Paulo Iztueta Armendariz. Profesor-investigador y escritor: Para mi es tremendo poder transmitir ese poquito que sé

2008-12-12

SILLERO ALFARO, Maider

SILLERO ALFARO, Maider

Tenemos una cita con Paulo Iztueta en el barrio donostiarra de Gros. Este constructor del pensamiento vasco nos espera a las puertas de un bar. Se le dibuja una sonrisa en la cara. Después de una larga vida trabajando lleva 2 años jubilado, y aunque ha aprendido a disfrutar de su tiempo libre, no ha aparcado el trabajo del todo. Tenemos una entrevista larga, pero se nos queda corta. Terminamos y mientras cada uno busca su camino seguimos conversando. “Paulo, el trabajo que le falta por escribir es el libro sobre su vida” me atrevo a decirle. “Sí, así me lo piden mis hijos”. Todas las experiencias que ha vivido pueden dar como resultado un libro más gordo que el que ha escrito sobre Orixe.

Paulo, vamos a repasar su vida, pero empecemos por atrás. ¿Cómo vive su jubilación?

Hace 2 años que me he jubilado y la vida, en cierto sentido, ha cambiado a pesar de que sigue por el mismo camino. Ha bajado el ritmo de vida que llevaba antes, me tomo las cosas con más tranquilidad y no tengo la presión del trabajo de la universidad y de la enseñanza sistemática. Cuido más el tiempo libre, pero también dispongo de más tiempo para invertir en la editorial Utriusque Vasconiae.

¿Están presentes los trabajos de investigación en ese camino que menciona?

Me he alejado de la Universidad. No entro en la planificación a pesar de que de vez en cuando tenga llamadas para dar algún curso que otro. También tengo otros compromisos, por ejemplo un par de tesis para corregir con las que todavía continúo.

Si le parece bien, vayamos al principio. Vamos a darle un repaso a su vida y a nuestra historia:

Bien. Le voy a explicar cuál ha sido mi formación para que vea de dónde vengo. Soy de después de la guerra, nacido en 1941 en un caserío humilde de Berastegi. Primero, realicé estudios religiosos en Areatza (Arratia), en el convento de los sacramentinos, y seguido la licenciatura de Filosofía en Roma. Mi primera profesión, y por lo tanto vocación, fue la filosofía. He estado unido a la filosofía, al pensamiento y a la literatura también. Amo la literatura. Mis primeros pasos en el mundo vasco fueron alrededor de las revistas Arnas y Jakin, en la década de 1960. Esa década fue muy viva, rica y poderosa: la creación de la generación de después de la guerra, nuevos movimientos culturales, la concepción de ETA... También se dieron nuevos ambientes en filosofía, existencialismo, socialismo... Al final de esa década, cuando era profesor de filosofía en Arratia, antes de finalizar el proceso de Burgos, tuve que marchar al exilio, lo que supuso un gran cambio en mi vida.

Empecé desde cero en París, estudiando Sociología e Historia. Estando en Francia, la situación del País Vasco me obligó a poner base sociológica e histórica a la filosofía. Observé que el problema era complejo y para acercarme a esos temas comencé a elaborar la historia y la sociología de un modo muy específico. Por lo tanto, me he movido en las ciencias sociales.

¿Y cuál es ese modo específico?

Yo venía del mundo del euskara y mi quehacer era la cultura, además una cultura trabajada en euskara. Nos dimos cuenta de que si nosotros no lo hacíamos nadie iba a hacer cultura en euskara. La generación anterior a la nuestra, Lekuona, Barandiaran, Azkue, Mitxelena... hicieron sus investigaciones en castellano. Pero ¿y el euskara en las ciencias?

Nosotros queríamos que nuestro pensamiento académico, visto desde nuestro mundo particular y en euskara, entrara en la cultura elaborada de Europa, tanto en las ciencias sociales como en las tecnológicas. Creo que esta revolución, en gran parte, se le debe a nuestra generación.

