¿Cuál es el verdadero nombre de Gari?
Iñaki Igon Garitaonaindia Murgiondo. Pero, desde pequeño, siempre me han llamado Gari. Salvo en casa.
Legazpiarra residente en Vitoria/Gasteiz que alcanza el éxito a una edad demasiado temprana...
Sí y no. Es cierto que el éxito nos llegó enseguida, pero lo más importante es hacer las cosas poco a poco, paso a paso.
¿Cómo se adentró en el mundo de la música?
Como la mayoría de los jóvenes de mi generación, entre los amigos formamos un grupo de música, en Legazpi. Y en un concierto que dimos en Oñati, tocamos junto con el grupo Hertzainak, que se acababa de formar. Nos conocimos, y a partir de ese momento pasé once años junto a ellos.
Ahora que tiene 41 años, ¿de verdad quiere empezar desde cero?
No es que lo quiera, es que ya lo he hecho.
¿Qué es lo que quiere decir?
Muy fácil. Ya no recuerdo cuántos años llevo en la música; edité mi primer disco a los 18 años. Tras once años con el grupo Hertzainak, y unos diez más en solitario, ahora me encuentro en una nueva etapa. De todos modos, me resulta imposible separar el ámbito profesional y el personal. Con el último disco, he empezado de cero. Tiene ante usted a un Gari nuevo. Y eso influye en la música, claro.
Últimamente ha repetido en varias ocasiones que su hija Mikele le ha cambiado la vida. ¿Tan distintos son el Gari de antes y el de ahora?
Totalmente. He cambiado de arriba a abajo. De todos modos, esto forma parte de un proceso que ya se había puesto en marcha incluso antes de que fuera padre. Las cosas no se hacen de un día para otro. El ser padre a los 40 y meterme de lleno en el papel me han vuelto más fuerte.
¿Se puede decir que la paternidad ha puesto un poco de orden en su vida?
La palabra más adecuada sería “equilibrio”. Me ha dado otra perspectiva de la vida.
Esta mañana me he encontrado con un amigo de 22 años. Al comentarle que teníamos concertada una entrevista, le he preguntado qué Gari le gusta más, si el del grupo Hertzainak o el de ahora. Me contestaba que, aunque le guste el actual, prefiere el del grupo Hertzainak. ¿Qué opina al respecto?
Es un asunto que no me preocupa. Además, ya he dicho en varias ocasiones que tengo un público excepcional. No tengo la más mínima queja. A mí también me suele pasar lo que usted comenta, pero lo cierto es que ningún chaval de 22 años ha visto en su vida a Hertzainak. ¿Qué es lo que pasa? Pues que, con el paso del tiempo, se produce una especie de mitificación. Hay gente que me dice que le encanta ir a mis conciertos, y que mi último disco les parece genial... Hay de todo.
¿A qué se refiere cuando habla de mitificación?
A todo lo que en su momento tuvo éxito. Pero es que, con el tiempo, se mitifican todos los movimientos musicales: el punk, la marcha de Vigo, el Rock Vasco... Eso a mí no me va. Desde luego, para nosotros fue una época importante, porque empezamos de cero. Había cantantes como Mikel Laboa o Benito Lertxundi, pero no más. Se mezclaban la música y la política... Pero las cosas han cambiado, y no podemos vivir mirando hacia atrás. Creo que todavía tenemos mucho que hacer, y que, a pesar de estar sumidos en una grave crisis, las infraestructuras son cada vez mejores. No tengo ninguna queja.
¿Qué pasaría si dentro de 20 años la juventud siguiera escuchando a Hertzainak?
Je, je... Pues fenomenal. ¡Imagínese! Yo en casa suelo poner Carlos Gardel. Si me preguntan cuál es mi músico favorito, respondo que David Bowie o Costelo. Y son mayores que yo. Eso ha pasado siempre. No me parece nada raro.
Ha perdido muchos amigos. ¿En qué se equivocó su generación?
Qué pregunta tan difícil. Simplemente, nos tocó. Pero no sólo a nosotros; en Inglaterra y Francia pasó exactamente lo mismo. No sé... He perdido a muchos amigos. Pero yo sigo en pie, contento y optimista... Es una pena. La vida es así.
¿Alguna vez ha llegado a cantar con angustia?
