Javier Retegui. Presidente de Eusko Ikaskuntza: Vivimos con estructuras de organización de la sociedad absolutamente iguales, como si no hubiera ocurrido nada con el cambio tecnológico

2008-12-19

VELEZ DE MENDIZABAL AZKARRAGA, Josemari

BELAXE. ITZULPEN ZERBITZUA



Nuestro semanario Euskonews cumple su décimo aniversario en 2008. Por ello y dentro de un programa de actividades más amplio, mensualmente y hasta diciembre iremos publicando una entrevista especial con un personaje significativo de la historia de nuestro país en los últimos años. Se trata del mejor regalo que podemos hacer a nuestros miles de lectores semanales.

Javier Retegui tiene un largo recorrido a sus espaldas. Ha desarrollado sus dones sobre todo en los campos de la educación y la industria, tanto en el sector privado como en el público. Ha sido Consejero de Industria, Agricultura y Pesca; también Viceconsejero de Educación. Y fue el primer Rector de la Universidad de Mondragón. Desde hace seis años es el Presidente de Eusko Ikaskuntza. Es una persona de gran experiencia y, por tanto, desde su atalaya personal disfruta de una visión privilegiada del devenir de la sociedad vasca.

Estamos celebrando el 90 aniversario de la entidad que Vd. preside. ¿Como presentaría Eusko Ikaskuntza a alguien que no sabe nada acerca de ella?

Yo creo que habrá pocas personas que no sepan nada de Eusko Ikaskuntza, y pienso que en general se la conoce como una institución venerable, honorable y con mucho prestigio. Lo que se desconoce básicamente es su contenido y sus funciones.

Yo diría que es una institución que en sus 90 años de historia ha vivido muchas vicisitudes, y como diría el poeta “de fuentes viejas surge agua nueva, cristalina limpia, todas las mañanas”. Eusko Ikaskuntza, igualmente, está manando diariamente el saber hacer bien y el saber hacer cultural con el trabajo de muchas personas de este país, y sigue cumpliendo la función por la cual fue creada.

Por otra parte, diría que Eusko Ikaskuntza ha sido profundamente innovadora y pionera, y lo sigue siendo. Ya en su origen creó Euskaltzaindia, que después ha tenido una larga trayectoria e historia propia. Reivindicó la Universidad Publica Vasca, que al final fue constituida durante el periodo de la Guerra Civil y truncada durante la misma. Fue también Eusko Ikaskuntza la que elaboró el primer borrador del Estatuto de Autonomía del País Vasco en el año 1931, el cual sirvió de base para construir la autonomía vasca.

Además de eso, impulsó fuertemente la enseñanza en euskara, y aunque ya todo es historia, Eusko Ikaskuntza sigue manteniendo la misma visión pionera. Muestra de ello es que ha constituido recientemente Jakiunde, la Academia de las Ciencias, las Artes y las Letras del País Vasco. Esperamos que esta institución que ahora empieza su andadura, tenga una magnífica trayectoria y buena situación dentro de 15 o 20 años. También ha puesto en marcha la Fundación Euskomedia, que es la mayor oferta digital de contenido cultural vasco, y la Fundación Asmoz, que ofrece formación continua vía digital.

Son muchos miles de personas los que han participado en Eusko Ikaskuntza, y los que lo siguen haciendo. En este momento, con sus mas de 3.000 socios, Eusko Ikaskuntza agrupa lo mas granado de la sociedad vasca en el ámbito de la cultura y de la investigación.

Diría también que es una institución promovida por las Diputaciones de Alava, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra en su origen, hoy Gobierno de la Comunidad Foral de Navarra , y que en este momento esta participada también por el Gobierno Vasco. También cuenta con la colaboración del Gobierno español, a través del Ministerio de Ciencia e Innovación.

Al fin y al cabo esto es Eusko Ikaskuntza: una organización privada viva que sigue manteniendo la misma fuerza de su origen.

Ese origen se remonta a 1918. La trayectoria de Javier Retegui no es tan larga, pero también es rica en contenido. ¿Como se definiría Vd. a si mismo?

Me definiría como una persona de edad avanzada, que ha tenido la suerte en la vida de tener que afrontar compromisos y retos nuevos y distintos continuamente. A mis 71 años de edad, he vivido experiencias muy enriquecedoras. Destacaría tres aspectos sobre mi vida: la etapa formativa, el mundo de la empresa y la actividad educativa.

En mi etapa formativa tuve la gran suerte de contar con tres verdaderos maestros que me dejaron profunda huella: D. Elías Azpiazu, maestro de la escuela primaria, D. Miguel Altuna, profesor y secretario del centro de formación profesional de Bergara y D. José Maria Arizmendiarrieta, fundador, ideólogo y promotor de la Eskola Politeknikoa de Mondragón y del movimiento cooperativo. Sentaron en mí las bases de los principios y motivaciones que me han acompañado durante toda la vida; dejaron en mí una huella imborrable

En el aspecto laboral, he tenido una vida dedicada al mundo industrial o empresarial. Con 17 años empecé a trabajar en la empresa “Unión Cerrajera” en mantenimiento eléctrico, y al año y medio me nombraron responsable de la laminación, empezando a escalar a cargos directivos. Iniciarme en cargos directivos con 20 años fue un aprendizaje impresionante, una autentica universidad para mí. Empecé a dirigir equipos de personas y a asumir toda la responsabilidad directiva. A partir de ahí, mi vida ha estado ligada al mundo empresarial a ratos, siempre realizando tareas directivas. He asumido cargos como los de Consejero de Industria, Director General de LKS, Director General de la División Empresarial de Caja Laboral.