En ese tema las revistas de la época tuvieron gran importancia y usted estuvo presente en su creación.

La revista Jakin se situaba en Hegoalde y era la principal referente de la época. Nosotros, en el exilio, y debido a un entorno más secular, creamos la revista Zabal en Iparralde que recogía las preocupaciones de los pensadores jóvenes de Iparralde y Hegoalde.

Allí se trabajó un pensamiento ajeno a toda institución política, ya que el pensamiento, tanto antes como ahora, pedía ser libre. Fue lugar de tantos intelectuales de Euskal Herria, una referencia muy importante, pero que cuando volví del exilio murió, ya que desde entonces otras revistas autónomas especializadas, del mismo nivel, empezaron a surgir entorno a la Universidad. En ella se trataron abundantes temas: el marxismo, el problema nacional, el socialismo, el movimiento femenino, el ecologismo... De la misma manera que el pensamiento de la generación se recoge en Eusko Gogoa, el nuestro se refleka en Zabal.

Participó también en la creación de otras dos revistas: Arnas y Zehatz.

Le comento. Jakin se creó en 1965-1966. Allí escribían las mejores plumas que cursaban estudios superiores en seminarios y conventos. Más adelante, a partir de la segunda mitad de la década de los 60, surgieron las revistas conventuales que tuvieron una vida de 5-6 años: Erein, Laiaketa, Gogoz, Ekin... Nosotros en Areatza publicábamos Arnas, que dirigí durante 5 años. Pero todas ellas desaparecieron antes del proceso de Burgos. Es diferente el caso de Zehatz, creada en Donostia tras la muerte de Franco, que seguía el camino de Zabal, pero que tuvo una vida corta.

¿Hoy en día existen este tipo de publicaciones?

Las de aquella época eran muy vivas, ricas, muy libres, potentes. En mi opinión, hoy en día el pensamiento en la universidad está más “domado”. Algunas son de gran nivel, especializadas en ciencias, pero el pensamiento que se crea en el mundo académico, ese denominado científico, en gran medida es orgánico, adherido al poder institucional. Desgraciadamente no son tantos los que desde el punto de vista de la resistencia intentan ofrecer un pensamiento alternativo, civilizado y humano. Y menos en euskara, a pesar de que se hayan dado grandes avances. Entre la paja también se encuentra grano excelente.

¿Cuándo llega al mundo de la Universidad, a impartir clases?

Se va a sorprender, pero entré en 1986. ¿Por qué tan tarde si había estado toda la vida en a esto? Mire, yo venía del entorno del euskara. Esa era mi vocación, mi perspectiva, hoy también creo en eso y mis angustias también se han ido ahí. Cuando volví de París tenía una gran preocupación. Por aquel entonces se creó alrededor del euskara batua un gran problema, con Koldo Mitxelena de por medio. Surgieron amargos enfrentamientos entre los escritores vascos, especialmente entre los de las generaciones viejas y nuevas. Las generaciones anteriores, en general, no estaban a favor del euskara batua, fue más una preocupación de la nueva generación. Era un problema muy complejo. El objetivo era modernizar el euskara en todos los niveles y elevarlo a la altura de otras lenguas elaboradas. Pero ¿cómo conseguir que una cultura, hasta entonces limitada a textos religioso y agrarios, se convirtiera en un medio de expresión reglada? El asunto no era solamente de los lingüistas, se necesitaba la ayuda de expertos en ciertos temas. Si no, ¿cómo establecer el diccionario científico? Era difícil de hacer, pero no imposible. UZEI le hizo frente al problema en 1977 y yo también fui miembro de ese grupo, en la sección de ciencias sociales. Fue un proyecto impulsado por Joseba Intxausti y otros. La intención: crear herramientas para la Universidad en euskara. Por una parte, libros de texto y por otra, léxico. Cada sección estaba compuesta por un grupo de expertos. Allí pasé 10años, desde 1977 hasta 1987, haciendo diccionarios de Política y Filosofía. Para entonces UZEI tenía una colección voluminosa de diccionarios, base de los diccionarios especializados actuales.

