Iñaki Martinez de Luna Perez de Arriba. Sociolingüista: Se habla demasiado sobre igualdad lingüística, como queriendo dar a entender que no hay que dar prioridad al euskara ante el castellano

2009-10-30

ASURMENDI, Mikel

BELAXE. ITZULPEN ZERBITZUA

En euskara se les denomina babazorro. Nos referimos a los alaveses. Y eso mismo es nuestro interlocutor: alavés. Alavés de Vitoria. Nacido en la oscura Vitoria del franquismo. Un vasco euskaldun. En la actualidad, la dualidad de alavés y euskaldun es bastante corriente. Sin embargo, en el pasado reciente no era así. Afortunadamente, igual que cambia el mundo, van cambiando también Euskal Herria y todo lo vasco. Vitoria, Álava, Euskal Herria... el mundo. Todo un claro retrato de “nuestro pequeño mundo” el que este sagaz sociolingüista nos ha realizado.

Su nombre es Iñaki Martínez de Luna Pérez de Arriba. ¡Vaya nombre! Por favor, explíquenos brevemente lo de los apellidos compuestos que, en nuestro caso, son la mayoría de los alaveses y, especialmente, los que se han extendido fuera de Álava.

Se agradece la pregunta, ya que frecuentemente los apellidos compuestos se consideran no vascos, olvidando o negando la pluralidad cultural de Euskal Herria. En siglos anteriores esos apellidos eran más frecuentes que en la actualidad también en otros lugares de Euskal Herria y, en Álava, al contrario de lo que ha ocurrido en otros lugares, han perdurado.

Esos apellidos constan de dos partes: el patronímico (Martínez: de Martín) y el topónimo (pueblo, barrio...). En la tradición vasca existía un modo propio de recoger esos apellidos, por ejemplo, Martínez Lunakoa, Pérez Lazarragakoa o López Lizarduikoa. Pero el estilo que se ha conservado en Álava es el del romance, el del castellano.

Los dos apellidos suyos son muy significativos: Martínez de Luna Pérez de Arriba. ¿Puede explicarnos el sentido de cada uno?

Como he explicado antes, Martínez de Luna sería lo siguiente: de Martín del pueblo de Luna, que es una aldea del valle de Kuartango, de donde era mi padre. Pérez de Arriba, por su parte, sería: de Pedro de Arriba, un apellido que ya aparece allá por el siglo XVII entre los miembros de la cofradía de la Virgen de Oro, en el valle de Zuia; ese Arriba podría ser un topónimo proveniente de la cercana aldea denominada Hueto-Arriba.

Usted es vitoriano, ¿cómo recuerda la Vitoria de su adolescencia?

En el año 1950 Vitoria era un pueblo grande que no contaba con más de 50 mil habitantes. Además era muy conservador, lleno de curas, monjas y militares. Oscuro, retrógrado y aburrido.

¿Y cómo eran, en cambio, Vitoria, Álava y Euskal Herria en los años 60, en su juventud?

Vitoria comenzaba a despertar en aquella época, estaban apareciendo un montón de nuevos movimientos y dinámicas: el movimiento obrero, el movimiento abertzale... Pero esos asuntos atañían sólo a una minoría. En la zona de Llodio, por ejemplo, esas dinámicas estaban más enraizadas y afianzadas, pero en el resto de comarcas de Álava eran aún más escasas que en Vitoria.

Seguramente recordará bien la época en la que salió por primera vez a estudiar.

Sí. En 1969 (con dieciocho años) me fui a Lazkao a trabajar y a estudiar euskara. Recibía clases de euskara al anochecer con los frailes de allí (benedictinos) y el ambiente del pueblo era muy distinto al de Vitoria. Por ejemplo, hubo un gran revuelo y movilizaciones a favor de Andoni Arrizabalaga, que estaba condenado a muerte, y de los encausados en el juicio de Burgos. Unos años después, el ambiente que encontré en Bilbao era más castellano que el de Lazkao, claro, pero sin embargo había allí referencias euskaldunes, revolucionarias e innovadoras que no habían aparecido aún en Vitoria: programas de radio en euskara, alumnos euskaldunes, movimiento estudiantil, movilizaciones en favor de la amnistía...

