Ángel Garraza: "El arte sigue siendo ese reducto, ese lugar de salvación personal"

2003-06-06

EZKERRA, Estibalitz

Entrevista: Ángel Garraza Ángel Garraza, escultor "El arte sigue siendo ese reducto, ese lugar de salvación personal" * Estibalitz Ezkerra Con sólo 14 años decidió dejar el pueblo y aventurarse en el destino incierto que le ofrecía la ciudad. Para sus padres, que su único hijo pudiera decidir su futuro era todo un logro. Él creía revelarse contra lo que durante decenios había sido la principal ocupación familiar: labrar la tierra. Pero las cosas no han cambiado tanto. Esos mismos terrones de tierra rojiza que antaño se deshacían bajo la azada de su abuelo, hoy se desmenuzan entre los dedos expertos de Ángel Garraza. Y así, trabajando el barro, sigue unido a la tradición de sus ancestros. "No deja de ser una paradoja", dice Ángel. A los artistas les cuesta hablar de su obra. Muchísimo. Sin embargo, ¿qué puede decir Ángel Garraza al respecto? ¿Qué busca a través de sus obras? Hay muchos artistas que dicen que tratan de hablar de lo que se desconoce. En mi caso, trato de hablar de lo que conozco. De lo que conozco pero no comprendo, que es un poco la vida. De los mecanismos que nos hacen sensibles hacia el dolor, el amor, la amistad… Cosas que son muy conocidas pero no por ello sabidas. A lo largo de la vida uno empieza a comprender algo, pero como decía Borges: "si volviera a nacer volvería a hacer cosas que no he hecho, pero lamentablemente me estoy muriendo". ¿Por qué la escultura? Así como otros escogen el periodismo, la literatura, el cine, o la pintura, yo me decanté por la escultura. En esta vida, una parte de nosotros intenta buscar las respuestas en actividades que aparentemente no tienen función social. Para algunos, no sirven para nada. Seguramente ya aquellos primeros pobladores que habitaron la tierra además de procurarse la comida empezaron a reflexionar sobre la vida. Quizás fue entonces cuando comenzaron a grabar signos en las cuevas. Digamos que el hombre sigue haciendo lo mismo a través de la escultura, la pintura o la literatura, esos camposque no está claro que sean necesarios para vivir, pero que sin embargo ocupan una parte importante en nuestras vidas. Muchas veces, cuando alguien está a punto de morir, acuden a su mente varias imágenes. Imágenes que seguramente no le hayan servido mucho desde el punto de vista de la subsistencia, pero sin ellos se hubiera muerto de angustia y pena. Yo creo que eso es el arte; te da esa aproximación a lo sensible. En definitiva, somos algo más que seres puramente racionales. Llegar a pensamientos que de otra manera nunca llegaría. Eso es para mí el arte. ¿La importancia del mercado ha perjudicado esa concepción del arte? Yo creo que no. Yo creo que el arte siempre es igual. Pero seguramente como en todo en el arte también hay dos lugares. Una parte sería todo aquello que rodea al arte. Pongamos de ejemplo los programas que últimamente se ven en televisión. En ellos se habla mucho del amor, pero desde una posición muy frívola. Puede parecernos muy falso, podríamos decir que el amor no existe, pero aún así cada uno sufre con su historia. Y es que entre tanta falsedad también hay un lugar para lo auténtico. En el caso del arte pasa lo mismo. Por una parte está el glamour, las exposiciones, los museos, los grandes eventos. De repente todo el mundo habla de Calder pero simplemente porque han traído una exposición suya. Sin embargo, hasta ayer mucha gente no sabía quién era Calder. Es decir, el arte padece de la misma esquizofrenia, esa especie de mirada dual que conforman la verdad y la apariencia. Hoy en día se valora más la segunda, pero ello no quita que lo primero exista. El arte sigue siendo ese reducto, ese lugar de salvación personal. Para estar en el arte hay que tenerlo muy claro. Hay que saber diferenciar bien ambas miradas. Saber que un artista tiene que exponer, abrirse camino, pero luego tiene que procurar que lo que hace tenga ese sesgo de autenticidad. Si no, uno pierde esa capacidad que tiene el arte que te permite verte a ti mismo desde una perspectivamás auténtica. Si no fuera así, no tendría mucho sentido meterse en una profesión tan absurda, tan desacreditada socialmente y con tan poco futuro. Además debes buscar un medio de vivir. Estar en el mundo del arte hoy en día es muy difícil. Aún más poder vivir de ello, si es que haces algo mínimamente comprometido (no con la sociedad, sino para contigo mismo). Tienes