Jon Bagues Erriondo. Director de Eresbil y vicepresidente de la Asociación Internacional de Bibliotecas Musicales: La música tiene la dimensión de la concertación: tienes que seguir una partitura y, a la vez, hacerle caso al director (aunque se equivoque)

2007-10-12

SALABERRIA, Urkiri

BELAXE. ITZULPEN ZERBITZUA

Nos acercamos al archivo Eresbil, en Errenteria. Tras una puerta de cristal translúcido un piano vertical y solitario nos da la bienvenida. Lejos de ser un lugar empolvado y con un archivero, gruñón, con gafas y que no nos deja tocar nada, “hay que romper ese tópico y es la propia gente la que tiene que exigir que se creen archivos para guardar los documentos que son patrimonio de todos”, nos comenta Jon Bagues, el archivo se nos muestra como un espacio en continuo movimiento, líneas depuradas, instalaciones contemporáneas y silencio nítido. El señor Bagues nos recibe en una sala de trabajo, cerramos la puerta para no interrumpir la concentración reinante. Jon Bagues Erriondo es una persona de figura menuda pero gran talla, de conversación “molto vivida” y mirada “scintillante”. Ingenioso, agudo, divertido e incisivo discurrimos casi una hora hablando de archivos, asociaciones, música y sociedad.

Comencemos, si le parece, hablando de su persona. Jon Bagues Erriondo nació en...

Nací en (se sonríe), -en mi época te diría que “Errenderin”, luego en castellano fue Rentería, y a día de hoy el nombre oficial Errenteria- , una época mala para la música en Errenteria. Imagino que coincidirá con otras crisis también, pero en el caso de Errenteria y de la música no eran buenos momentos.

¿A qué se refiere?

A que hasta esa época (año 55) hubo una tradición musical muy fuerte en Errenteria, pero justo cuando yo nazco eso desaparece. Comencé en la sociedad de Ereintza, con txistu y solfeo y después, cuando comencé el Bachillerato, me tuve que ir a Donostia para poder seguir estudiando música. Lo cierto es que perdí varios años y comencé muy tarde con el instrumento.

¿Antecedentes familiares?

Bueno, mi tío abuelo, Juan Bautista Olaizola, era sacerdote y organista de la parroquia de Errenteria y mi ama cantaba en un coro.

Pero usted va más allá en el estudio de la música.

Tenía claro desde la carrera que quería estudiar algo relacionado con la música. Lo cierto es que en mis tiempos de carrera estudié Filosofía y Letras en la EUTG (Deusto, Donostia), -por aquel entonces Historia no existía como una carrera en sí-, y opté por el árabe en lugar del griego e hice trabajos relacionados con la música medieval. Cuando llegué a tercero descubrí que en la especialidad de Historia del Arte de Barcelona se contemplaban asignaturas de historia de la música y allí me fui.

¿Cómo transcurre su estancia en Catalunya?

Acabé la carrera en el año 77. Tuve la oportunidad de hacer prácticas con Francesc Bonastre y me interesé mucho por el mundo de los archivos, trabajé en el archivo de la Catedral de Tarragona, por ejemplo, y para la Tesina fin de carrera -ya “iba apuntando maneras” (se sonríe),- cogí como tema la catalogación del archivo de Arantzazu. La Tesina la hice en 1977 y se publicó en 1979.

Para ese año, Eresbil ya existe, ¿cómo surge el contacto con la entidad que ahora dirige?

Yo estaba muy en contacto con la Coral Andra Mari, ya que solía tocar el txistu con los del coro, y por supuesto con Eresbil. Así que después de la Tesina y después de hacer la “mili”, hago un año de trabajo en la Ikastola de Errenteria y colaboro con el archivo. Finalmente me decido por el mundo de los archivos y me voy a Madrid en el 82 a estudiar archivística.

Cuando vuelvo comienzo a trabajar en Eresbil, primero con becas y compaginándolo con la Tesis Doctoral. A partir del 86 ya comienzo a trabajar oficialmente y desde entonces aquí estoy, primero como archivero y después, desde el 2000, cuando se jubila José Luis Ansorena, como director.

¿Cómo nace Eresbil?

El nacimiento de Eresbil es muy curioso, ya que si normalmente son las grandes instituciones quienes desde arriba proyectan los archivos, el caso de Eresbil es totalmente lo contrario: surge desde la base.

