Santos Bregaña. Diseñador: Ya es hora de reivindicar ese mundo delicado y exquisito de la cultura vasca

2010-09-03

SALABERRIA, Urkiri

Al cruzar la primera puerta que abre su espacio, uno se zambulle en otra dimensión. Harkaitz Cano, en una ocasión, hizo una definición de este lugar como “fábrica de perplejidades” y es que al sumergirse en atelier laia uno vuelve a creer que existen los lugares mágicos, uno puede volver a viajar con los ojos asombrados de un niño. Atelier laia es un espacio-tiempo que se desarrolla oculto a la mayoría de los mortales, pero desde el que se materializan muchos sueños que inundan nuestras vidas cotidianas. Como anfitrión nos recibe Deunor Bregaña, quien nos transmite el saludo a través de Santos.Tanto Santos como Deunor son arquetipos de exquisitez y elegancia: nada es casual, nada es descuidado, no existen las prisas ni las falsificaciones, todo es natural, fluido, enigmático, armónico y delicado. Para entrevistar, entrever o entremirar a Santos Bregaña no se pueden plantear preguntas, es por eso que basándonos en la serie numérica que rige la armonía de la naturaleza, la serie emparentada con el número áureo, la serie Fibonacci (1, 1, 2, 3, 5, ...) hemos lanzado al aire palabras que han sido reveladas.

Santos Bregaña junto a Anne Ibáñez Guridi.

Foto: Antonio Macarro

1. Autodefinición.

En una ocasión Harkaitz Cano, persona a la que admiro profundamente, nos definió como “fábrica de perplejidades”. Creo que es el piropo más bonito que jamás nos han hecho desde el punto de vista profesional. He pensado mucho en ello, creo que Harkaitz supo ver en alguno de los objetos, de las cristalizaciones de las ideas, una cualidad que hace que, a pesar de ser objetos de diseño destinados a la cultura (y por lo tanto determinados por una ergonomía, unos medios de producción), están construidos por una poética que actúa como estructura en su materialización.

Creo que ahí está la esencia de lo que nos define, (hablo en plural porque me refiero al trabajo colectivo que sale desde el estudio) en la capacidad de poner la mirada en las cosas y encontrar algo que está realmente a la vista de todo el mundo, pero que requiere de un ejercicio. Un ejercicio de inmersión a pulmón, bucear en un sitio oscuro, inquietante en el que no ves apenas, debes tantear con las manos, encuentras tan solo fragmentos y no hay aire. Es un ejercicio de melancolía, de frío, de incomprensión... pero es un trabajo apasionante, como el de buscador de perlas. Desde la perspectiva de Michel Onfray, el diseñador es aquel que busca y encuentra los designios, es decir, signos de dios. Es un explorador que, ahora que Dios está muerto y hundido, ha de sumergirse a pulmón en lo más profundo del océano a buscar sus huesos.

1. Arquetipo.

La primera noción que tengo de Arquetipo es a través de Maritxu Erlanz, la famosa bruja de Ulia, quien era amiga de mi amona. (Recuerdo que cada vez que le llamaba a la puerta me decía “tú estás con los ovnis”, y yo le miraba asombrado porque es una cosa que jamás me ha interesado —ahora comprendo que era una artimaña sicológica para despistarme—). En torno a los arquetipos, había algo en ella que me fascinaba y es la baraja de naipes francesa que utilizaba: No se trataba de la baraja de arcanos mayores y menores de Marsella, sino de unas cartas Grimaud de animales que designaban unos arquetipos más borrosos. A mi me asignaba siempre un Tótem búho. Creo que de ahí me viene la idea de que a pesar del firme lenguaje simbólico de los arquetipos, hay un espacio más borroso, unos arquetipos bastardos, una especie de daimons donde encontrarse más cómodo, una especie de “chapucilla” que nos cuesta reconocer en ocasiones, pero que es más fiel a nuestro comportamiento.

Foto: Antonio Macarro

2. Búsqueda.

De niño mi padre me contó la lección máxima de la vida, creo que de casualidad y en modo de chiste. Resulta que... estaba una noche un borracho agachado debajo de una farola, mirando atentamente al suelo cuando alguien se le acerca y le pregunta:

—¿Qué está usted buscando? —a lo que le contesta—,

—Estoy buscando las llaves. —Entonces en un ademán de querer ayudarle le dice—,

—¿Se le han caído por aquí? —Entonces le dice—,

—No, se me cayeron por allí, pero es que allí no hay luz.

