Maite Erro. Defensora para la Igualdad entre Mujeres y Hombres: Las mujeres no lo tenemos nada fácil y apenas somos conscientes de ello

2006-09-15

SALABERRIA, Urkiri

BELAXE. ITZULPEN ZERBITZUA

Nos hemos citado con ella al mediodía, en la sede del Gobierno Vasco en Donostia. En mayo de este año, el lehendakari Juan José Ibarretxe nombró a Maite Erro Jauregi primera “Defensora para la Igualdad entre Mujeres y Hombres”. Pero nos gustaría saber algo más de la persona que está tras el cargo. La encontramos trabajando en su despacho. Es una mujer de buena presencia, delgada y elegante, de mirada directa y penetrante y sonrisa franca, el tipo de persona que se toma su tiempo para reflexionar. En nuestra entrevista de esta semana hablaremos con Maite Erro, mujer.

¿Naciste en Lesaka?

Sí, nací en un caserío de Lesaka y viví allí hasta los catorce años. Éramos cinco hermanos y, a causa de los estudios, a partir de los catorce años únicamente íbamos al caserío en verano, Navidad y Semana Santa. Por lo tanto, lo que es vivir en Lesaka y en el caserío, sólo lo hice hasta los catorce años.

Entonces, tus recuerdos de la infancia no tendrán nada que ver con el modo de vida de un niño actual, ¿no es así?

En primer lugar, está claro que realizamos muchos cambios en nuestros recuerdos, conforme pasan los años los transformamos y los adecuamos a nuestros deseos y querencias, pero en general tengo buenos recuerdos. Te he comentado que soy de un caserío. Mi padre trabajaba fuera, en Iberduero (ahora Iberdrola) y mi madre en el caserío, tanto en casa como en la huerta y con los animales (hace una pequeña pausa). A decir verdad, mis recuerdos constan de dos etapas: hasta los once años y a partir de entonces.

¿Por qué esa división?

Porque en nuestra vida, en la vida del caserío, tuvimos una época anterior y otra posterior a ese momento. Mi hermano mayor falleció cuando estaba a punto de finalizar los estudios y ese hecho rompió todas nuestras expectativas. En aquella época, el papel del hermano mayor era fundamental, ya que al finalizar los estudios tenía que ponerse a trabajar, para asegurar en casa una fuente de dinero lo suficientemente importante como para que el resto de los hermanos pudiéramos seguir estudiando, ya que el sueldo del padre no era suficiente. En aquel momento, nuestro futuro se ensombreció totalmente, se volvió negro...

¿Negro?

Cuando murió mi hermano, mi madre sufrió un doble golpe. Por un lado, perdió un hijo, y por otro, desaparecieron de golpe el futuro y los sueños para el resto de sus hijos. Mi hermano murió en Pamplona, en un accidente de moto, y en aquel momento no tuvimos la oportunidad de traer su cuerpo a Lesaka. Mi madre no se quitó el luto hasta que el cuerpo de su hijo volvió a casa y fue depositado en su lugar definitivo de reposo, es decir, diez años después.

No obstante, has comentado que conservas buenos recuerdos de tu infancia...

El tipo de vida que hacíamos en el caserío era libre y creativo. No teníamos demasiados juguetes y los teníamos que crear, por ejemplo, hacíamos muñecas con patatas, les hacíamos vestidos y para el pelo utilizábamos la barba del maíz. Mi hermana y yo también teníamos otros juegos, como hacer agujeros en la tierra, meter flores dentro y taparlas con un cristal; hacíamos unas bonitas figuras; o cuando nevaba, hacíamos un campamento indio, nos deslizábamos por la nieve en trineo.… Con mi padre aprendimos a nadar y a pescar, a diferenciar los árboles y las plantas, los nombres de los montes de los alrededores... Un montón de cosas distintas y muy relacionadas con la naturaleza.

En un caserío, ¿cómo eran las relaciones entre mujeres?

