Jose Angel Iribar. Ex futbolista: Para ser un buen deportista hay que tener mucha imaginación, que hay que usarla desde joven

2008-07-11

VELEZ DE MENDIZABAL AZKARRAGA, Josemari

BELAXE. ITZULPEN ZERBITZUA

Nuestro semanario Euskonews & Media cumple su décimo aniversario en 2008. Por ello y dentro de un programa de actividades más amplio, mensualmente y hasta diciembre iremos publicando una entrevista especial con un personaje significativo de la historia de nuestro país en los últimos años. Se trata del mejor regalo que podemos hacer a nuestros miles de lectores semanales.

Jose Angel Iribar es uno de los nombres más importantes que ha dado el fútbol vasco, por no decir el más grande. Durante toda una época estuvo en el nivel más alto, sobre todo como portero del Athletic, y su fama se extendió por todo el mundo. Con su carácter sencillo se ganó la estima de todos los aficionados al fútbol y al deporte en general. Por otra parte, desde que empezó a jugar al fútbol, concilió a la perfección la cultura vasca –el euskera sobre todo– y su profesión, convirtiéndose en todo un ejemplo para la sociedad vasca.

El fútbol vasco no sería igual sin Jose Angel Iribar, ¿no es así?

Pienso que he hecho lo que he podido por aportar, pero otros muchos han hecho tanto como yo. Hay fútbol vasco desde hace tiempo, y siempre ha habido muchos buenos jugadores, conocidos en todo el mundo. En este sentido, el fútbol vasco lo hemos hecho entre todos. Eso lo tengo yo muy claro, cada uno aportado lo que podía, por supuesto, cada cual desde su parcela. Los modelos no han sido nunca iguales, y tampoco en el fútbol. Así pues, se podría decir que hemos sido muchos los que hemos sacado adelante el fútbol vasco.

Jose Angel, humilde, como siempre. En cualquier caso, usted tuvo una oportunidad excepcional. De hecho, fue en su tiempo cuando aparecieron unos medios de comunicación inexistentes hasta entonces, la televisión sobre todo. Gracias a ella se hizo mucho más conocido que otros míticos jugadores anteriores. Todos hemos oído hablar de Zarra, Panizo y muchos otros, pero al no haberlos visto en un campo de fútbol la imagen de Iribar se nos ha hecho mucho más cercana... Sin duda, la televisión ha ayudado mucho en este aspecto...

Sí, así es. Tal y como dices, la televisión empezó en los tiempos en que yo comencé en el fútbol. Yo creo que el primer Mundial que emitió la televisión en directo fue el de Inglaterra, en 1966. Y yo estaba allí. Eso ayuda mucho en la difusión de tu imagen y de tu estilo de juego pero, de todas formas, siempre ha habido crónicas sobre los jugadores de antes. Y éstas siempre han sido muy valiosas para mí. Porque, al fin y al cabo, de ahí hemos comido nosotros, por así decirlo, y aprendido también: cómo era el fútbol, sus reglas, sus trucos...

Iribar: zarauztarra, euskaldun, esta misma entrevista ha preferido hacerla en euskara... Recuerdo que cuando se retiró del fútbol, la recaudación del partido de su homenaje la dedicó a la financiación de un diccionario vasco sobre terminología propia del fútbol. Esto también le honra. ¿Por qué tomó esa decisión?

Pues porque en aquel tiempo había un enorme vacío en este asunto. Nosotros lo sentíamos en nuestro juego, entre los amigos y en el vestuario. Siempre comentábamos: “¿Por qué no usamos más el euskara cuando jugamos y en todo su entorno?”. Pero, es que nos encontrábamos muy... ¿Cómo te diría? Con una terminología escasa. Había pocas palabras para utilizarlas bien. Era la década de los ochenta; empezaba a emitir la televisión vasca, las radios en euskara etc. que intentaban llevar el idioma vasco a los medios de comunicación. Por mi parte, viendo que se presentaba la oportunidad, en aquel momento me pareció muy apropiado que yo ofreciera algo a este juego que tanto me ha dado. Porque yo, a fin de cuentas, siempre he visto los homenajes no como un medio de sacar dinero sin más. En un homenaje, en mi opinión, es necesario otro sentimiento, sentirse a gusto y recibir los aplausos y el afecto de la gente. Entonces pensé “Voy a hacer esta aportación”, y me pareció que era un momento apropiado, también porque entre nosotros había una gran unidad. Y mirándolo desde el presente, me parece que fue una muy buena decisión. Yo lo veo así. Sin ninguna vanidad te digo que estoy orgulloso de aquella decisión.

Estar orgulloso de algo no es pecado...

Y más viendo cómo se utiliza el euskara ahora en los deportes, no solamente en el fútbol sino en otros muchos deportes también. Sí, ese diccionario resultó beneficioso para encauzar el euskara. Fue un instrumento para sacarlo a los medios de comunicación, a los periódicos... Pues bien... estoy contento.