que buscar una profesión paralela lo cual exige un gran esfuerzo. Yo además de escultor soy profesor. Es muy difícil que tus experiencias personales interesen a la gente. Así de bote pronto. Con el tiempo, si empiezas a calar y tienes capacidad personal para transcender a lo colectivo y tu trabajo empieza a rezumar lo que a veces rezuman las buenas obras, entonces has dado un paso importante. Tras un periodo como carpintero y autodidactismo artístico, decidió ingresar en la escuela de Artes y Oficios de Pamplona. Allí descubrió la magia de la escultura, la cerámica. También supo lo difícil que es para un artista vivir de su obra. Así llegó a la universidad. Hoy en día imparte clases de escultura en la facultad de Bellas Artes de Leioa. Su despacho queda cerca de los talleres donde pasa la mayor parte del tiempo. Huele a pintura y aguarrás. Un alumno escucha atento las instrucciones de Ángel, y tras la charla comienza a vaciar el inmenso horno que ocupa la parte posterior del taller. Una a una, va sacando las piezas de cerámica y barro que abarrotan el aparato. Platos y jarras, cuerpos mutilados. Además de artista es profesor. Yo estoy en la docencia por casualidad. No es algo vocacional. En un momento dado había pocas salidas para una profesión como la de artista. Me surgió un trabajo aquí, en la universidad, me pareció interesante, lo cual he ratificado con los años y creo que me ha venido muy bien. Incluso me gusta; desconocía que tenía capacidad para comunicar. Por otra parte, me ha permitido moverme por el territorio del arte con ese esfuerzo que supone estar en dos frentes a la vez, pero que tienenmuchas cosas en común. Puedo transmitir mi experiencia vital a la gente que está conmigo. Aquí siempre hay gente que está como tú, y eso ayuda a entender y a vivir. Hablaba de Calder y de lo poco que la gente conoce el arte. Acabamos de perder a Oteiza, perdimos a Chillida. Sin embargo, ¿nos damos cuenta de lo que eso significa? Sí, pero lo haremos con los años. El arte, como todo, acaba siendo muy selectivo, y al final queda lo que realmente merece la pena. Lógicamente esos tres personajes ya tienen una historia del arte, en su día ya demostraron lo grandes que eran. Pero sí que es cierto que en el arte las cosas se digieren a medida que pasa el tiempo, y aceptamos a los individuos una vez que estos han muerto. Porque muchas veces el arte trasciende tanto que la presencia del ser humano llega a perturbarlo. Es decir, la presencia del autor puede llegar a enturbiar la mirada artística. Ahí tenemos el ejemplo de Oteiza. Ahora que ya no lo tenemos entre nosotros es posible que la percepción que se tenía sobre su obra sea más limpia. Al fin y al cabo, Oteiza no era más que un ser humano, con sus aciertos y contradicciones, pero mediante su trabajo llegó a tocar la sensibilidad del colectivo. Es como cuando ves a una actriz o actor de cine en un bar y no te parece tan atractivo como en la pantalla, es más, te parece vulgar. Pero como decía aquel cantante, "cuando bajo del escenario, soy un tío vulgar". Y la gente no quiere entenderlo. Con el arte pasa lo mismo. No sólo eso, para que se llegue a reconocer la obra de uno en casa, primero ha de tener éxito fuera. Sería un poco lo mismo. La presencia del artista es muy fuerte; hay un conflicto entre lo que necesitamos como seres humanos y esa otra faceta de creadores. Y eso en cierta medida es lógico. En el mundo rural eso se aprecia mucho. No es como la ciudad que eres anónimo, y puedes pasar desapercibido. En el núcleo pequeño tú no eres tú, eres tú y tu circunstancia. Te conviertes en el hijo de, y escaparse de eso esmuy difícil. No digamos trascender a algo. En cuanto al compromiso del artista, ¿para con qué o quién debe ser? En mi opinión, al final el compromiso es personal. No hay más. Aunque luego se disfracen de grandes propuestas, lo que uno verdaderamente busca son las salidas personales. Lo que pasa es que ese compromiso personal vital trasciende a lo colectivo. Es como en las películas, detrás de una historia romántica cada uno se identifica en su propio romanticismo. Hay esa especie de comunión. Además, no podría ser de otra manera porque el hombre es muy limitado. Entonces sólo puede resolver sus propias historias. ¿Cómo va a resolver las de los demás? Cuando intentas resolver lo de los demás, normalmente el ser humano se hace mucho daño y se equivoca de todas todas. Es una falacia. Lo importante es que el ser humano se mire a sí mismo