El inicio responde a una necesidad muy muy concreta, que es proveer de partituras de compositores vascos a Musikaste (creado por Jose Luis Ansorena en 1973). Así que al principio Eresbil es como una hija de Musikaste y a día de hoy Musikaste se concibe como una actividad dentro de Eresbil.

¿En qué consiste el trabajo de “base” que nos ha comentado del archivo de música vasca?

Entre otras cosas, por ejemplo, se recogen partituras -música sinfónica, música de cámara, música contemporánea...-, se visitan muchos conventos antiguos, catedrales, se hacen copias de las partituras de los compositores vascos que habían trabajado en estos lugares... Además José Luis Ansorena tiene contacto con los familiares de los músicos, quienes empiezan a donar los fondos completos de los compositores.

Es de este modo que Eresbil comienza a crecer y a tener no sólo partituras de compositores vascos, sino fondos legados por sus familias, que consisten, además de sus partituras, en los libros que leían, colecciones de cartas, la música que oían, qué interpretaban, instrumentos, -en algún caso-, fotografías de ellos, programas de conciertos... Así que la cantidad de objetos y material se comienza a disparar y debemos crear secciones en el Archivo para que todo se pueda ordenar. Para mi no existen categorías de objetos; cosas que puedan parecer muy modestas, como un cartel, son tratadas del mismo modo que un manuscrito. Cualquier documento contextualizado tiene muchísimo valor, y se guarda para ser utilizado por cualquier persona que tenga interés.

¿Cómo se pueden catalogar unos elementos tan diversos dentro de un mismo archivo?

Por una parte tenemos la sección de partituras y por otra la de fondos, además de las de documentación, carteles, programas, biblioteca, hemeroteca... Los fondos o colecciones donadas no se rompen y se conservan tal cual se entregan en Eresbil. De este modo los investigadores pueden trabajar toda la documentación referente a un intérprete, compositor o institución de una manera conjunta. Ahora tenemos unos 130 fondos que son de compositores, de intérpretes, de coros que han desparecido, archivos de conventos que se han cerrado, colecciones sonoras de radios... En un principio trabajábamos 3 personas y ahora ya somos un equipo de diez, a día de hoy estamos trabajando con más de 200.000 documentos.

¿Cómo llegan esos fondos a Eresbil?

Normalmente por donación o por cesión.

¿Y por compra?

Los menos, si no esto se dispararía (se sonríe maliciosamente). Aprovecho la pregunta para animar a todos a realizar donaciones.

¿Cuál es la función actual de Eresbil?

Además de organizar la Musikaste, atiende a instituciones, a músicos, investigadores, apoya publicaciones -Eresbil como tal no edita música pero sí apoya a editoriales-, potencia las redes y las reuniones de bibliotecas de conservatorios, del archivo de la orquesta de Euskadi, de la orquesta de Bilbao... Es decir, la asociación Eudom (Asociación vasca de documentación musical), organizamos el congreso de la Asociación Internacional de Bibliotecas Musicales en Donostia en el año 98, -que fue un exitazo-, sobre todo esa labor de promocionar y unir los esfuerzos de todas las bibliotecas musicales.

¿Y los próximos proyectos?

Después del verano verá la luz un trabajo que llevamos realizando durante muchos años que es la adaptación para las bibliotecas de música de un sistema de clasificación alemán. Una publicación, apoyada por el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco, que dará claves para ordenar, clasificar y realizar búsquedas de documentos. Y no solamente es una herramienta válida para la música vasca, sino para todas las bibliotecas musicales. Para que te hagas una idea, aún no se ha publicado y ya hemos recibido peticiones desde todo el estado español.

Cuando hablamos de música vasca, ¿la música, por ejemplo, de La Oreja de Van Gogh está recogida en vuestro archivo?

¡Claro qué sí! En Eresbil también tenemos la maqueta de La Oreja de Van Gogh. Cuando hablamos de música, hablamos de todo tipo de música: música urbana, música clásica, música joven, contemporánea, popular, tradicional...

Y no sólo música, también revistas, carteles, maquetas... Lo que está claro es que no podemos llegar a tenerlo todo -(sonriendo) hoy en día ni la Biblioteca del Congreso de Washington-, y tenemos que seleccionar.