Por tanto, me ha tocado asumir muchas responsabilidades en el ámbito empresarial; pero también me ha sucedido lo mismo en el ámbito educativo: Don José María Arizmendiarrieta me llamó para formar parte del equipo de profesorado de la Escuela Politécnica cuando terminé mis estudios de peritaje industrial. Al año siguiente me nombraron Director. Por lo cual, he asumido responsabilidades, además de en la docencia directa, también en la gestión de la docencia y de los centros docentes.

Así, formé parte de la promoción de las escuelas universitarias y de la enseñanza cooperativa de Alto Deva, hasta que me llamaron para formar parte del primer Gobierno Vasco como Viceconsejero de Educación, con Pedro Miguel Etxenike de Consejero. Fue para mí una enorme experiencia el empezar a negociar transferencias y poner en marcha la administración educativa vasca. Posteriormente también asumí en el campo educativo responsabilidades como la de presidente de la Eskola Politeknikoa de Mondragón, entre otras presidencias, y finalmente la de Rector de la Mondragón Unibertsitatea.

De modo que mi vida se ha movido entre el ámbito educativo y el ámbito empresarial, con equiparación de peso, aunque siempre más inclinado al ámbito educativo, puesto que siempre me he sentido más vinculado a éste. Como se ha visto, he tenido cargos en la administración publica, pero estos siempre han sido para mí una especie de colaboración, y nunca me he sentido un profesional de la administración publica, ya que siempre han sido colaboraciones puntuales con la política para retornar después al mundo privado.

Por todo ello me definiría como una persona rica en experiencias, de edad avanzada, que ha vivido en dos mundos: en el mundo educativo y en el empresarial, con incursiones en el ámbito público.

Desde que asumió a comienzos de los años 60 la dirección de la Escuela Politécnica de Mondragón, hasta su paso por el rectorado de la Mondragon Unibertsitatea, transcurre un periodo de 30 años, excepcional, sobre todo porque lo consigue en un entorno geográfico y social como el del Alto Deva, con un componente social que pasa de una formación casi exclusivamente técnica a planteamientos más universitarios y más universales ¿Es esto innovar?

Por supuesto que lo es. Yo creo que cuando se detiene la evolución, es imprescindible la innovación. Innovar es estar en permanente estado de empezar, es saber empezar muchas veces. Cada periodo de 4, 5 o 6 años, cambiar de página, pasar la pagina que ya se estaba dominando, cerrarla, y empezar con otra en blanco. Una pagina que empieza un tema nuevo. Eso obliga a modificar el pensamiento, a modificar la mente, la forma de estudiar... y enfrenta a nuevos retos permanentemente. Innovar es enfrentarse a retos, cada vez más fuertes, y que no tienen nada que ver unos con otros. A mi me ha tocado vivir eso, y creo que es realmente enriquecedor.

En cuanto a la educación, innovar es absolutamente necesario, porque el mundo educativo está siguiendo unas pautas que yo creo que en su esencia son las mismas que tiene desde hace siglos. Por lo tanto, empezar a diseñar un planteamiento educativo con una reflexión estratégica serena y seria, siempre -como me ha tocado a mi hacer- desde el lado de la gestión de empresas educativas, es innovar.

Hace unos días, Pedro Miguel Etxenike decía que seguramente, la iglesia católica y la universidad son las instituciones existentes con más vida tras de sí. Vemos cuál es la situación de la iglesia católica. Pero ¿Cómo esta la universidad? ¿Se necesita seguir innovando en ella, o necesita comenzar a innovar?

El mundo es evolución, el mundo es cambio, la vida es una absoluta modificación continua de las cosas. Hay instituciones que están obligadas a evolucionar: las que dependen de su propia explotación. Una institución que depende de su propia explotación, o innova, modifica, o desaparece. Así hemos visto desaparecer grandes instituciones del país, como son los Altos Hornos de Vizcaya, u otras grandes industrias que han desaparecido porque no han innovado, porque no han sido capaces de actualizarse a tiempo.

En el mundo de las organizaciones que no dependen de esta explotación, nada obliga a innovar y a cambiar para vivir. Por ello pueden perpetuarse permanentemente, y las estructuras se cristalizan en base a intereses gremiales. En ocasiones hay una especie de equilibrio de intereses, y muchas veces se defienden situaciones utilizando grandes principios, pero ocultando intereses absolutamente gremiales. Así mismo, yo creo que la universidad, como otras instituciones, sufre no tanto por las personas que están en la universidad, sino por las estructuras que están absolutamente anquilosadas, estancadas. Venimos funcionando casi con los mismos parámetros que hace 200 años. En vez de tener pupitres de madera tendremos de otro material, y en vez de tintero tendremos ordenadores, pero la estructura básica de la universidad sigue siendo la misma

Por otra parte, la sociedad ha cambiado mucho. La que tuvimos nosotros fue una sociedad con una serie de opciones impresionantes para formarse fuera del ámbito educativo, para desarrollar capacidades de socialización como la capacidad de liderazgo, la capacidad de relación con los demás o la iniciativa. Hoy en día eso prácticamente ha desaparecido. De una universidad preparada para formar elites, hemos pasado a una universidad que esta educando a toda la masa social, prácticamente con los mismos criterios que entonces.