De todas formas, sea euskaldun o erdaldun, hay una constante en el ambiente de Euskal Herria que no se da en otros lugares: la no aceptación del carácter o formas de pensar distintas; en otros países de fuera del Estado Español son más flexibles con quienes piensan de otra manera distinta a la nuestra; no se empeñan en atraer a los demás hacia nuestra manera de pensar, como si estuvieran equivocados, y nosotros sí lo hacemos.

Ha mencionado “la no aceptación del carácter o forma de pensar distintos”. ¿hemos de interpretar esa postura como adecuada o, por el contrario, como negativa?

Como negativa, sin duda alguna. Partiendo de la pluralidad que existe en Euskal Herria, para nosotros es indispensable la aceptación de lo distinto; dicho de otra manera, un programa político que valga para todos o para la mayoría, debe asumir esas diferencias. Álava y Vitoria

Hemos hablado de Álava y de Vitoria. ¿Usted diferencia entre ser alavés y ser vitoriano?

Sí y no. Vitoria tiene una serie de rasgos diferenciales: industrialización, capitalidad, grandes tasas de inmigración... Durante mucho tiempo ha sido puerta de entrada de nuevas tendencias y de modernidad, para extenderlos posteriormente a las demás comarcas alavesas. En ese sentido podríamos mencionar también el valle de Ayala y, principalmente, Llodio...

En la actualidad, toda Álava se encuentra homologada con el mundo globalizado. Sin embargo, una diferencia importante entre Vitoria y otras comarcas de Álava es el carácter euskaldun, esa adhesión al euskara que no se aprecia en Vitoria y sí es más patente en otras comarcas.

Como alavés y sociólogo, ¿cómo valora el camino recorrido por Álava desde la época franquista hasta la actualidad, desde la perspectiva de la conciencia nacional vasca?

La sociedad alavesa ha pasado de ser muy tradicional a ser moderna o posmoderna, para lo bueno y para lo malo. En la actual Álava está extendido el “carácter vasco”, aunque con características propias: en vez de dominar el nacionalismo que se opone al españolismo, la sensibilidad más extendida es un sentimiento vasco que no choca con el españolismo (como en Iparralde, de alguna manera). Pero durante el franquismo, excepto en Aramaio y sus alrededores, ni siquiera se percibía ese sentimiento y, en la esfera privada, sólo existía en algunas familias.

¿Cómo ha evolucionado el alavesismo durante los últimos 30 años “de Álava a Araba”?

Una de las claves de esa evolución ha sido la siguiente: en el franquismo, Álava estaba situada en las Vascongadas, y de ahí, de la mano del modelo autonomista, se da una transición “espontánea” y se pasa a ser Euskadi. Esa puede ser una de las diferencias con Navarra: Navarra estaba fuera de las Vascongadas y sigue fuera de Euskadi. Sin embargo, el renacimiento del sentimiento vasco en Álava no se relaciona únicamente con eso, sino que además, los diferentes tipos de nacionalismo vasco han hecho un gran trabajo tanto desde la política como desde las instituciones autonómicas. En ese camino, el “alavesismo” se ha ido debilitando, mientras que el “navarrismo”, en cambio, continua firme en Navarra, obstaculizando el renacimiento vasco.

Hacia mediados del siglo pasado, salvo excepciones, alavés y vasco no se correspondían totalmente. Hoy en día, en cambio, sí. ¿Cómo ha vivido usted esa evolución del vasquismo en Álava y, en general, cuál ha sido la experiencia de otras personas cultivadas como usted?

