Miren Sánchez Erauskin: "Los jóvenes están de conferencias hasta el gorro"

2001-05-11

DIAZ DE MENDIBIL, Ismael

Elkarrizketa: Miren Sánchez Erauskin Miren Sánchez Erauskin "Los jóvenes están de conferencias hasta el gorro" * Traducción al español del original en euskera Ismael Diaz de Mendibil La larga y dilatada experiencia profesional de Miren Sánchez Erauskin nos ha permitido conversar de diversos ámbitos e instituciones. Razones de trabajo le han llevado a conocer el funcionamiento de organismos como Naciones Unidas, instituciones de época franquista, como las Cortes Españolas, o la propia germinación del Parlamento Vasco. He aquí el resultado. La familia Sánchez Erauskin es muy conocida en Vitoria Gasteiz. Tau Baskonia, la hostelería, la cultura... son sólo algunas de sus facetas. Sin embargo, no todo fue de color de rosa, sobre todo en su niñez. Fuimos cinco hermanos muy seguidos, y tuvimos muchas incidencias durante nuestra infancia. Yo era la mayor. Cuando yo tenía seis años, y el pequeño de mis hermanos, nueve meses, murió nuestra madre. Fue una situación dificilísima, pero gracias a la familia, que nos acogió y cuidó, salimos adelante. Aita tuvo muchos problemas durante la guerra civil, ya que le destituyeron. El era agente de los servicios veterinarios del Ayuntamiento, y pasados los años, se volvió a casar. Y de padre funcionario, hija funcionaria. Más bien... Como aita también tuvo la ocurrencia de morir, cuando mi hermana Nekane (por parte de padre) tenía cuatro meses, yo debía aportar algo en casa. Preparé unas oposiciones a la Diputación Foral de Alava, y aprobé, con lo que pude ayudar un poco a la familia. Poco tenía que ver aquella Diputación del franquismo con la que hemos conocido posteriormente. Usted es una perfecta conocedora de las distintas instituciones. ¿Cómo eran, por ejemplo, en aquella época las Juntas Generales, lo que hoy es el legislativo alavés? Yo entré en la Diputación, siendo una niña. Entonces no eran unas Juntas Generales auténticas, reales. No poseían ningún tipo de capacidad legislativa y se reunían dos veces al año: En el Pleno deTierras Esparsas y en Santa Catalina. Cada cuadrilla nombraba a unas personas para que acudieran a Juntas Generales, pero no tenían ninguna misión que desempeñar. Eso sí, el presidente de la Diputación, que era nombrado a dedo, que no desempañaba el cargo por elección popular, daba cuenta a los junteros de todos los acuerdos que había ido adoptando la Diputación a lo largo del año. Los ponían en su conocimiento, sin más, ya que estaban totalmente aprobados. Años más tarde, se trasladó a las Cortes Españolas. ¿Aquello funcionaba de manera similar? Las Cortes Españolas también eran totalmente ficticias. Estaban los procuradores nacionales, que los nombraba Franco a dedo, los alcaldes de las ciudades más importantes del Estado, los presidentes de las diputaciones... En los últimos años del franquismo, sí que hubo una representación familiar con votación, lo que se denominaba cabezas de familia. Todos votaban en bloque, pero hubo alguna excepción. Por ejemplo, Aranegui, que fue presidente de la Diputación de Alava, y posteriormente mi marido. Él fue el primero que votó en contra de una ley de seguridad ciudadana. En aquellos tiempos, votar en contra, era algo muy serio. No apoyó dicha ley, porque permitía tener al detenido durante cierto tiempo totalmente incomunicado. Dejó un pueblo grande, como era la Vitoria de entonces, y llegó a una gran ciudad: Madrid. Sí, pero yo estaba encantada en Vitoria. Mi traslado fue a consecuencia de un problema político que tuve con el gobernador civil del momento. Yo era la secretaria de Aranegui, del presidente de la Diputación. Tenía intervenido el teléfono, me abrían las cartas en Diputación... Así que me tuve que marchar, porque aquello era un no vivir, y un no dejar vivir a los que me rodeaban. Todavía tenia hermanos que eran muy pequeños, fue muy doloroso dejarlos... No se puede imaginar lo que lloré por tener que marcharme. Aquel gobernador era una mala persona. De Vitoria fue a San Sebastián, y le llamaban "el sanguinario". Porcierto, yo me he llamado Miren toda mi vida, aunque en el Registro Civil me lo tacharon. Me llamo Miren Estibalitz, y me convirtieron en María Estibaliz. Por otra parte, yo tenía una familia bastante señalada, aita había estado en la cárcel durante la guerra, le habían destituido... Sin ir más lejos, todos sus