Miguel Artola: "En la Historia, como en cualquier otra disciplina del área del conocimiento, tiene que haber un proceso de renovación permanente. Y lo hay"

2001-01-05

SALA, Teresa

Elkarrizketa: Miguel Artola Miguel Artola, historiador "En la Historia, como en cualquier otra disciplina del área del conocimiento, tiene que haber un proceso de renovación permanente. Y lo hay" * Traducción al español del original en euskera Teresa Sala La obra historiográfica de Miguel Artola es clave para entender el mundo contemporáneo actual y fenómenos tan complejos como la Historia Política del Siglo XIX, la Revolución Burguesa, el Tránsito del Antiguo Régimen a la Sociedad Moderna, o los fundamentos económicos de la Modernidad. Así lo consideró el prestigioso jurado del "VI Premio Eusko Ikaskuntza Caja Laboral", y esta fue una de las razones por la cual se le concedió la distinción al currículum más destacado de Euskal Herria en Humanidades, Artes, Cultura y Ciencias Sociales. A sus espaldas queda una dilatada trayectoria colmada de investigaciones, trabajo, sacrificio, libros, publicaciones, reconocimientos y conferencias que han consagrado al historiador donostiarra como uno de los intelectuales más admirados del entorno cultural de Euskal Herria y del extranjero. Miguel Artola Gallego (San Sebastián, 1923) es miembro de número de la Real Academia de la Historia desde 1982. El mes de mayo de aquel año leyó su discurso de ingreso sobre "Declaraciones y derechos del hombre". Es Doctor Honoris Causa por las Universidades del País Vasco (1989) y Salamanca (1992). Su quehacer ha sido reconocido con innumerables galardones entre los que cabe destacar el Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales (1991), el Premio Nacional de Historia (1992) o la Cruz de Alfonso X (1996). Ha desempeñado ininterrumpidamente puestos docentes universitarios: desde 1948 en la Universidad Complutense de Madrid y desde 1960, ya como catedrático, en la Universidad de Salamanca (1960 69) y en la Autónoma de Madrid (1969 88). Desde 1988 es Profesor Emérito en Departamento de Historia Contemporánea de la UAM. Con su obra, en la que caben más de una veintena de libros y publicacionescolectivas, ha contribuido de manera importante al conocimiento del pasado de Euskal Herria con trabajos relativos al Sitio y Reconstrucción de San Sebastián, La Hacienda Real de Navarra o el Fuero de Vizcaya. Al hablar de su condición, la de investigador, historiador y docente, Miguel Artola, considerado por muchos "maestro de maestros", admite que "la vida de un historiador no tiene biografía, porque elige, sin condición la monotonía". El acto de entrega del "VI Premio Eusko Ikaskuntza Caja Laboral" fue muy emotivo. ¿Qué sintió entonces?, y ¿Cómo se siente al engrosar un grupo de premiados entre los que se encuentran Julio Caro Baroja, Álvaro D´Ors, Luis Villasante, Jesús Altuna, Juan Plazaola y Eduardo Chillida? Recibir un galardón es siempre una cosa satisfactoria. Más satisfactoria aún cuando no te lo esperas, y mucho más cuando lo recibes en tu propia casa y de la mano de tus amigos. Todas estas razones son más que suficientes para explicar la satisfacción que yo he sentido y que siento por tener el honor de formar parte de ese pequeño grupo de personas que han recibido este premio. Fue algo totalmente inesperado. ¿Qué motivos le impulsaron a dedicarse a la investigación de la historia? Esto es algo que parece sorprender mucho al espectador, pero creo que todos los profesionales, cada uno en su campo, dedicamos toda nuestra vida a ese trabajo. En lo referente a la historia, opino que es algo apasionante poder conocer los comportamientos del hombre, los hechos que han cambiado el mundo. Opino que investigar para conocer el origen de situaciones, de hechos, de hombres es verdaderamente interesante. Intentar descubrir el origen para comprender la situación actual. Por qué se dan las diferencias que se dan. Esta es la razón, el interés y la utilidad de la historia. ¿Hasta qué punto es solitario el trabajo del investigador histórico? Realmente el que sea solitario o no depende de la organización del propio investigador. En el fondo y como todo trabajo intelectual,no es solitaria la labor de ir a recoger y buscar documentos, ni es solitario el trabajo de discutir lo que uno piensa acerca de determinado tema con colegas de profesión en un congreso, pero evidentemente es solitaria la parte que supone interpretar la información que