Garbiñe Biurrun. Jueza: La sociedad cree en la justicia

2010-07-23

ASURMENDI, Mikel

BELAXE. ITZULPEN ZERBITZUA

“Txapela buruan eta ibili munduan” dice el refrán. No es difícil imaginar a alguien de Tolosa con una boina en la cabeza. Aunque sea jueza y mujer, me imagino a nuestra interlocutora con una boina en la cabeza. Porque el mundo ha empezado a organizarse de una manera distinta y los hombres tenemos que empezar a acostumbrarnos. Porque la realidad tiene mil caras.

Usted nació en Tolosa. Un nombre curioso, Tolosa. ¿Será occitano?

Nuestra Tolosa tiene gemelos en todo el mundo. Lo más seguro es que el nombre de Tolosa sea occitano (el Toulouse de Languedoc), pero hay localidades y lugares del mismo nombre esparcidos por todo el mundo: en España, en Albacete y en Jaén; en Portugal y en Argentina... También es el nombre de una montaña de los Andes y, lo que es más curioso, de un asteroide, porque se descubrió en Toulouse. Por lo tanto, se puede decir que estamos por todo el mundo.

¿Qué es Tolosa para usted?

Tolosa es mi localidad de nacimiento y de residencia, mi espacio y mi vínculo con el mundo. Es muy difícil, imposible para mi, estar unido al mundo sin tener mi refugio en una pequeña y querida parte de él. Me da seguridad y, al mismo tiempo, es una puerta que me permite salir al mundo.

Tolosa fue la capital de Gipuzkoa. El resto de los guipuzcoanos y, tal vez, los de fuera de Gipuzkoa, consideran que los tolosarras tienen un carácter especial. ¿Qué le parece a usted?

Para mi lo de haber sido capital es algo meramente anecdótico. Pero es cierto que los tolosarras tenemos una postura especial frente al mundo: La gente de Tolosa anda por todos los sitios, es valiente, tiene una gran curiosidad. Diría que necesitamos todo el mundo para desarrollar nuestra personalidad, y no solamente el mundo geográfico, sino también el cultural. Tolosa es todo un universo y se proyecta bien al mundo. Eso es lo que más asombra a los de fuera. Muchas veces me dicen: ¿Pero cómo diablos es posible que los de Tolosa impulsen tantas iniciativas y estén en todos los sitios? Y la respuesta creo que es esa: porque en todo ese universo nuestro, imaginamos y elaboramos muy bien el mundo.

Tolosa siempre ha tenido fama de euskaldun. Sin embargo, al menos hasta hace unos años, uno iba al mismo Tolosa y no oía tanto euskara. Es decir, que en la comarca de Tolosa se vive en euskara, casi únicamente, pero en la capital de la comarca, en Tolosa, no tanto.

Sí, tiene razón al describir la situación. En Tolosa se oía menos euskara, mucho menos, que en los pequeños pueblos de alrededor. Pero eso era consecuencia directa de una situación política, claro. Yo en mi infancia vivía en castellano en la calle y en casa a medias, ya que mi padre no sabía euskara. Luego las cosas cambiaron y, como puede verse, la situación hoy en día es totalmente distinta, aunque la presencia del euskara en las calles no sea aun la que nos gustaría.

¿De dónde eran sus padres?

Mis dos padres eran nacidos en Tolosa. Los padres de mi padre eran navarros, de la Sakana, de Satrustegi e Irañeta. Los de mi madres también eran tolosarras, pero siempre le he oído decir que dos de sus abuelos vinieron de Astigarraga.

¿Qué valores recibió de ellos?

Mis padres eran trabajadores los dos, simples trabajadores que iban diariamente a trabajar a la fábrica. Aun conservo en mi mente aquellas imágenes, aquellos olores y aquellas sensaciones: la ropa de mahón ensuciada, el olor a metal, cómo traían el sábado el “sobre” con el jornal -todavía veo el sobre mismo-.