hermanos tuvieron que salir por patas hacia Argentina. Sin embargo, marcha a Madrid para trabajar en una institución franquista, como las Cortes Españolas. Sí, porque yo siempre he tenido muy claro lo de los funcionarios. Yo podía estar en cualquier sitio, previamente superando la oposición, por supuesto. Aun así, allí también tuve problemas, especialmente con algunos periodistas, que me decían que tenía que ser de E.T.A. como mínimo. En cuanto surgía un problema o se perdía un papel, me señalaban acusándome. En cambio, mis jefes me apreciaban muchísimo, y me tenían en una gran estima. De hecho, yo fui la primera mujer que llegó a ser jefa en las Cortes. El régimen franquista marcaba la frontera entre buenos y malos. Sí, aunque en el caso de las instituciones alavesas tuvimos la suerte de contar con personas, salvo algunas excepciones, que también las hubo, que trabajaron en aras del bien común. Eso sí, sin olvidar esas excepciones que comentaba, que lo único que querían, era prosperar a nivel particular, medrar y buscar otro puesto mejor. Yo siempre he dicho que son las personas las que funcionan. Al trabajador hay que pedirle capacidad de trabajo, no una ideología. Una mujer en las Cortes. En aquellos tiempos en los que la mujer era considerada como ciudadana de Segunda. Sí, pero yo era soltera, con lo que no tenía que pedir autorización a nadie para ponerme a trabajar. Cuando entré en Cortes, era una funcionaria más, pero como era de las pocas que hablaba idiomas, me nombraron Jefa de Relaciones Internacionales. Sin embargo, en esta primera etapa no está mucho tiempo en Madrid. Vuelve a coger la maleta, y se traslada a Ginebra. Saqué las oposiciones tantode Madrid como de Naciones Unidas en Ginebra, por lo que pedí en Cortes una prórroga para tomar posesión del cargo, y sí, me fui a Suiza. Allí trabajé en la delegación española de Naciones Unidas. Como te puedes imaginar aquello también se las traía, ya que era un reflejo de lo que ocurría aquí. ¿En qué consistía su trabajo? Copiar al pie de la letra todas las sesiones. Era un trabajo que desmoralizaba a cualquiera. Luego ya, cuando me pusieron con el Secretario General, fue otra cosa. Era una labor apasionante, donde la confidencialidad era absoluta. Ese secretario general vivió épocas difíciles. Recuerdo, por ejemplo, que tras supervisar unas elecciones en Malasia, mataron a uno de sus colaboradores, tirándolo por la ventana de un hotel. Su intención era que me trasladara con él a la sede de Nueva York, pero rechacé aquella oportunidad por motivos personales, y volví a Madrid. Cerrando el capítulo de lo que fueron aquellos años, recientemente se han cumplido 25 años de la muerte del dictador Franco. ¿Cómo valora la transición política del momento? Fue apasionante, porque se abrieron las puertas de la esperanza. Por mi trabajo de Relaciones Internacionales, yo había viajado mucho, había vivido otros mundos, otras libertades... Todos pensábamos en esas libertades, pero, en mi opinión, se cometió un grave error, que no fue otro que construir el futuro sobre los cimientos del pasado. El papel del Rey en el 23 F lo reconcilió con muchos estamentos y personalidades, pero todavía no hemos conocido lo que hubo detrás, ni lo que verdaderamente sucedió... Sin embargo, jugó un papel importante, pero cuando se le nombró, había desconfianza. ¿Qué veías? Veías una hechura de Franco. Aun así, el fallo no lo vi tanto en la figura del rey, sino más bien en otros estamentos. ¿En cuáles? Tuvimos una desconfianza total, y yo creo que justificada, en la Policía, en todo lo que fue el aparato de represión del franquismo... Eran los mismos pero con distinto collar. En cuanto al temavasco, se hizo lo que se pudo, se negoció hasta el final, y se consensuó la disposición adicional. Esa disposición adicional tiene unas posibilidades inmensas, que no se han cumplido, lo mismo que ha ocurrido con el Estatuto de Gernika. Ese Estatuto suscitó entusiasmo entre muchos, aunque ya algunos apuntaban por aquel entonces sus límites. Lo que está claro es que es un Estatuto incumplido. Los que antes lo rechazaban, ahora lo jalean, y los que antes lo jaleábamos, ahora decimos: !Pero si no se ha cumplido! Un Estatuto cumplido en su totalidad, nos hubiera dado unas posibilidades que ahora mismo no tenemos. Hay transferencias fundamentales que no se han llevado a efecto, por ejemplo, la Seguridad Social. Año 2001. ¿ También ahora