Rosa Ayerbe Iribar. Historiadora: El tiempo no lo cura todo, y los problemas se pueden enquistar

2009-10-23

SALABERRIA, Urkiri

La mañana está soleada, y desde mi mesa de trabajo entro en el espacio de Rosa Ayerbe. La primera frase que el lector puede encontrar es: “El desarrollo actual de las comunicaciones a través de Internet ofrece, sin duda, la posibilidad de abrir nuevas vías de difusión de la cultura que hasta hace pocos años era difícil de prever”. En ese momento pensé, que nuestra revista es paradigma de lo que Rosa Ayerbe menciona. Tras escribirle un correo electrónico solicitándole una cita para poder entrevistarla quedamos en que, como medio prefiere el escrito y que el lugar podría ser el mismo ciberespacio. Es así que se nos ocurrió establecer un diálogo, una conversación, como se hacía antaño, en forma de carta.

Me pregunto cómo era su familia de origen.

Mi familia era y es una familia tradicional. Mi padre era guarda forestal y mi madre ama de casa, pero ha sido la mayor experta en “Economía Doméstica” que he conocido, pues sabía hacer de todo, y lo hacía muy bien, para sacar adelante a sus 9 hijos (yo soy la 4ª).

¿qué recuerdos guarda de la infancia?

Tuve una infancia feliz, llena de juegos creativos y tareas responsables, donde los mayores cuidábamos de los pequeños y ayudábamos en casa.

¿A qué olía su habitación? ¿cuál era su plato favorito?

Mi habitación, siempre compartida, olía a aire fresco o a papelera, según la dirección del viento; y mis platos favoritos unas buenas alubias negras con berza, y unas buenas natillas caseras, con la clara al punto de nieve, para los días de fiesta.

¿Cómo era el colegio Mary Ward al que acudió?

El Colegio Mary Ward era un buen colegio, aunque hoy me parezca pequeño. En él fui feliz compartiendo disciplina, juegos y enseñanza con algunas compañeras y maestras con las que aún me relaciono (madre Benedicta, madre Isabel, madre Juana, etc.). Sentí dejar sus aulas, su recreo y su capilla...

Pasaron los años y marchó al Instituto Usandizaga, y posteriormente a la Universidad Privada.

Pasar al Instituto de Usandizaga no me resultó fácil. Era otra gente, otros profesores, otras materias y otro estilo de vida, y había que estudiar pensando en la reválida. Pero me obligó a madurar y me sirvió para que no me resultase duro el paso a la Universidad de Deusto (EUTG), en el Campus de San Sebastián, donde cursé los 2 años comunes de Filosofía y Letras, para especializarme, ya en Historia, en la Universidad de Barcelona.

¿Supuso un esfuerzo en casa que usted acudiera a la Universidad?

Lógicamente, supuso un gasto añadido en casa, pero aporté algunas becas, trabajé de “canguro” cuidando niños por las noches, y conté con la ayuda de una hermana, que empezó a trabajar muy joven...

¿Cómo recuerda Barcelona?

La experiencia de Barcelona fue única..., los compañeros y profesores (con algunos de los cuales mantengo aún relación), el ambiente cultural de la ciudad, sus archivos y bibliotecas y, especialmente, mi novio y luego marido, el también historiador Luis Miguel Díez de Salazar Fernández, hicieron de mí, en gran parte, lo que soy.

¿Sus hijas han heredado su pasión por la Historia?

Hoy tengo 2 hijas maravillosas, pero ninguna ha seguido nuestros pasos (una ha estudiado Gestión y Dirección de Empresas, y otra Ingeniería Industrial), quizás no he sido buen ejemplo porque me han visto trabajar mucho en mi despacho de casa.

La Historia ¿la suelen contar los ganadores de las guerras?

Lógicamente si tu material de trabajo se limita al generado por los “ganadores de las guerras”, esa será la orientación que siga tu discurso. Pero la Historia es algo más que las guerras y sus consecuencias y la documentación mucho más generosa de lo que a primera vista podríamos suponer, y hay que ir a ella sin prejuicios, sin ideas prefijadas, y escuchar lo que nos dice.