Hay que hacer una profunda reflexión sobre las exigencias de la sociedad actual y modificar profundamente el propio contenido de la universidad, que no tiene que limitarse a transmitir conocimientos o a iniciar conceptos de investigación, sino que tiene que esforzase en que el alumno que esté estudiando en la universidad desarrolle valores y capacidades, que sea capaz de autoorganizarse, y sobre todo que se sienta identificado con lo que está haciendo. Eso exige una profunda modificación de las estructuras universitarias, la cual es preciso abordar. Es tremendamente difícil que ningún organismo de este país se atreva a hacer una transformación de esta naturaleza, puesto que va a afectar, previsiblemente, intereses de muchos de los gremios que están en estos momentos funcionando en el seno de la universidad.

¿Es un reto de la sociedad vasca la formación de nuestros jóvenes?

Es un autentico reto. Lo es para cualquier sociedad y especialmente para esta sociedad, porque podemos formar alumnos con unas carencias enormes, que luego tienen que empezar un duro periodo de aprendizaje en la vida, porque la universidad no les ha preparado lo suficiente. Además, hay que tener en cuenta que se habla mucho de formación a lo largo de la vida, y sin embargo ese concepto no se ha incluido todavía en nuestra forma de pensar. Aun pensamos que el periodo formativo tiene que acumular todos los conocimientos que sirvan para toda la vida, y eso no es posible.

Además de ser presidente de Eusko Ikaskuntza, fue elegido presidente del área social de Innobasque en 2007. Innobasque es una entidad que tiene como objeto la innovación y como reto poner a Euskal Herria como referente en el mundo, en este aspecto. ¿Cuál va a ser el papel de Javier Retegui en este órgano?

Para mí Innobasque tiene un gran reto: promover la segunda gran transformación del País Vasco sustentada en la innovación. Esto es muy fácil de decir, y complejo de hacer. Desde Eusko Ikaskuntza veníamos diciendo muchas veces que este país necesita liderazgo, porque del conjunto de entidades atomizadas que funcionan en el país, ante los cambios que se están produciendo en la sociedad, no podemos empezar a transformar la sociedad cada uno con sus propios criterios e ideas. Hace falta alguien que lidere la sociedad.

Por tanto en Innobasque hay un clarísimo liderazgo. En él están representadas todas las principales instituciones del país que tienen que promover el cambio social. Además, tiene un método de trabajo que permite enfocar cuales son los aspectos innovadores que tiene que asumir la sociedad con la participación, algún día, de toda la sociedad. Por tanto, ya empezamos a romper el planteamiento del despotismo ilustrado de “para el pueblo, sin el pueblo”. Aquí lo que se plantea es “para el pueblo, con el pueblo”, haciendo participar al pueblo en la verdadera transformación que tiene que plantearse de ahora en adelante. Yo creo que es este papel el que tiene que cubrir Innobasque.

En cuanto a mi papel o el de Eusko Ikaskuntza, yo creo que en los últimos años ésta ha intentado probar a la sociedad civil desde abajo, pero seguramente carecía de un liderazgo como puede tener Innobasque en este momento. En mi opinión, se pueden conjugar los esfuerzos de Innobasque con los esfuerzos de Eusko Ikaskuntza, de forma que, unos empujando desde abajo y otros desde arriba, podamos hacer un procedimiento innovador. Esta vía innovadora consiste básicamente en fijar criterios y orientaciones de forma que los vectores sociales vayan orientándose hacia criterios innovadores. Creo que Innobasque puede conseguir esto perfectamente, y estoy muy ilusionado, porque los primeros pasos que se están dando, están demostrando que la gente está con ganas de trabajar y de participar y que además, hay capacidad suficiente como para poder afrontar una transformación de este calado.

En todo este maremagnum que vivimos alrededor de la innovación social, me gustaría tener una idea clara sobre su significado.

¡A mi también me gustaría conocerlo! Yo creo que dentro de la innovación hay varios aspectos: primero, existe una evolución del concepto de innovación. Antes se decía que innovación era investigación, tanto científica como tecnológica. Esto suponía que la innovación vendría a través de la investigación. Este fue un primer concepto, que después fue evolucionando.

Después se pensaba que la innovación no la hacia solo la investigación, sino también el mercado. Entonces empezaron a surgir innovaciones de marketing, de organización, y de otro tipo de planteamientos. La innovación era ya la suma de la investigación científica, la tecnológica, la modificación de mercado y de las formas de organizar, etc. Y se amplió el concepto de innovación.

Hoy en día está entrando un nuevo concepto de innovación, auténticamente revolucionario: las personas son la fuente de la innovación, las que innovan. La innovación es una actitud de la persona, que esta permanentemente poniendo en cuestión los elementos que van desarrollándose. Por tanto, yo creo en el concepto de innovación social, que esta centrado en las personas, como fuente y origen de innovación en todos los ámbitos y en todos los tipos de organizaciones. Se innova en la empresa, en la religión, en los sindicatos, en el juego, en la cocina, en todos los aspectos. Este concepto de innovación social que todavía esta iniciándose, se tiene que transformar en un auténtico elemento de cambio en la sociedad.

