Este capítulo explora los términos en los que los escoceses debatieron la unión con Inglaterra entre 1603 y 1707. Se compara el lugar que los escoceses consideraban ocupar en la monarquía británica con el de los napolitanos en la española. Mientras los napolitanos deseaban una mayor independencia, los escoceses apuntaban a una mayor unión. Los escoceses acordaron "incorporarse" a Inglaterra en lugar de optar por una unión "confederal", pero con dos logros importantes: la Unión se consideraba un "tratado" y su justificación era la "utilidad" del pueblo. El nuevo Parlamento de Gran Bretaña sería soberano, pero los escoceses continuaban viendo la Unión como condicionada.