En la Llanada Alavesa no se percibía la cultura vasca, aun cuando en cualquier lugar se podía encontrar un rastro claro de la misma (en toponimia, tradiciones, costumbres y demás). En un terreno tan difícil, algunos colectivos (movimiento cristiano, sindicalismo, asociaciones culturales, partidos...) comenzaron a organizarse ya trabajar, entre otras cuestiones, en la recuperación del vasquismo. Todos esos colectivos se unieron con el movimiento popular que se alzó contra Franco, incrementando la reivindicación vasquista.

¿Cómo le han observado en otros territorios vascos al presentarse como alavés y euskaldun?

Con asombro, haciendo comentarios como “¿alavés y euskaldun?” que a veces podían llegar a ser hirientes. En el resto de territorios vascos existía un gran desconocimiento sobre Álava, lo que no ocurre hoy en día.

Al hablar de Álava me parece fundamental traer a colación el tema de Treviño. ¿Cómo se explica la situación de Treviño?

En Álava está totalmente asumido que Treviño es Álava, por encima de ideologías y con total naturalidad. Pero por culpa de intereses ideológicos y partidismos, a algunos no les interesa reivindicar ese tema. Esa política miserable demuestra claramente el nivel político y las base democráticas tan deficientes que existen en la actualidad. Doctor en Sociología

En su calidad de sociólogo, ¿cómo ve la evolución de Euskal Herria? ¿Cuál es en la actualidad la clave o el reto principal de los vascos?

La evolución y situación actuales son tan esperanzadoras como preocupantes, ya que al mismo tiempo que estamos avanzando hacia adelante, aparecen nuevas amenazas y riesgos, de la mano del modelo de sociedad consumista, entre otros. Así, por encima de ideologías y de sentimientos identitarios, el euskara debe competir con otros idiomas en el mercado lingüístico, para atraer a vascos políglotas. La pregunta que hemos de responder es la siguiente: ¿Qué ofrece el euskara a los vascos que no puedan encontrar en otros idiomas?

¿Tiene respuesta a la pregunta?

Bertsolarismo y señal de identidad, por ejemplo. ¡Y no es poco! Pero el vasco que no se identifica con eso (y muchos vascos hablan casi siempre en castellano con total normalidad, aunque tengan un sentimiento vasquista) necesita otra oferta para sentirse atraído hacia el euskara, y aunque me esfuerce, no encuentro nada más que le pudiera resultar atractivo a un ciudadano corriente, al menos dentro de los parámetros de esta sociedad tan volcada al consumo.

¿Observa diferencias entre el ámbito natural del euskara hasta el siglo pasado (Gipuzkoa, Bizkaia, zona montañosa de la Alta Navarra, Iparralde...) y el actual?

Sí y no. Sí, porque el ámbito euskaldun y el erdaldun continúa existiendo y esas zonas que viven en euskara son imprescindibles para la supervivencia del idioma. Pero, al mismo tiempo, y hablando en un modo figurativo, el euskara “ha salido a la calle”, es decir, ha llegado a la universidad, a algunos talleres punteros, a las nuevas tecnologías, a determinados medios de comunicación... y por decirlo de alguna manera ha “contaminado de euskara” esas zonas que anteriormente eran totalmente erdaldunes.

¿Qué vínculos y sentimientos existen en Álava para con el resto de territorios y, si quiere, con Iparralde? ¿Cómo los vive usted?

Dentro del ambiente abertzale, la imagen y los sentimientos que genera Iparralde son los mismos que en el ambiente abertzale de los demás territorios. Dicho esto, hay que dejar claro que para los alaveses, en general, no existe Iparralde. Existen Baiona, Hendaia, Biarritz... pero no se conoce Iparralde. Muchos lo confundirían con un centro cívico del mismo nombre que hay en Vitoria.

Como sociólogo, ¿cómo valora el proyecto nacional de Euskal Herria en el siglo XXI? ¿Es factible? ¿O es una simple quimera? Según parece, es difícil desarrollar un pacto para la convivencia entre proyectos nacionales.