Mi padre murió joven, cuando yo tenía 13 años. Era un hombre honrado y equilibrado, que respetaba a todas las personas, era muy tranquilo. Mi madre era una trabajadora total, luchadora, no tuvo una vida fácil, pero nunca se rindió en nada. Cada uno me ha transmitido una parte de su carácter y, sin ninguna duda, los mejores valores que tengo los he heredado de ellos: respeto y trabajo, así los resumiría. Luego, la vida misma me ha enseñado, pero la semilla la pusieron ellos, sin duda.

¿Qué contrastaría o qué cambiaría entre la educación que usted recibió y la que usted y su pareja transmiten a sus hijos?

La situación y el mundo son totalmente distintos. Mis hijos han tenido mayores facilidades materiales y, además de eso, la vida cotidiana les ha dado una idea del mundo: cómo vivir en familia, la importancia de los amigos, la necesidad de trabajar y el respeto. No sé si habremos conseguido transmitir todo eso, pero lo hemos intentado. Mujer y persona

Jueza, profesora, comprometida con los movimientos sociales, analista política... Se dice, a grandes rasgos, que no es época de revoluciones (en occidente), Pero yo suelo decir que sí hay una revolución, la única, la de las mujeres. ¿Está de acuerdo?

Es cierto que la última revolución que hemos vivido ha sido la de las mujeres: una verdadera revolución que ha puesto el mundo patas arriba. La lucha de la mujer se refleja en muchos ámbitos: en la política, en la familia, en el mundo laboral, en la participación popular... Los hombres han tenido que cambiar su actitud y también su posición en el mundo. La sociedad ha aprendido que otro mundo es posible y que el mundo hay que organizarlo de otra manera. Deberíamos intentar hacer lo mismo en cualquier otro ámbito, siguiendo el ejemplo de las mujeres.

¿Qué ha ganado la mujer los últimos 30 años?

Las mujeres hemos ganado mucho: libertad y dignidad. El mundo también ha ganado mucho: se ha “oficializado” otro punto de vista y otras ideas para analizar y resolver los problemas.

¿Ha perdido algo, en cambio?

No creo que las mujeres hayamos perdido nada con esta victoria. Otra cuestión es que esta revolución no ha concluido aun y que se ven ciertos “desajustes” o desequilibrios, sobre todo como consecuencia de la postura de los hombres. Pero el tiempo juega a nuestro favor.

Ha cumplido 50 años este año. A mediados del siglo pasado, una persona con 50 años iba camino de la vejez. ¿Cómo valora, en general, la transformación socio-cultural que hemos vivido las personas en occidente?

He cumplido 50 años en mayo. El día de mi cumpleaños dije, medio en broma, medio en serio, que siempre había pensado que los 50 años eran la mitad de la vida y que, ese día, me di cuenta de que no era más que medio siglo y que a saber cuándo habré cumplido la mitad de mi vida. Actualmente con 50 años estamos aun en forma, afortunadamente, de salud y de ganas. Pero no se considera así a todos los niveles: mire, si no, lo que ocurre en política, que cada vez aparece gente más joven para distintos puestos. La mayoría de los cabezas de lista son más jóvenes en toda Europa, es un fenómeno curioso. Por otro lado, esa prolongación de nuestra vida ha cambiado totalmente nuestra perspectiva y ahora sabemos que después de la jubilación todavía tendremos muchas oportunidades para poder realizar todos aquellos sueños que no hemos podido cumplir hasta entonces. Ese fenómeno es muy reciente y digno de agradecer. Hasta hace poco la gente no tenía esas esperanzas.

Una de las prioridades de Emakunde es que se cumpla la Ley de Igualdad. Su aprobación en 2005 fue un avance enorme hacia la igualdad. En estos cinco años, ¿qué pasos se han dado en la aplicación de la ley o como consecuencia de la aplicación de la ley?

La igualdad entre personas y colectivos, así como otros derechos, precisan reconocimiento y la ley debe garantizar su desarrollo y cumplimiento. La igualdad entre géneros ha recabado ese reconocimiento; esto no se ha hecho de repente, pero ese reconocimiento no es aun suficiente y ha ido incrementándose: ese derecho general se materializa en derechos cada vez más concretos, porque se considera necesario. Pero la igualdad entre mujeres y hombres necesita todavía un gran trabajo en el día a día: en el trabajo, en la casa, en las escuelas... Es más fácil conseguir derechos que cambiar la realidad. Cuando todos interioricemos verdaderamente que todas las personas tenemos los mismos derechos, en todos los ámbitos, y que debemos tener las mismas oportunidades para gestionar nuestra vida, entonces se dará el paso definitivo.