La verdad es que en su momento no me hizo ninguna gracia, pero se me quedó impregnado y tengo claro que la búsqueda hay que hacerla donde se encuentran las cosas, no allí donde haya luz. Esa es también la función de la búsqueda, aprender a moverse en la penumbra. Gracias Aita.

Ilustración: Manu Muniategiandikoetxea

Belleza.

Teniendo en cuenta que en nuestra cultura las formas vegetales son paradigma de belleza, una pregunta que siempre me hago en torno a la belleza es: Presuponiendo que la belleza es una cuestión de proporción, armonía y relación, ¿no será que la clave está en el cinco? ¿No es acaso en esa agrupación pentámera que todas las vegetaciones desarrollan su belleza?

Nosotros estamos viendo constantemente ese paisaje, ese “pentagrama” y nos impregnamos de esa belleza. Una belleza que posteriormente pretendemos trasladar al resto de las cosas.

Creo que los ejercicios de diseño son amagos por descifrar si la belleza es un valor absoluto o no. Yo creo que sí lo es. Me voy a arrepentir de lo que acabo de decir. Creo que no lo es. (Se sonríe) ¿Puedo decir las dos cosas? No lo sé. (Se ríe). Lo que sí que creo es que toda la belleza está cristalizada en la mujer.

Foto: José Luis López de Zubiría

3. Chocolate.

Hay una idea lúdica, contenida e irónica que forma parte de una cultura tanto personal como colectiva y es la posibilidad de hacer cosas tan divertidas como mezclar la velocidad con el tocino, o las matemáticas con el chocolate. Se trata de superar toda la tragedia vital a través de una sonrisa. El reto: no sucumbir al exceso de tristeza o melancolía. El cómo: en un espacio tan ceñido demostrar que aún se pueden hacer cosas con una tableta de chocolate.

A fuerza de suspender y tener que superar el continuo cambio anual del programa de la asignatura de matemáticas en la escuela de Arquitectura pude hacer un amplísimo recorrido por álgebra, aritmética, curvas bezier, curvas polinómicas, matrices, ecuaciones diferenciales...

Así, con esa idea de poder cristalizar ese mundo tan puro de las matemáticas y poder combinarlo con ese placer extremo al que casi nadie puede resistirse, ese apetito irracional, animal y sensual, surge el diseño de esta tableta de chocolate.

Lo más bello resultó ser que el chocolate responde a una cristalización perfecta, a una temperatura muy concreta, algo absolutamente matemático.

Foto: José Luis López de Zubiría

Café.

Hemos hecho una taza de café muy particular para una denominación de origen. El Jamaica Blue Mountain. Ha sido un proceso muy largo, en el que el análisis de los modos culturales y las inercias han sido fundamentales.

Piensa que en nuestra cultura puede reflejarse toda una vida en torno al café: el desayuno, las citas, los finales de las comidas... podríamos decir que alrededor del café se construye un espacio de pausa, donde pueden suceder muchas cosas. Creo que incluso el humo del café te preserva de la violencia frente a otros...

Analizando los parámetros que normalmente utilizamos en nuestra cultura, basada en la forma italiana del café espresso , ese afán de sacarle toda la esencia al café, parece ser que corresponde al atributo máximo del café; el sabor. Pero viajando nos dimos cuenta de que, por ejemplo, en Japón, nadie toma el café expreso, sino un café infusionado muy suave que busca aromas y matices.

Así, concluimos que con el café expreso nos estábamos perdiendo el aroma, porque el aroma no es del todo compatible con el gusto. El sabor embota la sensibilidad que disponemos hacía los aromas del retrogusto.

La cuestión es que en la taza que hemos diseñado, el objeto como forma visible ha quedado bastante ceñido a lo clásico, con una apariencia muy conservadora, pero en su interior encontraremos mecanismos sofisticados para que el café sea perfecto: una cúpula que permite mantener el máximo de aromas, tener una explosión aromática en el momento en que la retiras, mantener una temperatura apropiada durante el mayor tiempo posible... son todo cosas que han tenido que superar la dificultad constructiva de la taza. La lección: el demonio está en los detalles y es el aroma el que da la diferencia, y ¡nos lo estábamos perdiendo! Me gusta algo que Unai Ugalde me comentó en torno al café, y que es aplicable a otras plantas y es que con su amargor el café nos transmite un mensaje: te voy a matar de un ataque al corazón. No va dirigido a los humanos, sino a los insectos que se quieren comer la planta. El café presenta unas sustancias que provocan la aceleración del ritmo cardíaco y como consecuencia un posible infarto. Y los humanos hemos hecho de esa toxicidad, de ese veneno todo un placer; un placer que requiere de un aprendizaje cultural con la recompensa de ese estímulo físico que proporciona el café. Sin embargo su aroma floral, avainillado, cítrico, achocolatado en ocasiones, nos dice: ¡Ámame! ¡Hazme el amor!