Tras 10 años en este trabajo pasó a la Universidad, donde transcurre 20 años, hasta hace 2 exactamente.

Para mi ha sido un placer dar clases. En la época universitaria traduje al euskara con muchas ganas el libro de Émile Durkheimen Educación y Sociología, que luego utilicé porque es básico. A decir verdad, me dio un tremendo placer traducirlo, al menos tengo ese gusto.

En el mundo de la Educación también ha realizado grandes trabajos.

Creo que mi producción ha ido por tres sectores diferentes: Por una parte, el trabajo de investigación. Dejemos a un lado la poesía. La literatura la he vivido por dentro, y además pasionalmente, pero cuando vi los problemas del pueblo desde adentro me dije “Paulo, esto está muy bien, pero tienes que ir hasta el fondo”. Entonces comencé a razonar y a no escapar. Mientras la literatura se convirtió en mi recreo, continué trabajando en las ciencias sociales. Esta decantación la hice en París.

En París también desarrolló su tesis doctoral. No lo hemos mencionado hasta ahora, pero creo que se siente orgulloso de ese trabajo.

Sí. Allí, en París, también estuve en una encrucijada puesto que no sabía cómo dirigir mi tesis: por la sociología de la religión o por la sociología de la política. A esta última opción le veía una parte totalmente importante; la del “poder”. Pero por otra parte, y teniendo en cuenta el mundo del que venía, también veía la religión muy importante. Al final opté por esta última opción bajo la dirección del profesor Gaudemar. Además, el meollo de la cuestión fue explicar cómo era posible que tantos curas de nuestro pueblo estuvieran en Zamora en la cárcel en esa época. Fui el primero en afrontar ese tema. Me costó, pero me quedé a gusto con el resultado. Sociología del fenómeno contestatario del clero vasco (1940-75) es la traducción del original en francés, allí hago una sociología de la religión en época franquista. Creo que es una de mis mejores obras, a la que quiero mucho.

Junto a Jokin Apalategi escribí el libro Marxismo y problema nacional en Euskal Herria. Por aquel entonces estaba muy vivo ese asunto y sacó chispas. En esa misma época, también con Jokin Apalategi, hicimos Sei idazle plazara, una crítica afilada de la literatura de aquella época.

Orixe.

Nosotros éramos autodidactas en el mundo vasco. Aprendimos a escribir leyendo, leíamos muchísimo. Un autor muy importante, el que a mí más me saciaba por mucho, fue Orixe. Me enseñó muchas cosas: cómo hacía prosa fácil, cómo trataba temas de gran importancia, cómo hacía ensayo... Fue el ombligo de la cultura vasca en su época, todos los productores culturales lo admiraban. Entonces pensé, yo quiero hacer un análisis profundo del siglo XX, coger la vida de Orixe y explicar la génesis. Fue un trabajo tremendo del que no tenía patrón. Además era el centenario de Orixe: nació en 1988 y yo quería finalizar algo para 1988. Le robaba horas a la noche, no había fines de semana. Cogí todas sus trabajo, los investigué, los recopilé, los uní e hice un análisis sobre él. Terminé el trabajo en 1990 y me salió una biblia de más de 1400 páginas. Seguramente en volumen y pretensión, sin olvidar la tesis, es la obra más importante, un referente. En ella analizo, unifico y tramo los movimientos culturales y políticos. No se puede explicar un autor, y mucho menos su creación, si no se explica la creación en sí misma. Esta es mi tesis desde hace tiempo.

Después de Orixe viene una última fase o época.