y desde su fuero interno intente ser más sincero consigo mismo, más auténtico. Si no, tiende a engañar a todos los demás. Cuando el arte ha intentado ser militante, estar al lado de un determinado lugar, al final todos sabemos lo que ha pasado. Ahí está lo que pasó en Rusia; todos los primeros artistas tuvieron que exiliarse una vez terminada la revolución. Luego acabaron en el realismo socialista, como pasó en Cuba con los artistas comprometidos con la revolución. Es muy difícil. Todo es mentira. Muchas veces da la sensación de que el artista ha intentado preocuparse con esos problemas, pero yo creo que no. El arte se preocupa por el individuo. Nada más. ¿El individuo debe estar solo o acompañado? Muchas veces se habla de generaciones, de la aportación de las escuelas. Las escuelas propician el encuentro de varias personas que tienen inquietudes comunes. Pero ante todo son individuos. Al final la escuela es algo ficticio, y seguramente mata al individuo. De hecho, los grupos no duran mucho. Crean elementos de la historia, pero de ningún grupo ha salido una obra común. Salen los individuos que están ahí. Por poner un ejemplo cercano,mientras duraron los grupos de la escuela vasca estuvieron tirándose los trastos a la cabeza. Y eso que estaban muy cerca unos de otros. Pero los matices de la vida, las tensiones, eso al final afecta. Entonces, ¿de qué sirve un grupo? ¿Para qué? Lo importante es que el individuo hable con franqueza de sus miserias o de sus grandezas, pero que hable. En la era de las nuevas tecnologías, ¿qué lugar ocupan las artes tradicionales como la escultura? Tiene un panorama bastante complicado por esa desmaterialización que se está dando. Todo lo virtual se impone. Hasta las personas que vemos por televisión son imágenes creadas virtualmente, pero por su apariencia ambigua es difícil saber si son personas o robots. La escultura con su fisicidad parece que no tiene sentido. Sin embargo, conforme se abren caminos nuevos de alta tecnología el panorama es más plural. La gente vuelve a trabajar con materiales tradicionales que siempre han estado ahí, acompañando al hombre. Mira, yo trabajo el barro. ¡Cosa más alejada de la tecnología! Sin embargo, no niego que me apasione. Para mí los soportes son lo de menos. Lo importante es que haya ganas de contar algo. No creo que un medio determine la calidad del mensaje. Esa obra que le gustaría realizar a Ángel Garraza… Seguramente nunca llegaré a hacerla porque me faltará la magia para realizarla. Pero ahí estamos, intentándolo. ¿Un sueño? Todos. No tirar la toalla. Mantener la ilusión para no tirar la toalla, que no es poco. A principios de año la galería Espacio Marzana de Bilbao presentó una exposición con la obra reciente de Ángel Garraza. Bajo el título 'Si levantara la cabeza' la muestra se hacía eco de las inquietudes del artista. La memoria, la falta de la misma… Temas que afectaron personalmente al escultor, y desencadenaron una serie de piezas. La exposición viajará en breve a Madrid, y después pasará por Pamplona, Tolosa y Estella. Ángel Garraza Salanueva (Allo, Navarra, 1950) FCursó estudios en la escuela de Arte y Oficiosde Pamplona. Su primera exposición individual la realizó en 1979 en la galería Aritza de Bilbao, y desde entonces ha participado en más de una veintena de exposiciones en solitario a las que hay que sumar otras tantas colectivas. Poseen obra suya el Museo de Arte Contemporáneo de Vitoria Gasteiz, el Museo de Cerámica de Barcelona, el Museo de Bellas Artes de Bilbao, el Museo de Navarra, el Ayuntamiento de Pamplona y el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, entre otros. En la actualidad compagina la práctica de la escultura con la docencia. Desde hace años es Doctor Profesor de Escultura en la Universidad del País Vasco, Facultad de Bellas Artes de Leioa. Garraza ha recibido numerosos premios, entre ellos el primer premio Ciudad de Valladolid en 1974, Gure Artea a principios de los 80, la Medalla de Oro del concurso Internacional de Cerámica de la ciudad italiana de Faenza en 1989 o el del Museo Nacional de Historia de Taipei (Taiwan) en 1992. En 1997 ganó el concurso organizado por Bilbao Ría 2000 y la obra premiada entonces se puede ver hoy en día en el Parque de Abandoibarra de Bilbao. Fotografías: Estibalitz Ezkerra Euskonews & Media 213. zbk (2003 / 06 / 6 13) Euskomedia: Euskal Kultur Informazio Zerbitzua Eusko Ikaskuntzaren Web Orria
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