Yo suelo explicar nuestro funcionamiento con el ejemplo de esferas concéntricas: El núcleo, la primera esfera, es Euskal Herria y nos gustaría poder tener todo lo que se publica, pero sabemos que es imposible. Además, antes se trabajaba con el depósito legal, -que es el lugar en donde debe depositarse una copia de todo aquello que se publica-, es una herramienta importantísima para conservar el patrimonio y la cultura de un pueblo, pero hoy en día aún recogiendo todo lo que se entrega en el depósito legal, sabemos que apenas llegamos a tener la mitad de lo que se produce en Euskal Herria.

¿Por qué?

Pues porque grupos como Barrikada, o la Orquesta Sinfónica de Euskadi te pueden editar en Suiza por ejemplo, y ¡claro, eso no entra en el depósito legal del País Vasco! En unos casos, como es el de la OSE, tenemos una estrecha relación y -por donación-, guardamos todo el material relacionado con ella, pero en el caso de Barrikada... aún no tenemos una relación muy hecha.

Intentamos tener un seguimiento y perseguir toda la música. Otro caso que también tenemos que perseguir es el de música Urbana y música joven, es decir, toda aquella música que se encuentra fuera del “establishment”. Nosotros intentamos entrar en ese circuito. Asociación Internacional de Bibliotecas Musicales (AIBM)

El primer encuentro: “Cuando comienzo a trabajar en Eresbil, en el año 86, había muy pocos documentos sobre archivística musical. Así que tuvimos muy claro que teníamos que estar en contacto con la Asociación Internacional de Bibliotecas Musicales y desde el 87 comienzo a ir a los congresos de la Asociación, -menos a uno que se hizo en Japón porque era muy caro-. Recuerdo que la primera vez que fui me miraron con curiosidad y se me acercaron algunos cargos de la Asociación, que ahora son grandes amigos, y me dijeron que al principio de la creación de la Asociación aparecieron algunos españoles, pero que no les volvieron a ver”.

Rama estatal: “Es una Asociación que funciona por ramas nacionales, y viendo que tanto yo como unos colegas catalanes y otros madrileños comenzamos a asistir con asiduidad a los congresos, nos animaron para que abriéramos la rama a nivel estatal. Así que poquito a poquito nos animamos y en el 94 creamos la Asociación a nivel estatal, que estuve presidiendo en sus comienzos... y enseguida nos dijeron: ¿Por qué no organizáis un congreso? Y en el 98 organizamos en Donostia nuestro primer congreso internacional, del que quedó todo el mundo encantado y fruto del cual supongo que me animaron para que me presentara a algún cargo. Y si bien a la primera no lo conseguí, aquí me tienes ahora de Vicepresidente de la AIBM con muchísimo trabajo para hacer y misiones que cumplir entre las que se encuentra abrirnos a Latinoamérica. Una labor muy difícil que ¡a ver si lo consigo!”. Música coral en la sociedad de Euskal Herria

La Capilla de Peñaflorida: “Con motivo de que en el año 85 fue el bicentenario de la muerte del Conde de Peñaflorida se hizo un concierto especial en su memoria dentro de la Musikaste y contacté con José Rada, un estupendo clavecinista, y organizamos un pequeño grupo. Isabel Álvarez, Itziar Martinez, Igancio Ruiz de Alegría “Jimi” (tenor) y como bajo Iñaki Fresán. Además participaron Fernando González (escenógrafo) y un actor, Carlos Zabala, porque organizamos un concierto visualizado con trajes de época y demás. A raíz de esto, y sabiendo que había una misa de Scarlatti en Arantzazu, montamos un grupo con más personas. Y a partir de ahí...

Desde sus inicios La Capilla nace con vocación de trabajo profesional, por descontado que se trata de un trabajo de alta calidad, pero lo que quiero resaltar es que los cantantes cobren por actuar. Si bien muchos coros nos miraban con recelo porque estábamos creando “otro” coro, nosotros no pretendíamos hacerle la competencia a nadie, insisto, la intención era, y es, crear un grupo profesional que pueda dar la opción a sus integrantes de vivir de su trabajo como cantante”.

