Ainize Txopitea. Artista: Ojalá bastara con la poesía, ojalá fuera la fórmula definitiva. La poesía sirve, embellece las cosas, y por eso es un salvavidas

2009-12-11

SALA, Teresa

Hemos quedado en el espacio Noventa Grados, en la parte vieja de Donostia-San Sebastián. Llueve a cántaros y ya ha oscurecido. Ainize espera en el local, saca fotografías a las obras recién montadas, la exposición va a inaugurarse en una hora y todo parece estar listo. Sólo faltan las visitas, los comentarios, las felicitaciones, las críticas, el resultado. La expectativa está servida. Nos sentamos en un rincón y empezamos a conversar. Ella habla en confianza del arte, su vida, el miedo y la inspiración. Del no conformarse, de los límites entre sueño y realidad, de las palabras y su poder. Del viaje que supone cada obra, para quien la crea y para el espectador.

Estás a punto de inaugurar la exposición “No Horizons”, enmarcada dentro del ciclo “Gorputza”. ¿De qué se trata exactamente?

“Gorputza” es una iniciativa que pretende recoger, durante más de 12 meses, varias actividades relacionadas con el arte, como espectáculos de danza, video-creaciones, fotografía, luz, sonido, poesías, instalaciones o exposiciones que, de alguna manera, representan el tiempo y el espacio a través del cuerpo. Yo he propuesto doce obras en formatos bastante grandes. Se trata de serigrafías, o de piezas creadas a través de técnicas mixtas. Llamé al conjunto de las obras “No Horizons”, porque últimamente me interesa mucho el concepto “Sin horizontes”, “Sin límites”. Después del título “No Horizons” llega el subtítulo “El cuerpo puede ser más que la carne”. Son conceptos alrededor del cuerpo, cada uno está tratado de diferente manera, aunque sí siguen conservando la fusión entre el lenguaje y la imagen. A veces esto es muy obvio, y otras es menos visible. Me interesa mucho mezclar los sueños y la realidad, todas las posibilidades del cuerpo, del ensueño... Son unas piezas con las que he disfrutado mucho.

¿Son obras inéditas?

En su día yo presenté aquí el proyecto “Cartelería Poética”. Y ahora vuelvo un poco a ese mismo punto. Se trataba de un collage con la idea de vender arte, cogí toda esta idea de publicidad, bombardeo de información y teoría visual, la reciclé y la rehice en forma de Cartelería Poética. Después de unos años me he dado cuenta de que he vuelto a hacer lo mismo, pero, obviamente he sufrido una evolución. Ahora pinto más y las temáticas también han cambiado ligeramente, aunque sigo teniendo ese espíritu de crítica. Mantengo los dos niveles, el de los sueños y el de la crítica social, pero sin dejar de ser Cartelería Poética.

Juega con las imágenes y las palabras, las mezcla para expresarse. En alguna entrevista ha comentado cómo “sugerir es más importante que decir”, ¿lo es?

Sí, para mí sí. Me interesa la combinación del lenguaje y la imagen. Son infinitas las posibilidades que ofrecen. A veces parto de la palabra y otras veces del elemento visual. Se pueden transmitir tantos mensajes... pero, al mismo tiempo, creo que la fusión de ambas ciñe la obra. Me parece que es una combinación perfecta.

Foto: Teresa Sala

En la obras “Shooting Flesh” que expone aquí vemos cómo un niño dispara a la palabra “Flesh”.

Flesh también significa cuerpo en inglés, no quiere decir que esté disparando a un cuerpo, sino que viene a expresar que la violencia se transmite. La palabra ha logrado que la imaginación alcance el significado. Me gusta la combinación solamente por eso. Es como lograr un slogan. Otra obra dice “La vida es una huida hacia delante”, es un poema que está casi escondido, pero que le da sentido al resto, que es visual.

Si entiende el arte como una vía para decir cosas, ¿espera que el espectador intuya?

Ahora me interesa transmitir la sensación, la atmósfera. Llevarle a un sitio, al lugar de cada obra que tiene su ambiente, su lugar. Si se entiende todo muy bien, pero si no se entiende, con tal de que se transmita esa primera sensación el resultado es genial. Por eso a mí me interesa borrar las cosas, o presentarlas de forma que no se vean mucho. Así, hay que hacer un esfuerzo para intentar entenderlo. Lo evidente me parece que está muy bien, y a veces funciona, pero me interesan más los guiños, crear una atmósfera. “No Horizons”, por ejemplo, quiere decir claramente “Sin horizontes”, pero al mismo tiempo no queda demasiado claro todo lo que quiere decir, la pieza está enmarcada dentro de un rectángulo, que viene a expresar cómo estamos enclaustrados. Se trata de una limitación. Propongo lecturas que uno tiene que hacer por libre.