En eso también ha sido modelo. Y al menos los vascoparlantes y vascófilos tenemos que estarle agradecidos.

Yo no fui el primero en hacer algo así. Todos sabemos por los medios, que muchos jugadores famosos han donado grandes suma de dinero, quizás no para diccionarios, pero sí para otras iniciativas. Y yo siempre he visto bien este tipo de cosas.

Antes nos ha comentado que el euskara ha avanzado en los medios de comunicación, en el mundo del deporte, en el fútbol ni qué decir tiene... Yo he de confesarle que conocí a un joven futbolista, al comienzo de la década de los sesenta del pasado siglo, una mañana que los frailes de Mondragón nos llevaron a Basozelai en Basauri. Y allí estaba un tal Iribar, imberbe todavía, recién llegado de Zarautz, que jugaba de portero en el Baskonia... No sé cómo acabó aquel partido contra el Indautxu. Pero en mi cerebro quedó grabada la imagen de aquel portero. Desde entonces fue mi favorito. Y desde entonces, de la misma forma que el euskara ha avanzado, el fútbol también ha experimentado un cambio notorio, ¿no es así?

Sí, un cambio enorme. Haz cuentas: eso debió ser la temporada 1961-1962. Principalmente el cambio se ha dado en la forma de gestionar el fútbol. También se ha profesionalizado mucho más. Antes era más amateur, en cierto modo. Tampoco se empleaba tanto tiempo en trabajar el deporte, en la reflexión sobre la táctica, en la puesta en práctica de la teoría. Aquello, de alguna manera, tenía sus ventajas, principalmente en cuanto al espectáculo. Antes quizás era más bonito de ver, porque se cometían más errores en el juego y eso era mejor aprovechado por los jugadores más hábiles que lo hacían espectacular. ¿Cómo? Metiendo más goles y haciendo los partidos más abiertos. Ahora el juego es mucho más cerrado y, por otra parte, los clubes y las directivas llevan de otra manera la gestión. Ante todo, casi todos los clubes actuales se han convertido en sociedades anónimas. Invierten dinero en el club como si se tratara de un negocio para ganar dinero. El deporte, por tanto, es una excusa para obtener ganancias. Esto no existía antes. Antes el equipo se hacía con el dinero que se sacaba en el campo, y todos los equipos jugaban más o menos igual.

Pero la gestión de una sociedad anónima de fútbol no puede ser del mismo tipo que la de una empresa que hace cerraduras o produce chocolate. Ni tampoco sus planes de inversión. En la industria podemos invertir dinero, ¿cómo demonios puede nadie arriesgar dinero en un equipo de fútbol, si su producto depende de los aciertos y errores de once jugadores que el domingo corretean detrás de una pelota en pantalón corto?

Es totalmente diferente, pero hay algunos que no lo ven así. En el fútbol ha entrado mucha gente nueva y muchos de ellos piensan, a mí por lo menos así me lo parece, que todo hay que gestionarlo como en una empresa. Y eso no es así; los jugadores son personas, con todas sus ventajas, fallos y virtudes... Uno no sale igual al compañero jamás. Este trabajo es muy difícil. No es, como bien dices, fabricar cerraduras...

Tengo un amigo que dejó enseguida el cargo de vicepresidente del Athletic para el que había sido elegido. Según me confesaba él, profesionalmente procedía de Iberdrola, no podía hacer depender el modelo empresarial del club de la eventual mala noche que pudiera pasar el extremo izquierdo. No podía arriesgar. En la opinión de mi amigo, el Athletic –y como él todos los demás equipos– no era una empresa corriente sino un club deportivo y, por lo tanto, aquello no se podía gestionar con la mentalidad de un empresario.

Estoy totalmente de acuerdo con ese amigo suyo. Y si es el que yo pienso... conocía de cerca el motivo, puesto que antes de estar en ese cargo en la directiva había sido jugador del Athletic. Eso es cierto: la mejor gestión empresarial no puede garantizar el mejor resultado, ni siquiera un buen resultado.

De todas formas, el fútbol ha cambiado, sin lugar a dudas. Los que vivimos la época recordamos que durante el franquismo resultaba habitual decir –y de ello estábamos convencidos además– que el régimen utilizaba el fútbol para mantener al pueblo dormido. Pero hoy se ve mucho más fútbol que en los tiempos de Franco, siendo consciente de que el modelo actual no quiere decir que el franquismo no nos cloroformizaba. Pero en Inglaterra, en Francia, en Alemania... han vivido una transformación parecida y resulta significativo vivir rodeado de tanto fútbol, ¿no?... Los diferentes sectores de la sociedad hablan de fútbol con total tranquilidad. Hace cuarenta años, la gente de izquierda –en público, al menos– aborrecían del fútbol.

