Dicen de la obra ganadora, “La belleza está en el observador”, que trata de reflexionar sobre la mirada y de auspiciar una observación detenida y prolongada, donde el tiempo se detiene hasta evaporarse con lo ausente.
La obra ganadora representa a un artista en su estudio, un estudio que está despojado de elementos anecdóticos y donde el silencio y la quietud intiman en un espacio atemporal. El protagonista de la escena contempla gozosamente a través de la ventana inundada por una luz acogedora y cálida. El titulo de la obra, “La belleza está en el observador”, resume el significado de la obra: la belleza metafísica no pertenece a la obras de arte sino al ser humano que lo observa.
Las obras de arte tienen formas y componentes matéricos: pigmentos, aglutinantes, soportes etc. y, sin embargo, la estética metafísica no reside en las formas y en lo físico sino que pertenece a la mirada del observador. Como dice Consuelo Martín: “La realidad es la belleza, no la cosa bella. Si pudiéramos ver esto, entonces contemplaríamos la belleza y descubriríamos que somos esa belleza”. Es un estado de conciencia gozoso que pertenece al contemplador y, al mismo tiempo que es un estado de felicidad, es también el yo real más allá del ego.
Para vivenciar experimentalmente ese estado interior la herramienta eficaz es la contemplación, es decir, la mirada detenida y prolongada de manera gozosa, ya que los procesos racionales quedan insuficientes. De ahí que la figura humana esté en actitud contemplativa y consciente del gozo y felicidad de sí mismo. La ventana a través de la cual contempla es una metáfora de la vida que es donde existe lo metafísico. La luz cálida que inunda el espacio del estudio es metáfora de la alegría, gozo, felicidad y lucidez que es la estética metafísica.
En primer plano hay un caballete con un cuadro de Rothko que aporta significado a la obra ya que Rothko ahondó en la dimensión metafísica del arte reduciendo las formas al mínimo para, de este modo, liberar el sentimiento metafísico al máximo.
“Utilizo las tecnologías 3D ya que me interesan espacios mínimos y nítidos despojados de elementos y formas anecdóticas”.
Para realizar sus obras se vale de recursos tecnológicos. ¿Qué le aportan las nuevas tecnologías que no le aporten las técnicas tradicionales? ¿Cuál es el efecto que busca conseguir?
Las nuevas tecnologías aportan un gran potencial expresivo. El pixel como pigmento ha supuesto una verdadera revolución en el lenguaje pictórico como en su día supuso el descubrimiento del óleo por Van Eyck con respecto al temple. En mi caso utilizo las tecnologías 3D ya que me interesan espacios mínimos y nítidos despojados de elementos y formas anecdóticas.
¿No utiliza ninguna otra técnica?
Utilizo exclusivamente el ordenador porque me aporta todo lo que necesito. Aunque mi formación en Bellas Artes se desarrolló en base a las técnicas tradicionales, fue terminada la licenciatura cuando empecé a trabajar con las nuevas tecnologías en el departamento artístico de ETB, realizando en la década de los 80 trabajos artísticos con las dos empresas pioneras en España en tecnología 3D: ATC (Madrid) y ANIMATICA (Barcelona).
Un trabajo basado en la desocupación escultórica de Oteiza que realicé en ANIMATICA fue seleccionado en el festival Internacional de Arte y Tecnología IMAGINA en Montercarlo (Monaco) que, junto con Siggraph, en Las Vegas, es la muestra más importante en este género.
Fue de los primeros en comenzar a trabajar con esta técnica, pero ¿hay en el País Vasco muchos artistas trabajando con esta técnica en la actualidad?
En este sentido fui pionero en trabajar con estos procedimientos en Euskadi. Estas tecnologías eran incipientes en los 80 y en la Facultad de Bellas Artes de Bilbao todavía no las poseían ni conocían. En más de una ocasión amigos profesores de Bellas Artes de Bilbao me preguntaban en qué consistían estas técnicas infográficas. En la universidad de Baleares, que fue la primera universidad de España que tuvo tecnología 3D, realicé un curso postgrado de TDI - SILICON GRAPHICS en 1990. En la actualidad hay artistas que hacen incursiones puntuales en la utilización de esta técnica en Euskadi, pero no se de nadie que lo utilice como procedimiento exclusivo, como es mi caso.