¿Se escriben historias a la carta?

Es verdad que hay “historias a la carta”, y eso eran, por ejemplo, las crónicas de los reyes, pero esa forma de hacer Historia tiene un éxito momentáneo para su autor, pero con los años se desprecia. ¡No merece la pena gastar el corto tiempo de la vida en tales empresas!

¿Es posible conocer la historia que no está escrita?

La historia que no está escrita no se puede conocer porque la historia siempre se hace sobre documento escrito. Otra cosa es disponer de datos que nos aporten la Arqueología u otras ciencias, pero la Historia siempre se hace con documento escrito. Cuando la institución que estudiamos no dispone de archivo propio, lo que hay que hacer es buscar los datos documentales en fondos o testimonios inesperados.

¿Se puede “borrar” a alguien o algo de la historia o siempre habrá un historiador capaz de rescatarlo?

Sobre si se puede borrar a alguien o algo de la Historia..., creo que sí, basta con quemar los archivos, pero siempre quedará la duda al que lo haga de que pueden quedar aún testimonios en otros lugares públicos o privados; y en tales casos el historiador se verá limitado, pues lo que nunca podrá hacer es “imaginar” la Historia ni “milagros”.

Nos dicen que nos perpetuamos en los genes, pero ¿no es acaso mayor perpetuación la del boca a boca, de madres a hijas, de abuelos a nietos, la perpetuación de quien habita en el corazón de un pueblo en la Historia?

Doy un valor muy grande a la transmisión oral de las tradiciones y de los datos, pero la memoria humana es corta y en ocasiones los cambios operados de una generación a otra son apenas imperceptibles pero son cambios, que sólo el documento escrito fija y permite comparar su evolución en el tiempo... El documento escrito es fundamental. El simple hecho de escribir ya nos obliga a pensar, conceptualizar, analizar... y queda. La transmisión oral, el pensamiento, es “virtual”, desaparece con nosotros, como desaparece la información que hemos recogido si se nos estropea el disco duro.

¿Por qué es tan necesario, si lo es, conocer nuestra historia?

El valor de conocer nuestro pasado es muy grande, y no lo valoramos suficientemente. Primero, porque a nadie le es indiferente saber cómo vivieron nuestros mayores, porque, recordemos, la historia no es una novela de hechos “inventados”, sino acontecimientos vividos por personas de carne y hueso, como los vivimos nosotros hoy, pues hoy estamos nosotros haciendo Historia. En segundo lugar, porque relativizaremos las cosas, pues por muy difíciles que sean los tiempos no lo han sido menos otros pasados, y se salió de ellos. En tercer lugar, podremos sacar enseñanzas para saber qué es lo que funcionó en otros tiempos que nosotros despreciamos y, quizás, habría que replantearse la conveniencia de aplicar hoy para enmendar algunas situaciones anómalas (se me ocurre el juicio de residencia a que estaban sometidos los cargos públicos al finalizar el periodo de su ejercicio, o la prohibición de perpetuarse en ellos...). Y en cuarto lugar, nos permitirá entendernos mejor, pues, los problemas de una sociedad suelen tener hondas raíces o heridas que no se han resuelto o curado. El tiempo no lo cura todo, y los problemas se pueden enquistar. ¡Sólo su conocimiento objetivo y el deseo sincero de superarlo puede sentar las bases de su solución definitiva!

¿Existen los límites entre las disciplinas del conocimiento?

En principio no hay tales límites, al menos tajantes, entre disciplinas, pues todo es producto de la actividad del Hombre, y el Hombres es de por sí complejo y rico en matices. Todo está relacionado en él, lo que pasa es que es más fácil dominar su acción por “parcelas”, pero a veces éstas no se entienden sin echar mano de otras “disciplinas”.

¿Se puede amar, conocer en la distancia? ¿se miden la distancia en años o en kilómetros, es lo mismo espacio que tiempo?