Yo creo, en primer lugar, que el fútbol tiene su encanto, que gusta a mucha gente, a más gente cada vez. Resulta atractivo en muchos aspectos y se ha convertido en un fenómeno social mundial. Tal y como comentas, hoy en día mucha gente se ha apuntado o se ha introducido en el mundo del fútbol. Incluso los intelectuales lo aprecian, lo reconocen, lo critican... Eso antes era de otra forma, es cierto. En tiempos de Franco se decía que era un deporte impuesto desde arriba a la clase obrera. Se empleaba esa expresión... el opio del pueblo. Pero hoy en día, pienso yo, se ha producido un cambio notable y gusta a más gente. Si no, no acudirían tantos espectadores a los campos de fútbol. También es verdad que los medios de comunicación dan cada vez más importancia al deporte, al fútbol en nuestro caso. Eso ayuda de alguna manera en la vida diaria, cómo lo diría, incluso para sacar los demonios que llevamos dentro. Y como es una cuestión frívola, a fin de cuentas con el deporte se puede frivolizar, se puede hablar de cualquier jugador con toda libertad... Yo pienso que eso también tiene su influencia. Es tremendo ver cómo el fútbol anda en boca de tanta gente... Sí, sí, es un fenómeno mundial, de todo el mundo.

Así es, porque incluso en los lugares en que antes no se jugaba al fútbol está sucediendo lo mismo. Se trata de una pasión contagiosa...

Sí, es una pasión... Claro está, esto también tiene otra razón, y es que está muy organizado: la FIFA, la UEFA... En África, en cualquier ciudad, en cualquier país el fútbol es muy conocido. Y ahora incluso en los Estados Unidos. La televisión lleva el espectáculo hasta el último rincón. Y ha fomentado la pasión.

Es significativo...

Sí. Además, cuando se organizan los grandes campeonatos, cada ciudad, cada pueblo y cada nación utiliza el fútbol para mostrar a las claras al mundo entero su punto de superioridad, cuáles son sus características, lo adelantados que están...

Como una plataforma propagandística...

Eso es, como una plataforma. Como medio de promocionar un país. Eso es visible en un Campeonato de Europa, en un Campeonato de Liga, tanto en los Europeos como en los Mundiales. En cuestión de infraestructuras, los gastos, las inversiones que se hacen son enormes pero son aprovechados incluso para promocionar algunos aspectos artísticos. Las obras que se hacen ahora son consideradas como monumentos. Tanto los nuevos campos como sus entornos tienen la consideración de las pirámides o monumentos similares de la antigüedad... Y parece que de esa demostración se deduce que el país que no es capaz de hacer algo así no puede esperar nada del mundo moderno. Por lo tanto, el fútbol es una magnífica plataforma para esa promoción, y esto bien que lo aprovechan los políticos.

Cuando usted hablaba me venían a la cabeza las imágenes que tan a menudo nos sirven los medios de comunicación. Su poder es enorme; de hecho, todos hemos podido ver, en las imágenes de los terribles reportajes que nos llegan de algún país pobre de África , de Irak o de Irán, niños y jóvenes vistiendo camisetas del Barça o del Manchester United. Incluso en la mayor de las miserias siempre hay alguien que aparece con una camiseta que lleva el nombre de Ronaldinho...

Sí, incluso a los lugares que sufren la mayor de las miserias llega el fútbol. En este mundo globalizado siempre llegan la imagen y la publicidad... Nada más producirse la noticia es conocida al otro extremo del mundo. Esto ha cambiado mucho la incidencia del fútbol. Los jugadores actuales son muy conocidos en todo el mundo, lo cual no nos pasaba antes. Si jugábamos un campeonato mundial, a lo más nos veía una parte del mundo, pero ahora te ven todos.

Con todo, este fenómeno no es aplicable a la totalidad de los deportes...

No, no. El fútbol tiene... otra dimensión, al menos desde mi punto de vista. Alguien me podrá decir: “El mundo es grande y hay otros deportes en él” No sé. En los Estados Unidos, por ejemplo, tienen otro tipo de fútbol, y otros deportes. Pero, en general, el fútbol es el más visto y el que más espectadores mueve.

Jose Angel, ¿qué se siente cuando un adolescente se le acerca y le dice que quiere ser portero de fútbol? ¿Qué le dice?

(Risas) Eso me trae buenos recuerdos. De joven yo ví a Carmelo del Athletic en Zarautz y estar a su lado fue algo agradable. ¿Qué se siente y qué le digo? Primero me enrollo un poco con él. Le animo, le transmito un mensaje alegre para que esté a gusto en el fútbol. “¿Cuántos años tienes? Ño, eres alto, a ver las manos... Ño, estas manos... ¿Qué comes? ¿Ya te cuidas?... ¡No hay que hacer parrandas, eh!” Si le dices cosas así se quedan impresionados, mirándote a la cara. Ven que hay gente alrededor y se hinchan. Hay que utilizar un poco de pedagogía... Y muchas veces después vienen los padres y me dicen: “¡Jodé, enhorabuena! Ahora el chico me hace caso, antes no me hacía ni...” Siempre hay que utilizar el sentido común, y con los niños no hay que sacar las cosas de su contexto. El objetivo no es que vivan obsesionados con el fútbol desde pequeños. Eso no es bueno para el adolescente. Hay que seguir todo el proceso paso a paso, sin prisas.