Muy especiales, nos hacíamos “confidencias de mujeres”. Éramos mi madre y dos hermanas y mi madre era la que buscaba esos momentos especiales. Por ejemplo, mi madre nos cosía la ropa y, cuando se ponía a coser con su “Singer” (máquina de coser) a pedales, nosotras también nos sentábamos junto a ella, una sobrehilando y la otra haciendo alguna otra cosa... y entonces nos contaba cuándo nos vendría la regla, qué era eso, esto y lo otro... toda esa información la recibíamos con un poco de vergüenza, como con una carga. Pero, por otra parte, siempre nos repetía e insistía que “yo no entro en las cosas del corazón y del amor, pero vosotras no debéis depender jamás económicamente de ningún hombre, eso es lo peor que hay para una mujer” (riéndose). ¡Imagínate escuchar eso, entre los sobrehilados, los comentarios sobre la regla y ese tipo de temas! Tal vez en aquel momento no comprendía lo que nos quería decir, pero posteriormente siempre he tenido y tengo presentes las cosas que me decía mi madre.

¿Por qué escogiste la Psicología?

Porque me gusta mucho analizar a la gente, los sucesos y ese tipo de cosas: ¿por qué esto es así? ¿cómo es esto otro? ¿y de dónde sale eso?... Me provoca curiosidad y asombro. Aún conservo la capacidad de asombro. ¿Y por qué la Psicología? Por un lado, por el ansia y la curiosidad de conocer a las personas, y por otro también por el deseo de analizarme a mí misma. Siempre he sentido que existe un desacuerdo entre la naturaleza y la gente, es decir, cuando tú ves una flor, una planta, un árbol, colores, imágenes... son lo que son, pero la gente frecuentemente no se manifiesta tal y como es, dice una cosa y hace otra, y se produce un gran desequilibrio a consecuencia de esa actuación y ese comportamiento.

Hablando de estudios (Licenciatura y Doctorado) damos un salto en el tiempo y entramos en la edad adulta. ¿Has tenido hijos?

Sí. Tengo dos hijas, con una gran diferencia de edad entre ellas. Una es profesora e imparte clases en la Universidad y la otra va a entrar ahora a la Universidad a estudiar Biología.

¿Y cuál ha sido el precio de la conciliación familiar?

Lo del precio... (tomando aire). En primer lugar tienes que hacer la carrera, luego la Tesis Doctoral, preparar las clases y darlas,... luego las oposiciones para ser profesora titular (tengo el puesto en propiedad), y luego, si te apetece, debes dedicar otras tantas horas, años y esfuerzos para obtener el puesto de catedrática. En segundo lugar, está la vida personal de cada cual. Durante años y años me he levantado a las cuatro de la mañana, hasta las siete con la Tesis, desayunar a las siete, ducharme e ir a trabajar, y a todo eso añádele la casa, la pareja, los niños y un gran sentimiento de culpabilidad, porque quieres sacar adelante tu propia vida profesional y, en ocasiones, tal vez los tuyos se sienten abandonados. En este sentido, los hombres, por la educación que reciben, tienen ventaja.

¿Cómo era el trabajo que realizabas en tu época de profesora, en la facultad de Psicología?

Me gusta tanto la enseñanza como la investigación. Como mi plaza es bilingüe, he tenido que dar clases en euskera y en castellano. Por lo tanto, he tenido que impartir más asignaturas que los profesores monolingües, y eso que las clases en euskera exigen más esfuerzo, ya que hay que realizar una labor de traducción. Afortunadamente, la situación está cambiando actualmente.

Entonces, ¿el saber euskera te perjudicó?

Visto de esa manera, sí. Si tu impartes una asignatura en francés o en inglés tienes más ventajas, porque está reconocido, pero si la impartes en euskera... no.

Continuando con tu trayectoria, has ejercido de vicerrectora de alumnos en la UPV-EHU, ¿en qué consiste esa función?

La principal responsabilidad es gestionar los servicios dirigidos a los estudiantes de la Universidad. Orientar la contratación de personal, adecuar los programas, crear nuevos servicios, extenderlos.... gestionar, organizar, solucionar los problemas diarios de los alumnos, etc.

¿Cómo ves a los alumnos de la Universidad en la actualidad?

Creo que son exigentes, pero el público también es cada vez más exigente y los jóvenes lo perciben. ¡Y ni qué decir tiene las alumnas! Se exigen mucho a sí mismas porque miran al futuro y los estudios son importantes para conseguir autonomía y libertad. Luego, tal vez, me parece que si tuvieran que realizar algún tipo de reivindicación, saldrían a la calle, porque tienen solidaridad, unidad y capacidad de convocatoria.

Por lo que dices, ¿se perciben diferencias entre las chicas y los chicos estudiantes?

