Carmelo Bernaola: "El txistu, la dulzaina, el acordeón... no se deberían enseñar en las escuelas oficiales de música"

1999-10-15

IRAZU, Ainhoa

Entrevista Carmelo Bernaola, compositor "El txistu, la dulzaina, el acordeón... no se deberían enseñar en las escuelas oficiales de música" * Traducción al español del original en euskera Ainhoa Irazu Carmelo Bernaola está muy contento con los homenajes recibidos en los últimos meses. "Es agradable que ensalcen los pequeños méritos de uno. Afirmar lo contrario sería falsa humildad". Carmelo es uno de los más conocidos compositores de música contemporánea de Euskal Herria. Nacido en Otxandio (Bizkaia) en 1929, no ha perdido el euskera recibido de sus padres pese a haber vivido muchos años lejos de esta tierra. De todos modos, el lenguaje que mejor conoce es el de los ritmos y notas. Hemos realizado unas cuantas preguntas a Carmelo. Comencemos "piano piano". Usted estudió en Francia, Italia y Alemania. Con frecuencia se argumenta que los planes de enseñanza musical europeos son mejores que los de aquí. ¿Es así? Yo creo que los planes de estudios musicales no tienen demasiada importancia. Lo importante es estudiar con buenos profesores. En el estado español se piensa que basta con estudiar lo que concretan los planes. Yo creo que ese modo de aprendizaje es erróneo. En los países que están más avanzados en el ámbito musical, como es el caso de Alemania o de los Estados Unidos, la enseñanza es más libre; se adecua a las necesidades, características y talento de los alumnos. Así, dependiendo de los rasgos técnicos del alumno, los profesores le mandan estudiar Mozart o Chopin. Pero, de todos modos, tampoco existe un plan concreto. Puede que en esos lugares la enseñanza sea mejor, pero no por los planes, sino por tener tradición musical. Aun así, no somos los últimos del mundo. En el estado español hay también muy buenas cosas en el ámbito musical. En el caso de Euskal Herria, hay una gran capacidad para la música, y la gente, pese a toparse con muchos obstáculos en su camino, sigue adelante. Se podían haber hecho mejor las cosas, pero bueno. Sin embargo, muchos jóvenessalen a estudiar al extranjero. ¿Por qué? Al salir al extranjero, se tiene la oportunidad de aprender muchas cosas y, sobre todo, de relacionarse con profesores de países que tienen otros criterios y otro modo de pensar. Yo opino que todo eso es muy bueno. La pluralidad es beneficiosa. A mí esa decisión me parece muy correcta, porque fuera pueden hacerse cosas que aquí no se pueden hacer. ¿Qué se puede hacer fuera que aquí no se pueda hacer? El tratamiento de la enseñanza musical aquí no es correcto. Con la LOGSE se ha creado la Enseñanza Superior de Música. A mí me parece que la misma LOGSE es un puro desastre, en todos sus aspectos. Aparte de eso, ¿qué es la enseñanza superior? La música no es más que música, y eso es lo que hay que aprender. Lo de enseñanza superior, me parece un disparate. Pero no creo que merezca la pena analizar las lagunas de la LOGSE, porque iríamos para largo. La LOGSE establece que en alguna de las capitales de la CAV se ha de abrir una Escuela Superior de Música. ¿Dónde habría que ubicarla, y qué criterios de enseñanza se deberían emplear en su organización? Creo que es un error abrir una Escuela Superior de Música de la CAV. Yo de ningún modo abriría una Escuela Superior de Música en la CAV. Con dos centros de ese tipo en el estado español es suficiente. ¿Qué es lo que se iba a enseñar en este centro? Además, construir un centro de esas características cuesta mucho dinero. En lo que respecta a los criterios, no creo que se requiera ningún plan concreto. Lo que se necesita es contar con buenos profesores. Eso es lo que nos falta. Hay profesores de excelente nivel, pero puede que no haya bastantes. Tenemos ciertos límites. ¿Son económicas las razones de esa limitación? Gran culpa la tienen los motivos económicos. Se debería invertir muchísimo más en la enseñanza de música. Por eso mismo digo que los centros superiores carecen de sentido. ¿Para qué los necesitamos? ¿Para seguir en la misma línea de trabajo que hasta ahora, pero enseñandootras cosas? Esto no significa que lo que se enseña en las escuelas de música esté mal. Me refiero a la enseñanza superior. Lo que se enseña en las otras escuelas está bien. Reflejo de ello es que de aquí salen músicos, y que cuando salen al extranjero a estudiar adquieren un nivel extraordinario. Una cosa son las escuelas de música creadas a partir de la LOGSE, y otra, la Escuela de Música de Gasteiz o las demás que hay. La de Gasteiz, por ejemplo, se asemeja mucho a las escuelas de música de Europa. Unos salen fuera a estudiar; otros, por contra, llegan de fuera a trabajar, como es el caso de muchos intérpretes de las Orquestas Sinfónicas de Euskadi y de Bilbao. ¿No es señal de que andamos bastante flojos? Lo mejor sería tener músicos locales. Pero si faltan músicos, algo habrá que hacer. En