¿A usted le aconsejó alguien?

Sí, sí. De chavales, la verdad sea dicha, nuestros mitos, por llamarlos así, eran del pueblo, locales, los que jugaban en Zarautz. Cuando te decían algo, ostras, aquello era cosa a tener en cuenta.

Y después, ¿alguien le ha aconsejado en su vida deportiva?

Por supuesto. Eso es trabajo del entrenador; unos más, otros menos. Al principio, al menos, los primeros años, cuando empiezas, el entrenador tiene que señalarte algunas correcciones, ejercicios de respiración y demás. Después, a decir verdad, cuando llevas años jugando, si los propios entrenadores ven que trabajas bien, al portero lo suelen dejar bastante tranquilo. En mi caso, al menos, una vez que hube conseguido un cierto nivel, confiaban en mí y andaba por mi cuenta. De todas maneras, la vida de un deportista está llena de riesgos, y tener consejeros de confianza cerca es buena cosa. Más aún si tenemos en cuenta el ritmo de vida actual.

Usted es seleccionador de la selección de Euskal Herria de fútbol... Y ahí estamos desde hace tiempo esperando que nuestra dichosa selección de fútbol sea oficial algún día. No sé si no haríamos mejor, en vez de empeñarnos en ese escabroso camino, empezando por un deporte totalmente nuestro. El fútbol, de acuerdo, pero en mi opinión ahí tenemos la pelota vasca... ¿Por qué no le hincamos el diente por ahí?

Yo también me hago esa pregunta, porque ahí se ve qué difícil resulta llegar a introducirse en los circuitos internacionales. La misma pelota vasca, un juego conocido en todo el mundo y nuestro de origen, y no nos dan la oportunidad de jugar como selección vasca por el mundo ... Si pasa esto con la pelota vasca, ¿qué no pasará con otros deportes? Ésta es una pregunta realmente incisiva. Y yo no tengo ninguna respuesta.

Yo no digo, en absoluto, que haya que dejar de llamar a esa puerta para lograr la internacionalidad. Pero, ¿qué ocurre si no conseguimos ese reconocimiento? ¿Vamos a caer en la desesperación? ¿No es, a fin de cuentas, un mero deporte?

Sí, sin ninguna duda. Hay que seguir haciendo deporte sea oficial o no, pero, cada cual con sus medios y en la medida de sus posibilidades; tenemos que seguir adelante.

Cuando hablamos de estas carreras en pos de la internacionalidad, el deporte recubre determinados sentimientos. Todos sabemos, claro está, qué hay tras éste movimiento. Pero, con tantos años que han pasado... ¿tiene buenas vibraciones? ¿Se trabajan como se debe los medios necesarios para ofrecer al deporte vasco la oficialidad internacional?

Yo creo que se trata de un tema muy difícil. Siempre me he dicho a mí mismo que las cosas deberían ser más naturales, más normales; al fin y al cabo, el fútbol es el fútbol, y son instituciones privadas las que lo manejan. La UEFA, la FIFA y todas estas entidades son privadas. Lo más normal debiera ser, si tengo intención de participar en la entidad, hacer mi solicitud, de la misma forma que se hace en cualquier otra entidad privada. Y si pones encima de la mesa tu capacidad, con los instrumentos necesarios, y si cumples todo lo que la entidad exige a sus socios... las puertas deberían estar abiertas, ¿no? ¡Pues no! Tienes que ir por el camino oficial, y en nuestro caso se necesita el permiso de la Federación Española... Todo esto resulta incomprensible, ¿no? Finalmente, lo que entra en juego es la voluntad, una voluntad política inexistente en las autoridades españolas para que alcancemos el estatus internacional. En varios campos, respondiendo a lo que decías, se ha recorrido el camino hasta el final. Se ha ido a las instituciones, pero en balde. Aunque nosotros lo queramos, la respuesta ha sido negativa.

¿Seguro que conoce a Alfredo Etxabe, no?

Sí, claro que sí.

Alfredo Etxabe consiguió, allá por 1980, que la selección de Euskal Herria entrara en la Federación Internacional de Sambo, que es como usted sabe una modalidad de lucha, y trajo a Gasteiz el campeonato del mundo. El gobierno español mandó a la Guardia Civil al Polideportivo en que se estaban celebrando las pruebas para impedirlo. Entraron e impidieron por las armas la realización del campeonato. De allí a unos meses sucedió una cosa curiosa: la selección de fútbol española se jugaba contra Escocia la participación en no sé qué campeonato. La sociedad española estaba temblando, porque no las tenía todas consigo que la selección superara aquel partido. Los medios de comunicación también se veían nerviosos: el honor patrio estaba en peligro. Valiéndome de este tema escribí un artículo en el que ofrecía a los españoles la fórmula para su clasificación, recordando el campeonato de sambo de Vitoria-Gasteiz: enviar a la Guardia Civil y prohibir el partido España-Escocia. Que yo sepa, Escocia no es un estado, ¿no? Por lo tanto, ¡detened a los futbolistas escoceses, y se acabó! Tal y como usted ha mencionado, el derecho privado es el que regula las Federaciones Internacionales. No hemos sido capaces de superar las trabas y barreras. Y se me ocurren algunas preguntas. ¿No disponemos de los lobbys adecuados para ello? ¿Dónde está la diáspora vasca en el caso de la pelota?

