros, pensamiento, valoraciones, etc. puedan y deban contribuir a la regeneración democrática. Y en este sentido, desgraciadamente, el valor, la capacidad de los intelectuales para incidir en este aspecto es bastante más reducido que lo que se ha dado en épocas históricas anteriores. Por ejemplo, los grandes filósofos de la ilustración, o los grandes filósofos del s. XIX, etc. o de comienzos del XX, tuvieron muchísima más influencia de lo que están teniendo en este momento. Digo filósofos en término general, digo filósofos, politólogos, juristas, etc. En este momento, por esta razón de la velocidad, la transformación radical del tiempo, hoy en día todo va en contra de la posibilidad o capacidad de los intelectuales para poder influir. Un intelectual necesita reposo, establecer un pensamiento profundo, eso lleva su tiempo, estas cosas hay que tomarlas con mucha calma. Sin embargo, la política va a toda velocidad como hemos dicho.
Hoy en día, estamos viendo un fenómeno realmente lamentable. Es de lo más lamentable que estoy viendo de los sistemas democráticos actuales y concretamente en el caso español y como digo el caso español, digo el caso vasco. Es la figura de los tertulianos. A mí me parece una figura realmente lamentable. Son personas, con todo el respeto a ellas... Bueno, primero quiero diferenciar entre el tertuliano y el experto que va a un programa a explicar de lo que él sabe... todo mi respeto hacia este experto que lo haga bien o mal lo hace con toda su mejor intención. Pero el tertuliano es un señor o una señora que sin solución de continuidad, en 5 minutos es capaz de hablar de las células madre, pasar luego a la conquista de Marte, a partir de ese momento hablar del aborto, etc. Estos son los que están cubriendo, los que están haciendo la labor entre comillas de generar opinión, etc., y me parece de lo más lamentable que está ocurriendo hoy en los sistemas democráticos y concretamente en nuestro caso. Por no hablar de lo que son los programas de televisión que son un espectáculo bochornoso, fácil, digo con carácter general. Hay de todo pero, hoy en día es muy difícil encontrar en una cadena de televisión un programa mínimamente digno, reposado, pensado... Y en este sentido, la capacidad de los intelectuales para poder generar la vida política y la vida democrática es cada vez más reducida. “Estamos viviendo en un mundo mucho más desigual, un mundo mucho más injusto, un mundo mucho menos libre de lo que teníamos hace 20 o 30 años”.
Recordamos que cuando recibió el Premio Eusko Ikaskuntza-Caja Laboral, en 2003, realizó un apasionado llamamiento en defensa de las Ciencias Humanas y Sociales, solicitando “tanta o más atención que a la investigación tecnológica”. No parece que las cosas hayan mejorado en esto años transcurridos. ¿Qué diagnóstico hace respecto al creciente desplazamiento de los saberes humanísticos de los planes de enseñanza e investigación?
Hombre, la situación es lamentable, es un poco delicado hablar de esta cuestión porque yo cuando he defendido ardorosamente, el valorar adecuadamente las Humanidades y las Ciencias Sociales, alguno siempre me ha dicho: ¿qué pasa que tú lo que quieres es que no haya revolución tecnológica, que no haya mejora de la tecnología? No, en absoluto. Yo soy un gran admirador de la revolución tecnológica en todos los sentidos, y además creo que el dedicar medios a las ciencias duras, entendiendo así a la Física, la Química, la Matemática, etc., es absolutamente fundamental. Evidentemente basta con echar una mirada a la salud, o digamos al término medio de esperanza de vida de las personas de hace 30-40 años, o el término de esperanza de vida actual que está en los 80-85 años. O los grandes avances que hoy en día se están produciendo en el ámbito de la Física, de la Química, son impresionantes. Y yo estoy completamente impresionado y encantado de que esto ocurra. Por lo tanto, en este sentido, hay que seguir apoyando la revolución tecnológica, las ciencias puras, exactas, duras, pero no a costa de abandonar como se están abandonando desgraciadamente las Humanidades y las Ciencias Sociales.