Dedica su página web “www.cyberpoetry.net” a los que piensan que la poesía es suficiente. ¿Es suficiente?

Bueno, es una utopía. A mí me parece que la imaginación es muy importante. Esa página la dedico sobre todo a la imaginación, a través de las palabras y los elementos visuales. En la web adquieren una dimensión que salen del biplano, porque tienen una interacción, una animación, un sonido. En realidad, se trata de una experiencia poética que va más allá de la lectura. ¿La poesía es suficiente? Ojalá fuera suficiente, la fórmula, así tal cual. Sí es verdad que embellece las cosas. Y vuelve a tener es punto de sugerencia, no es una narración que tú entiendes desde el principio hasta el final. Detrás hay un halo de palabras que sin sentido hablan de emociones. Y a mí me parece que estamos compuestos de emociones, independientemente de que queramos razonarlo todo. La poesía sirve, aunque no es la fórmula definitiva, ojalá. Embellece, y por eso es un salvavidas.

Y, ¿cómo llegó a la poesía?

Yo he escrito poesía siempre, desde que tengo uso de razón. De niña tenía unas necesidades interiores de expresarme muy fuertes. También era muy creativa, con una imaginación muy avivada, y creo que tenía la necesidad de sacar todo eso, de expresarlo. Mis herramientas eran las palabras que me venían a la cabeza, el papel y el lápiz. Y eso era como una ventana abierta a todas esas sensaciones, experiencias, sentimientos y dudas tan fuertes que yo vivía. Pero no las narraba tal y como yo las estaba viviendo, no era un diario, tergiversaba las realidades. De pronto me di cuenta de que era poesía. Yo no había leído, no tenía ninguna referencia. Fue la poesía la que se me presentó a mí. Lo hago por necesidad y porque me llena muchísimo, es una fuente constante dentro de mí. No sabría describirla, pero es una relación extraña, a veces me visita y otras veces la busco yo, como vía de escape.

Terminó derivando en poesía visual...

Desde muy joven hacia collage. No me interesaba mucho lo que estudiaba, lo que me contaban no me llenaba. Llegaba a casa corriendo y enseguida me ponía con mis recortes. Me pasaba horas y horas tirada en el suelo con mi tijera y mis recortes. Ahí me sentía feliz. Y lo que hago ahora es justamente eso, he fusionado las palabras que escribía y las imágenes que creaba. Ha sido como volver a mi naturaleza real. Aquí es donde más cómoda me siento. Tiene una descripción de Poesía Visual que cobró fuerza en los 70... Poco a poco me voy descubriendo a través de los demás. Estudié arte digital y me di cuenta de que no tenía que ceñirme al trabajo manual para contar lo que quería. Descubrí muchas posibilidades en la herramienta digital. Tengo épocas en las que me apetece mancharme más y me interesa el olor, la experiencia física de pintar. Otras, sin embargo, me apetece todo lo contrario, la pulcritud del ordenador. Pero la palabra siempre aparece, de una manera u otra está ahí.

También utiliza las nuevas tecnologías para expresar su arte, ¿diría que hacen peligrar las formas tradicionales de expresión artística?

Yo nunca he peleado con eso. A mí me interesa mucho exprimir las distintas posibilidades en lugar de ir en contra de algo que es una ola inmensa contra la que podremos luchar o no. Lo mejor es utilizarla para crear, y analizar cuál es el medio. Cuando estudié Digital Media Production intenté entender lo que es la tecnología digital y hacia dónde vamos con ella. Pero siempre, y a diferencia de otras muchas personas que estudiaban conmigo, veía las posibilidades creativas que ofrecía. La veía aplicada a mi misión. Sí es cierto que quizá sea una amenaza para las artes tradicionales, pero, por otro lado, es una ventana al mundo. No tienes que atravesar cincuenta montañas con tu cuadro al hombro para enseñárselo a alguien. Ahora puedes mostrar todo lo que haces en tu taller sin moverte de casa. Toda una vida en una ventana. Es una manera de romper la relación entre tiempo y espacio, pero también una forma de perder muchas vivencias.