Estoy convencida de que se puede amar en la distancia, claro que sí. ¡Sólo se puede amar lo que se conoce, y para amar algo o alguien no tienes por qué tenerle junto a tí, en tiempo ni en espacio! El conocimiento histórico nos permite presentarnos en cualquier lugar y tiempo y tomar contacto con sus gentes, su sentir, su forma de vida, sus pasiones y temores... Y a veces es más fácil llegar a ellos que a nuestros vecinos, pues estamos poniendo dificultades a la comunicación directa, personal.

¿Es posible reconstruir el pasado? ¿es posible soñar el futuro?

Conocer el pasado y sus gentes es posible, trabajar el presente para cambiarlo y orientar nuestra vida hacia un futuro soñado... ¡claro que es posible!

La época de los símbolos, actos simbólicos y la trascendencia de los gestos cotidianos ¿pasó? Vivimos quizá en una época en las tradiciones han sido diluidas y ridiculizadas, en pro de un “igualitarismo” ¿irreal?

La época de los símbolos no ha desaparecido, sino que tiene más vigor que nunca. ¿No son, acaso, las “marcas”, los símbolos de hoy? De las “personas humanas” los símbolos han pasado a las “personas jurídicas”, pero no dejan de ser símbolos y su constitución viene a ser similar a la de la constitución de un símbolo personal o “escudo”: elementos distintivos, identificativos, coloristas, con una determinada significación (que luego hay que explicar porque sólo sabe lo que significa el que lo ha creado y asumido).

¿Cómo se construye el escudo de una familia? ¿Qué elementos, qué sucesos se transcriben a la imagen del blasón? ¿Qué supone para una familia tener escudo?

No hay, en principio, elementos determinantes en su conformación, sino aleatorios que se convierten en determinantes o distintivos. Hoy disponer de un escudo familiar es aún motivo de orgullo, porque de alguna manera te vincula a unos orígenes más o menos lejanos en la Historia y, sobre todo, te hace partícipe de ciertas “glorias” de tus antepasados. Quien ridiculiza la posesión de uno es porque, generalmente, carece de él. El hecho de tener un escudo o apellido con “solera” no te hace más ni mejor persona (hoy todos somos “ciudadanos” e “iguales ante la ley”, dicen los políticos), el serlo depende de cada uno, pero te vincula a una familia o solar de cuyas “glorias” y “gestas” gustas sentirte partícipe...

¿Qué es un individuo, una familia, un pueblo, una cultura, qué es la identidad? Ahora que vivimos en parte en “networld” ¿ por qué tiene tanto éxito y gustamos de ocultarnos tras un “nick”?

Hay personas más calificadas que yo para responder a estas preguntas, pero pienso que cada vez nos asustamos más, como individuos, del mundo que nos rodea, de la responsabilidad de nuestros actos, mirar a los ojos del “otro” porque la mirada no engaña... ¡o engaña menos! Forma parte de la deshumanización, quizás, de que hablan teólogos, filósofos, antropólogos y otros “pensadores” y humanistas. ¡No sé a dónde nos llevará el mundo virtual en el que estamos viviendo que, en muchos casos, nos aleja de la realidad, pura y dura, del trato personal y humano, del corazón abierto...

Está claro que no es posible cambiar lo que ha sucedido, pero sí las lecturas que hagamos de ello. ¿Puede influir la aceptación de lo que no nos gusta para elaborar un porvenir adecuado a nuestro deseo?