Hoy en día, sí, tenemos necesidad en este momento actual de una vuelta a los valores, a la ética, a los grandes principios, a las grandes preguntas, a las grandes cuestiones que se plantea el ser humano. Si hoy en día lanzamos una mirada a la situación actual del mundo, observaremos las desgracias que están sucediendo, los problemas que se están dando en el mundo, son muchos más los problemas que vienen provocándose como consecuencia del ser humano (guerras, desplazamientos, asilos, inmigración, etc.), como consecuencia de la falta de estos grandes valores éticos que se explican y están ínsitos en el tema de las Humanidades y las Ciencias Sociales, que los males provocados por la propia naturaleza. Es decir, hoy en día, hay mucho más daño provocado por las guerras que provocado por terremotos, por ejemplo. La tecnología ha avanzado muchísimo y en este sentido gracias a la tecnología es posible dominar mucho más a la naturaleza de lo que se dominaba antes, y esto es muy positivo, es extraordinario, pero sin embargo, hemos avanzado muy poco, e incluso estamos retrocediendo en algunos aspectos en cuanto al respeto, a los grandes valores del ser humano (la libertad, la igualdad, la justicia, etc.). Son muchos más las desgracias y los males que se vienen provocando como consecuencia de la acción del ser humano que como consecuencia de la acción de la naturaleza. De ahí la importancia de volver y dar la importancia que realmente tiene a las Ciencias Sociales y a las Humanidades. Claro, hoy está muy extendida la idea de que un país que no investiga en tecnología es un país que quedará retrasado, que no avanzará. Totalmente de acuerdo, pero hay que añadir que un país que es ciego en Humanidades y en Ciencias Sociales, es un país enfermo. Y un mundo que no investiga en Humanidades y en Ciencias Sociales es una humanidad enferma. Y eso es lo que estamos viendo, basta con lanzar una mirada a los periódicos todos los días.
Eje muy importante en su trayectoria intelectual ha sido el proyecto político europeo. ¿Cree que podrá sobrevivir si no llega a cuajar como comunidad democrática y social?
La respuesta radical es no, no podrá sobrevivir. A lo largo de la historia del mundo, ha habido tres grandes modelos de organización política diferenciados. Por una parte, está el modelo basado en la fuerza, basado en el poder militar, que es el modelo representado por el Imperio Romano en su momento. Un segundo modelo, ha sido el modelo basado en el desarrollo del comercio y en el desarrollo del dinero y de la economía, que es el modelo fenicio. Un tercer modelo, es el modelo basado en los valores, en los principios, en la ética, un modelo que se siguió fundamentalmente en la Grecia clásica, históricamente hablando. En este momento, nos encontramos también más o menos con estos tres grandes modelos. Por una parte, el modelo romano estaría representado por el imperio norteamericano, el gran poder militar, poder económico, etc. El modelo fenicio estaría representado principalmente por los países del sudeste asiático, en cierto modo también por China, que hacen prevalecer la economía, el negocio, la eficacia sobre cualquier otro valor. Y el modelo griego, era el modelo que fue iniciado por los padres fundadores de la Unión Europea, un modelo basado en valores. Jean Monée decía una frase acerca del momento en que se creó la Comunidad Económica Europea, en los años 50. Dijo que el objetivo de la integración europea no es coaligar estados, es unir hombres. En este caso sería unir hombres y mujeres hoy en día, en la mentalidad de los años 50, unir hombres. Y esto es un elemento muy importante. Por lo tanto, yo creo que si hay algún elemento que ha definido, diferenciado a la Unión Europea con respecto a los otros dos modelos, al modelo norteamericano y al modelo chino sudeste asiático, etc. es que ha sido el modelo social. Es decir, que un estado es la creación y el desarrollo de un estado de bienestar. Un estado que pretenda el máximo de igualdad posible por parte del conjunto de los ciudadanos. Por lo tanto, lo que ha definido fundamentalmente al modelo de la Unión Europea ha sido la cohesión social, los niveles de desigualdad en los países de la Unión Europea, con diferenciación entre los países, obviamente han sido muy inferiores a los niveles de desigualdad que existen en EE.UU. y obviamente a los niveles de desigualdad que existen en los países asiáticos, etc.