Supongo que la convivencia con su padre, Daniel Txopitea, habrá influido en su trayectoria personal y artística.

Ha influido, por supuesto. Pero la verdad es que yo era bastante reacia. Mi casa siempre estaba llena de artistas y yo lo veía como algo normal. Me preguntaban si iba a ser artista y yo siempre respondía que no. En cambio, yo sé que si algo he heredado es esa necesidad de desarrollar dilemas, de expresarlos. Eso sí lo he recibido. Desarrollar esto a través del arte ha sido una elección mía propia. Yo no he elegido sentir y pensar como lo hago. Me ha venido genéticamente o por la vida que me ha tocado vivir. Yo empecé tarde, precisamente por negarlo durante tanto tiempo.

Esos dilemas, ¿hacen referencia al hecho de cuestionarse las cosas?

Sí, a no conformarse con lo que nos dicen, sino a pensar. Se trata de una manera de ver la vida también, y de abstraerte del día a día. Y todo tiene que ver con la imaginación.

Foto: Félix Morquecho

Y eso, ¿no da vértigo?

El vértigo lo siento cuando hago una exposición y pienso “¿luego qué?”. Cuando creas algo igual no lo ves, pero cuando te llegas a desprender de la obra y la vuelves a mirar te preguntas a ti misma: “¿Seré alguna vez capaz de crear algo tan bueno como esto?”. Intentas hacerlo siempre mejor, y ahí hay un vértigo de autoexigencia, de no conformarse, de intentar mejorar... De seguir con la llama viva, con la inquietud.

Alterna el diseño con el arte.

Llevo haciendo diseño gráfico y páginas web cerca de siete años. Y eso lo alterno con las exposiciones y las ventas de mi obra.

No ha elegido un camino fácil.

No, pero eso lo sabía desde el principio. En casa lo he vivido siempre, sé que el camino del arte no es fácil, pero es muy apasionante y muy gratificante también. Toda esa pelea y toda esa incertidumbre se ven recompensadas por la pasión que uno siente por el arte. Yo creo que es difícil entenderlo si no te pones en el pellejo de un artista o de alguien a quien le apasione realmente el arte. Hay algo muy interesante en el arte que de verdad hace que merezca la pena.

¿Qué es lo más satisfactorio?

Cuando más feliz soy es cuando me pongo a crear, y tengo ese momento de abstracción absoluta. Me evado de todo, estoy yo conmigo misma y vivo una experiencia en paz total. Se podría describir de muchas formas, porque es algo muy curioso: un estado de relajación, de conexión con tu interior. Ese momento es muy placentero, luego está la meta, cuando llegas a lo que te has propuesto. Y también el hecho de exponer. Ahí hay una sensación de alegría muy buena, te ves en la mitad, abrazada por la obra. La gente a veces lo disfruta, otras te dicen cosas y aprendes de lo que te dicen. Es un conjunto de muchas cosas pequeñas.

¿Y lo más difícil?

Cuando te desanimas. Este momento, por ejemplo, en el que vivimos en esta crisis económica o en este miedo, y hay que sustentarse de vender tus sueños, y ponerles precio. Eso es lo difícil.

Ha residido muchos años en Londres, ahora vive en Barcelona.

En Londres he vivido casi una década. Ahora vivo en Barcelona, y trabajo entre un estudio y en casa, dependiendo de los formatos de las obras. La cosa es concentrarse y producir, lo hago donde me siento bien.

Tiene varias exposiciones simultáneas, en lugares muy dispares. ¿Cómo selecciona las obras para cada espacio?

Ahora mismo estoy exponiendo en dos lugares en Alemania. En Colonia en la galería 100 Kubik, en una exposición de artistas vascos con Cristina Iglesias, Chillida, Oteiza, mi padre Daniel Txopitea, Eugenia Ortiz y yo. También estoy exponiendo en la feria de arte contemporáneo de Hesenn, a cuenta de una exposición itinerante de jóvenes talentos españoles. Hasta el 21 de noviembre estaré en el espacio Noventa Grados de Donostia-San Sebastián; entre el 4 de noviembre y el 3 de diciembre expondré “Memorias Plásticas” en la Universidad de Oviedo, y hasta el 31 de diciembre “Gráficas del caos” en la galería Fidel Balaguer de Barcelona; entre el 21 de diciembre y el 31 de enero estaré con “Técnicas Mixtas” en la galería El Arte de lo Imposible de Gijón. La verdad es que son bastantes cosas a la vez, intento intercalar creaciones nuevas con piezas antiguas y dar sentido a cada una de las exposiciones.

