Pese a los espectaculares progresos económicos, Bilbao no está bien preparada para competir en un mundo globalizado. Siguen presentes actitudes que ensombrecen el futuro: violencia, miedo, inhibición a asumir el liderazgo, dogmatismo, deserotización de la vida. El deterioro de nuestra Universidad, de la vida cultural y del mercado de trabajo creativo hace que demasiados jóvenes preparados se vean obligados a buscar trabajo fuera.