Sergio Recarte. Promotor de la cultura vasca en Argentina: Puedo decir que, en casa, respiramos vasco

2009-06-19

SILLERO ALFARO, Maider

Sergio Recarte, es un argentino con ascendencia vasca que dedica gran parte de su tiempo libre a difundir la cultura vasca en Argentina, donde vive ahora. Es socio fundador de la Euskal Etxea de General Villegas (Argentina), creador del boletín Beti Aurrera sobre cultura vasca y colaborador habitual de la sección Kosmopolita de Euskonews. Además, es autor de trabajos como “Síntesis de la historia del pueblo vasco” o “Atahualpa Yupanqui, el criollo vasco de la tierra argentina”. Tiene el titulado de Experto en Estudios Vascos y es conferenciante de diversos temas.

En Euskonews conocemos sus trabajos como colaborador de la sección Kosmopolita, sabemos que es vasco-argentino y gran promotor de la cultura vasca, pero cuéntenos algo más sobre usted, Sergio.

Nací el 8 de agosto de 1955 en General Villegas, un pueblo de la provincia de Buenos Aires, a 470 kilómetros de Capital Federal, en el límite con las provincias de La Pampa, Córdoba y Santa Fe. Cursé mis estudios de nivel secundario en mi pueblo natal, recibiéndome de Perito Mercantil (1973) y como otros muchos jóvenes, partí para continuar una carrera terciaria. El destino: la ciudad de La Plata, donde me inscribí en la Facultad de Veterinaria, realmente sin saber porqué había elegido esa carrera, pero tampoco es difícil descubrir el motivo, dado que provenía de un pueblo con un entorno campestre que imponía su impronta. Así que comencé cursando la carrera de veterinaria, pero, también, a ser partícipe, en un principio, involuntariamente, de un clima político que invadía todos los ámbitos del país. Y, por supuesto, con más fuerza, en el universitario. Recordemos, que eran los primeros años de la década del setenta y la Argentina democrática comenzaba a dar sus primeros pasos después de años de dictaduras y muchos, y en especial los jóvenes, convencidos que la utopía estaba a la vuelta de la esquina. Al alcance de la mano.

¿Qué ocurre entonces?

Que llegó la noche y mi país se sumergió en el horror. Vino el golpe de estado de 1976 y todo cambió para mal. Transcurrieron dos años de pesadillas y sin tener muchas opciones embarco, me embarcaron, en un avión y con 22 años llego a Euskal Herria, podríamos decir que como exiliado político. Una dirección, escrita en un papel ya amarillo por el tiempo, era lo que me guiaba a las casas de unos familiares desconocidos. Atrás quedaban amigos que ya no volvería a ver y mi propia familia, digamos, sumergida en el temor y la incertidumbre de lo que me podía suceder.

Dice que tenía familiares en Euskal Herria, ¿cuál es su ascendencia vasca?

El “vasco” de mi familia era mi abuelo paterno, el que llegó desde Euskal Herria a la Argentina como inmigrante con 14 años junto a otros hermanos. Su vida fue como la de otros muchos compatriotas suyos. Trabajo, esfuerzo, sacrificios sin límites y no mucho más. Luchó hasta el final de sus días al frente de un pequeño y humilde comercio y aunque no lo confesara, añorando eternamente a su aldea natal, a la que evocaba en aquellos escasos momentos en que tenía deseos de hablar. Porque el vasco era callado, y ¡vaya si lo era! Además, nunca logró dominar bien la lengua castellana. Su idioma, por supuesto, era el euskara.

¿Y cuál es “la aldea natal” de su abuelo vasco?

Mi abuelo provenía del norte de Navarra, precisamente de un pueblo pequeño llamado Legasa, a orilla del río Bidasoa. Y hacia allí me dirigí en el año 1978 sin saber nada de nada sobre ese lugar, pero con la alegría y la excitación de enfrentarme con lo nuevo y conocer mis raíces. Pero para ser más preciso, mi destino se corrió un par de kilómetros de Legasa y ancló en Doneztebe (Santesteban), donde vive una prima de mi padre.

¿Recuerda cómo fue el momento en el que llegó a casa de sus familiares, a los que no había visto nunca?

En esa casa toqué un día de mayo el timbre, con una maleta como único equipaje. Sorpresa mayúscula fue el recibimiento que me dispensaron. No hay palabras para describirlo y aún hoy, a tantos años de aquellos, al evocarlo mi corazón se emociona. Ahí, con esa gente, encontré un segundo hogar. Hogar donde salí dos años después para formar otro al casarme con Nekane Olazar, quien desde un tiempo atrás formaba parte de mi cuadrilla de amigos. Tampoco, digamos, me alejé mucho de mi primera casa, solo tuve que cruzar la calle. Así de sencillo.