8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora. Se dice que "para los que tienen verdadera voluntad por conseguir la igualdad entre sexos, los 365 días de año son 8 de marzo, y no sólo ese día”.

Así es. Para transformar cualquier realidad social y política es necesario transformar nuestro estilo de vida cotidiano. Un edificio sin cimientos no dura mucho tiempo, por eso hay que poner los cimientos de la igualdad de género en el día a día.

El delito de violencia de género ha aumentado sensiblemente estos últimos años. ¿Son adecuadas las medidas que se toman? Por otra parte, ¿se dan más casos que nunca de violencia o por el hecho de que aparezcan en los medios de comunicación nos parece que ocurren con más frecuencia que antes? ¿Ayudan los medios de comunicación en el tratamiento de ese tipo de violencia?

Los datos han aumentado considerablemente, pero no reflejan la realidad. Lo que son nuevo son los datos: por un lado, porque hasta hace poco no se recogían (aun hoy se recogen en muy pocos países del mundo); por otro lado, porque en la actualidad las mujeres denunciamos ese tipo de ataques. Esto también es consecuencia de la actitud positiva de los poderes públicos y de la sociedad: reconocer los derechos, considerar injusto el quebrantamiento de esos derechos, proteger a las víctimas y denunciar socialmente esa injusticia. Todo eso da fuerza para denunciar los ataques. Por eso he mencionado antes la dignidad entre los logros de la revolución de las mujeres.

Mujer y trabajadora (sobre todo trabajadora, aunque no haya sido retribuida). ¿Son conscientes las nuevas generaciones, las que están ahora en época de estudios, del valor de la Seguridad Social y del trabajo?

La verdad es que hay de todo: ahora también se pueden encontrar estudiantes buenos y trabajadores. No lo tienen fácil. La vida no es fácil para nadie, pero las dificultades van cambiando. Tal vez nosotros no entendamos las dificultades y obstáculos que tienen ellos ahora.

¿Qué es lo básico que se imparte en la asignatura de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en esta época de crisis?

No sé si será para bien o para mal, pero este año he mencionado muy poco el tema de la crisis en mis clases. Es necesario conocer las bases del Derecho del Trabajo y la Seguridad Social, sin mirar demasiado a la crisis. Como consecuencia de la crisis se están reduciendo muchos de los derechos de los trabajadores, incluidos los colectivos, y se van a seguir reduciendo, aunque el mundo del trabajo no haya sido el causante de esa crisis. Por otra parte, como consecuencia de la crisis es más difícil dar clase, porque las expectativas de los alumnos también cambian.

Hace 10 años vivimos plenamente la época de la abundancia. ¿Es más fácil hoy en día transmitir el valor y la necesidad del trabajo? ¿O, al contrario, era más fácil entonces?

No debería ser más difícil, siempre que creamos que todo lo que tenemos se lo debemos al trabajo. Así se debe valorar el trabajo. Si no es así, es totalmente imposible transmitir el valor del trabajo.

En su opinión, ¿cómo influirá entre los jóvenes y los adolescentes la crisis económica que estamos viviendo?

En otras crisis anteriores los jóvenes han sufrido mucho, incluida mi generación, y algunas generaciones lo han tenido verdaderamente difícil, incluso se identificó una generación “perdida”. No es un fenómeno nuevo, pero la experiencia no nos ha dejado ninguna “receta”. Los poderes públicos tienen mucho que hacer en este sentido y la sociedad en su conjunto ha de ser muy generosa para que nadie quede excluido.

¿Y tendrá influencia la crisis en la paternidad o en la actividad de los padres?

Toda la sociedad está aprendiendo que la mayor riqueza es el trabajo, que es un gran error vivir como “ricos” y que todos podemos vivir más humildemente. También los padres tenemos que aprender eso y actuar en consecuencia. Si actuamos de esa manera, eso es lo que transmitiremos a nuestros hijos.

