En este texto se explora la transformación del estatus de "víctima" en los últimos años. Desde el juicio de Eichmann en 1961 los testigos y las víctimas, es decir, los testigos como víctimas, se han hecho plenamente visibles. El auge de la víctima es coherente con el auge del presente, como elemento clave de nuestra actual relación con el tiempo, que yo denomino presentismo.
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