Pedro Miguel Etxenike. Científico: La cualidad más importante de un científico es la tenacidad, la voluntad de solucionar un problema

2008-09-08

VELEZ DE MENDIZABAL AZKARRAGA, Josemari

Nuestro semanario Euskonews & Media cumple su décimo aniversario en 2008. Por ello y dentro de un programa de actividades más amplio, mensualmente y hasta diciembre iremos publicando una entrevista especial con un personaje significativo de la historia de nuestro país en los últimos años. Se trata del mejor regalo que podemos hacer a nuestros miles de lectores semanales.

Pedro Miguel Etxenike es uno de los científicos de más renombre que ha dado el País Vasco. Aunque se dedicó a la investigación de alto nivel desde muy joven, dedicó parte de su vida a crear el sistema de educación de la Comunidad Autónoma Vasca como Consejero del Gobierno Vasco. Conoce mejor que nadie el entramado de la investigación científica y ofrece su aportación tanto desde la Universidad del País Vasco como desde el International Physic Center de San Sebastián, que él mismo creó.

Por lo que parece es Vd. un investigador con suerte, ya que en algún lugar le he leído afirmar que todo investigador ha de ir a donde le llaman sus intereses. Y Vd. trabaja y vive en Donostia...

Eso lo dije, sí, en cierta ocasión, y tiene una doble interpretación. De un lado, se refiere a que la ciencia es universal, la ciencia es global, y si realmente uno quiere entender algo concreto y ése algo está siendo desarrollado en cualquier sitio del mundo, debe ir allí. No va a esperar a que los otros se lo expliquen cuando lo entiendan. Para cuando aquellos publiquen, el desarrollo estará muy avanzado, por lo que tiene que estar en la frontera. Y la frontera, siempre, entre lo conocido y lo desconocido, es algo muy difuso.

Y también se refiere a la segunda acepción, en ese sentido sí que tengo suerte, porque yo puedo desarrollar mis intereses en el sitio donde también quiero vivir. También es cierto que hay una generación en el País Vasco, que a la vez que ha encontrado un sitio donde trabajar, ha creado las condiciones para que se pueda trabajar en eso.

Quiero decir, que hoy mucha de nuestra gente puede desarrollar aquí una actividad investigadora de primera línea mundial. Nuestros antecesores no pudieron, y nosotros somos la generación intermedia, lo hemos hecho pero hemos construido la casa al mismo tiempo.

Por decirlo así, hay un tiempo en nuestro trabajo en el cual tuvimos que competir con el resto del mundo con mochilas al hombro. Es como subir al Txindoki pero los de Cambridge iban sin mochila y nosotros íbamos con mochila, porque a la vez que subíamos teníamos que preparar las zapatillas para ascender. Y eso yo creo que está muy bien recogido en un discurso que hizo el Lehendakari Ibarretxe en el Centro Korta cuando reconoce a un grupo numeroso de personas de este país y dice que ahora no sólo se trata de atraer talento, sino de retener, cuidar y mimar al que ha ido surgiendo aquí.

A mí me da la impresión, y lo he vislumbrado también en la lectura de los textos sobre el Donostia International Physic Center (DIPC), que sí se ha conseguido y que seguramente este centro sea lo más internacional...

En estos temas, es peligroso decir quién es el más... Primero porque establece innecesariamente comparaciones que pueden ser irritantes. Pero yo creo que lo importante es que la ciencia sea internacional. Los valores son internacionales, los científicos sin embargo son locales, y hay que crear instrumentos para esa internacionalización. Y el DIPC surge con ese objetivo: internacionalizar. Y la investigación de grupos eminentes en varios campos punteros en la Universidad del País Vasco ya era internacional. El DIPC nace, por lo tanto, para dar a algunos de estos grupos un instrumento, y yo lo que sí creo es que en los años que llevamos ha sido un éxito claro.

Quizás porque ya estaba maduro el terreno para esta iniciativa. Esto no hubiese podido florecer si lo hubiésemos creado cuando yo, por ejemplo, estaba en el Gobierno Vasco, en el año 1980, porque el caldo de cultivo, el ambiente, la masa crítica, los valores, el apoyo social, eran diferentes.

Yo creo que el éxito es debido, por un lado, a las relaciones internacionales de los líderes, y a la apuesta estratégica de las instituciones, en el sentido de que en el patronato del DIPC están representados todos al más alto nivel, lo cual quiere decir que no entran en detalles de cómo se hacen las cosas pero pueden juzgar si se hacen bien y apoyarlo. Y el DIPC funciona de forma ágil y lejos de burocracias. La UPV-EHU y otras universidades, están representadas al más alto nivel en el DIPC. La universidad es parte del DIPC, esencial, pero el DIPC no es parte de la universidad. No está sujeto a formas de regulación burocráticas, lentas, funcionariales.