Entre los estudiantes, ¿existen diferencias entre chicas y chicos? Quiero decir con respecto al valor del trabajo.

En general, se puede decir que las chicas muestran otra tendencia: trabajan más, organizan mejor su tiempo y sus tareas y tienen mayor capacidad para hacer más cosas y para participar en más actividades. Y eso no sólo lo veo en la Universidad, sino también en la calle, con los hijos de mis amigos.

Hasta ahora, la sociedad estaba organizada según el punto de vista de los hombres: los hombres estudiaban para trabajar fuera de casa, o trabajaban directamente, sin estudiar, y apenas hacían nada más, ninguna tarea doméstica. Las mujeres desde siempre hemos tenido que ocuparnos de muchos asuntos y problemas (porque la marcha del hogar así lo exigía: cada hijo tiene sus problemas, sus obligaciones, y normalmente eran las madres las que se ocupaban de todo eso y lo hacían con gran esmero).

En mi opinión, el mundo ha empezado a organizarse de otra manera y los hombres todavía no están preparados para eso. En la actualidad, queremos dirigir nuestra responsabilidad y nuestra atención a muchos ámbitos: esa es una de las mayores habilidades de las mujeres. Ahí radica la diferencia. Mujer y jueza

Es magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Euskadi y miembro de la asociación Jueces para la Democracia. ¿Cómo se acoge a la mujer en esos estamentos?

En la función pública, en general, la mujer es bien acogida y las mujeres hemos accedido a este ámbito con ganas y a gusto: entrada objetiva mediante oposición, trabajo seguro y menos oportunidad para la desigualdad. Y progresivamente hemos ido alcanzando un mayor nivel, aunque aun queda un largo camino por recorrer. Por otro lado, hay que subrayar que esta tendencia de las mujeres hacia la función pública es también consecuencia de un problema: en el ámbito privado tenemos muchas menos oportunidades. Los hombres, sobre todo los de primer nivel, acceden directamente al ámbito privado porque las condiciones económicas son mucho mejores.

El 10 de octubre de 2009 asumió la responsabilidad de lo social en el Tribunal Superior de Justicia de Euskadi. ¿Qué balance haría de su cargo?

Mi balance es positivo, pero no es mérito mío. Nuestra Sala de lo Social o lo Laboral estaba en buena situación y continúa así: no hay ningún retraso, se responde a tiempo e intentamos que la respuesta sea la correcta.

¿Cree la sociedad en la justicia? ¿Dónde se empieza a hacer justicia? ¿Qué influencia tiene el carácter de cada persona (los sentimientos de cada uno, las relaciones de cada cual con su alma, los propios razonamientos) a la hora de hacer justicia o de emitir sentencia?

En mi opinión, la sociedad cree en la justicia: en la justicia como valor y en la justicia como administración. No hay otro remedio. Además, aunque los seres humanos tengamos defectos y normalmente podamos actuar mejor, y aunque hay que mejorar mucho la administración de justicia, en general y dejando a un lado los tópicos —que son ciertos—, me parece que responde a los requerimientos de la sociedad y de los ciudadanos.

En su condición de miembro de Jueces para la Democracia: ¿Cuál es la situación de esa asociación?

Nada más sacar las oposiciones ingresé en Jueces para la Democracia. Creo que el trabajo y la responsabilidad colectivos son imprescindibles para poder un trabajo social y político. Esta asociación nació hace 25 años, cuando la democracia y los derechos humanos no estaban aun totalmente asegurados en el Estado —y aun falta un largo camino— y la administración de justicia y el poder judicial era un mundo especial y bastante “derechoso”.

En un tiempo la vimos como una asociación creada para adecuar la justicia a la democracia. ¿Qué indica su existencia?

Esta asociación tiene sus problemas, claro, y sus dificultades para situarse en el ámbito político, como le ocurre a toda la izquierda. Además, es una asociación de ámbito estatal y, como tal, tiene distintos puntos de vista. Sin embargo, es un espacio para el acuerdo en muchos temas, y es, asimismo, la única voz crítica y no elitista en el mundo de la justicia, a nivel de jueces. Mujer y persona pública

Usted aparece de vez en cuando en radio y televisión. ¿Son los medios audiovisuales instrumentos adecuados para reflejar la “realidad”?