Es cierto que no podemos cambiar lo que ha pasado y es bueno conocer con toda su crudeza y realismo, con la humildad del que quiere entender y asumir lo que hicieron nuestros mayores, con mayor o menor acierto, pero estaban con todo el derecho de tomar las decisiones que tomaron... (siempre y cuando no fuese en perjuicio y daño del prójimo). Pero sólo conociendo y asumiendo ese pasado, y con la voluntad de hacer un mundo mejor, podremos cambiar las cosas, pero tenemos que decidirlo entre todos. Mª Rosa Ayerbe (Hernani, 1954) Doctora (1984) en Filosofia y Letras, especialidad de Historia, por la Universidad de Barcelona. Actualmente es Profesora Titular Numerario de Historia del Derecho y de las Instituciones en la Facultad de Derecho de la UPV / EHU, imparte clases como profesora de Historia del Derecho y de las Instituciones Vascas; Fueros, Derechos Históricos y su actualización; y Disciplinas y Ciencias Auxiliares de la Historia. En sus inicios como docente fue Profesora de Historia Medieval Universal; Paleografía y Diplomática Españolas; y Metodología de la Historia como Profesora Titular en la Universidad de Deusto (Campus de San Sebastián). Además ha impartido cursos como profesora invitada en la UNED; Universidad Rey Juan Carlos de Madrid; Universidad de Cantabria; Universidad de Oviedo y Universidad de Las Palmas de Gran Canaria; ha presentado ponencias y conferencias; ha trabajado como asesora científica y tomado parte en distintos proyectos de investigación. Ha ejercido en los cargos de Coordinadora y Directora de la revista “Mundaiz. Revista crítica del libro universitario”; Vicedecana de la Sección de Geografía e Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Deusto (Campus de San Sebastián); Decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Deusto (Campus de San Sebastián); Secretaria del Area de Historia del Derecho y de las Instituciones de la UPV/EHU; Secretaria Docente del Departamento de “Derecho Internacional Público, Relaciones Internacionales e Historia del Derecho y de las Instituciones” de la Facultad de Derecho de la UPV/EHU; Miembro fundador y Responsable del Instituto de Derecho Histórico de Euskal Herria, dependiente de la UPV/EHU; Directora de “Fuentes Documentales Medievales del País Vasco” de EI; y Miembro del Comité Científico y del Comité Organizador de la Jornada “El Escudo de Gipuzkoa. Una aproximación a la Heráldica Institucional de los territorios de lengua vasca” que se celebró en el Palacio Miramar de San Sebastián el 26 de junio de 2009, organizada por Eusko Ikaskuntza / Sociedad de Estudios Vascos entre otros. Así mismo, es miembro de Sociedad Española de Estudios Medievales; Sociedad de Estudios Vascos / Eusko Ikaskuntza; Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País; Société d'Histoire du Droit y “Real Academia de la Historia” entre otras instituciones. Ha recibido el Premio Nacional de Heráldica 2008, otorgado por la Federación Española de Genealogía y Heráldica y Ciencias Históricas de Madrid, por el Estudio Histórico-Jurídico sobre el Escudo y Blasón de Gipuzkoa, publicado por las Juntas Generales y la Diputación Foral de Gipuzkoa. Es autora de múltiples artículos y colaboraciones y ha escrito más de una veintena de libros, entre los que se encuentran, por ejemplo, Juntas y Diputaciones de Gipuzkoa. Documentos (1550-1600) y (1601-1700); Documentación medieval del Archivo Municipal de Legazpia (1290-1495); Historia del Condado de Oñate y Señorío de los Guevara (s.XI-XVI). Aportación...; “Ensayo sobre la naturaleza de la Legislación Foral de las Provincias Vascongadas”...; Andoain, de tierra a villazgo (1379-1615). Un caso modélico de preautonomía...; Ferrerías Guipuzcoanas. Aspectos socio-económicos, laborales y fiscales (s.XIV-XVI); San Agustín de Hernani. Fundación y consolidación de un monasterio guipuzcoano; Las Juntas Generales de Guipúzcoa. La fuerza de una institución secular en el s.XXI; Origen y desarrollo del Derecho y de la Administración Forestal en España y en Guipúzcoa. El Servicio Forestal de la Diputación de Guipúzcoa. I. Documentos; El Monasterio de San Bartolomé de San Sebastián en Astigarraga. Adaptación de...; Documentación medieval del Archivo Municipal de Elgueta (1181-1520) o Estudio histórico-jurídico del Escudo o Blasón de Gipuzkoa.
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