Carlos María Romeo Casabona. Director de la Cátedra Interuniversitaria sobre Derecho y Genoma Humano de las Universidades de Deusto y el País Vasco: Los medios de comunicación tienen que informar y acercar la bioética para que los ciudadanos puedan tener sus propias opiniones

2007-10-05

GÓMEZ DE LA PEÑA, Iker

Los límites que debe tener la investigación y la experimentación en el ámbito de la medicina y la genética o la aplicación del conocimiento del ADN en la responsabilidad penal son sólo dos de los múltiples temas que abarca la bioética. Un concepto que, aunque pueda parecer lejano y desconocido, engloba un buen número de aspectos que preocupan a muchos espectros de nuestra sociedad. El Derecho, la Medicina o la Filosofía son algunos de los campos que tienen mucho qué decir en cuanto a la bioética. El profesor Carlos María Romeo Casabona, director de la Cátedra Interuniversitaria sobre el Genoma Humano de las Universidades de Deusto y del País Vasco, cree que la bioética tiene que acercarse a la ciudadanía para que ésta, a su vez, participe en su amplia temática.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de bioética?

Podríamos decir que la bioética es una disciplina, que viene de la ética, en relación con los avances que se han producido en la asistencia sanitaria y las investigaciones en el campo de la medicina cuando en la investigación se recurre al ser humano o a incluso a animales, y cuando los resultados de estas investigaciones se pueden aplicar clínicamente a seres humanos. Se trata de extraer principios morales que puedan ser aplicados a este tipo de actividades. En un sentido más amplio, la bioética integraría también el derecho. La bioética es interdisciplinar, porque llama a la ética, al derecho, a la filosofía, a la sociología... a las ciencias sociales, diríamos.

Escuchando esta definición da la sensación de que la bioética es un concepto algo subjetivo...

Puede serlo, es cierto, porque se puede partir de un tipo de concepción del mundo o de una determinada creencia religiosa o una determinada ideología partidista, y eso puede condicionar la perspectiva de quién está contribuyendo a la construcción de estos principios bioéticos. Aún así, en el mundo occidental se extiende el criterio de que la bioética tiene que inspirarse en los Derechos Humanos que han surgido en materia internacional, por lo que, de entrada, estaría más desprendida de determinadas concepciones ideológicas de base partidista o religiosa determinadas.

Insisto, aún así tiene que costar llegar a puntos de encuentro entre los distintos profesionales... Por ejemplo, el Comité que el Gobierno vasco ha aprobado crear. Estará integrado por 17 personas...

Efectivamente. Aún el comité no se creado, solamente se ha aprobado la norma que lo va a regular... La verdad es que hay temas que son complejos en sí mismos, tanto por cuestiones ideológicas, por disparidad de criterios o porque existe inseguridad de cómo enfocarse... Tener como referencia los Derechos Humanos es una buena fuente de inspiración. Por ejemplo, ahora se está empezando a hablar de poder hacer en el laboratorio investigaciones que impliquen la mezcla de ADN o genes animales y humanos. Sobre esto hasta ahora no ha habido una reflexión demasiado profunda, por lo que el desconcierto inicial puede ser importante para encontrar unos criterios de referencia. Cuesta un gran esfuerzo reunir los criterios de personas que estudian esta materia, porque es un tema bastante nuevo y hay que reflexionar...

¿En la actualidad cuáles son los temas que más preocupan en este ámbito?

Lo que más discusión está generando en este ámbito es la investigación en el sector de la medicina regenerativa: la posibilidad de, a través de células madre humanas, modificarlas en otros tejidos que necesite una persona enferma, bien porque padezca una enfermedad degenerativa y se le estén deteriorando determinados tejidos o células, o bien porque ha tenido un accidente que requiera esa regeneración. Es el tema de las células madre. Pero donde mayor problema se plantea es que estas células madre vienen de embriones humanos. Y para eso hay embriones humanos supernumerarios de las técnicas de reproducción asistida o sobrantes como dice el Tribunal Constitucional español, o que se utilice la técnica de clonación no productiva para obtener células madre.

Hablemos del Comité anunciado por el Gobierno vasco: ¿para qué servirá?

Creo que para que este Comité funcione, la ciudadanía y las instituciones vascas tienen que sentirlo cercano. De él tendrán que surgir reflexiones, criterios y opiniones sobre temas que interesen a los ciudadanos, que intenten aportar opiniones de referencia. Si se limitase a hacer estudios muy eruditos, lejanos de la realidad, no se necesitaría ese Comité. El Gobierno vasco, cuando lo ha creado, ha apostado por la primera dirección y para eso ha garantizado que sea interdisciplinar, que haya un número mínimo de personas, y me imagino que será pluralista desde distintos puntos de vista. También es independiente, lo cual es muy importante y es un elemento muy diferencial sobre otros comités creados en otras Comunidades Autónomas en las que esa independencia no está garantizada. Es un punto que hay que destacar muchísimo. En definitiva, espero que esté para ayudar a las instituciones, que las oriente para que, posteriormente, puedan tomar sus propias decisiones con total independencia, porque el Comité no deja de ser un órgano asesor. Y que sirva también para contribuir a orientar y tranquilizar a los propios ciudadanos sobre temas de actualidad e interés.

Es decir, va a ser un órgano asesor...

Sí, y dar opiniones que puedan llegar a los ciudadanos. No tiene porqué reducirse a actos de asesoramiento. No deja de ser un órgano en el que los ciudadanos tienen que sentirse implicados. Puede ser un buen motor para despertar el interés y la orientación sobre estos temas que a veces sí que son delicados...