La verdad es que no sé cómo definiría innovación, pero de los tres estadios ya mencionados, estamos llegando al tercero, con la persona como fuente y origen de la innovación, y como elemento básico de la innovación de futuro.

A comienzos de los años 90, con la situación industrial que vivía nuestro país, en qué tenia que pensar el Consejero de Industria, ¿en innovar o en renovar?

Aquella renovación se hizo con visión innovadora, sin duda. A mí me toco entrar en la administración de la industria: primero fui Director General de SPRI, después pasé a formar parte del equipo de Jon Azua, Vicelehendakari y Consejero de Industria, como Viceconsejero de Industria. Después, del año 1995 a 1999, me tocó asumir el puesto de responsable máximo del citado Departamento.

En el periodo que va de 1992 a 1999, que es el que yo trabajé directamente en la administración, nos encontrábamos en una situación en la que la empresa zozobraba. Habíamos pasado el periodo de incorporación de España a la Unión Europea, que culminó en el año 1992, y paralelamente se produjo la desaparición de las fronteras en la Unión Europea. Por todo ello, habíamos pasado, de golpe, al mercado libre europeo, con toda la competencia europea metida dentro del estado. Ocurrió que las empresas obsoletas que no habían innovado, fueron desapareciendo. Vimos desaparecer los Altos Hornos de Vizcaya, los astilleros, y varias empresas básicas del país.

El desempleo iba creciendo, y habíamos llegado hasta cerca del 26% de tasa de paro. Mes a mes iba creciendo, y la desorganización en el país era absoluta. Se pensaba que no había nada que hacer. Sin embargo, mientras para unas empresas llegó la competencia, para otras Europa supuso una oportunidad. En ese momento se empezaban a sentar las bases del futuro industrial, a base del estudio de la competitividad en el País Vasco y de la formación de las familias de empresas relacionadas que llamábamos ‘cluster’. Y se fue diseñando una estrategia de futuro, con un absoluto escepticismo del país, porque este no creía en nada de lo que estaba haciendo la industria.

Lo siguiente fase fue afrontar la crisis de cara. “Si las empresas van a estar cayendo no las tengamos moribundas durante tiempo, pidiendo ayudas que no sirven para nada más que para ir a un pozo negro”. Pusimos en marcha un programa que ayudaba a cerrar las empresas, paliando las consecuencias del cierre, a través de la ayuda a los desempleados que iban quedando. Ese fue el programa ‘3R’. Por otra parte, a las empresas que se veía que podían tener un nuevo impulso, se las dotaba de recursos suficientes para dar un salto hacia delante, dentro de un proyecto ambicioso. Ese fue el segundo planteamiento importante que se hizo: la reconversión de las industrias, y empezar a limpiar el tejido industrial obsoleto.

El tercer paso fue el apoyo de la promoción, porque de esta forma, había proyectos empresariales que, acompañados desde la administración pública, los empresarios podían crear. Este fue un momento brillante. Un momento de nacimiento de nuevas instituciones y proyectos, que fueron renovando el tejido empresarial con proyectos de empresas de nuevo corte.

Otro aspecto muy importante fue la mejora de los sistemas de gestión empresarial. Se produjo paralelamente un relevo de los viejos capitanes de empresa, con una mentalidad de empresa familiar y anticuada, que pasaron a tener un planteamiento científico de gestión de empresas mucho mas avanzado que el existente hasta entonces. Este nuevo planteamiento tenía una nueva visión de internacionalización de mercados muy importante.

Esos cuatro factores fueron los que ayudaron a sentar las bases de lo que sería la renovación y la recuperación industrial y los que hicieron que hoy hayamos pasado de aquel 26% de desempleo a tener una tasa de desempleo hoy en día prácticamente marginal. De los 660.000 empleos que existían en el País Vasco en aquel momento, hoy en día hemos pasado a rondar el millón de personas empleadas. Se ha dado un salto impresionante en los 15 años que se ha recuperado la industria.

Eso quiere decir que se acertó con esas decisiones...

No sé si se acertó, porque siempre que se toman decisiones de ese tipo, a veces se acierta y en otras se cometen errores. Cuando hay que tomar decisiones en situaciones extremas, son muy arriesgadas. En este caso algunas fueron bien y otras no tanto, pero yo creo que la semisuma del conjunto de actividades fue acertada. Otra cosa es si las decisiones fueron las óptimas o las mejores. Eso nunca se sabe. En la vida misma, uno toma decisiones, pero no sabe si las que ha tomado son las óptimas. Y no hay marcha atrás. No se puede rebobinar y volver a empezar. Yo creo que las decisiones fueron razonables, y ahí están los resultados para demostrarlo.

Volviendo a la innovación. ¿No cree que la innovación tecnológica, desde el punto de vista de su pura aplicación, está agrandando el desequilibrio social?