Deberíamos hacer más presión. Pero en un contexto internacional. Y para esto somos pocos y dispersos, en mi opinión. No resulta nada fácil. A fin de cuentas, existe una decisión política legal tomada aquí, en el Parlamento. El Parlamento Vasco abrió las vías para actuar oficialmente. La Ley del Deporte Vasco también ha abierto esa posibilidad. El Estatuto proclama este derecho con claridad. Pero después, a la hora de vehicular la maquinaria hay que hacerlo desde arriba y, como no hay voluntad, no se consigue nada... Está claro que hay algo que no funciona bien. La diáspora vasca también podría hacer algo más en el caso de la pelota... Pero creo que nos estamos metiendo en terreno resbaladizo...

¿Quién lo conseguirá primero? ¿Cataluña, Euskadi?

Quizás las dos vayan juntas. Pienso que podríamos ir bastante unidos... Cataluña tiene otras modalidades deportivas, más suyas. Ahí está el hockey, por ejemplo. Lo han tenido a mano, paro al final se lo han rechazado en la federación internacional, y en esa discusión están.

Volvamos al fútbol. Le voy a poner en un compromiso. ¿Me daría los nombres de los once mejores jugadores vascos que ha conocido, para formar su equipo ideal con ellos? Usted es seleccionador y se atreverá a hacerlo seguramente...

La lista abarca muchos más que once y no quisiera... No quisiera que nadie se molestara...

¿No se moja...?

No, no quisiera olvidar a nadie, y puedo hacerlo. Son muchos. Yo he jugado durante diecisiete años y ahora también estoy dentro, como seleccionador. Así pues, tengo unas listas muy largas y en cada puesto podrían salir dos o tres jugadores de muy alto nivel. Sin duda, todo aficionado al fútbol tendrá presentes los de su gusto, ¿no es así? Yo les dejaría a ellos, a los aficionados, que hicieran la selección; ellos saben mucho, quizás tengan menos presión que yo y estoy seguro que acertarían.

Por lo tanto, declina atender mi petición. Al menos dígame ¿en otros deportes quiénes han sido punteros en Euskal Herria?

¿En Euskal Herria? En ciclismo Indurain, sin duda. Marino Lejarreta también me gustaba mucho. En fútbol, como portero aprecié mucho a Zubizarreta y a Arkonada. En pelota Retegi, y ahora soy muy de Aimar Olaizola...

¿En remo?

Zarautz ha sacado muy pocas traineras. Yo he sido de Orio. Tengo un tío en Orio que remaba, y también su hijo. Siempre he tenido presente a Orio. Ahora estoy un poco out, pero estoy seguro de que en mis tiempos ha habido deportistas muy buenos y famosos.

Por mi parte tengo que confesar que siempre ha sido usted mi favorito, pero eso no es nada original porque en aquellos tiempos todos éramos partidarios de Iribar, ¿no? !Menudo trío! Zamora por una parte, Yashin después y por último Iribar. Esos eran nuestros referentes en el fútbol ...

Han pasado muchos años...

Usted conoció tanto al uno como al otro. ¿Cómo eran esos personajes?

Para mí muy majos. Yo era más joven pero en todas las ocasiones en que estuve con ellos tuvieron una actitud muy buena conmigo, me pusieron muy bien. Me acogieron con mucho cariño y yo siempre les he estado muy agradecido por ese comportamiento. Los dos fueron los mejores porteros de su tiempo, y siempre he tenido presente la actitud que mostraron conmigo. Cuanto todavía estaba en activo, jugando, aprovechando un torneo de verano me hicieron un pequeño homenaje y los dos tomaron parte en él. Yo les agradecí de veras el detalle. Para mí fue un inmenso honor tener a mi lado aquellos dos porteros... Los apreciaba tanto como deportistas y como personas.

¿Algún otro portero de alto nivel que usted haya admirado?

Sí, de mis tiempos me gustaba Gordon Banks, el famoso portero inglés. Era muy bueno. Después ha habido muchos otros de alto nivel: el alemán Sepp Maier del Bayern de Munich, el danés Peter Schemeichel que jugó muchos años en el Manchester United, el italiano Dino Zoff de la Juventus. También, de aquí, los que han venido después de mí, tanto Zubizarreta como Arkonada. Tal y como antes te he dicho, he admirado mucho a ambos. Me parece que han sido unos porteros de altísimo nivel, valorados en todo el mundo. Y ahora hay un portero que está muy de moda y que me gusta también, Iker Casillas.