ese sentido, en los últimos 20 años está saliendo gente de mucho talento. De modo que pienso que dentro de unos años conseguiremos una estabilidad. Sin embargo, no es malo tener músicos extranjeros. Los intérpretes de aquí pueden aprender mucho de los de fuera. Quizás haya que equilibrar las proporciones. También eso llegará. Si queremos músicos de nivel, habrá que enseñar correctamente en los centros de música. Mucha gente opina que la música, en el más amplio sentido, ha avanzado considerablemente en las últimas décadas: hay más orquestas e intérpretes, se han organizado nuevos festivales. ¿Cuál sería su valoración? Desde la transición hasta ahora, hemos progresado mucho. Ha habido grandes cambios y se notan. Tal como dice, se han hecho muchas cosas: hay más orquestas, se han creado nuevas infraestructuras... Alude a las nuevas infraestructuras. ¿Eran necesarios el Palacio Euskalduna o el Auditorium del Kursaal? Eran muy necesarios. Algunos sostienen que su construcción es muy costosa, y puede que sea cierto. Pero, habiendo dinero, me parece bien que se construyan. ¿No se debería dirigir a la enseñanza una parte del dinero destinado a las infraestructuras? No sé. Es posibleque sea mejor construir infraestructuras, porque puede ser más rentable. Por tanto, el dinero proveniente de ahí brinda la oportunidad de realizar otras cuantas cosas, como por ejemplo invertir en la enseñanza. Cambiando de tema, usted declara que las multinacionales no editan música contemporánea. ¿Se esconden criterios económicos tras esa actitud? Sí. La gente está acostumbrada a esa música. De modo que esa actitud adinera las multinacionales. No hay conocimiento ni de lo posterior ni de lo anterior a los clásicos y románticos. La música contemporánea es una gran desconocida, porque las multinacionales publican pocas cosas posteriores al impresionismo. Lo mismo sucede con lo anterior al barroco. ¿Qué conocemos de los tiempos del Renacimiento? Casi nada. ¿Quién conoce a Guerrero o a Vitoria? La gente no los conoce. ¿Nos convierte en ignorantes esa actitud de las multinacionales? ¿Somos meros consumidores de lo que editan? Sin lugar a dudas, sí. En general, la gente es consumidora de la música que las multinacionales venden continuamente, nada más. Desde la creación de los formatos electrónicos, las multinacionales sólo han publicado Beethoven, Bach, Mozart y otros cuantos. Los autores contemporáneos han quedado a la sombra. En los programas de festivales y actos se interpreta principalmente música de épocas anteriores. ¿Qué se puede hacer para dar a conocer la música contemporánea? Introducir en los programas obras de música contemporánea. No existe otro modo de impulsarla. Para que un músico llegue a ser famoso, hay que escuchar su música una y otra vez. Los programadores deberían programar toda la música, no sólo la de una determinada época, también la contemporánea. Esta última se escucha menos de lo que desearíamos. Soportes electrónicos, ordenadores para componer música... ¿Ha cambiado la tecnología el modo de componer música? Los ordenadores son instrumentos para realizar ciertas cosas. Pero el ordenador no compone. Quien compone es el músico. Yo creo quetodas las novedades que son prácticas son buenas. El progreso es beneficioso, en todos los aspectos de la vida. ¿Qué opinión le merecen los actuales estilos de música: el rock, el rap, la música electrónica...? Yo no escucho ese tipo de música, así que no puedo opinar sobre ello. En casa tengo muchos discos porque me los regalan, pero yo no escucho discos. Siempre que puedo, acudo a conciertos. En mi opinión, sólo la música en directo es música. Música es la que se está creando en el momento, es un conjunto de relaciones, y esas relaciones existen en el momento en que se producen. Según usted lo demás es música muerta... La gran música se produce mientras se toca. La restante está muerta. Yo opino que la música hay que escucharla en directo. Las orquestas están para eso, y no para grabar discos. En cierta ocasión manifestó que el txistu no se debería enseñar en las escuelas de música. Yo mantengo que el txistu, la dulzaina, el acordeón... no se deberían enseñar en las escuelas oficiales de música. Esos instrumentos son populares, y querer trasladarlos a otros estadios es un error. Hay que aprender a tocar muy bien el txistu, la dulzaina, el acordeón... De todos modos, en las escuelas de música se debe enseñar música superior, la que hacen las grandes orquestas y los grandes intérpretes. Entonces, ¿dónde se debería enseñar a tocar los instrumentos populares? ¿Cuál sería la alternativa más adecuada? Eso no voy a decirlo yo. A mí me deja perplejo el hecho de que un estudiante que tiene que examinarse de txistu tenga que tocar música de autores clásicos. Es realmente asombroso. Lo cual no significa que no me guste el txistu. Es más; siendo vasco, me parece muy emocionante. Eso sí, siempre que lo escuche a distancia, es