Varias veces. Y, para paliar esa angustia o dolor, he recurrido a las drogas. He pasado varios años de ese modo. Pero ya estoy de vuelta de ese ambiente. A pesar de que al principio no resultó nada fácil salir a cantar en directo, interpretar con una actitud aparentemente normal... Ahora puedo decir que he conseguido superar todo ello. Estoy muy contento con el paso que he dado. Ahora me siento mucho más libre, y eso es lo importante. Además, la dependencia no la tenía sólo hacia las drogas; tenía complejos de varios tipos, ideológicos, por ejemplo. Ahora, la música es mi terapia.
Ha declarado que ahora entona canciones y tipos de música que antes no se atrevía a interpretar.
Le voy a poner un ejemplo muy sencillo. Uno tiene sus complejos, ya sea como persona o como músico. Si resulta que uno está acostumbrado a andar con pantalón corto, y le obligan a llevar corbata, seguro que no se siente cómodo. Pues en la música ocurre exactamente lo mismo, o a mí por lo menos. En el último disco toco un bolero. Y me ha salido del corazón. Podía haberlo hecho hace cinco años, pero no hubiera salido de mi corazón. Otro ejemplo: hemos grabado una canción con piano y guitarra española. Cosa que también podía haberla hecho antes, pero no me hubiera salido tan profunda.
¿Le parece que ha estado a punto de perderlo todo?
Sí, en varias ocasiones. La vida es así. Durante los últimos tres años he vivido un proceso muy duro y atroz, pero necesario. No había otra alternativa: o me quedaba en el agujero, o salía de él. Estoy muy contento conmigo mismo, satisfecho. Ahora estoy metido en otra dinámica, aunque la angustia perdura. De todos modos, ahora tengo otros medios para evitarla o superarla. No me he sentido libre hasta hace poco. Tenía un problema muy gordo.
¿Se ha sentido utilizado por otras personas? ¿Siempre ha sido dueño de sí mismo?
Sí y no. Cuando uno se encuentra bien, por lo general no obtiene buenos resultados. Si concedo una entrevista en mal estado, y me muestro tal y como soy... ¿qué es lo que pasa? Pues que, sin querer, digo demasiadas tonterías. Y, claro, los periodistas recogéis las impresiones más interesantes y elocuentes. Ahora ya no me pasan esas cosas. Con motivo de la presentación de mi último disco, he concedido más entrevistas que nunca, y en ningún momento he tenido esa sensación. ¿Y eso qué significa? Pues que ahora pienso mucho mejor las cosas. Es por el equilibrio. Lo de empezar de cero no es una cuestión de marketing, yo no necesito nada de eso. Si me encuentro bien, voy a transmitir esa sensación de bienestar. Antes de dar comienzo a la entrevista, me ha comentado que no tenía por qué contestar a todas las preguntas. También otros periodistas me dicen lo mismo. Pero yo no tengo ningún problema para hablar sobre las drogas. Creo que son temas que también tenemos que tratar. Además, es importante difundir el mensaje.
¿Qué viene después de cero?
Ahora mismo, conciertos en directo. Hemos empezado a preparar las canciones de nuestro próximo trabajo, a dar un poco de forma al proyecto. Pero no tengo ninguna prisa. Nuestra intención era editar dos discos, y eso es lo que vamos a hacer. Luego, ya veremos. ¿El tercer disco? Ya se verá.
Siendo padre, resultará más difícil emprender nuevos viajes y aventuras...
Mucho más difícil. Pero no me quejo. Da igual. Soy muy feliz con mi hija, con mi familia, y quiero disfrutar de ella.
De cara al futuro, ¿qué le pide a la música?
Seguir como hasta ahora. Nada más. Me he dado cuenta de que lo más importante es disfrutar con lo que haces.
¿Y a la vida? Lo mismo. Disfrutar. Un amigo psiquiatra me recomienda actuar con perspectiva. Como no tenga la cabeza muy bien amueblada, no puedo concentrarme en mis cosas. Así que, si no voy poco a poco, termino por volverme loco. Iñaki Igon Garitaonaindia Si les decimos que hemos conversado con Iñaki Igon Garitaonaindia Murgiondo, seguramente no tendrán ni idea sobre quién hablamos. Pero si les decimos que hemos estado con Gari, enseguida descubrirán que se trata del cantante del grupo Hertzainak. Gari nació hace 41 años en Legazpi. Más de uno pensará que, a raíz de la disolución del grupo musical, la vida de Gari dejó de ser la misma. Pero lo cierto es que su vida ha cambiado hace muy poco; concretamente, desde que ha sido padre. Y, así, ha empezado de cero. Como su último disco, “0tik”.