Capital mixto: “Cuando se trata se subvencionar la actividad musical profesional de un modo estrictamente privado es muy difícil sobrevivir, las plataformas mixtas es lo que más se da en el resto de Europa, y son espacios donde las ayudas públicas complementan los recursos necesarios para la subsistencia de estos grupos musicales profesionales. El músico es un artista y no es bueno que sea un funcionario, pero necesita una estabilidad que le permita pagar las facturas a final de mes para poder desarrollar su arte. Musikene ha sacado la segunda promoción de músicos, así que tenemos ante nosotros el reto de dar salida profesional a estos artistas. Es como si invirtiéramos en una facultad de medicina y luego resulta que tras completar su formación no existiera un sistema sanitario ni médicos profesionales, ¡nadie lo entendería!”.

La música no sólo es placer: “Es un componente vital del ser humano. Te voy a dar un dato, muchos médicos son grandes aficionados a la música. La música tiene muchísima importancia en el equilibrio mental y psíquico”.

Los Coros Bálsamo Social: “El cantar en un grupo significa, por una parte, cantar solo y para poder cantar tienes que respirar bien, eso conlleva una buena oxigenación de la sangre y tonificación el cuerpo y además, si lo haces bien, ¡logras placer!; por otra parte, el coro, es un elemento socializante.

Muchos coros han sido, en la posguerra, los elementos que nos han ayudado a sobrevivir y a cicatrizar heridas sociales, ¡cuánto de menor crispación social existe gracias a los coros! En un coro a nadie se le ocurre preguntar al vecino si es de una u otra ideología, tienes que cantar bien, y para eso tienes que escucharle al otro, tienes que cantar lo mismo y empastar con el vecino”.

Coros infantiles: “Además de los valores que hemos comentado, en un coro infantil das al niño el valor de la disciplina. Luego cada uno utilizará la disciplina para lo que quiera, si quiere, para tirar al arco mejor que nadie, para subir al monte o para hacer una Tesis en Biofísica. La disciplina te pone límites, pero la disciplina es la que te permite ponerte retos a ti mismo y afrontar retos sociales. Con la música tienes esa parte de esfuerzo y trabajo personal y esa parte de subirte al escenario y darte a los demás. La música tiene la dimensión de la concertación: tienes que seguir una partitura y, a la vez, hacerle caso al director (aunque se equivoque).” Sonoridad eúskara

La banda sonora de Euskal Herria: “No tiene un sonido único. El momento actual es muy disonante y los políticos debieran empezar a construir acordes. Buscar acordes con alguien que no te cae bien es muy difícil, pero en música se hace, y si en música se puede hacer ¿por qué no lo van a hacer ellos? En muchos aspectos tenemos muy buenos sonidos, en lo laboral, en el desarrollo económico, en otros... no muy buenos, pero tenemos una maravillosa materia prima. A los políticos les pediría que estuviesen más abiertos a los creadores, que son personas sensibles, que trabajan su sensibilidad, son los que pueden aportar nuevos caminos y fijar puntos de luz”. Acordes paleo-contemporáneos: “Todavía nos falta llegar construir acordes consonantes en nuestra sociedad, lograr unir la ultramodernidad con las cuevas prehistóricas. Porque no somos solamente el presente o el pasado, sino una mezcla de todo y de todo el camino que hemos recorrido desde Ekain hasta el Kursaal. El pasado no se puede borrar, para lo bueno y para lo malo, y veo personas que destruyen parte de nuestro patrimonio como si con eso quisieran borrar la parte de nuestra historia que no les gusta. El presente... está en nuestras manos”. Jon Bagues (Errenteria, 1955) Actualmente ha sido nombrado vicepresidente de la Asociación Internacional de Bibliotecas Musicales y a su vez es director de Eresbil (Archivo Vasco de la Música) y especialista en música vasca. Licenciado en Historia del Arte (1977) y Doctorado (1990) en Barcelona, realizó estudios de Archivística y Documentación en Madrid (1982-83). Fundador en 1985 del grupo vasco de música antigua ‘Capilla Peñaflorida’, fue el primer presidente de la Asociación Española de Documentación Musical, rama de la AIBM en el Estado español. Fue coordinador del Congreso que la AIBM celebró el año 1998 en Donostia. Bagues también estuvo al cargo de la presidencia de la Sección de Música de Eusko Ikaskuntza-Sociedad de Estudios Vascos. Enlaces relacionados:

Eresbil, Archivo Nacional Vasco de la Música AIBM
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