Puede ser. Yo le he dado muchas vueltas a este tema, y creo primeramente que la evolución tecnológica ha estado siempre al servicio de la humanidad, desde sus orígenes. Cuando se inventó la rueda o las primeras herramientas de silex, sirvió para mejorar las condiciones y el bienestar de la humanidad.

En este momento, la ciencia de la tecnología ha dado un avance impresionante. La imaginación humana ha quedado por detrás de la herramienta. La herramienta ha sido mucho más potente que la capacidad de imaginación para ir evolucionando en la misma medida que la tecnología. Eso conlleva el riesgo de que unos pocos utilicen la ciencia y la tecnología para beneficio e intereses propios, utilizando el mundo y la globalización como el campo de actuación para poder desarrollar sus afanes especulativos o sus afanes de dominio, y no tanto los afanes de mejora de la humanidad. Esto ha hecho profundizar enormemente los desequilibrios.

Hoy en día hay cada vez más riqueza y más pobreza, y conviven la riqueza extrema y la extrema pobreza, a través del dominio de la tecnología y la ciencia por parte de unos pocos con carácter especulativo. De todas formas, no creo que se puedan poner barreras al viento, es decir, la tecnología y la ciencia no se pueden parar. Eso es imparable y va a seguir su ritmo, porque en este momento hay enormes masas de científicos y tecnológicos investigando en este campo, de forma que ya hoy, el campo de la investigación científica-tecnológica se ha convertido en un sector económico. Este sector económico es más importante, al menos en el País Vasco, que lo que lo fue el sector primario. Este, con toda su historia, hoy en día representa menos que el sector de la investigación y de la ciencia en el País Vasco.

Por lo tanto, este fenómeno es imparable. Lo que hay que hacer es desarrollar las ciencias sociales y organizar el mundo con parámetros distintos a los de ahora. Las ciencias sociales se han quedado anquilosadas, estancadas, y no se ha avanzado en la misma medida en las ciencias sociales que en el desarrollo científico-tecnológico.

Vivimos con estructuras de organización de la sociedad absolutamente iguales, como si no hubiera ocurrido nada con este cambio tecnológico. En el campo tecnológico hemos abierto fronteras para más cosas: para el dominio de la economía, los capitales se mueven de país a país prácticamente sin control. Por contra, otros aspectos, como es la organización de las desigualdades, continúan incrementándose.

Suelo comparar esto con la época de la revolución industrial, donde la mecanización supuso unos cambios en la organización de las empresas. Supuso unos salarios miserables, jornadas impresionantes, el abandono del campo, trabajo de los niños en las empresas, la explotación del capital sobre la mano de obra... Fueron unas circunstancias enormemente dolorosas, y fue enriqueciéndose. Se iba enriqueciendo la sociedad, pero se iban generando unas situaciones absolutamente caóticas, hasta que surgieron doctrinas sociales, como el socialismo, y las fuerzas sindicales que han ido equilibrando esa situación. De alguna forma estas nuevas doctrinas sociales han ido generalizando la solidaridad institucionalizada. No solo esto. Después, los países se han ido organizando de forma que haya una protección mínima de las condiciones de trabajo, y haya generado también un estado de bienestar para que todos tengan derecho a la educación, a la salud, a un salario mínimo digno... Todo eso se ha institucionalizado a través de los movimientos sociales y de las políticas sociales.

Actualmente ese parámetro no se puede llevar a nivel nacional. Hay que plantearlo a nivel global. Las desigualdades de entonces a nivel de estado o a nivel de empresa, hoy se están generando a nivel internacional, por lo que se requiere una equivalente organización internacional, de forma que haya un mínimo de subsistencia garantizado a toda la humanidad. Esto requiere a su vez unos planteamientos impositivos y unos planteamientos de organización distintos a los que hoy tenemos. Hay muchas formulas y mucha gente que ha trabajado en esos temas. Se ha trabajado incluso proponiendo formulas alternativas muy claras en este campo, pero yo diría que todavía no se han aceptado. En este momento no hay unos movimientos sociales consolidados, para lograr que se equilibren los actuales desequilibrios que se están produciendo por el dominio de la tecnología y del área económica.

¿Está nuestra sociedad concienciada sobre estos movimientos sociales que, a lo mejor, podrían poner freno al viento? ¿Somos conscientes sobre ese desmesurado afán de tecnologización que tenemos?

Yo no creo que haya un desmesurado afán de tecnología, lo que hay es un infra-afán de organización social. Yo no pondría frenos a la tecnología. La tecnología es una herramienta. Si la herramienta es potente, conseguimos mucho más bienestar. Lo que ocurre es que ese bienestar no puede estar cifrado en bienestar de dominio de unos sobre otros o de dominio de unos sobre el mundo, por afán propio, por especulación propia y por enriquecimiento propio, sino que tiene que estar al servicio de la humanidad.

Lo que es urgente es que se vayan generando movimientos sociales importantes que den respuesta a este tipo de situaciones de desequilibrio. Por tanto, yo no pondría freno a la ciencia, sino que pondría motor a los movimientos sociales. Pondría aceleración a las ciencias sociales, a las organizaciones sociales y a la exigencia de una mucha mayor justicia social.

Ha utilizado Vd. en alguna ocasión el símil de la sociedad que solo invierte en tecnología como la barca que se impulsa con un único remo...