Ahora vive junto a su mujer, Nekane, en Argentina, pero ¿cuándo y por qué deciden dejar Euskal Herria y volver?

Con los años, la democracia retornó a mi país y con ella el deseo de regresar. Y en el año 1986 decidimos mi mujer y yo partir para Argentina y para ser más preciso, rumbo a mi pueblo natal, donde aún estamos. Ahora somos tres en la familia, porque nació nuestra hija Maite.

¿Qué relación mantiene hoy con Euskadi y con la cultura vasca?

Mi relación con Euskal Herria es, además de lo afectiva, muy estrecha en lo cultural. Soy un enamorado de su cultura y de todo lo relacionado con su pueblo. Mi obsesión es estar continuamente aprendiendo e informarme, además, hay que agregar la suma de conocimiento que pretendo aumentar día a día sobre la presencia vasca en mi comunidad en particular, y en la Argentina en general.

¿Y cómo lo consigue?

Es sin duda, un amplio campo de acción. En él me aboco en mis ratos libres, que son, por cierto, bastante escasos dado a mi trabajo al frente de un comercio de mi propiedad. Puedo decir que, en casa, respiramos en vasco. Claro está mi esposa es de allá y además, con un fuerte apego por su patria vasca. Y mi hija también aporta lo suyo. Ella ahora es dantzari del centro vasco de la ciudad de Rosario; el Zazpirak bat, como lo fue, hasta el año pasado del cuerpo de baile del centro vasco de Villegas y además, está aprendiendo a tocar el txistu. Pero también, y esto hay que remarcarlo, aunque parezca una obviedad, nos sentimos profundamente argentinos. Ya alguien en su día lo expresó acertadamente: “Para ser un buen vasco, primero hay que ser un buen argentino” y creo que está en lo cierto.

Hablemos de las Euskal Etxeak y de la labor que cumplen. Usted es socio de la de General Villegas.

Lo cierto es que la pasión por Euskal Herria se incrementó, aún más, cuando se decide fundar un centro vasco en General Villegas. Desde el primer día, junto a otros vecinos, me vi dedicado de lleno a la puesta en marcha de la idea y en su concreción. Finalmente, la Euskal Etxea comienza a dar sus primeros pasos en febrero del año 2001. Mi esposa sería su primera presidenta, cargo que ocupó por cuatro años sucesivos. Mi aporte a la institución fue (y lo sigue siendo), en el terreno cultural, faceta que considero fundamental para el óptimo desarrollo de cualquier Euskal Etxea. Es mi opinión, que sin una adecuada formación vasquista en aquellos dirigentes que conforman las comisiones directivas, los centros vascos pierden, irremediablemente, el rumbo y los objetivos. Un centro vasco, debe ser, así lo entiendo, un espacio activo en cada comunidad donde está insertado y teniendo como premisa el de reivindicar la existencia de Euskal Herria como nación y los derechos que a su pueblo le corresponde. Pero, para eso, sin formación y suma de conocimientos, no es posible.

Otra tarea que destaco como necesaria, es el trabajo que cada Euskal Etxea debe realizar en la propia historia comunitaria sobre la colectividad que representa. Rescatar, recuperar la memoria histórica del entorno, es imprescindible, y más cuando sabemos que la corriente inmigratoria se cortó hace mucho tiempo atrás y por lo tanto, la presencia de vascos nativos es ya inexistente. Ahí existe un tesoro de datos que debemos de recuperar y por supuesto, darlo a conocer.

No podemos olvidarnos del boletín Beti Aurrera que crea y edita usted mismo cada mes y en el que se dan a conocer noticias e historias relacionadas con lo vasco.

El boletín Beti Aurrera es un poco de todo eso que le venía diciendo y quizás algo más, o al menos pretende serlo. Éste medio informativo nace el mismo año de crearse el centro vasco, lo marca el interés de quienes dieron nacimiento a la institución de informar y clarificar. Tarea que en sus comienzos la habíamos encarado junto a otras dos directivos, pero que, finalmente y casi sin darme cuenta, quedó bajo mi responsabilidad.

¿Y cómo surge el boletín?