¿Qué nivel de relevancia tiene en Euskadi el concepto de la bioética?

Creo que las instituciones vascas sí que han tenido sensibilidad hacia este tema. Además, en el ámbito de las universidades vascas, la UPV y la de Deusto, sí han tenido foros de debate, docencia e investigación relacionados con la bioética que se han ido incrementando estos últimos años. Habría que destacar la primer iniciativa, a nivel mundial, que se tomó en 1993: crear la Cátedra de Derecho del Genoma Humano por iniciativa de la Diputación Foral de Bizkaia y la Fundación BBV, que hoy en día siguen apostando por ella. Ha sido, desde el 93, un foro internacional que ha tenido una gran participación en la Comunidad Autónoma Vasca y en el Estado. Hemos llegado a instituciones vascas, al Gobierno del Estado, a las Cortes Generales... Y también a organismos internacionales que estamos asesorando en estos momentos, como la Comisión Europea, la Unesco, la OMS... La verdad es que hay decirlo así, porque en el resto de Espa ña no existe algo de estas características. Hay que destacar la novedad que supuso: que desde el País vasco hubiera un foro de este nivel inserto en el ámbito académico, porque pertenece a las Universidades de Deusto y UPV.

¿Qué le gustaría que estudiara el futuro Comité creado a instancias del Gobierno vasco?

Yo no soy miembro de ese comité... pero creo que la Ley de Investigación Biomédica es uno de los temas que a buen seguro se tratará. Habrá que ver algunos puntos que todavía están oscuros, cómo se pueden encauzar en los grupos y empresas de investigación aquí en Euskadi. Creo que uno de los grandes retos.

En comparación con el Estado a qué nivel se encuentra Euskadi en el ámbito de la bioética?

Pues en realidad no existe en el Estado ninguna institución académica o paracadémica con las características de la Cátedra del Genoma Humano que tenemos aquí desde 1993. Como institución que se dedica a la investigación y a la docencia en estas materias como la Cátedra de Genoma Humano es la única que existe en todo el Estado. Hay algún instituto de bioética, pero no tienen una infraestructura como la que tenemos nosotros y un grupo de investigadores que se dedican fundamentalmente a esto y realizan los trabajos con una publicación periódica, que lleva ya más de 25 números, o con monografías, que, por cierto, ya hay casi veinte publicadas con el sello de la cátedra.

¿La Cátedra también cuenta entre sus actividades fijas un boletín con noticias de actualidad y un seminario anual, no?

Entre otras actividades, sí. Cada otoño organizamos un seminario sobre un tema monográfico. Suele ser un tema de actualidad tratado en profundidad por gente especialista en esa materia. La asistencia es reducida, suelen acceder unas 40 personas, porque lo que pretendemos es que las personas que acudan puedan discutir con tranquilidad. El programa para este otoño ya está cerrado: el seminario, que tendrá lugar el 29 de octubre, abordará los retos en la investigación y la comercialización de nuevos fármacos. Además, en primavera organizamos unas jornadas que tratan temas variados de actualidad. En este caso van dirigidas a un público más amplio: gente de la calle, profesores, estudiantes... viene gente de otras universidades o personas que están preparando alguna tisis doctoral. En total se componen de cuatro sesiones en dos días y procuramos que venga gente conocida a impartirlas, incluso algún Premio Nóbel.

Y la gente joven... ¿con qué espíritu aborda todos estos temas?

La verdad es que les llama mucho la atención. Nosotros damos clases también a alumnos de Biología y Química, además de a los de Derecho y creo que los primeros se lo toman con más interés que los de Derecho, porque le ven una aplicación más inmediata en su ámbito, les llega más de cerca. Aún así, al alumno de Derecho también le interesa. En general, a la población y la gente que se mueve en el campo del Derecho, la Filosofía, la Medicina... sí que le interesa este tipo de temas.

A la hora de socializar estos temas, ¿cuál es el camino a seguir? Pues es difícil por las propias materias, que son muy técnicas, aunque vengan de la Medicina o el Derecho: hay una dificultad primero para entender. Los medios de comunicación tienen que jugar un papel importante para informar a la población. Y luego, en el caso de la Cátedra y otras instancias parecidas, hay que aproximar a cómo se enfocan los problemas y cómo se podrían resolver. Hay que ayudar a la reflexión. Que la gente haga su propia opinión, porque aquí no se trata de condicionar el pensamiento de nadie, la gente tiene que hacer sus propias reflexiones con sus visiones personales. Hay de dar las herramientas a la población y acercar los temas relacionados con la bioética. Carlos María Romeo Casabona (Zaragoza, 1952) Nacido en Zaragoza en 1952, Carlos María Romeo Casabona es Catedrático de Derecho Penal desde 1988, siempre a tiempo completo, desde 1996 en la Universidad del País Vasco. Es Director de la Cátedra Interuniversitaria Fundación BBVA - Diputación Foral de Vizcaya de Derecho y Genoma Humano, Universidad de Deusto (desde 1993) y Univ. del País Vasco (desde 1997). Ha sido Profesor Ayudante, Adjunto y Titular en la Univ. de Zaragoza (1974/1987), Catedrático de Derecho Penal (1988-1996), Fundador y Director del Centro de Estudios Criminológicos (1990/1996) y Decano de la Facultad de Derecho (1991-1994) en la Univ. de La Laguna. En cuanto a sus estudios, es licenciado en Derecho (1974), Doctor en Derecho (1980), Doctor en Medicina (1991) por la Univ. de Zaragoza, y Diplomado Superior en Criminología (1974) por la Univ. Complutense de Madrid. Títulos universitarios acreditativos de las lenguas inglesa y alemana.
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