anteriormente se ha recogido. En mi opinión, la construcción de una explicación está mejorando considerablemente con el paso del tiempo; con las nuevas experiencias, conocimiento de nuevos autores... En la historia, como en cualquier otra disciplina del área del conocimiento tiene que haber proceso de renovación permanente. Y lo hay. Son muchos los años que usted ha dedicado a la investigación de la historia. Desde su condición, ¿qué opina acerca del proceso de Globalización en el que nos vemos inmersos? Evidentemente, la Globalización produce posibilidades, relativas por el momento, a la información. Y digo relativas porque por ahora no se pueden consultar libros a través de Internet, lo máximo que podemos hacer es consultar catálogos... Si queremos libros tenemos que comprarlos en las librerías o leerlos en las bibliotecas. Y esto, aunque lo parezca, no es en modo alguno una tarea fácil. Porque un libro es al principio novedad, luego mantiene una vigencia durante algunos años, pero al cabo de una década el libro puede haber dejado de estar en circulación. Entonces es muy posible que sólo se encuentre en determinadas bibliotecas. Es muy fácil que se dé el hecho de no poder acceder a ellos. Internet no resuelve este problema. A través de la red puedo localizar un determinado libro, pero nada más. Estoy convencido de que llegará el momento en el que todos estos ejemplares sean introducidos en Internet. Esto sí que supondría un enorme cambio. Es curioso porque en la actualidad disponemos del instrumento técnico para producir el cambio, pero no tenemos los medios económicos, y sobre todo, me da la sensación de que no tenemos un programa claro de cuáles son las posibilidades de Internet. ¿Hasta qué puntoestá anulando este proceso de Globalización la identidad de diferentes culturas e individuos? Opino que estas dos tendencias han existido siempre. Y no sólo esto, también creo que ambas corrientes tienen que compatibilizarse y, si es necesario, entrar en conflicto. Con esta afirmación quiero decir que hay que buscar las dos cosas: lo particular y lo general. En Historia hay una premisa muy clara: "lo general es necesario para comprender lo particular". Y lo particular es lo que nos permite comprobar el valor de lo general. Si no sabemos de teoría política, ¿cómo vamos a conocer el funcionamiento de una asamblea de pueblo en el siglo XV?. Si no se conocen las teorías generales es posible que no lleguen a hacerse las preguntas correctas acerca de un determinado tema o hecho. Pero al mismo tiempo, si únicamente se conocen las premisas generales, las principales leyes, pero se desconocen las realidades concretas del determinado lugar, es imposible saber a ciencia cierta cuál es la realidad. Se conoce la normativa pero no la aplicación, y la aplicación siempre es de carácter local. Entonces, lo general y lo particular, la globalización y la propia identidad, son necesarios para comprender y conocer la Historia... Sí. Creo que los dos elementos son absolutamente necesarios. La última modalidad histórica es la que centra sus investigaciones en la práctica de las cosas, y no en las normas. Esto por lo que respecta al conocimiento, por lo demás, los fenómenos de cambio, antes de que hubiese Internet y de que se hablase de globalización, también fueron muy visibles. Cuando yo era joven, bastaba recorrer unos pocos kilómetros y llegar a una localidad diferente para apreciar un cambio de imagen. Por ejemplo los vestidos y los colores en la vestimenta de las mujeres eran distintos en unos sitios y en otros. Ahora sin embargo no existe una diferencia territorial respecto a la moda, en mis tiempos se diferenciaba claramente la ciudad del pueblo, ahora sin embargo no. Y este fenómenotiene que ver con factores como las comunicaciones... La comunicación, en todas sus variantes, ha sido capaz de cambiar puntos de vista y formas de apreciar la realidad. A este respecto, ¿hacía dónde camina la historia? Los dos factores se están desarrollando simultáneamente, trabajan al mismo tiempo. No habrá nunca una victoria de uno sobre otro. El hombre siempre caminara en ambas direcciones. Se ha celebrado el 25 aniversario de la Monarquía en España. Usted ha estudiado esta institución en todas sus formas. ¿Qué papel cree que interpreta la Monarquía en la historia actual? Este es en mi opinión un tema que hay que explicar desde el principio. Hay que empezar por explicar cuál es el significado del título. Y yo utilizo