Recuerdo que en un principio el objetivo mínimo de Beti Aurrera era informar sobre las actividades generadas en el centro vasco a los socios y de paso, acercarles algunas nociones básicas de la cultura vasca. Pero con el transcurrir del tiempo y al incorporarse el boletín a Internet, las exigencias fueron otras, dado que se estaban sumando a su lectura, no solo gentes provenientes de otros centros vascos, sino de la propia Euskal Herria e, incluso, quienes nada tenían que ver con la colectividad vasca. Un panorama, que sin duda, tornaba algo complicado la elaboración del boletín. Pero se intentó un equilibrio y creo que salimos airosos, prueba de ello, es el continuo interés de muchos por recibir cada mes el Beti Aurrera. En esto momento contamos con una lista de aproximadamente 500 destinatarios que reciben por Internet el boletín, además de un centenar en el propio centro General Villegas que tienen acceso a la versión impresa.

En 92 números nos ha contado gran cantidad de historias. ¿De dónde se nutre, de dónde obtiene la información? ¿Dispone de informantes?

El armado del contenido de Beti Aurrera, por el momento, es una tarea en solitario. Busco de aquí y de allá, notas, historias y son obligadas mis lecturas por las madrugadas de los distintos periódicos vascos, como mis asiduas consultas a las bibliotecas. Además, trato de centrarme cada mes en una nota de investigación que pueda ser del interés de todos. Sin duda, una labor que me requiere bastante tiempo, pero luego está la satisfacción del trabajo realizado. Mal o bien, pero ahí está el Beti Aurrera, mes a mes y acercándose al número cien, que no es poco.

¿Cómo se ve Euskal Herria desde General Villegas, en Buenos Aires?

Depende bastante de la preocupación y dedicación del propio centro vasco en informar al respecto. No sólo, éste centro vasco, sino todos. Sabemos (somos conscientes de ello) que la información canalizada por los medios informativos de alcance nacional, llega en cierta medida, sesgada y hasta distorsionada. ¿Pero de qué otra forma va llegar, si en el propio Estado español, al sur de río Ebro, ocurre prácticamente lo mismo? Pero frente a esta realidad, la diáspora vasca y particularmente su comunidad organizada, debe de actuar con dinamismo para revertir el panorama. Y en tarea estamos como centro vasco, desde el primer día. Se dan charlas periódicas a profesores y estudiantes en temas diferentes de cultura vasca. Contamos con un programa semanal de radio y en ocasiones, se brindan charlas y debates que son abiertos para todo el público. En fin, dentro de nuestras humildes posibilidades, intentamos y luchamos para acercar Euskal Herria y al pueblo que la habita a nuestro entorno comunitario. Una labor que no es sencilla, pero que diariamente la concreta personas, que incluso, no han tenido la oportunidad de viajar a Euskal Herria. Y eso es doblemente meritorio y un detalle que se debe de valorar. Sergio Recarte (General Villegas, Argentina, 1955) Sergio Recarte es socio fundador del Centro Vasco “Villegas’ko Euskaldunak” de la ciudad de General Villegas, en Argentina. Ha sido el responsable del Área de Cultura de la institución desde su comienzo, en febrero de 2001 hasta finales del 2008, visitando el País Vasco en reiteradas ocasiones, yhabiendo residido en el mismo desde 1978 a 1987. Es también responsable de la edición en sus dos versiones, digital y gráfica, del boletín mensual Beti Aurrera, órgano de difusión cultural y social del Centro Vasco Villegas’ko Euskaldunak que ha alcanzado el número 92. En el año 2002 participó en el Taller sobre Nacionalismo Vasco a cargo de Cesar Arrondo, profesor de historia de la Universidad de La Plata. También es diplomado por la Sociedad de Estudios Vascos - Eusko Ikaskuntza con el título de Experto en Estudios Vascos. Autor de trabajo de investigación “Síntesis de la historia del Pueblo Vasco”, tomando como base el librode similar título del historiador Martín Ugalde y publicado en sucesivos números en el boletínBeti Aurrera. Colaborador de esta revista, Euskonews, así como de Mundo Vasco, editada en la ciudad de Chacabuco (Argentina). Diferentes notas de su autoría, son dadas a conocer habitualmente en programaciones radiales argentinas de contenido vasco. Autor del trabajo de investigación “Atahualpa Yupanqui, el criollo vasco de la tierra argentina”. Integrante del Centro de Estudios Vascos Arturo Campion con sede enel centro vasco de laciudad de Laprida, (Provincia de Buenos Aires) y disertante en diferentes conferencias como: “Conociendo Euskal Herria (País Vasco)”, “Recordando a Gernika”,“Origen del Pueblo Vasco”, “La fiesta de San Fermín” y “Gernika, el grito del horror”. Participante en diferentes talleres organizado por la Federación Vasco Argentina (FEVA) y miembro del jurado en los distintos concursos literarios organizado por el centro vasco Villegas’ko Euskaldunak.
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