Sí, para empezar, en general las mujeres consiguen muy buenos expedientes académicos y su porcentaje en cuanto a estudios universitarios es superior (las mujeres son el 56% y los hombres el 44%), pero lo más preocupante es la distribución de los estudios: por ejemplo en Magisterio, Enfermería, Psicología, Medicina, Pedagogía... y en general, en los ámbitos que tiene que ver con el “cuidado” de las personas, las aulas están llenas de mujeres. Sin embargo, en las carreras técnicas, a pesar de que el número de mujeres es cada vez mayor, los hombres son mayoría. ¿Cómo se puede cambiar esa situación? No se trata de que se matriculen más mujeres en carreras técnicas, sino que se matriculen más hombres en otros tipos de estudios. Es necesario que se produzca un cambio en los estudios estereotipados y hay que trabajar en ello.

¿Cómo ves la situación de la mujer en nuestra sociedad?

Todavía tenemos mucho que mejorar: sueldos más bajos, contratos más precarios, mayor índice de paro, pocas mujeres en los centros de poder y de decisión, el 90% mujeres sin contrato, etc. Sufrimos discriminación horizontal y vertical: por un lado, trabajos estereotipados y grandes dificultades para superar el techo de cristal, y por otra parte, también las responsabilidades del hogar, el cuidado de niños y ancianos, la mayor carga es para las mujeres. La violencia es cada vez más brutal, los agresores cada vez más jóvenes, acoso sexista en el trabajo.... No lo tenemos nada fácil y apenas somos conscientes de ello.

En esta nueva institución creada por el Gobierno Vasco, ¿cuáles son las funciones que corresponden al cargo de “Defensora Para La Igualdad de Mujeres y Hombres” para el que has sido nombrada por el lehendakari Ibarretxe?

Bueno, es una institución nueva y su objetivo fundamental es luchar contra la discriminación por razón de sexo que se produce en el ámbito privado (empresas, asociaciones, etc.). Se trata de convertir lo privado en público, de romper esa frontera, y eso supone un gran avance para las mujeres. Se ha acabado eso de “yo hago lo que quiero con mi novia, pareja o mujer, porque es mía”, y lo mismo que se han dado pasos para acabar con esa situación, también se está avanzando para transformar el problema privado de cada mujer en un problema público.

Para finalizar, unas breves preguntas...

Un deseo incumplido.

Dar la vuelta al mundo en una barca.

El regalo más maravilloso que has hecho en la vida.

Dar la vida a mis hijas.

Y el que has recibido?

Cada vez que me siento querida y protegida.

Una persona que admiras.

Sigmund Freud.

¿Cómo se te conquista?

Con la verdad y demostrándome que se está a mi lado.

¿Cual crees que debería ser el desafío de nuestra sociedad?

La justicia social para las mujeres.

¿Qué te hace levantarte cada día? Las ganas de vivir. Maite Erro Jauregi (Lesaka, 1948) Es doctora en Psicología por la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea, está especializada en Psicología Social (Intervención Social y Comunitaria) y hasta este momento ha sido profesora titular del Departamento de Psicología de la UPV/EHU y Vicerrectora de Alumnado en el actual Equipo Rectoral de la UPV/EHU. Ha codirigido el Master en Igualdad de Mujeres y Hombres en las facultades de Psicología y Derecho de la UPV/EHU desde su creación en 2001. Cuenta con una gran experiencia en la gestión de recursos y presupuestos y ha estado muy vinculada a la evaluación y puesta en marcha de planes de acción positiva para las mujeres. Ha dirigido estudios de investigación y evaluación para empresas y administraciones públicas en los últimos doce años, relacionados en su mayoría con la igualdad de mujeres y hombres. Entre ellos, se encuentran la Evaluación Global del segundo y tercer Plan de Acción Positiva para las Mujeres de la Comunidad Autónoma de Euskadi; la Evaluación del cumplimiento de las Medidas para la difusión y puesta en práctica del Acuerdo Interinstitucional para la mejora en la atención a mujeres víctimas de maltrato doméstico y agresiones sexuales; o el Estudio de Asociaciones de Mujeres de la CAV que trabajan en el ámbito de la violencia de género. Dirige, asimismo, varias tesis doctorales relacionadas con la igualdad y cuenta con un importante número de publicaciones académicas.
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