Inma Muñoa Barredo, del Grupo de Proyectos Lingüísticos Ikastolen Elkartea, responde este mes a la pregunta del año.
Empieza señalando que el objetivo de la educación no es no es otro que preparar a las nuevas generaciones para la vida y el futuro, es decir, ayudarles a desarrollar los recursos que necesitan y necesitarán a lo largo de sus vidas cualquiera que sea su punto de partida.
A su juicio, el Sistema Educativo del siglo XXI ha de garantizar el conocimiento universal del euskera aplicando a tal fin un modelo de inmersión utilizando las metodologías adecuadas. A la vez, debe asegurar que niños y jóvenes disponen de espacios para expresarse en euskera.
Junto con eso, se necesita una visión amplia del plurilingüismo. Hay que velar por el adecuado desarrollo de las distintas lenguas que conviven entre nosotros, reforzando su conocimiento sociolingüístico para que sean capaces de comprender y gestionar de forma constructiva el plurilingüismo propio y el de los demás.
Pero –concluye la autora− cualquier Sistema Educativo, por bueno que sea, se quedará corto sin apoyo social: porque, como se suele decir en África, se necesita a toda la tribu para educar a un niño.
