Lucía Martínez Odriozola. Presidenta de la Asociación de Periodistas Vascos: Los medios informan mejor cuanto mayor fuerza económica tienen

2007-11-23

GÓMEZ DE LA PEÑA, Iker

Como buena profesional, Lucía Martínez, presidenta de la Asociación de Periodistas Vascos, escoge cuidadosamente sus palabras para referirse al estado del llamado cuarto poder. Habla de forma pausada, aunque es contundente a la hora de abordar las problemáticas del periodismo. Además, dedica todo su tiempo a esta materia, ya sea en las clases que imparte en la Universidad del País Vasco, o dentro de la Asociación. Lucía también es miembro de la Red Internacional de Mujeres Periodistas y de la fundación Euskalasia, que busca establecer relaciones con los países asiáticos. La docencia y el periodismo son sus dos pasiones.

¿En qué punto le ofrecen coger las riendas de la Asociación de Periodistas Vascos y qué estado de salud tenía el organismo?

La verdad es que no nos lo ofrecieron, fue una cosa nuestra, de quienes actualmente componemos la junta. Somos periodistas de unos 45 años, una edad que garantiza una experiencia determinada y también que todavía tenemos fortaleza para acometer una tarea voluntaria, y voluntariosa, como es ésta. Se convocaron unas elecciones y preparamos una candidatura. Ahora, lo que pretendemos es que la asociación tenga una cierta relevancia social, que se deje ver y que se cuente con ella. Somos periodistas y ponemos nuestro saber y hacer en el campo del periodismo y de la comunicación a disposición de quien nos lo solicite. Nos lo pueden pedir para organizar determinadas cosas, para que hagamos reflexiones sobre cómo se informa en los medios de comunicación sobre temas que preocupan a la sociedad... El objetivo no sólo es dirigirnos a la sociedad, sino también dirigirnos a la profesión, seguir formando a los periodistas. Además, si obtenemos algún beneficio como corporación que somos, también queremos ofrecerlo a la profesión, con descuentos para museos, en el transporte público, cursos de idiomas...

¿Y usted cree que la asociación se conoce suficiente entre la profesión periodística?

Pues somos ya 500 asociados, que supongo que se han dirigido a nosotros porque lo saben. Además, el goteo es constante, siguen llegando, aunque también se producen bajas, evidentemente. Muy poquito a poco, pero está en aumento.

Dicho de otra manera, ¿no será que a los periodistas nos cuesta un poco organizarnos y juntarnos?

Es cierto que, como profesión, lo tenemos un poco más agudizado, pero es algo generalizado. La sociedad civil ya no está tan estructurada como lo estaba hace 25 años.

¿La asociación busca también fomentar que la profesión periodística se junte?

Nos lo hemos planteado muy seriamente, pero tenemos que ir haciéndolo poco a poco. La nuestra es una profesión bastante atomizada, donde el contacto se produce solamente dentro de la empresa, y no siempre, porque hay muchísimos periodistas que trabajan en solitario. Es decir, que trabajan desde sus hogares, trabajo en precario la mayor parte de las veces. En el periodismo no hay mucha relación con profesionales de otros medios de comunicación, porque cuando nos juntamos en una rueda de prensa o en un evento vamos a trabajar, no vamos a hacer amigos, aunque los hagamos. Por lo tanto, se trata de juntarnos y de hacerlo en torno a unos hitos, como fue, por ejemplo, la entrega del I Premio Periodistas Vascos, que se lo dimos a Manu Leguineche.

Y de cara al futuro, ¿qué otras actividades tiene previstas la Asociación?

Acabamos de hacer un curso sobre Desarrollo Sostenible, tenemos otro previsto para finales de noviembre sobre cuestiones relacionadas con la ecología. A principios de año celebramos tradicionalmente el de Informar en Justicia, que lo organizamos con el Consejo General del Poder Judicial. Este año hemos tenido a más de setenta profesionales departiendo con miembros de la judicatura. También tenemos dos premios en perspectiva que vamos a dar... Este año vamos a conceder un nuevo galardón bajo el nombre de Premio Portell, en alusión al periodista José María Portell. Constituiremos un jurado amplio y, coincidiendo con el aniversario de su asesinato, lo entregaremos.