Foto: José Luis López de Zubiría

Caligrafía.

Digamos que caligrafía y tipografía pertenecen a un mismo mundo. En este mundo tan informatizado existen miles de tipografías y el hecho en sí de elegir un tipo de letra u otro puede distinguirte de los demás.

Es más, en algún caso, igual la tipografía que escoges te representa mejor que tu propia letra. La caligrafía tiene que ver con una gestualidad que requiere de una habilidad que hay que desarrollar, una habilidad que en muchos casos no se tiene.

Nosotros utilizamos una tipografía que es marca de la casa, la Bembo. Es una tipografía contemporánea de la Garamond. Yo interpreto las formas de la Bembo en relación con una cierta ensoñación gótica, de un amanecer hacia el renacimiento en el cual todavía quedan restos de oscuridades medievales. Algo que me reconcilia con esa necesidad de cierta irracionalidad. (Por ejemplo, las “a”, las “e”... tienen un poquito entornados los ojos).

Lo que está claro es que hay que escoger uno mismo, libremente. Por eso no me gusta nada del mundo Windows, en el que el sr. Gates escoge por ti. Si uno está en el mundo de las ventanas del sr. “puertas”, las cosas se actualizan cuando ellos quieren, y como ellos quieren.

Foto: José Luis López de Zubiría

A propósito de la tipografía, como no se llegó a un acuerdo con la fundición electrónica de la Helvética, una letra maravillosa paradigma de modernidad en la cultura occidental, se sustituyó por la Arial, una mala copia. Con lo que prácticamente casi toda la cultura electrónica de los últimos años se ha redactado en Arial. Es saludable elegir y tomar conciencia de la tipografía propia.

Hay otro caso terrible: la Comic Sans. El creador de la Comic Sans, Vincent Connare estaba horrorizado porque de un trabajo realizado de forma lúdica para uso en casos restringidos de juegos infantiles, se ha echo el peor uso posible. Resulta que hoy en día es una tipografía que escogen muchos profesores para la docencia. Para mí, están insultando a sus alumnos porque deben pensar que los niños y niñas necesitan un tipo de letra naïf para poder comprender un texto. Es una visión muy perversa del mundo de los niños. Es decir, en lugar de darles una tipografía de belleza gráfica, bien construida, para que sea su base y ellos hagan lo que puedan, copiándola a mano, les dan una tipografía imperfecta, desequilibrada, como caída... hay algo psicológico que merecería la pena estudiar. Nosotros teníamos esos cuadernos “rubio” maravillosos en los que tenías que hacer muelles... eran estupendos.

En torno a la cultura vasca y la caligrafía hay una cosa que me resulta tremenda y terrible. Dentro de la cultura vasca hay grandes calígrafos y grandes tipógrafos, por ejemplo Joanes de Içiar, un tipógrafo de los comienzos del renacimiento, vizcaíno, que acaba siendo jefe de la escuela de caligrafía de Zaragoza, creador de tipografías muy importantes; tienes a Ybarra, de origen vasco, paradigma dentro de los tipógrafos; Iturzaeta, calígrafo y tipógrafo del S. XVIII de Getaria, del cual hemos recuperado alguna tipografía; tenemos grandes obras medievales escritas a mano con una gran calidad, y sin embargo a la hora de significarnos colectivamente con una tipografía autóctona vasca, como por ejemplo en el mundo de las sidrerías, la elección ha sido coger la tipografía de un artesano, creada con unos medios muy rudimentarios —un cincel y un martillo— para, por ejemplo, grabar la tumba de un familiar. El decir que esta letra rudimentaria es la que verdaderamente nos representa es trágico. Es como ir a una fiesta con la ropa de trabajo.