Los proyectos políticos no son o factibles o bien una quimera. El binomio es otro: se materializan o fracasan, y mientras tanto cada cual ha de mantener su proyecto con entusiasmo, construyendo permanentemente las condiciones para llevar a cabo ese proyecto, hasta que llegue la ocasión propicia para llevarlo a cabo. Por otra parte, hacer previsiones no tiene mucho sentido, ya que en poco tiempo y sin esperarlo, las condiciones socio-políticas pueden cambiar mucho.

¿Qué indica la situación de conflicto?

La situación de conflicto que vivimos indica claramente la intolerancia en ambos bandos, de tal forma que las intransigencias de ambos lados se alimentan mutuamente de forma constante. Experto en Sociología del Lenguaje

Usted fue presidente del denominado Cluster de Sociolingüística. Explíquenos en qué consiste y para qué se creó.

Creamos el Cluster de Sociolingüística con la intención de ofrecer un lugar de encuentro a los diferentes agentes que trabajan en el terreno del conocimiento y la práctica de la sociolingüística vasca (administraciones públicas, actividad cultural vasca, investigadores universitarios, técnicos de planificación lingüística y demás). El objetivo de ese lugar de encuentro es el de incrementar las posibilidades de colaboración e impulsar las innovaciones para la normalización lingüística. Encauzado en la dirección correcta, el proyecto ha avanzado considerablemente, convirtiéndose en uno de los referentes de la sociolingüística vasca.

¿Qué valoración hace de la iniciativa? ¿Qué ha aportado al proceso de normalización del euskara?

El proyecto se va desarrollando cada vez más y cumpliendo mejor los objetivos iniciales, es decir, extendiendo y creando redes de relaciones entre los distintos agentes. Por otro lado, se están impulsando trabajos de investigación, programas de formación y demás que nos ayudan a conocer mejor nuestra situación sociolingüística y a avanzar hacia adelante, como por ejemplo la publicación más importante realizada nunca por la sociolingüística vasca: la revista Bat Soziolinguistika.

¿Cuál ha sido la principal aportación del Cluster de Sociolingüística al idioma?

Está investigando el campo de la educación, a fin de descubrir qué, quién y cómo influye en el uso de la lengua en este terreno, ya que si conseguimos descubrir los factores que actúan en favor y en contra del euskara, será mucho más sencillo tomar medidas eficaces para impulsar el uso del idioma en el entorno educativo.

Este año se ha producido un cambio en la cúpula del Gobierno Vasco. ¿Influirá este cambio en el trabajo de transmisión del euskara que ha de desarrollar la escuela? ¿De qué manera?

Sospecho que será en detrimento del euskara, ya que se habla demasiado sobre igualdad lingüística, como queriendo dar a entender con eso que no hay que dar prioridad al euskara ante el castellano, sino poner a ambos idiomas al mismo nivel. Eso mismo es lo que a mi me gustaría hoy en día: ¡una verdadera igualdad entre el euskara y el castellano! Lo que ocurre es que el euskara, siendo un idioma en peligro de extinción, necesita apoyos especiales que le ayuden a salir de esa situación, y si eliminamos esos apoyos, esa supuesta igualdad actúa en favor del idioma más poderoso –el castellano–, llevando a la perdición al idioma que sen encuentra debilitado.

De cualquier forma, en los últimos, pongamos, 20 años, ¿cuál es su opinión sobre la aportación realizada por la escuela en la transmisión del euskara?

La escuela ha realizado un gran y buen trabajo, aun cuando siempre haya algo que mejorar. Las que han fallado en gran medida han sido las medidas y condiciones que se han adoptado fuera de la escuela: la escuela ha creado euskaldunes totales o a medias, pero estos al salir de la escuela se han encontrado con un entorno absolutamente erdaldun y sin saber exactamente qué tienen que hacer con ese idioma que han aprendido. De esta manera, una vez transcurridos varios años, algunos han olvidado lo aprendido y no dominan más que el castellano. Euskal Herria y los inmigrantes

¿Cómo ve el tema de los inmigrantes desde el punto de vista de ciudadano vasco y de sociólogo? ¿Qué le parece la postura que adoptan los euskaldunes y los vascos en general al respecto?