La tecnología en ese caso tendría el peligro de girar sobre sí misma, generando muchos más problemas de los que esta resolviendo. Para que una barca avance necesita que sus dos extremos avancen en sintonía, porque si no, empieza a funcionar en círculos y no vamos a ninguna parte. Es peligroso el no avanzar a ninguna parte, porque los desequilibrios sociales van a ser mayores. Si no lo hacemos por contrición, lo tenemos que hacer por atrición, porque los problemas que se van a generar son inmensos. Ya se están viendo algunos de ellos, como los concernientes a los movimientos migratorios que se están produciendo.

Un movimiento migratorio significa que se desplazan masas ingentes de personas, probablemente las más preparadas en capacidad de su país, hacia terceros países, generando auténticos guetos sociales, y modificando profundamente las estructuras de los países de recepción. Mientras tanto se están abandonando continentes enteros en base de miseria. En estos países de miseria, de alguna manera están viviendo de las remesas que están enviando sus hijos, que están fuera, para poder mantener a sus familias, porque no tienen otra forma de vivir. Y esto es intolerable. No se puede generar una sociedad de futuro con unas situaciones de desequilibrio como estas.

Por lo tanto, o se da una solución urgente a una nuevo concepto de organización global, o este mundo no tiene futuro.

Es un caso típico de mala aplicación de la tecnología.

Absolutamente. Lo es porque se ha puesto al servicio de unos pocos. La energía nuclear aparte de los problemas medioambientales que puede generar, se ha usado para fines bélicos o científico-económicos. Es decir, que en una cosa genera un bien enorme, y en otra cosa genera un mal inmenso. Es, por tanto, importante cómo se utilizan las herramientas.

La tecnología no se puede utilizar para el dominio de unos pocos sobre el mundo, y hoy en día el mundo está dominado por unas cuantas familias y multinacionales. No hay más que ver las especulaciones en Bolsa. Es increíble que de un día a otro se modifiquen los valores globales en porcentajes importantes, moviendo masas inmensas de dinero. Pero la especulación está funcionando y se encuentra en unas pocas manos. Manos que son capaces de generar toda esa oleada de especulación en función de sus intereses cortoplacistas.

¿Qué podemos hacer para no ahogarnos en este torrente?

Creo que se puede hacer mucho. Pero el mundo es muy grande y nosotros somos muy pequeños. Lo que no se puede hacer es decir “que sean los gobiernos los que lo hagan”, sino que tiene que haber una profunda conciencia social. Si esa conciencia social se produce, ésta obligará a las fuerzas políticas a darle prioridad al problema, puesto que éstas se nutren de los votos.

El País Vasco es reducido y de poco peso en el mundo. Sin embargo tiene una ventaja: precisamente que es de una dimensión reducida, todavía casi familiar, donde esos temas se pueden tratar con profundidad, y donde podemos entendernos entre nosotros y marcar unas pautas de funcionamiento distintas.

El País Vasco empieza a ser importante no solo en su vertiente del desarrollo económico, sino también en su vertiente del desarrollo social. Creo que el País Vasco puede y debe ser ejemplo de desarrollo social. Pero esto exige dos cosas: primero, pasar de la solidaridad y la conciencia de boquilla a una solidaridad mucho mas comprometida. Porque en el País Vasco existe una conciencia social, pero de concepto; sin embargo, funcionamos de forma distinta cuando algún tema de esos afecta a nuestra forma de vida y a nuestro bolsillo, y se empiezan a plantear impuestos importantes para poder atender no solamente a la solidaridad interna del País Vasco, sino a la solidaridad con el exterior. En ese caso no diría que somos tan solidarios.

De alguna forma tenemos que dar el salto de pasar de la solidaridad de etiqueta a una conciencia mucho más comprometida, que afecte a nuestros bolsillos, y tengamos que modificar nuestras pautas de vida.

Se está hablando por activa y por pasiva de las perdidas de valores de la sociedad. Pero, ¿no es cierto que cualquier colectivo vivo que se precie, debe evolucionar también en valores?

No creo que haya habido una perdida de valores. En mi opinión hay unos valores intrínsecos en la humanidad que se han mantenido desde sus orígenes. Lo que ha cambiado profundamente es la forma en la que esos valores se aplican, es decir, que la sociedad ha cambiado. Hemos pasado de una sociedad de penuria que yo conocí en la posguerra, a una sociedad rica en muy pocos años. De una sociedad sin prácticamente opciones de educación, donde el 80% terminaba sus estudios a los 14 años y empezaba a trabajar, a la sociedad actual, donde hay un 80% de estudios medios o superiores. Ha cambiado radicalmente la composición de la sociedad. Por tanto, los valores no se pueden plantear de la misma forma en aquel modelo de sociedad que en el de hoy en día.

Los valores siguen existiendo. Hoy en día estos valores se manifiestan en la proliferación de las ONGs, de voluntariado, de donaciones, la conciencia sobre la ecología, sobre el tercer mundo... Lo que ha cambiado son los grandes referentes de la sociedad como el concepto de transcendencia, el de religión, el concepto de las grandes doctrinas sociales, los conceptos básicos político-territoriales o sobre la patria. Estos grandes referentes han perdido vigencia.