Igual es que en nuestra cultura aún no somos conscientes de la gran riqueza que tenemos y ya es hora de reivindicar ese mundo delicado y exquisito de la cultura vasca. No tienes más que fijarte en nuestros bailes, son pura ligereza, transcurren en el aire, lo contrario de la fuerza bruta de la que se alardea como nuestra principal virtud.

5. Euskal Herria (¿o Reino de Navarra?).

Son expresiones de lo mismo. Alemania o Germania, Galia y Francia, Britania e Inglaterra... Esta ciudad en la que estamos (Donostia) fue fundada por el rey de Navarra. Sucede que hay una ocultación premeditada, no hay solo una cuestión de sentimientos reivindicativos, sino una realidad política mucho más difícil de combatir y cuestionar. No hay ninguna manera de negar que existe esa realidad histórica. La reivindicación de Euskal Herria o Reino de Navarra es perfectamente compatible teniendo conciencia de que se tratan de realidades complementarias, políticas y culturales.

Foto: Maider Bilbao

Euskoconfort.

Triste. El mundo euskaldun popular quiere abrirse paso hacia la modernidad y bracea en un fango de falsificaciones. No soy el único aterrorizado, las personas con las que comparto mi vida, las personas de mi entorno están igual de horrorizados que yo. No sé exactamente qué sucede. Por ejemplo, esa manía de poner palmeras por doquier, y cambiar unos pavimentos grises, apropiados para nuestro clima, para nuestra luz por otros que nos hacen sentir en una ciudad mediterránea..., siento que nos están intentando Alicantizar. Si no tuviese constancia de la torpeza de los políticos, creería que pretenden alterar nuestro imaginario atlántico con la perversa intención de hacernos creer que pertenecemos a ese mundo y de esta manera manipularnos.

Un deambular entorno a la gran F del edificio de la Fnac de Donostia de parejas desconcertadas por las propuestas de cambio de roles en el sexo, unido a una ornitología que ha sustituido a la peluquería, pantalón pirata y pendientes masculinos, que se ganan sin esfuerzo, alguno son parte de un paisaje de un mundo crepuscular.

Debemos recuperar la idea del valor de las cosas. La dificultad es necesaria y lógica, el confort tiene un precio muy alto.

Emoción.

Parece el sonido de los sentimientos. Una “debilidad” congénita y colectiva. No soporto un umbral de expresión alto de lo emocional, me molestan las personas que expresan sus sentimientos de forma explícita. Nuestro mundo sentimental es intenso y tratamos de ocultarlo. En los objetos hay mucha emoción contenida, gran parte de la ocultación emocional obligada por la educación se vuelca a los objetos. Creo que ahora está de moda eso de “venga, tienes que llorar...” pues yo creo que no, creo que el pudor es delicioso y el rubor es un semáforo delicado.

Eterno.

Es irónico que todo el trabajo que hemos hecho en porcelana nos vaya a sobrevivir a muchas generaciones, ya que es prácticamente indestructible. De hecho, muchas culturas se analizan a través de la cerámica. Fuera de la anécdota de la porcelana, me reconcilia la idea de sabernos efímeros.

Esperanza.

Aprecio muchos valores que no están en alza: silencio, una cierta sombra, frescor, placer y sobre todo la superación de la vulgaridad y el dolor. Santos Bregaña De origen Croata, nace accidentalmente en Pamplona en 1965, en el mismo día y hora en que Le Corbusier muere ahogado en Cap Martín. Tras sus estudios de Arquitectura en San Sebastián y Barcelona, funda en 1996 el taller de diseño laia. Desde entonces, realiza proyectos de diseño gráfico e industrial. Ubicado en el centro de San Sebastián, el taller de diseño Laia ha realizado multitud de trabajos relacionados con la cultura gastronómica. En el 2008, junto a su colaboradora Anne Ibáñez Guridi, recibió el premio Sphere otorgado por el Art Director Club NY en relación por su trabajo realizado para el restaurante Mugaritz durante los últimos diez años. Dirige la editorial Tabula dedicada a la difusión de la cultura y la gastronomía y ha sido ponente dialogos de cocina. Sus trabajos de diseño en porcelana están en muchos de los mejores restaurantes y hoteles de todo el mundo y sus trabajos se han expuesto en París, Washington, New York, Tokio, etc. Las colecciones de porcelana “O! luna”, “Tabula” y “Linneo” han adquirido un gran prestigio internacional, siendo utilizadas en algunos de los mejores restaurantes y hoteles de todo el mundo.
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