¿Y por qué no salen más porteros vascos en los últimos tiempos?

Es una pregunta interesante. Yo creo que hay buenos porteros, pero en este momento no hay ninguno que lleve el número uno. Hay algunos buenos. Ahí está, por ejemplo, Almunia, que está jugando en el Arsenal. Se ha hecho un portero de alto nivel; le ha costado un poco, ha despuntado un poco más tarde, pero ahí está. En el Athletic tenemos a Gorka Iraizoz, extraordinario también; por desgracia se nos ha lesionado pero es un portero que puede dar mucho, que puede llegar a ser una estrella del fútbol vasco.

Ocurre que aquí siempre se ha valorado el trabajo del portero. Quizás es que trabajábamos más; empezando por la playa y poco a poco, sin prisas, llegábamos arriba. Puede que en otros lugares se valorara menos el juego del portero y se trabajaba menos con ellos. Eso nos daba una cierta ventaja. En Europa también veía porteros eslavos, noruegos, suecos, holandeses, y les faltaba algo por trabajar. Ahora todos ellos, desde que han empezado a trabajar como nosotros hacíamos antes, han reducido la ventaja que les llevábamos. Los últimos años se ha hecho un trabajo específico con los porteros, y, comparándolo con el nuestro, el nivel se ha igualado.

Entonces nosotros no hemos bajado de nivel sino que...

...los demás han subido.

Antes se decía que era porque los porteros de aquí jugaban a pelota...

Eso ha ayudado mucho. La pelota tiene unas características especiales. Acaso todos los deportes tienen que ver con la actitud necesaria en el fútbol, pero la pelota aporta una ventaja enorme. Empezando desde joven, en la manera de colocarse, en la manera de buscar el equilibrio, en la manera de desplazarse atrás y adelante, a izquierda y derecha, en el tipo de reflejos, hace falta intuición. Para jugar bien a la pelota son necesarias todas esas habilidades y éstas se pueden encaminar hacia el fútbol. Como en el tenis quizás; hay algunos juegos que ofrecen esa posibilidad. Yo también jugué a pelota, como todos los de nuestra edad.

Pero siguiendo con la pregunta anterior sobre por qué no salen buenos porteros como antes, quisiera responder más extensamente. La situación en que vivimos desde pequeños, el modo de vida, no tenía nada que ver con la que viven los jóvenes de hoy en día. La forma en que has crecido de chaval es muy importante, porque tiene una influencia evidente en toda tu vida posterior. Y esto también está muy claro en el deporte. Por decirlo de algún modo, nosotros crecíamos y nos educábamos en el deporte, y los jóvenes de hoy lo tienen todo a mano; tal vez les hemos dado demasiado y esto se hace notar.

¿Tienen demasiado?

Sí, demasiado, nosotros en cambio estábamos hambrientos, por así decirlo, ¿no es así? Y esto es importante para la práctica del deporte y para dar a tu progresión lo que precisa. Ahora al jugador se le ofrece todo mascado, y por ello trabaja poco la cabeza. Y para ser un buen deportista hay que tener mucha imaginación; la imaginación hay que usarla desde joven.

Esto, además, tiene una proyección a todos los demás terrenos, de hecho si al joven se le da todo no trabaja la imaginación.

No tengo la menor duda de que esto podría trasladarse a muchos ámbitos. En lo que nos toca a los futbolistas, en cuestión de ejercicio, capacidad de coordinación en la psicomotricidad, en mis tiempos tuvimos una ventaja enorme. Nosotros, hasta los ocho años, no sé cuántos kilómetros habríamos hecho, a cuántos árboles habríamos subido, andando monte arriba monte abajo... si comparas eso con los jóvenes actuales... ¿Con qué te encuentras? Están sentados, ¡cuántas horas sentados!, con sus juegos electrónicos, con la atención puesta vete a saber dónde. No son capaces ni de subir unas escaleras, y es que tienen todas las facilidades. En esta cuestión vienen atrasados.

Eso quiere decir que los deportistas que vienen de países pobres son mejores...

Tienen una gran ventaja, la habilidad. Para mí está claro que los primeros años a un crío hay que darle una pelota, porque se puede jugar a un montón de juegos con una pelota, pero al aire libre. Cada uno investigando sobre sí mismo, y ahí no necesitas grandes maestros, cada uno tiene que ejercitarse jugando con sus amigos. De esta forma cada uno realiza sus posibilidades y, además, disfruta. Y esto no les hemos ofrecido a los jóvenes de hoy. Muchos jugadores jóvenes que vienen a nosotros con 9, 10, 11 años están descoordinados en su motricidad , y eso es lamentable. ¿Por qué hay tan poca inteligencia en el fútbol? El problema viene de las raíces: a nuestros hijos no los hemos criado y educado en el trabajo. Esos jugadores que vienen de África, por el contrario, muestran a las claras que tienen otra fuerza, otra actitud, otra coordinación...