En los últimos años también ha trabajado con su madre en la difusión de la obra de su padre.

Cuando él murió en 1997, empezó una larga época de homenajes, después llegó una época de antológicas, luego otra de retrospectivas. Ahora estamos intentando tener épocas de descanso y sacar las obras en sitios puntuales, más elegidos.

¿Cuál es su sueño? ¿qué persigue con fuerza?

Yo tengo muchas metas, pero son muy personales, son más de dentro que de fuera. Lo más importante para mí es llegar a desarrollar esos dilemas que comentábamos antes. Yo suelo viajar allá dónde mi obra me lleve. Normalmente no pienso un lugar para exponer y voy y expongo, a veces sucede, pero no es lo habitual. Generalmente, cuando hago algo surge otra cosa, los cuadros van y yo voy después. El factor sorpresa se mantiene vivo. Y, realmente, no hay ningún sitio mejor que otro. En 2005, por ejemplo, hice una exposición en Estados Unidos, y fue toda una experiencia. Nueva York me interesa mucho porque tengo muchos amigos allí, y sería una bonita excusa, la de ir por trabajo en lugar de por ocio. Pero, en realidad, no tengo ambición de conquista de lugares. Quiero que la gente aprecie lo que hago exponga donde exponga.

Y, ¿está satisfecha?

Estoy contenta. “Satisfecha” es un término para sentarme. Ahora estoy contenta. De eso se trata, hay que estar bien, no queda otra. Ainize Txopitea (San Sebastián, 1977) En 2003 estudió Master en Digital Media Production en Londres y trabajo desde entonces como diseñadora gráfica y de web. Exposiciones individuales 2009 Memorias Plásticas. Universidad de Oviedo No Horizons. Noventa Grados. San Sebastián Serie Geishas. Espacio Arregi Arte. Mondragón Técnicas Mixtas. Casa de Culturta Portalea. Eibar 2008 Silencio de Palabras. Galería Badiu 92. Badalona Mina Rota. Galería El Arte de lo Imposible. Gijón Txopitea Versus Txopitea. Galería Alga. San Sebastián 2007 Love Always Will Be. Galería Arteko. San Sebastián Exposiciones colectivas 2009 Grafías del Caos. Galería Fidel Balaguer. Barcelona Feria Contemporary Art Ruhr. Essen Junge talente aus spanien. Instituto Cervantes. Munich Junge talente aus spanien. Instituto Cervantes. Frankfurt Künstler aus dem Baskenland. Exposición colectiva de Artistas Vascos: Eduardo Chillida, Cristina Iglesias, Ainize Txopitea, Jorge Oteiza, José Luis Zumeta, Eugeno Ortiz y Daniel Txopitea. Galería 100 Kubik. Colonia ARTEKO9. Exposición colectiva de verano. Galéria Arteko. San Sebastián Arboles Urbanos. Galería Ispilu Arte. Zarautz 2008 Nuevos jovenes talentos españoles. Galería 100 Kubik. Colonia Homenaje a Jorge Oteiza. Salas Kutxa Boulevard. San Sebastián CACIS. Centro de Arte y Sostenibilidad de Calders. Barcelona Projección artística Funk Me. The Rex Cinema. Londres 2007 Destinations-Madrid. Espacio Garcia. Madrid Xenografías. II muestra de Poesía Contemporánea de Córdoba. Argentina Cyberpoem V. Centro Cívico Torre Llobeta. Barcelona Guernica 1937-2007. Galería Ispilu Arte. Zarautz 2006 The only Bush I trust is my own. L/L Gallery Vermont. EEUU The only Bush I trust is my own. Museo Vostell. Malpartida de Cáceres Ni emakumea-Yo mujer. Centro Cultural Okendo. San Sebastián 2005 VIII Encuentro Internacional de Mujeres Poetas. Museo Artium. Vitoria 2002 CD ROM interactivo. Galería Juan Manuel Lumbreras. Bilbao 2000 BaselineMedia. HMS President. Londres
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