El DIPC es un catalizador de la actividad fundamental del Departamento de Física de Materiales de la Universidad del País Vasco y del Centro Mixto con el Consejo. Es un ejemplo muy bueno de cómo una innovación social, una forma diferente de hacer las cosas, produce una alta innovación científica y alta producción científica.

Uno de los problemas de la ciencia y de la tecnología es que a la mayoría de los mortales nos es difícil calibrarla. ¿Podría, en pocas palabras, convencernos de que la aplicación correcta de la ciencia y de la tecnología, tiene un reflejo directo en el desarrollo de una sociedad?

Eso lo vemos todos los días desde que nos levantamos. Si alguien se parase a pensar qué es lo que ha hecho a lo largo del día, nos daríamos cuenta de que gran parte de esas actividades hace 100 años hubiesen sido mucho más desagradables. Desde el baño matinal, calentar el desayuno, pasando por la aspirina que has tomado cuando te duele la cabeza.

La ciencia ha reducido la dependencia con el medio natural. Hobbes decía sólo hace 300 años que la vida es sórdida, cruel y corta, excepto para una privilegiada minoría. La probabilidad de que tú y yo tuviéramos esta conversación a principio de siglo era muy pequeña, porque el que tú estuvieses vivo era pequeña y que los dos lo estuviéramos era más reducida aún. La esperanza de vida se ha duplicado, la dependencia con la naturaleza se ha reducido. Claro, es muy bonito pensar en la idílica naturaleza, pero no pensará lo mismo el que sufre el ciclón de Bangladesh.

Hace 200 años Rousseau decía: “La mitad de los niños morirán antes de cumplir los 14 años, ésta es una cifra inmutable, no intenten cambiarla”. La ciencia ha tenido, a través de la tecnología, una labor humanizadora. Ha hecho la vida de la sociedad más humana, y más agradable.

Otra cosa es que a la vez ha creado otra serie de problemas, porque el avance hacia lo desconocido, decía Leibnitz, muchas veces crea en sí una amenaza. El hierro: la espada o la azada; depende de su uso. Quién iba a pensar que el cálculo infinitesimal, que permite diseñar máquinas de diagnóstico médico y la computación, también se puede utilizar para guiar un misil. Este es el problema de la dualidad de la ciencia. Ahora, lo que está claro es que la ciencia ha hecho la vida más humana. Eso por un lado.

Además, la ciencia ha contestado a preguntas básicas que el hombre se había hecho desde los griegos. Es parte de la filosofía natural. Es parte esencial del humanismo moderno y de la cultura moderna. Y yo creo que la mayoría de la gente está convencida de ello. Lo cual no quiere decir que todo lo que es posible tecnológicamente sea conveniente o saludable. Ahí está la sabiduría, que no el conocimiento, que es una concepción correcta de los fines, y para ello las sociedades tienen que encontrar democráticamente esa línea.

El problema es que, a veces, aspectos esenciales de la ciencia son difíciles de transmitir. Por ejemplo el profesor de literatura puede desde el primer momento transmitir a sus alumnos, no seguramente con la misma sofisticación que el autor, pero sí con cierta belleza un texto. Entre otras cosas porque los alumnos llevan 15, 16 o 18 años hablando, pensando, utilizando el lenguaje y dominando o jugando con esas palabras.

Un profesor de física no puede transmitir la belleza de la teoría general de la relatividad. No es fácil que alguien entienda que la estructura de la doble hélice del ADN lleva implícito el mecanismo de réplica, la forma que una generación tiene de transmitir a la siguiente sus características, el secreto de la vida. Es cuestión de lenguaje. Y por eso es importante que los científicos, los que realmente han hecho los avances, expliquen a la sociedad qué hacen, por qué, para qué sirve lo que hacen, cómo se hace. Todo esto está relacionado, es parte de lo que yo llamaría “ciencia y sociedad”.

Es interesante lo que dice sobre la incidencia de la ciencia y la tecnología en el desarrollo social. ¡Y qué apasionante es todo ese campo! Sin embargo, qué poca incidencia tiene en nuestros jóvenes, a quienes no parece que las carreras técnicas y la investigación les atraiga mucho...

Eso es verdad y creo que está relacionado con varias factores. Cuanto más desarrollada está una sociedad parece que las recompensas se desvían hacia otros campos. Por ejemplo, durante muchos años en España se ha alabado lo que yo llamaba “la economía del casino”. Los triunfadores eran los que hacían fortunas mediante especulación. Y la sociedad reconocía esos valores, probablemente distintos de los que se reconocen en Finlandia. El triunfador era otra persona.

Si la sociedad no reconoce ni social ni materialmente a los que están tirando del carro, difícil será que sea atractivo. Si un hermano pequeño ve que de sus dos hermanos mayores, uno -que ha hecho biología molecular- está malviviendo, trabajando en investigación, y el otro, un broker, está en una época florida, es obvio dónde tiene la referencia.