Entonces, en esto al menos, vamos para abajo, ¿no es así?

En esto sí. Después se quiere corregir esto con tecnología, con entrenamientos específicos. Pero es tarde, hay que aprenderlo antes para ser muy bueno, de primera clase.

Esa realidad choca contra la filosofía del Athletic...

Sí, porque aquí es cemento lo que hay. Y se nota. Muchos chicos que coges hoy no muestran la condición física que teníamos en nuestros tiempos, ni mucho menos. Algunas cosas las hacen bien, pero tienen una falta de coordinación tremenda. No dan físicamente la talla que por edad debieran dar. Además son muy frágiles, en cuanto se encuentran con un problema... se marchan. Ahora se necesita un montón de psicólogos para encauzar un poco el comportamiento de los jóvenes y para que ganen en autoestima.

A corto plazo resulta muy difícil cambiar esta tendencia y además no sé si el cambio no lo consideraríamos como un paso atrás... Es el lado negativo del desarrollo...

Sin duda... y la cosa está difícil, sí señor.

Antes hemos mencionado a Lev Yashin y no quisiera dejar sin mencionar que lo conocimos como la “Araña Negra” y que usted salía al campo siempre vestido de negro. ¿No sería por la influencia que él ejercía sobre usted?

Entonces era costumbre, era normal jugar de negro o con colores oscuros. Cuando yo vine aquí también Carmelo salía de negro. Por eso, cuando entré en el Athletic ésa era la camiseta oficial del portero. Después, lo hice mi color, porque me sentía muy a gusto, y también quizás –¿por qué no?– porque lo utilizaba la “Araña Negra”. Tener un modelo suele ser algo habitual. No digo que sea bueno ni malo, sino que en estas cosas también suele haber una cierta complicidad, el deseo de imitar a alguien. En el mundo del deporte sucede lo mismo y yo, siempre de negro, me sentía muy cómodo y muy vestido.

Usted es, si no me equivoco, el jugador que más partidos ha jugado en el Athletic: alrededor de 450...

Esos son los de Liga. En total, en diferentes campeonatos, he jugado 614.

Habrá momentos dulces y momentos tristes...

Esas son cosas que se recuerdan. El mejor, el primero, cuando fiché por el Athletic. Eso fue la realización de un sueño, ¡pero un sueño enorme! Después, cuando ganas algún campeonato. Cuando trajimos la que fue mi primera copa, al ver el recibimiento que nos hicieron aquí en Bilbao, en Bizkaia, en Euskal Herria, me quedé satisfechísimo, muy contento, muy orgulloso. Sentías que eras parte del pueblo, y esto te proporciona una sensación de felicidad. Normalmente esos momentos son los mejores, como en tantos otros aspectos de la vida. El sentimiento de triunfo y de ser querido.

¿Y los tristes?

Los peores, tal vez, cuando llegamos a la final del Campeonato de la UEFA y no conseguimos ganar, habiéndolo merecido. Sucedió en Bilbao mismo, en San Mamés, en 1977, y a pesar de que ganamos 2-1 a la Juventus... ¡En la otra puerta estaba el gran Zoff del que antes he hablado! Aquel fue un mal momento, y además aquel mismo año perdimos la Copa del Rey contra el Betis, en aquella famosa final en la que tuvimos que hacer veinte tiros de penalti. Desgraciadamente las cosas no salieron bien. En cuanto al deporte, esos han sido los peores momentos. En el Athletic al menos. Después, cuando jugué en la selección española, en 1964 ganamos la Copa de Europa... Deportivamente fue muy gratificante.

Con el dichoso gol...

Sí, con el gol de Marcelino, a Yashin además, al portero de Rusia. Esos son los momentos deportivos más dignos de mención.

El partido de España se jugó en Madrid, con Franco en el palco...

Sí, en Madrid, en 1964, con Franco presidiendo. Y el Chamartín lleno hasta los topes, con un ambiente extraordinario.

En 1964 fue un héroe nacional para los españoles. El último partido internacional lo jugó en abril de 1976. Y el 5 de diciembre del mismo año, sacó la ikurrina en el campo de fútbol de Atotxa, en el partido contra la Real Sociedad, y de repente se convirtió en el blanco del odio español... Por supuesto, no volvió a la selección española...

No me llamaron más.

¿Qué sintió cuando sacó la ikurrina junto con Kortabarria?

Una emoción enorme y alegría al ver y oír el recibimiento de los aficionados.

Antes ha confesado que tenía simpatía por Arkonada y por Zubizarreta. A Arkonada le cantaban aquello de: “No pasa nada, tenemos a Arkonada”, y a Jose Angel Iribar: “Iribar, Iribar es cojonudo, como Iribar no hay ninguno”... ¿Qué se siente cuando se escucha eso a cuarenta mil personas?