Los grandes referentes marcaban dos cosas: una motivación para luchar en la vida y unas normas de conducta para desenvolverse dentro de esa motivación. Así, la personas se sentían motivadas porque con esos referentes se marcaban un plan de vida, y respondían a unos cánones de conducta que eran coherentes con ese plan de vida que se habían trazado. Todos eso referentes han desaparecido: la Iglesia prácticamente ya no es un referente social y nadie habla de los grande movimientos sociales, como la dictadura del proletariado. Este fenómeno ha causado que la gente no tenga esos datos referenciales, y se haya ido volcando hacia el consumismo y el hedonismo, pensando que esa es una razón de vivir. Pero estos conceptos de consumismo y hedonismo cubren una pequeña fracción de la vida, y no la satisface.

Por consiguiente, más que de pérdida de valores hay que hablar de pérdida de referentes y de la inadaptación de las entidades que han sido referentes hasta ahora. Entidades que se han quedado con principios que son eternos, pero que les han dado unas formas absolutamente caducas, y la gente de hoy en día no puede guiarse por formas obsoletas. Se debe guía por formas adecuadas a las circunstancias actuales.

Es decir, que nuestra sociedad en estos momentos es una sociedad insatisfecha. ¿Somos capaces, en esa insatisfacción, de creer en las expectativas?

Nuestra sociedad está insatisfecha porque, teniéndolo todo, carece de algo principal y que transciende de la propia persona, que es la motivación y la razón de ser. Aún así, yo creo que estamos a tiempo de reaccionar y ofrecer a esa gente alternativas con proyectos ambiciosos y alternativas con visiones ambiciosas de mundo y de la sociedad. Hay capacidad e inteligencia suficiente para ello, lo que falta es organización. En este aspecto creo que en el País Vasco Innobasque puede aportar un grano de arena, en el sentido de marcar esos grandes referentes necesarios e ir orientando la voluntad de las personas y de las instituciones.

Esto quiere decir que seguramente tenemos que volver a poner todo patas arriba a la hora de hacer una reflexión acerca del estado de la sociedad actual. ¿Estaríamos, por tanto, poniendo en solfa el propio modelo de sociedad?

El modelo es cambiante. Suelo decir que estamos en un periodo de metamorfosis social. El gusano se esta convirtiendo en mariposa, y esa profunda transformación social se esta produciendo en estos momentos. Vamos hacia un modelo social muy distinto del actual. No sabemos cuáles son los perfiles de ese nuevo modelo social, pero de lo que sí estoy seguro es de que estará basado en las personas.

La jerarquía, entendida como mando, que es la que marca las pautas de la sociedad, va a desaparecer con las formas y el funcionamiento que ha tenido hasta ahora. El liderazgo no va a ser un liderazgo de jerarquía ni de mando, va a ser un liderazgo en la medida que sea capaz de apuntar valores, ideas y criterios motivadores de voluntades de las personas, porque la persona tiene capacidad de entendimiento, y tiene capacidad de decisión como para poder hablar. Estamos en un momento enormemente sólido para generar liderazgos compartidos. Como ya he mencionado antes, el despotismo ilustrado ha desaparecido de la historia; se puede hacer en sociedades poco cultas o poco formadas, pero en las sociedades formadas no vale el despotismo ilustrado. Hay que contar con el pueblo para hacer lo que creemos que se debe hacer.

Hace poco hemos podido leer una idea suya: “Ante los esencialismos, proyectos integradores”.

Yo creo que el esencialismo, sobre todo mirando hacia el futuro de la concepción de un pueblo, estriba en decir “nuestro país tiene una esencia, una naturaleza y una historia”. Este hecho lo hemos convertido en un tótem, como si fuera un valor absoluto, y en base a esto, estamos intentando enfocar el futuro contando con una concepción, con unos dogmas y con una clase interpretadora de esos dogmas, de forma que el que no entre en esos dogmas, se queda excluido en lo que puede ser la concepción de una nación o de un país y de su historia.

Este es un tema que se ve claramente. En el País Vasco se ven claramente actitudes esencialistas, actitudes que entienden que el País Vasco es un ente que tiene derechos propios, que lleva 200 años de pelea por su mantenimiento, y que es conveniente seguir manteniendo la pelea mientras no cambiemos el concepto de país que deseamos imponer e implantar en el País Vasco.

Otro planteamiento puede ser el de empezar a pensar en otro proyecto con la gente con la que convivimos, y construir, no tanto como ser, sino construir un país moderno, técnicamente avanzado, que sea socialmente coherente y un país integrador donde todos nos sintamos agrupados. Seria un proyecto de país ambicioso, en el que todos seríamos capaces de remar en la misma dirección, y donde no habría exclusivismos. Habría fidelidad hacia las raíces de la historia del pueblo, y sobre esas bases se empezaría a construir el futuro, pero incluyendo a todos. Ese es el proyecto. Un proyecto de construcción y de integración, en contra de un concepto de esencialismo. Un proyecto donde no existan dogmas.

Sobre todo hay que tener en cuenta dos cosas. Primero, la heterogeneidad o la multiplicidad de sentimientos identitarios y culturales que existen en el país, y que además se van a incrementar a raíz de la inmigración. Una parte importante de la población son ya inmigrantes, los cuales tienen sus derechos, su cultura, sus raíces. Con todos ellos tenemos que construir un país de futuro, integrando a todos. Esto es una realidad.