Yo creo que tiene que ver con el reconocimiento social en parte, y también con lo que he explicado del lenguaje. Hay cosas que se pueden apreciar desde el primer momento como atractivas y la ciencia exige un cierto tiempo porque hay que aprender un lenguaje, que es duro. Uno no disfruta de un texto de Shakespeare si no sabe inglés. Y el aprendizaje del inglés puede ser un rollo, pero si lo sigue luego disfrutará. Y en ese sentido ésta puede ser otra de las dificultades. Por eso es importante un tratamiento muy correcto del tema educativo.

Yo creo que cuando se habla de innovación, de tecnología, de desarrollo, el núcleo esencial es el sistema educativo. La sociedad será lo que sea su sistema educativo, porque ahí se transmiten conocimientos, comportamientos y valores. Y en el caso concreto de la ciencia es importante que los que se dedican a la enseñanza en los niveles, fundamentalmente, de bachillerato, estén muy bien tratados económicamente, socialmente y con las condiciones para desarrollar su trabajo, porque sólo así podrán transmitir la ilusión y el amor por lo que se hace, el afecto. Si ellos están cabreados no van a transmitir nada.

En resumen tres factores: valoración social, dificultad de apreciar algo sin un entrenamiento suficiente, y necesidad de que el sistema educativo transmita la valoración, no sólo de las consecuencias útiles de la ciencia, sino de la ciencia como valores cognitivos. Siendo el conocimiento de lo útil esencial para el desarrollo de una sociedad, incluso para el desarrollo social, todavía lo es más que la sociedad sea consciente de lo útil que es conocer.

Tanto el desarrollo tecnológico como el de la ciencia, han mejorado nuestro modo de vida. ¿Se pueden citar algunos avances que hayan sido básicos en este cambio?

La ciencia, en concreto la física, ha avanzado en dos direcciones, que es lo que la gente siempre aprecia como más trascendente, más espectacular.

Uno es el conocimiento de lo más grande, el universo, a dónde vamos. Y otro, más pequeño, las partículas elementales, que están relacionadas. Quien quisiera hacer una figura poética diría con Alberto Galindo el alfa de la gran explosión y el omega de la desintegración de la materia, la cosmología y las partículas elementales.

Y eso es lo que la gente, habitualmente, lee cuando se interesan por la física. Cuando tú vas a una cena con gente que tiene la vida solucionada, y pueden dedicarse a pensar sobre otros temas, te sacan la cuestión de las cuerdas, el big bang, el universo, la materia oscura, etc. Se trata de lo más grande y lo más pequeño. Lo que significa el 10-35 (diez elevado a menos treinta y cinco), las cuerdas, el radio de Planck o 1025 (diez elevado a la veinticinco) la magnitud de nuestro universo.

La galaxia es 1021 (diez elevado a la veintiuno), la luz tarda 8 segundos en ir a la luna, 8 minutos en ir al sol desde aquí, y cien mil años en cruzar nuestra galaxia, que no es más que una más de las innumerables existentes. Y todo esto es de tal magnitud que la gente encuentra allí su belleza, trascendencia. De hecho, los físicos últimamente son los únicos que hablan de Dios. Yo suelo decir que, al menos aquí, los obispos hablan de otras cosas.

Sin embargo, esta física de lo más grande y de lo más pequeño, debe ser contrastada con otra, que es la ciencia de la naturaleza real de los objetos reales. En inglés se puede hacer una paradoja “the matter that matters” jugando con el doble significado de matter, como asunto y como materia. Ahí es donde está el hombre, donde está la ameba, donde está el ADN. Y fundamentalmente, ésa es la ciencia que ha cambiado el mundo y que ha cambiado la tecnología.

De la otra ciencia también se habla, como por ejemplo de la relatividad general y restringida, que es la que permite los GPS, que no es ninguna tontería. Aspectos esenciales sobre el tiempo y los sistemas acelerados son los que permiten que el GPS detecte algo. Sin las correcciones de los relojes debidas al hecho de que el satélite se mueve, y que está en un campo gravitacional distinto al de la tierra por la altura, en un día el satélite perdería el blanco en diez kilómetros. Y son correcciones de microsegundos. Es decir, que hay ejemplos de utilidad y de aplicación.

Ahora, en el núcleo de lo que es la naturaleza real de los objetos normales, por qué hay metales, por qué hay semiconductores, cómo son las moléculas, cómo se hace la catálisis, cómo es la estructura doble hélice del ADN, yo creo que hay tres palabras que simbolizan tres logros: átomo, gen y bit.