Una vez terminada esta viene la fase de la Sociología de la Educación. En este ámbito, por citar una obra, la fundamental sería Hizkuntza, hezkuntza eta boterea, Ahí explico una especie de paradigma, que tiene relación directa con el poder del idioma y de la educación. El poder es el primer elemento fundamental en las relaciones sociales.

En el libro “Paulo Iztueta Euskal Pentsamenduaren eraikitzaile” se puede leer eso, que la escuela es poder.

Sí, así es. Y sobre ese tema hay abundantes artículos en el libro que menciona.

La Educación antes y ahora. ¿Cómo ha cambiado? ¿Cuáles son los factores que marcan la diferencia?

Sobre un tema hay dos posturas. Yo soy una persona que viene de la resistencia, y nos soy el único. Pero estas personas no tienen sitio en las instituciones. Son otros, sin embargo, los que están atados al sistema educativo impuesto por las instituciones. Dicho esto, mi lectura es que tenemos un sistema educativo, actual, impuesto tras la muerte de franco, que no tienen nada que ver con el sistema educativo de mi época, es decir, que en cierta nivel está interrumpida. Entonces se crea la ikastola, pero en un núcleo muy pequeño, bajo el amparo del pueblo. Cuando se quiere construir un sistema educativo nuevo después de la muerte de Franco ese sistema es autonómico, pero en la base, estructuralmente, estatal. Las ikastolas tenía un único modelo, pero al acordar el sistema educativo autonómico se hace una bonita tarta con los modelos A, B, y C. Eso es democracia, y lo acepto, pero van a pasar cien y doscientos años y vamos a seguir igual si no se hace algo al respecto. El sistema educativo de hoy no es el de Franco, es verdad, si no el que le corresponde al estado de autonomía, en el que se aplica un sistema educativo muy parecido en cada autonomía. El modelo lingüístico que le corresponde a ese sistema educativo es el bilingüismo. En un pueblo sometido se da el bilingüismo y Euskal Herria se merece, necesita, un sistema educativo nacional propio en el que se enseñe en euskara.

Hemos repasado una parte de la cultura y la educación de Euskal Herria a la vez que repasábamos su vida. Déjeme finalizar la entrevista como la hemos empezado, con su situación actual y el trabajo que realiza en la editorial Utriusque Vasconiae.

La creamos en el año 2000 y desde entonces escogemos y publicamos lo mejorcito en cuanto a producción cultural de lo que se hace a nivel social. Llevamos más de 70 libros, publicando tanto en el ámbito del pensamiento como en literatura o crítica literaria. Y aquí estamos.

Mi mayor preocupación es abrirle las puertas a una nueva generación, ayudarle y hacer esa transmisión. He realizado grandes esfuerzos creando investigadores y grupos a mi alrededor y, para mi es tremendo poder transmitir ese poquito que sé. Es decir, enseñar los caminos. Y eso me da mucha alegría, mucha de verdad. Paulo Iztueta Armendariz (Berastegi, 1941) Profesor-investigador y escritor. En 1967 consigue la Licenciatura de Filosofía en la Universidad Angelicum de Roma. En 1969 exilia a París. Allí, en la Universidad Paris VIII realiza estudios de Sociología e Historia. En 1976 da fin a sus estudios académicos con la tesis doctoral. Ha sido partícipe de los procesos de creación de las revistas Arnas, Zabal y Zehatz y trabajó en el Diccionarios Universitario-Científico. La vocación oculta de Iztueta es la pasión por la literatura: ensayo, poesía, artículos, conferencias... también traducciones. Ha conseguido varios premios. Desde 1986 ha trabajado en Ciencias de la Educación en la EHU/UPV. En esta época, a parte de dirigir varias tesis, se pueden destacar 2 libros. Euskal Irakaskuntza Autonomi Aroan (1983-1984) y Hezkuntza, Hizkuntza eta Boterea Euskal Herrian donde unce los problemas entre el idioma, la educación y el poder.
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