Otra realidad es la de la metamorfosis social. No estamos en una sociedad estática, sino que en una sociedad cambiante, que va a ir hacia otro modelo distinto del que hemos vivido en la historia. Ese nuevo modelo nos ofrece unas oportunidades enormes para construir una sociedad distinta, nueva, y que reúna todas las fuerzas.

Esto supone que el concepto ‘Estado-Nación’ salta por los aires.

Si tenemos en cuenta la evolución del estado, éste ha perdido sus competencias en la armada, en la economía, donde ya no domina la moneda, han desaparecido las fronteras y las políticas agrarias e industriales ya no están a cargo del estado. El concepto de estado que antiguamente teníamos no se parece absolutamente nada al que hoy estamos viviendo. Creo que dentro de unos pocos años va a cambiar mucho mas, y van a ser posibles muchos de los temas que hasta ahora son tabúes. Yo pondría patas arriba el concepto de estado tal y como esta planteado.

Al hablar sobre el estado, estamos hablando de una realidad que uno entiende de una forma y otro la entiende de otra. ¿Qué es el estado? ¿frontera?, ¿economía? Hoy es inconcebible que en Europa podamos tener un estado con fronteras, con economía propia o con moneda propia... Más que definir el estado me preocupa a mí el construir esta nueva sociedad.

Expresándolo mediante un símil, estamos discutiendo el traje que le vamos a poner a una criatura que está en periodo de nacimiento y tenemos el peligro de que la criatura se nos muera mientras discutimos con qué la vestimos. Por lo tanto, construyamos primero una comunidad vasca, económicamente avanzada, socialmente avanzada y capaz de situarse entre las regiones más avanzadas del mundo, y después decidiremos qué forma jurídica tenemos que darle a esta entidad de la que todos nos sentimos responsables.

En lo referente al aspecto cultural, en el País Vasco existen muchas identidades distintas y muchos conceptos identitarios distintos. Yo creo que tenemos que buscar una sociedad pluridentitaria, donde uno se pueda sentir identificado con el País Vasco además de sentirse francés, español, colombiano o andaluz.

Si construimos esta sociedad avanzada, estaremos en condiciones de hacer ‘el traje’. Hoy en día, lo único que pediría es que a esta comunidad le dejen trabajar en libertad, con autonomía, con fuerza, y que la capacidad de decisión sea de esta sociedad. Javier Retegui (Bergara, 1937) Estudia Formación Profesional en el Centro Profesional de Bergara. A los 17 años inicia su primer trabajo en la Unión Cerrajera de Bergara. Permanece en esta empresa durante siete años. Al mismo tiempo realiza estudios de Peritaje Industrial en la Escuela Politécnica de Mondragón, obteniendo el título en la Escuela de Peritos Industriales de San Sebastián. Realiza estudios complementarios de Economía y de Ingeniería. Al finalizar sus estudios de peritaje industrial comienza a trabajar en la Escuela Politécnica de Mondragón como Profesor, y al año es nombrado Director, cargo que desempeña desde el año 1962 hasta 1975. El año 1975 pasa a asumir la Dirección de HEZIBIDE ELKARTEA, colaborando en la creación de las Escuelas Universitarias del Alto Deba y coordinando el sistema educativo del valle. El mismo año 1975 asume la Presidencia de IKERLAN, Centro de Investigación, en su fase de nacimiento y consolidación. Durante 1979 colabora con el Gobierno Preautonómico Vasco, en el Departamento de Educación. De 1979 a 1982 ocupa el cargo de Viceconsejero de Educación del Gobierno Vasco, participando activamente en la negociación de transferencias y en la puesta en marcha de la administración educativa vasca. Desde el año 1982 ha sido Director de la División Empresarial de Caja Laboral Popular, trabajando en la promoción de nuevas cooperativas así como en la reconducción de situaciones derivadas de la crisis económicas y en la tecnificación de la gestión empresarial. En el año 1989, con la conformación de LKS, empresa de Consultoría e Ingeniería, pasa a ser Director General de la misma y Presidente de AUDILAN, SDAD. COOP., empresa dedicada a la auditoría de empresas. Desde el mes de abril de 1991 hasta Septiembre de 1992 es Director General de la SPRI, Sociedad para la Promoción y Reconversión Industrial, S.A., fecha en la que es nombrado Viceconsejero de Industria y Energía del Gobierno Vasco y Consejero Delegado de SPRI. Con fecha 4 de enero de 1995 es nombrado Consejero de Industria, Agricultura y Pesca del Gobierno Vasco, cargo ocupado hasta diciembre de 1998. En enero de 1999 se reincorpora en MCC como Director del Departamento de Desarrollo Tecnológico y Calidad de MCC, Mondragón Corporación Cooperativa y en Mayo de ese mismo año asume a su vez el cargo de Rector Magnífico de Mondragón Unibertsitatea. Desempeña las funciones de ambos cargos hasta el 31 de enero de 2002, fecha en la que se jubila. A partir de diciembre de 2002 es Presidente de Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos. Desde 2007, es Presidente del Área Social de Innobasque, Agencia vasca de Innovación.
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