Hace diez años temía que el ambiente vasquista y abertzale arremetiera contra los inmigrantes, ya que podían llegar a considerar a estos como una amenaza para la recuperación del euskara. Es una alegría comprobar que no ha ocurrido nada de esto y que estos ambientes están desarrollando estrategias para la integración de los inmigrantes.

Bajo el prisma de la Sociología del Lenguaje, ¿cómo ve la relación de la población euskaldun de Álava y de Gasteiz con este colectivo desde la perspectiva del proceso de euskaldunización?

Aunque la población euskaldun manifieste una postura abierta, el mundo del euskara y el de los inmigrantes se encuentran muy alejados en Álava, ya que las estrategias que mencionaba antes aún no se han desarrollado.

¿Cómo influye la actual situación de crisis económica en el proceso de integración?

La crisis perjudica sobre todo a los más débiles, es decir, a los inmigrantes. A partir de ahí, la crisis no nos hace más generosos, sino más egoístas. Por lo tanto, la crisis dificulta la integración de los inmigrantes. La Universidad del País Vasco

Usted trabaja en la UPV. En su terreno, el de la Sociología del Lenguaje, ¿qué aportación ha realizado al UPV desde su creación?

Muy escasa, Casi nula, ya que en ese terreno del conocimiento nunca ha tomado la iniciativa. Siempre que se han impulsado estudios de Sociología del Lenguaje o de sociolingüística ha sido, sobre todo, debido a iniciativas de agentes externos. Cuando se ha impulsado una iniciativa interna, los órganos de gobierno de la UPV no han ayudado nada. Las disciplinas relacionadas con la sociolingüística han sido arrinconadas. En la actualidad existe en la UPV un postgrado de Planificación Lingüística, organizado en colaboración con la Fundación Asmoz. Sin embargo, esos estudios no son suficientes si tenemos en cuenta los requerimientos y las necesidades del idioma en nuestra sociedad.Por último, ¿está usted satisfecho con su trabajo de profesor y con la actividad que desarrolla?Me gusta mucho la enseñanza, sobre todo por la oportunidad que te brinda de relacionarte con gente joven y porque me obliga a mi mismo a estar continuamente aprendiendo.

“En otros países de fuera del Estado Español son más flexibles con quienes piensan de otra manera distinta a la nuestra; no se empeñan en atraer a los demás hacia nuestra manera de pensar, como si estuvieran equivocados, y nosotros sí lo hacemos”

“Una diferencia importante entre Vitoria y otras comarcas de Álava es el carácter euskaldun, esa adhesión al euskara que no se aprecia en Vitoria y sí es más patente en otras comarcas”

“Los proyectos políticos no son o factibles o bien una quimera. El binomio es otro: se materializan o fracasan, y mientras tanto cada cual ha de mantener su proyecto con entusiasmo”

“Siempre que se han impulsado estudios de Sociología del Lenguaje o de sociolingüística ha sido, sobre todo, debido a iniciativas de agentes externos. Cuando se ha impulsado una iniciativa interna, los órganos de gobierno de la UPV no han ayudado nada” Iñaki Martínez de Luna Pérez de Arriba (Vitoria, 1950) Doctor en Sociología (Universidad de Deusto). Se dedica al terreno de la Sociología del Lenguaje, sobre todo en torno a las lenguas minoritarias. Fue presidente del Cluster de Sociolingüística y director del Posgrado de Planificación Lingüística HIZNET y del curso LINGUANET. En la actualidad ejerce de profesor en la Universidad del País Vasco. Es miembro y colaborador de las revistas Bat Soziolinguistika e Inguruak y colaborador de opinión en Argia. También es miembro de la Eusko Ikaskuntza y director de Eusko Entziklopedia.
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