Hoy en día, se ha abandonado este modelo de cohesión social y estamos siguiendo, derivando, hacia el modelo neoliberal donde prevalece la economía, la eficacia, la ganancia, el valor del dinero sobre cualquier otro valor. Y las consecuencias que vamos viendo están ahí. La Unión Europea está viviendo una situación de gravísima crisis, provocada por muchos motivos pero fundamentalmente provocada por esta situación de absoluta desigualdad, de pérdida de la cohesión social que se venía manteniendo a través del estado de bienestar durante estos años. Hay un dato muy significativo que me hace pensar muchísimo, ¿por qué hoy en día hay tantos jóvenes en Europa que no son emigrantes de primera generación?, es posible que sean hijos de emigrantes, que se ligan, o militan, o que admiran al estado islámico, a la Yihad islámica, etc. Hay que ver la situación en la que se encuentran estos jóvenes. Una situación en la cual no tienen ni perspectivas de trabajo, familias desestructuradas, ni perspectivas laborales, ni perspectivas personales, ni reconocimiento cultural,... una situación de urbanismo degradado. Este es un caldo de cultivo antes no existía, hace 20 o 25 años no existía, cuando el estado de bienestar funcionaba mínimamente bien, dentro de un orden. Hoy en día, este estado de bienestar está deshaciéndose evidentemente más en algunos países que en otros, más en Grecia, España y en los países del Este, que por ejemplo en Suecia, Dinamarca, etc. pero evidentemente esto está provocando esta situación que acabo de explicar. “Se ha abandonado este modelo de cohesión social y estamos siguiendo, derivando, hacia el modelo neoliberal donde prevalece la economía, la eficacia, la ganancia, el valor del dinero sobre cualquier otro valor”.
Viniendo “a casa” para terminar. Nos gustaría saber su opinión sobre la situación del País Vasco y el esfuerzo por mantener una “economía con rostro humano”.
Bueno, realmente, dentro de un orden el País Vasco, siguiendo con lo que he respondido en la pregunta anterior, se parece mucho más al modelo social propio de los países nórdicos, ese modelo social basado en la cohesión social de los ciudadanos, etc. que al modelo digamos fenicio, o sudeste asiático. Por lo tanto, los diversos gobiernos que ha tenido la CCAV, evidentemente unos gobiernos nacionalistas y también el propio gobierno socialista, cuando lo tuvo, a pesar de la crisis, han hecho un enorme esfuerzo para mantener en cierto modo esta cohesión social, para mantener esta economía con rostro humano. Yo creo que esto es fundamental. Y no es una casualidad, dejando al margen la cuestión de ETA, que el País Vasco sea precisamente uno de los países, o regiones o como queráis llamarlo, donde el nivel de delincuencia es muy inferior a otros lugares, donde el nivel de educación es muy superior, donde el nivel de éxito escolar es muy superior, en fin, una serie de circunstancias que vienen derivadas de esa cuestión. Es un poco lo que he explicado a lo largo de toda la entrevista. Es decir, el mantenimiento de la cohesión social es un elemento fundamental, que fue un elemento fundamental que dio origen a la creación de la Unión Europea y en este sentido yo creo que los gobiernos, los gobiernos vascos, harán bien en mantener y en desarrollar este modelo de protección social. Sobre todo a partir de ahora, si es que realmente comenzamos ya a ver la luz después de esta situación de gravísima crisis que estamos viviendo en estos años. Pero incluso a pesar de este esfuerzo realizado por estos gobiernos vascos, todos sabemos lo que está ocurriendo, estamos viendo que, el nivel de pobreza infantil es cada vez mayor, donde hay niños que no pueden hacer una comida diaria, estamos llegando a una situación realmente bastante lamentable. Pero, yo creo que dentro de un orden, y sin que esto signifique que estamos en el mejor de los mundos, ni muchísimo menos, necesitamos hacer mucho todavía... Por avanzar, creo que la situación del País Vasco está algo mejor que en otras zonas territoriales, fronterizas o cercanas, etc.
Y una pregunta por último que responde a una inquietud palpable en nuestro país: ¿qué futuro le cabe a una cultura minoritaria como la nuestra en un mundo crecientemente uniformado?