Te hace temblar. Por supuesto, si te lo dicen cuando estás jugando correctamente viene muy bien, pero si lo hacen porque no has andado fino en una jugada... no es lo mismo. Solía ser según las incidencias del momento. Yo, en cambio, siempre lo tomé como un canto de ánimo. Además pensaba también que la influencia de la canción tenía que encauzarla al equipo, para que fuera positiva para todos, ya que al fin y al cabo el fútbol es un juego de equipo, y en eso se debe basar.

Al principio ha comentado que la mayoría de equipos, con la excepción del Athletic, son sociedades anónimas. Además, su peculiaridad es que sus jugadores son de Euskal Herria. ¿Hasta cuándo podrá mantener este modelo?

Yo creo que ahí los socios tienen una palabra importante que decir..., pero también la sociedad, y cada vez más; en último termino, la sociedad se ve muy implicada en el Athletic Club. Así pues, ellos tienen la última palabra, y cuando haya que tomar una decisión, un cambio de modelo o algo parecido... serán los socios y la sociedad los que dirán. Yo soy partidario de seguir con este modelo, con esta filosofía, aunque haya que hacerlo por encima de todas las dificultades. Pienso que con esta manera de hacer proporcionamos un valor al aficionado. Ese valor se manifiesta todos los días de fiesta, todos los domingos, en las gradas con la respuesta de aficionados y espectadores. Es muy emocionante, aunque tenga su costo, y es que nosotros hacemos el cesto con mimbres de aquí.

Así es, y también tendrá su costo económico, ¿no? Además, se apuesta por esa filosofía, por la cantera. Y otro se puede llevar el fruto de su esfuerzo... Tal y como se suele decir, “cantera o cartera”. Y ya estamos viendo lo que pasa...

Sí, sí. Aunque el fútbol esté de moda, hay que pensar que hemos de desarrollar tanto la cantera como la cartera. Hay que invertir mucho. Hay que invertir en la cantera y hay que sacarle rendimiento a esa inversión. Ese rendimiento será el que corresponda a cada época. Los deportistas no salen como tornillos, siempre iguales, pero suele haber años buenos, que dan buenas cosechas, y esos son los que aportan fuerza para recuperarse y dar buenos resultados. Ése es mi modelo.

Viendo la situación de la sociedad vasca, dividida y sin poder vernos los unos a los otros, ¿qué une más a los vascos, el Athletic o el Árbol de Gernika?

Esa pregunta tiene su miga. Los dos unen, pero yo creo que más el Árbol de Gernika, llega a más gente. Además, me parece que el Árbol de Gernika es algo más serio. Es cierto que el Athletic tiene una característica muy positiva, y es que reúne en un proyecto gente de ideología diferente. Dentro de este proyecto no manda un solo grupo o una sola ideología, sino la totalidad a pesar de las diferentes ideologías, y eso implica una gran riqueza. Y esa particularidad tiene un gran valor en la situación en que nos encontramos. Hace no muchos años sacamos a todos los políticos del ayuntamiento de Bilbao unidos en una foto. Eso es riqueza y hacia ahí es adonde deberíamos mirar también en la sociedad.

Hace treinta años también se unieron los políticos de todo el espectro político bajo el Árbol de Gernika, pero hoy en día me parece que se reunirían mucho más fácilmente en el palco de San Mamés que en Gernika...

Quizás sí, más fácilmente en el 110 aniversario del Athletic o en fiestas.

¿Si volviera a nacer sería lo que ha sido? Yo estoy contento con lo que he sido. Pienso que, sabiendo lo que sé ahora, haría mejor las cosas en el fútbol... y en la vida también. Jose Angel Iribar (Zarautz, 1943) El futbolista y entrenador Jose Angel Iribar Kortajarena nació en Zarautz (Gipuzkoa) el 1 de marzo de 1943. Jugó de portero y sus equipos fueron Salleco, Zarauz, Baskonia, y el Athelic Club, además de entrenador de la selección de Euskal Herria. Jugó desde joven en las categorías inferiores del Athletic hasta 1962, año en el que pasa a formar parte de la primera plantilla. Debutó en Primera división el 23 de septiembre de 1962 en el partido Málaga - Athetic. En la temporada 69-70 consigue el Trofeo Zamora al encajar 20 goles en 30 partidos. Ha jugado un total de 466 partidos en primera división, convirtiéndose en el jugador del Athletic que más partidos ha disputado. En 1980 se retira de los terrenos de juego y pasa a entrenar a las categorías inferiores de su club. Con el Bilbao Athletic consiguió el segundo puesto de la Segunda división en la temporada 83-84. En la temporada 86-87 fue el entrenador de la primera plantilla del Athletic. Ha sido internacional con la Selección de Fútbol de España en 49 ocasiones. Su debut como internacional fue el 8 de abril de 1964 en el partido contra Irlanda. El último partido internacional lo disputó el 24 de abril de 1976 contra la Alemania Federal y fue portero titular en la Eurocopa de 1964, donde España se coronó campeona.
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