decir, en romerías, bajo la lluvia, o en un alarde de txistularis, pero no en una escuela de música. La música superior aún no se ha servido del txistu. Así que no tiene sentido que los instrumentos de folklore ocupen un lugar en los centros de música.A la música popular se le debería dar otra dimensión. Es cierto que hay músicos que tocan divinamente esos instrumentos. Pero esa es otra historia. Usted es asesor de la Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE). ¿Cuál es la situación actual de esa sociedad? El funcionamiento de la sociedad es muy bueno. Por eso, es internacionalmente ejemplar. Nuestra función consiste en distribuir los derechos de autor, y lo hacemos muy bien. Muchas sociedades del resto del mundo se fijan en la sociedad española. Este año, la sociedad ha realizado diferentes reivindicaciones. ¿Es adecuada la normativa para la distribución de los derechos de autor? A mí me parece que la normativa sobre la distribución de los derechos de autor está bien hecha. Claro que si nos concedieran más, mucho mejor. Pero es poco lo que podemos hacer ahí, porque esa normativa es común en Europa. Son las directivas europeas las que ordenan cómo se han de hacer las cosas. No vayamos a pensar que la normativa para la distribución de los derechos se ha inventado en España. Ha compuesto para cine y teatro. ¿Qué prefiere: música aplicada o la de creación propia? Son cosas muy diferentes. El objetivo de la música aplicada es acompañar a una expresión artística. A la hora de trabajar, prefiero la música de creación propiamente dicha. Eso mismo le respondería cualquier compositor. En lo que respecta a la música aplicada, suele trabajar por encargo. ¿Cuáles son sus ventajas y desventajas? Eso depende del encargo, del momento en que te lo dan y del tipo de petición. Pero el encargo, en gran medida, te fuerza. Por otra parte, yo soy bastante perfeccionista. Por eso, hasta el momento en que termine el trabajo, suelo hacer muchas modificaciones. Con que todo eso, al trabajar por encargo, no es malo, porque se dispone de un plazo concreto para finalizarlo. ¿Cuál es su fuente de inspiración a la hora de crear música? No conozco a la señora inspiración. Para crear hay que pensar, para luego ponerse a trabajar.Baudelaire decía que la inspiración era el trabajo de todos los días. Además, mucha gente opina que a la hora de crear arte falta sinceridad. En ese sentido, Ravel decía que en la historia del arte se han hecho muchas tonterías en nombre de la sinceridad. Estoy en total acuerdo con lo manifestado por Ravel. ¿Qué es eso de la sinceridad? El arte es arte. A TRAVÉS DE LA MELODÍA DE CARMELO BERNAOLA Carmelo Bernaola (16 7 1929), comenzó a estudiar música desde muy joven. Cursó estudios musicales en Gasteiz, Madrid, Roma, París y en varias ciudades alemanas con los más grandes maestros de la época, tales como Evangelista, Celibidache, Siena, Petrassi y Maderna. Cuando contaba con 20 años, fue nombrado director de la Orquesta Sinfónica de Burgos. A partir de ese momento, su trayectoria ha estado plagada de éxitos. Bernaola ha sido, entre otras cosas, clarinetista, pedagogo, director de la Escuela de Música Jesus Guridi de Gasteiz y profesor internacional. Ha cultivado todos los géeneros de la música: cámara, sinfónica, cantatas, música electrónica, música aplicada... La lista de sus obras es bien larga: "Trío Sonatina" (1954), "Suite divertimento" (1956), "Tríptico de canciones" (1975), basado en poemas de Juan Ramón Jiménez, "Constantes" (1961), "Piccolo Concerto" (1960) y "Jarraipen" (1967), entre otros. En lo que concierne a la música aplicada, ha trabajado junto a directores como Antonio Mercero, Basilio Martín Patiño, Giménez Rico y más. Es autor de la música de numerosas teleseries, películas y documentales que hemos tenido ocasión de ver en la televisión y en el cine: "Numancia", "Verano Azul", "La clave"... No hay que olvidarse del trabajo realizado por el maestro de Otxandio en el teatro musicalizado: "La feria del come y calla", "Los siete infantes de Lara", "El burlador de Sevilla", "El pájaro azul", "Las mujeres sabias"... En la actualidad, Carmelo ocupa el puesto de director en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Además, es catedrático de la Escuelade Música de Madrid, doctor "Honoris Causa" de la Universidad Complutense, y miembro del jurado de varios concursos internacionales. Ha sido galardonado con varios premios por el trabajo realizado en el campo de la música contemporánea. Las que se enumeran a continuación no son más que algunos de ellos: Premio Roma (1962) Premio Nacional de Música (1967) Premio Cámara de Jóvenes Músicos (1968) Premio de Obras de Música para Cine (1968) Premio Goya (1992) Medalla de Oro de la Villa de Gasteiz Medalla de Oro de la Villa de Madrid Fotografías: Ainhoa Irazu Euskonews & Media 50.zbk (1999 / 10 / 15 22) Eusko Ikaskuntzaren Web Orria
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