¿Cuál sería la mayor diferencia del proceso de creación de una obra a través de un lienzo y a través de un ordenador?
Hay diferencias claras en el proceso creativo: los pigmentos tradicionales se sustituyen por los pixeles, los pinceles por el teclado y ratón, y el lienzo por la pantalla del ordenador. También las maneras de crear las composiciones son radicalmente diferentes: mientras el lienzo o el soporte pictórico es plano, la pantalla del ordenador es una ventana a través de la cual trabajas en un espacio 3D.
Dice que le gusta despertar en el espectador la armonía, la belleza que lleva dentro...
El planteamiento básico de mi investigación plástica es que el ser humano tiene una dimensión interior metafísica de la cual emana la belleza estética. Esta belleza es universal y está en la zona central del ser humano, donde también se encuentra el gozo poético y la armonía. Como tal, es un estado de conciencia que no tiene forma ni corporeidad, una zona de esencias donde además radica la autentica identidad del ser humano, más allá de los altibajos emocionales del ego. La función de mi obra es la de despertar en el espectador esa belleza metafísica y armonía a través de espacios mínimos y silenciosos habitados por el ser humano en actitud contemplativa, puesto que, como decía Antonio Blay Fontcuberta, “la belleza que tu admiras es totalmente tuya”.
Exposición “El silencio del Ser” en la sala Amarika de Vitoria.
Hay varios elementos que distinguen su obra: por un lado tenemos los elementos arquitectónicos y las figuras humanas, pero no podemos olvidarnos de ese otros elementos que describen sus cuadros como la armonía, la belleza, la estética o la poética.
En mi obra los protagonistas son los seres humanos que son acogidos por espacios sosegados. Todo gira en torno al ser humano contemplativo, y la función de los espacios, protegidos por arquitecturas, es acogerlo y crear atmósferas de silencio y quietud. La luz, como metáfora del gozo y de la lucidez, inunda estos espacios habitados y crean armonía entre el ser humano y el entorno, haciendo de la obra plástica metáfora y símbolo, a su vez, de la vida cuando se vive experimentalmente desde la belleza metafísica.
Utiliza la figura humana contemplativa, silenciosa, como recurso poético, pero ¿por qué se refiere a ella como icono de la actualidad?
La figura humana en actitud contemplativa es la protagonista en la iconografía de mis imágenes pictóricas. La contemplación es el método de conocimiento para recuperar vivencialmente la dimensión de belleza metafísica y descubrir que somos eso que se encuentra más allá de lo que habitualmente creemos ser, más allá de las apariencias perceptuales y de los procesos racionales e ideológicos.
La contemplación se ofrece como una metodología eficaz para vivenciar la experiencia metafísica y descubrir que es nuestra naturaleza real. La contemplación, como dice Antonio Blay, “tiene ya un poder de penetración extraordinario, y eso es lo que permite ahondar en el contenido de realidad que tiene la belleza metafísica”.
En su obra se ven obras de artistas como Oskar Schlemmer, Chirico, Edward Hopper, David Hockney o Richard Estes, dice el crítico Xabier Saez de Gorbea. ¿Son esos sus referentes?
En todos ellos encuentro aspectos que me interesan y que enriquecen mi lenguaje plástico. Pero, en especial, me interesa Giorgio de Chirico porque fue el pionero en utilizar conscientemente la imagen y los espacios figurativos para representar lo irrepresentable, lo que no es figurativo ni físico ni tangible y, sin embargo, es lo más auténtico de la vida y del ser humano: la realidad metafísica. Inconscientemente toda la historia del arte apunta hacia esa realidad. Fue Chirico consciente de ello y pionero en utilizar la pintura para evocarlo. Yo he cogido ese testigo y mi máximo interés es utilizar la figuración en el arte para evocar esa realidad metafísica de la vida y del ser humano.
Creo que tiene su propia teoría sobre cuál debería la función del arte...