vivimos un momento político importante? La situación política es muy difícil. Yo no sé si los políticos actuales, y que ellos me perdonen, tienen altura política suficiente para superar y dar salida a la difícil situación. Habrá alguna excepción, pero la mayoría son mediocres, y muchos creen que pertenecer a un partido político es decir a todo que sí, sin rechistar. Por mi trabajo conocí la creación del Parlamento Vasco, los políticos de entonces tenían una visión mucho más clara de la situación. Se expresaban peor en sus intervenciones, porque no tenían el habito de hablar en público, no conocían las normas parlamentarias..., pero eso no era impedimento para que fueran buenos políticos. Un apartado de su vida que no podemos olvidar es su participación en "La Real Sociedad Vascongada de Amigos del País". En su opinión, ¿una institución desconocida por muchos, a pesar de su importantísima trayectoria? Sí, sobre todo para los más jóvenes, y creo que por culpa de los propios miembros de la Vascongada. Cuando se fundó, en el siglo XVIII, era una entidad que influía en la vida cotidiana, no había universidad... Estudios tan importantes como el de la patata o la comercialización del vino en Rioja fueron labor suya. En lo del vino sucedía algotrágico para los viticultores, y era que para cuando llegaba al vino al Puerto de Vitoria ya estaba picado. La Vascongada mandó a profesionales a Burdeos, y así llegaron las técnicas francesas a Rioja. O la creación del Colegio de Bergara, donde trabajaban los mejores químicos de Europa... Tengo entendido que usted ingresó en dicha institución con una investigación sobre un Seminario de señoritas. Sí, en Vitoria La Real Sociedad Vascongada de Amigos del País iba a instalar un colegio de señoritas en el Palacio de Villa Suso. En Vitoria sólo tenían colegios de monjas, y entendían que a las niñas no había que educarlas para ser monjas, sino para que se casaran. Debían aprender a moverse en sociedad, pero aquella iniciativa ni se realizó, ya que explotó la Guerra de la Independencia. Si ese colegio se hubiese fundado, la educación de la mujer vasca habría avanzado muchísimo. ¿Y ahora qué ocurre? Se creo la Universidad, Eusko Ikaskuntza nos recogió el relevo en el campo de la investigación... Somos un poco decimonónicos, porque seguimos pensando que las conferencias son una fórmula, mientras que los jóvenes están de conferencias hasta el gorro. Y de cara al futuro, ¿existe regeneración dentro de la institución? Ese fue mi objetivo durante el tiempo que ocupé la presidencia. Entran jóvenes, pero lo que necesitamos son jóvenes en los cargos directivos, porque es ridículo que yo coordine a un equipo joven. ¿Cualquier persona puede ser socio? Para ser socio numerario no hay más que pedirlo y presentar un curriculum. También tenemos la figura de socio alumno. Por ejemplo, Eneko Etxebarrieta, que en los últimos años está dando la vuelta al mundo en bicicleta. En concreto, está realizando un amplio reportaje fotográfico en el que se muestra el respeto o incumplimiento de los derechos humanos en diferentes puntos del planeta. Es un trabajo en el que colaboramos, y que tiene como prioridad los derechos de los niños. Hay algunos compañeros de la Vascongada que intentan captargente joven para la institución, yo no lo hago, ya que creo que el que quiere venir, viene y colabora. En cuanto a los socios numerarios, una vez que estás como tal dos años, tienes la opción de ser socio de número, y para ello, debes presentar un trabajo de investigación. Y usted ingresó con el trabajo sobre el Seminario de señoritas que antes comentábamos. Sí, aunque al mismo tiempo hice un trabajo sobre Alfonso X el Sabio. Me interesaba resaltar la sabiduría de Alfonso X el Sabio, que no era otra que rodearse de sabios, sin importarle que fueran árabes, judíos... No les preguntaba sobre su religión, ideología o estado civil. En cualquier faceta de la vida lo importante es tener esa filosofía. Hay que contar con buenos profesionales, sin importar de dónde vienen, qué hacen, si están casados o arrimados... ¿Eres bueno? ¿Eres un buen profesional? Pues adelante, te vamos a apoyar por encima de todo. Por desgracia, esta práctica no es la habitual en nuestros días. Fotografías: Ismael Diaz de Mendibil Euskonews & Media 122.zbk (2001 / 5 / 11 18) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria
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