La realidad no se puede transmitir: hay que vivirla. Pero, en cualquier caso, los medios de comunicación pueden ser unos instrumentos adecuados para reflejar esa realidad, siempre que sean plurales y que expongan los verdaderos problemas de esta sociedad. Los medios de comunicación se pueden utilizar y se utilizan para “corregir” el rumbo de una sociedad y eso es muy peligroso, por supuesto. Por lo tanto, en mi opinión, todas las voces y todos los temas tienen que llegar a todos los medios de comunicación. Y tenemos que aprovechar las oportunidades que se nos ofrecen para ello.

Participó en el programa de ETB Pásalo hasta el año pasado. ¿Qué le ofrecía ese programa? En las tertulias, por su formato, ¿no se tratan los temas a veces con un punto de “frivolidad o ligereza”?

Yo no soy experta en medios de comunicación. Ya sé que a la hora de tratar los temas hay distintos modelos dentro del formato tertulia o debate: tertulias “serias” para ciudadanos “serios” y de las otras, tipo Pásalo. Yo no conozco tertulias serias en ETB en horario normal y no me parece lógico que ese tipo de temas se traten únicamente a medianoche, ya que a esa hora muchos ciudadanos no están frente a la tele. Por lo tanto, está claro cuál es la función social que cumplía Pásalo: era un horario difícil para un programa de ese tipo, pero la gente respondió bien, ya que existe una gran curiosidad social sobre diversos temas y a la hora de analizar y escoger los temas es muy importante saber a qué gente nos dirigimos.

No he leído en su CV que sea usted feminista. Tampoco se lo he preguntado directa y expresamente. En vista de sus posiciones, se podría pensar que sí, que lo es. ¿Es así? ¿Cómo ve el feminismo? ¿Cómo un movimiento que hay que promover?

Ya he explicado antes cómo entiendo esta revolución, pero lo cierto es que nunca me manifiesto como feminista. Soy mujer, soy trabajadora, y sé que sin el movimiento feminista no habríamos llegado al punto en el que estamos actualmente; por eso tenemos que agradecer todos, mujeres y hombres, la labor realizada por las mujeres feministas y por algunos hombres también. Me considero de izquierdas y en eso se resumen mis ideas (igualdad, libertad, dignidad, justicia), incluido el feminismo.

“Los hombres han tenido que cambiar su actitud y también su posición en el mundo”.

“Toda la sociedad está aprendiendo que la mayor riqueza es el trabajo, que es un gran error vivir como ‘ricos’ y que todos podemos vivir más humildemente”.

“En la función pública, en general, la mujer es bien acogida y las mujeres hemos accedido a este ámbito con ganas y a gusto: entrada objetiva mediante oposición, trabajo seguro y menos oportunidad para la desigualdad. Y progresivamente hemos ido alcanzando un mayor nivel, aunque aun queda un largo camino por recorrer”.

“En general, se puede decir que las chicas muestran otra tendencia: trabajan más, organizan mejor su tiempo y sus tareas y tienen mayor capacidad para hacer más cosas y para participar en más actividades”.

“Me considero de izquierdas y en eso se resumen mis ideas (igualdad, libertad, dignidad, justicia), incluido el feminismo”. Garbiñe Biurrun Manzisidor (Tolosa, 1960) Garbiñe Biurrun Manzisidor nació en Tolosa, en 1960. Se licenció en Derecho por la UPV-EHU, en la facultad de Donostia. Es profesora de la UPV-EHU. Imparte la asignatura de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en euskara. Es autora de varios trabajos de investigación jurídica. Fue jueza de Tolosa entre los años 1987 y 1989. Luego estuvo en el Juzgado nº 3 de lo Social de Donostia (1990-1998). Desde septiembre de 2009 es presidenta de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco.Fue miembro de Euskadiko Ezkerra (EE). En la actualidad, es miembro de las asociaciones Jueces para la Democracia, Gesto por la Paz, Lokarri y Eusko Ikaskuntza. Colabora en medios de comunicación vascos como analista política. Está casada y es madre de dos hijos.
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