este título para dar nombre a un tipo de estado, es decir, un tipo de estado que en lugar de ser un estado unitario, está compuesto por diferentes reinos que tienen instituciones políticas, leyes, una fiscalidad... Reinos que, en definitiva, están integrados en una construcción política que los une a todos y que tiene el nombre de Monarquía. La Monarquía existe hasta la creación del estado liberal, hasta Las Cortes de Cádiz. Este es su significado, porque La Monarquía tiene mucho menos que ver con lo que preocupa actualmente y desde hace 25 años. El tipo de estado que existe aquí y en toda Europa necesita un nombre, y el nombre más adecuado es el de "Monarquía": de Francia, de España, de Gran Bretaña... Si repasara su carrera, ¿qué conclusión sacaría? ¿qué época, hecho o circunstancia destacaría? La verdad es que yo soy muy poco propenso a efectuar este tipo de exámenes de conciencia.. Yo me formé en una época muy crítica. En una Guerra Mundial con una posguerra muy dura, en una época de crisis y de recursos limitados. En aquellos tiempos, los libros extranjeros que leían los estudiantes universitarios en España eran mínimos. La verdad es que opino que si uno reconstruye su propia historia parece que la historia tiene un destino manifiesto. Yo creoque han sucedido y han intervenido muchas más cosas. Hay cosas o épocas que me han podido gustar más o menos. Sí puedo decir que he aprendido mucho de las cosas que he hecho, considero que sé mucho más de lo que sabía antes. ¿Qué diferencias vislumbra entre los investigadores históricos que se formaron en la misma época que usted y los actuales? Los investigadores jóvenes de hoy en día tienen más formación, mayores posibilidades. Están en contacto con una mayor cantidad de profesores, viajan más, y tienen un acceso más fácil a más libros o publicaciones... En San Sebastián el único que estudió letras de mi quinta fui yo. Hoy, además de tener un acceso más fácil a la Universidad, en la Facultad correspondiente, la posibilidad de documentarse y relacionarse con profesores y colegas también es mayor. Todo esto ha cambiado en estos últimos años de una manera increíble. Yo me he dado cuenta de esto al escribir la Historia de San Sebastián, me he encontrado con que existe un volumen de publicaciones de gran interés y de un valor científico indudable, que se han publicado en los últimos veinte años. Hace décadas, la publicación de libros de esta calidad era muchísimo menor, y en buena medida era menos original. El cambio es radical. ¿Tiene algún proyecto o libro entre manos? He decidido que no volveré a escribir libros grandes y largos por muchas razones: los grandes directores de cine dejaron de hacer películas antes de morir por miedo a abandonar el mundo en mitad de la realización del proyecto en cuestión. Cuando los directores envejecen el precio del seguro es tan grande que las productoras no lo pueden pagar. Yo me encuentro en esta situación. En lugar de hacer grandes producciones voy a dedicarme a escribir libros pequeños. Quiero escribir un libro de unas 200 páginas sobre constitucionalismo, analizando el constitucionalismo desde los términos más generales del problema visto desde la historia. Usted ha dicho que "los historiadores son hombres de biografía"... Perola dedicación a la investigación histórica es bastante individualizada, en el sentido de que estás tú solo con tus documentos y con las páginas en blanco que quieras recrear. Y este hecho hace que la mejor situación, la mejor decisión para un historiador sea la monotonía. Y la monotonía es lo contrario de una biografía. Si tuviera que presentarse a sí mismo, ¿cómo lo haría?, ¿como historiador o como profesor? Las dos cosas me han gustado siempre mucho, y las he combinado sistemáticamente. A lo largo de todos estos años he enseñado mucho, y también he escrito mucho. La enseñanza de estudios universitarios es una experiencia completamente satisfactoria; el contacto con gente joven que muestra interés... Al final llegas a establecer una conexión a través de la cual tratas de enseñar y provocas reacciones de tipos diferentes. Es una experiencia realmente estimulante. Lo he dicho muchas veces y lo vuelvo a repetir: después de haber dado una clase te das cuenta realmente de cómo la deberías de haber dado. Fotografías: Teresa Sala Euskonews & Media 105.zbk (2001 / 1 / 5 12) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria
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