El arte siempre a interesado mucho a la humanidad porque nos hace sentir de una manera determinada. Este sentimiento es de plenitud, haciéndonos aflorar el gozo de la belleza. El arte nos despierta la felicidad, el gozo y el amor. El problema es que este sentimiento de belleza lo hemos atribuido a la obra de arte y quedamos hipnotizados con las formas. Pensamos que en las formas está la clave del arte porque la vivencia de la belleza la tenemos al mismo tiempo que contemplamos la obra de arte. Por eso idolatramos el objeto artístico, pensando que allí está la belleza. Lo único que hace la obra de arte es despertarnos la felicidad y belleza que somos.
El arte nos evoca ese estado de gozo y belleza y esto persiste en la historia del arte a través de todo tipo de formas y tendencias. Las facultades de Bellas Artes se afanan en enseñar todas las tendencias y eso está muy bien, pero no deberíamos quedar hipnotizados por las tendencias, ni por las formas artísticas. Hay que aprender a ser conscientes de que la belleza está en nosotros mismos y en la vida.
“La función de mi obra es la de despertar en el espectador esa belleza metafísica y armonía a través de espacios mínimos y silenciosos habitados por el ser humano en actitud contemplativa, puesto que, como decía Antonio Blay Fontcuberta, “la belleza que tu admiras es totalmente tuya”.
La motivación como estudiantes de Bellas Artes ha sido realizar una actividad artística que nos hace sentirnos felices. Y sin embargo, no somos conscientes de esa felicidad. Por eso la función del arte debe ser la de despertarnos a esa dimensión metafísica que está en la vida y en nosotros. La misión del arte debe ser la de evocar belleza y felicidad que somos y de esa forma poder vivirlo experimentalmente. Es decir para poder vivenciarlo en la vida.
Al mismo tiempo, la actividad artística debe ser un homenaje, un ensalzamiento de nuestra belleza y la de la vida. Abandonando la idolatría de los objetos artísticos y llevando la atención y el interés a lo más íntimo de nosotros mismos y a la vida. Como decía Jean Klein, “el gran arte nos despierta a nosotros mismos”, “el deleite de las grandes obras de arte reside en que éstas tienen el poder de situarnos ante lo que somos”.
¿Belleza metafísica de la modernidad? ¿Así son sus cuadros?
Así lo definió con pleno acierto Xabier Saéz de Gorbea en la crítica publicada en Deia cuando hice en Bilbao la exposición titulada “El silencio habitado” y esa definición la utilicé para el catálogo de la exposición “El silencio del Ser”, organizada por la Diputación de Álava, en la sala Amarika de Vitoria.
Su trayectoria es larga, ¿en qué nota la evolución de sus obras?
En mi trayectoria ha habido una evolución a nivel formal desde el postimpresionismo de mi época adolescente y juvenil al expresionismo abstracto de cuando estudiaba Bellas Artes, y a las distintas figuraciones posteriores. Pero la verdadera revolución en mi trabajo ha sido cuando he descubierto que la belleza que tanto me afanaba en encontrar en las formas pictóricas no pertenece al arte sino que nos pertenece y está en lo más intimo de nuestro ser, configurando nuestra identidad real mas allá de nuestros modos de ser y de nuestras apariencias. Desde ese descubrimiento mi interés máximo es la de representar en el arte lo que no se puede representar, hacer tangible lo intangible. Mi pasión es evocar con imágenes esa realidad metafísica oculta a la mirada prosaica y racional. Y lo más importante: el tratar de vivirme más y más como belleza puesto que, como dice Jean Klein, “los hombres y mujeres sabios aman la belleza, porque ésta se hace eco de su propia belleza”.
Koldo Etxabarria en Art Aretoa Koldo Etxebarria (1960) Licenciado en Bellas Artes ha desarrollado su carrera profesional en el departamento de diseño de ETB. Esa labor que ha compaginado con el desarrollo de su carrera artística. En la década de los 80 fue pionero en la utilización de las nuevas tecnologías que en la actualidad sigue utilizando, exclusivamente, en sus obras. Desde 1983 hasta la actualidad ha expuesto sus obras en cantidad de salas y ha recibido multitud de premios, el último el premio, ex aequo de la bienal de pintura que organiza el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos del País Vasco.