Pues el futuro es realmente difícil. Pero yo estoy esperanzado a este respecto. Es decir, que una de las grandes luchas, uno de los grandes objetivos, por los que habría que luchar en este momento, concretamente en el ámbito de la Unión Europea... La Unión Europea, si por algo se distingue además de por todas estas cosas que he citado antes, es porque es una mezcla de culturas, de lenguas, de diversidad enorme. En este sentido la Unión Europea es muy diferente de lo que ocurre por ejemplo con EEUU y otros lugares del mundo. Por lo tanto, yo creo que uno de los grandes objetivos, una de las grandes tareas pendientes sería favorecer el desarrollo de esta diversidad lingüística, cultural, diversidad de todo tipo. Y en este sentido, estamos en mejor situación. Aunque realmente digamos que el reconocimiento de las nacionalidades, de las naciones, o del País Vasco dentro de la Unión Europea deja bastante que desear, como el reconocimiento de Escocia o en fin, de otras nacionalidades que tienen la misma situación o los mismos problemas que nosotros. Sin embargo, estamos en una situación de partida, inicial, bastante mejor que la que existe en otras partes del mundo. Se trataría de desarrollar esta cuestión y para eso es muy importante que tengamos un concepto de cultura, de lengua, y de cultura en euskera, y vasca en general, dinámico. Es decir, que la cultura y la lengua deben ir adaptándose, no es un tesoro que hay que guardar en una caja cerrada y que no se puede abrir porque entonces no sirve para nada. La lengua y la cultura son, deben de mezclarse, deben de mancharse en la vida diaria, deben adaptarse constantemente a las nuevas situaciones, a las nuevas realidades. Y en la medida que sea capaz de adaptarse y de mantener esta situación, podrá seguir sobreviviendo. Obviamente, necesita que no haya zancadillas, primero que haya apoyo externo y aparte que haya apoyo... Yo espero que se siga manteniendo nuestra identidad cultural, nuestra identidad lingüística, etc. y creo que se conseguirá mantener, pero evidentemente la situación no es nada fácil y habrá que pelear mucho y habrá que pelear, sobre todo bien, en el sentido que he explicado antes.Gurutz Jáuregi Bereciartu (Urretxu, 1946) Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad del País Vasco UPV/EHU. Ha sido Vicerrector de la Universidad del País Vasco, Decano de la Facultad de Derecho, y Director del Departamento de Derecho Constitucional y Administrativo. Profesor visitante en varias universidades extranjeras de Europa: Oxford (Gran Bretaña), Consiglio Nazionale delle Recerche (Roma); de EEUU: Reno, Puerto Rico; y de Latinoamérica: República Dominicana, Bolivia, Perú, Chile, Brasil, Guatemala y México. Ha sido asimismo consultor científico de la ONU (UNRISD). Autor de catorce libros individuales, entre los que destacan: - Ideología y Estrategia Política de ETA. Siglo XXI. Madrid. 1981. (2ª edición 1986); - Contra el Estado-Nación. Siglo XXI. Madrid. 1986. (2ª edición 1988). Edición en inglés: Decline of the Nation-State. Nevada University Press. Londres-Reno-Las Vegas. 1994 - Las Comunidades Autónomas y las Relaciones Internacionales. Instituto Vasco de Administración Pública-IVAP. Oñati. 1986. - La democracia en la encrucijada. Anagrama. Barcelona. 1994. (2ª edición 1995) - Entre la tragedia y la esperanza. Vasconia ante el nuevo milenio. Ariel. Barcelona. 1996. (2ª edición 1997). -Los nacionalismos minoritarios y la Unión Europea. ¿Utopía o Ucronía? Ariel. Barcelona. 1997 - La democracia planetaria. Ediciones Nóbel. Oviedo. 2000 - La democracia en el siglo XXI. IVAP. Oñati. 2004 - Hacia la regeneración democrática. Ediciones la Catarata. Madrid. 2013 También ha dirigido o participado en la publicación de más de cincuenta libros colectivos y publicado más de una treintena de artículos científicos tanto en español, como euskera, catalán, inglés, francés, italiano, alemán o portugués. Su labor investigadora se ha centrado, principalmente pero no exclusivamente, en el estudio del nacionalismo vasco, la teoría de la nación, la teoría de la democracia, o la integración política de la Unión Europea. Desde 2007 dirige un grupo de investigación consolidado financiado por el Gobierno Vasco y formado por más de 40 investigadores dedicado al estudio de la Unión Europea y los Derechos Fundamentales. Ha obtenido, entre otros, los siguientes premios: Premio Eusko Ikaskuntza/Caja Laboral Popular al mejor curriculum en Humanidades y Ciencias Sociales (2003); Premio Euskadi de Investigación al mejor curriculum en Ciencias Humanas y Sociales otorgado por el Gobierno Vasco (2004); Premio Ana Frank a la defensa de los Derechos Humanos y la Cultura de la Paz (1995); Premio El Correo de Periodismo (1998). También ha sido finalista del Premio Anagrama de Ensayo (1994); del Premio Nacional de Ensayo del Ministerio de Cultura en dos ocasiones (1995 y 1997); y del Premio Internacional de Ensayo Jovellanos (2000). Es miembro de número de Jakiunde: Academia de Artes, Ciencias y Letras del País Vasco.