La asociación cuenta con personas muy distintas entre sí, ya sea en edad o en ideología política... ¿se discute mucho para tomar decisiones?

Creo que es una obligación de este tipo de organismos el llegar a acuerdos. Queremos obligarnos a llegar a acuerdos, con esa vocación hicimos algo tan plural como es la junta: pluralidad por la procedencia de los periodistas, de diferentes medios, de diferentes soportes, de la pública, la privada... y con el propio color que tiene la sociedad vasca en cuanto a ideología, cada uno la suya.

El cuarto poder: así se conoce a la prensa a lo largo y ancho del mundo... pero aquí las condiciones laborales de los periodistas no son muy envidiadas por otros sectores, ¿no es así?

Nosotros, la asociación, no somos un sindicato. Aún así, la preocupación que nos puede generar a nosotros la situación laboral de la profesión tiene que ver con las repercusiones que esto tiene en el producto final. Realmente, esto es un cáncer. En la medida en que los profesionales no tienen cubiertas sus necesidades económicas, se pueden pervertir los procedimientos periodísticos. Afecta al contenido, no sólo al contenido de la información, sino a cómo se obtiene ésta...

¿Y cree usted que las empresas se han aprovechado de la vocación de quienes quieren dedicarse al periodismo?

Todas. Todo esto se ha hecho con la colaboración imprescindible de nosotros, los periodistas. La usura no es buena, y en los medios de comunicación es fatal. La codicia no es buena.

Reivindicamos siempre nuestro derecho a informar, pero... ¿lo hacemos bien los periodistas vascos?

Yo diría que informamos bien, sin ninguna duda. Aquí se hace, además, un periodismo muy responsable. Lo que pasa es que es un mal endémico en la profesión periodística el hecho de que siempre haya habido una serie de sectores que han querido controlar a los medios de comunicación. Contra esto podemos luchar, estamos suficientemente avisados. Pensábamos que el tema de la precariedad era algo coyuntural, pero estamos viendo que es estructural. Los medios informan mejor en la medida en que son más fuertes, que tienen más fuerza económica. Un medio con una buena cantidad de seguidores tiene fuerza y, si además económicamente va bien, tendrá más fuerza para hacer un periodismo más responsable.

Si le damos la vuelta a su afirmación, ¿los medios más pequeños no tienen capacidad para informar tan bien?

Depende, hay medios de comunicación muy pequeñitos que lo están haciendo de maravilla. Pero en algunas Comunidades Autónomas algunos periódicos regionales las pasan canutas si, de repente, algún tipo de administración autonómica o regional les retira la publicidad. Lo pasan muy mal. Y esto es algo que pasa constantemente: el último caso que se ha producido ha sido en Extremadura. Cuando te retiran la publicidad no solamente te están retirando el salario de algunas de las personas que trabajan en ese medio, sino que además te están poniendo serios obstáculos para que obtengas la información. Bueno, pues incluso en esas condiciones, salen adelante. La ciudadanía es la que pierde siempre, sin duda. Y también quienes pierden son quienes someten a los medios de comunicación a esos acosos, no son actitudes propias de los países democráticos. Eso da muy mal resultado finalmente.

¿Qué diría usted que es un buen periodista?

Un periodista es esa persona que, en cuanto se entera de algo nuevo que no saben los demás, corre a decírselo: primero lo verifica y lo contrasta y después corre a decírselo.

La profesión ha cambiado mucho en muy poco tiempo. ¿Cree usted que la información se contrasta de manera suficiente?

Creo que los periodistas profesionales sí que lo hacemos.

Sí, pero la inmediatez de Internet, por ejemplo, está cambiando la manera de informar a la hora de contrastarla. ¿Tenemos más prisa por dar las noticias?

Puede ser, pero eso no es pretexto para hacer mal el trabajo. Cualquier error periodístico en cualquier ámbito tiene sus repercusiones. Tenemos que ser muy reflexivos, y, por ejemplo, no podemos dar por muerto a bombo y platillo a un hombre durante veinte minutos, porque ese hombre tiene familiares y amigos que están recibiendo la noticia y se están llevando un disgusto impresionante. Hay que ser más prudentes.

¿Cómo observan ustedes, desde la asociación, el cambio que ha dado la manera de hacer periodismo y de consumirlo?

El reto del periodismo siempre ha sido intentar que transcurriera la menor cantidad de tiempo desde que se produce la noticia hasta que llega al conocimiento de la gente. Por lo tanto, acortar el tiempo. Creíamos que todo esto iba a ser en beneficio de los profesionales y nos hemos confundido. Transcurre muy poco tiempo ahora hasta que la noticia llega perfectamente elaborada a la ciudadanía. Pero en el resto de las cosas no ha cambiado sustancialmente...

La llegada de los diarios gratuitos o la posibilidad de consultar los periódicos por Internet ha traído una caída de la venta de periódicos...

Es una caída preocupante... pero para las empresas, para la ciudadanía quizá no. Nos debe dar lo mismo cuál sea el sistema de financiación de un medio de comunicación a la hora de hacer las noticias. Da igual que llegue gratuitamente por Internet o por papel si el producto, finalmente, es un producto periodístico con todas las garantías. Hay otras cosas, que las estamos viendo en Internet y en televisión, que tienen apariencia de periodismo pero que no lo son, nunca. Porque, ¿qué le exigimos a un medio de comunicación, a una empresa periodística al uso? Un rigor en la búsqueda de las noticias y en el menú que oferta a sus seguidores.

Las guerras de audiencias entre las distintas cadenas de televisión también han dado lugar a nuevos telediarios que parecen programas de sucesos...

Creo que es peligroso rebajar la calidad del producto informativo que tenemos en nuestras manos en aras de conseguir que nos lean o nos vean más... A lo mejor es que la televisión no es un medio para estar bien informado, aunque la apariencia sea que estamos bien informados a través de ellas. Creo que es responsabilidad de las sociedades democráticas estar bien informadas, y para estar bien informadas hay que leer, no basta con ver la televisión o la radio. Con un titular de 20 segundos, que pueden ser unas cuantas líneas en prensa, no se tienen las claves profundas de lo que está sucediendo en el mundo. Acaso sí de lo que sucede, pero no de por qué sucede.

Dígame un libro sobre esta profesión que recomendaría a un recién licenciado...

¿Uno sólo? Le diría que lea muchísimo porque una de las mejores formas de aprender a escribir, y cualquier periodista tiene que escribir, aunque trabaje en la radio o la televisión, es leer mucho. Consumir compulsivamente todo tipo de tipografía, me parece fundamental. Los libros que escriben los periodistas también son muy interesantes. También le diría que lea a los clásicos...

Por cierto, ¿cómo vienen las nuevas generaciones? Las cosas son ahora muy diferentes. Hay que tener en cuenta que ésta es una carrera vocacional. Se ha rebajado bastante la formación que se da antes de llegar a la universidad, estamos seriamente preocupados por la formación. Es intolerable que llegue gente a primero de la Universidad sin manejar con soltura el idioma, con faltas de ortografía... y sería intolerable que acaben la universidad de esa manera, pero lo hacen. Esto no puede seguir así, alguien debería incorporar algo de cordura a esto. El control en la selectividad se ha relajado excesivamente. Lucía Martínez Odriozola Licenciada en Ciencias de la Información por la UPV/EHU (1983). En 1991 obtuvo el Máster El Correo-UPV. Ha trabajado en algunas publicaciones locales y desde 1991 está vinculada al diario El Correo, donde publica informaciones y artículos. En 1994 comenzó a dar clases de periodismo en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la UPV/EHU, pertenece al Departamento de Periodismo II.
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