Átomo: en el sentido de conocer la materia, de ahí surge la microelectrónica, surgen las centrales nucleares, surgen los láseres. Gen: la estructura de doble hélice del ADN encierra el secreto de la vida. Pasa a la genómica y a la medicina. El computador: que ha permitido analizar y la revolución microeléctrica ha cambiado, no ya consecuencias útiles, sino casi la forma de preguntarte sobre los problemas, la cultura en una palabra.

La gran revolución conceptual del siglo XX es la física cuántica, que permite entender la materia, entender las moléculas, entender la estructura del doble hélice del ADN, etc. Ahí están los láseres, la resonancia magnética nuclear, diagnósticos en medicina, nuevas drogas, genoma, energía, todo. La física de la materia condensada en una palabra es una de las grandes contribuciones.

Átomo, materia, gen, vida, bit, complejidad, podían resumir el avance grandioso en el siglo XX, y la física cuántica que lo posibilita es uno de los grandes logros científico-tecnológicos del siglo XX.

Una afirmación cierta es que, efectivamente, hace 100 años seguramente no hubiéramos podido llegar a esta conversación por aquello de que no hubiéramos alcanzado la edad que tenemos. Sin embargo tiemblo cuando he leído en alguna otra ocasión que dentro de poco el hombre podría llegar a vivir 1.000 años.

Eso no lo sé. Habría que preguntárselo a otros. Hay que ver en qué condiciones. En cualquier caso, sí que hay algunos organismos que no mueren. La ciencia moderna probablemente pueda permitir alargar la vida.

Hay investigaciones serias que se han realizado y se han publicado en la revistas Science y Nature. Estas revistas son grandes no por su influencia mediática, sino por el sistema de control de calidad de lo que ahí se publica. Y se ha escrito sobre cómo se puede alargar la vida por ejemplo en ratones o en moscas. Cambiando las condiciones de vida, y si eso fuese extrapolable a la raza humana ya se habla de que se podría llegar a los 500 años.

Y las condiciones, por lo que dicen esas investigaciones, que permitirían hacer que la vida fuese muy larga son tres y no muy agradables. Yo desde luego no las querría para mi. La primera es pasar mucho frío, la segunda es pasar mucha hambre y la tercera no es abstinencia, sino extirpación de las gónadas sexuales. En cualquier caso es muy posible que a muchos al leer esto les parezca que no se sabe si la vida sería más larga pero, indudablemente, iba a parecer muy larga.

El alargar la vida es una aspiración de muchos. Siempre me han gustado mucho dos frases. Una muy cínica, creo que es de Benjamin Franklin: “No te preocupes por la posteridad porque ella no va a hacer nada por ti”. Y otra de Woody Allen, jocosa: “Yo sí que quiero pasar a la posteridad, pero no por mis obras, como me dicen, sino simplemente no muriéndome”.

Si el científico ve con claridad lo que está sucediendo ¿Tiene algún tipo de capacidad también para ver lo que nos va a venir?

Tengo que decir, primeramente, que el científico no ve con gran claridad nunca lo que está sucediendo, porque el científico, el investigador, está en la frontera de lo conocido y lo desconocido, y eso es una cosa muy confusa. “Cada avance en la investigación –dice Migdal– surge de la comprensión“. Pero la comprensión surge del propio avance, hay una contradicción intrínseca. El avance científico es la superación de esta contradicción.

Entonces, repito, el científico no ve con mucha claridad; son avances difusos, pasos en lo desconocido, formas diferentes de preguntar, y sí que a veces surge de repente, el momento del descubrimiento, cuando alguien da con algo en esa confusión en la frontera. Esa es la diferencia entre un investigador y un sabio, un “scholar”. Un scholar lo que quiere es investigar para entender, él quiere entender, es un sabio. Pero un investigador lo que quiere es entender para descubrir, es un explorador.

Sí que es verdad que, a veces ocurre lo que yo suelo describir en las charlas el momento del descubrimiento. Cuando Watson y Crick se dan cuenta de que en la estructura de doble hélice del ADN en la secuencia en que los cuatro nucleótidos que la conforman, (son el alfabeto de la vida), encajan a lo largo de la columna vertebral está el secreto de la vida. Ese momento es mágico, es el momento del descubrimiento.

Todos los investigadores lo han sentido, la mayoría no en un grado tan profundo como en el ejemplo citado. O como cuando Einstein ve la relatividad generalizada. Pero lo han sentido en un momento dado y por eso la investigación es difícil de dejar, porque se trata de momentos mágicos, por pequeños que sean.

Esa idea del investigador como alguien que ve claro las cosas es falsa. Es lo opuesto. Los investigadores casi siempre se mueven en la frontera en que las cosas no se ven claras. Si se viesen claras ya no sería la investigación tan interesante.

¡No me diga Vd. que tiene un despiste más grande que el que podemos tener los no investigadores mirando hacia el futuro...!

Depende de lo que se defina por despiste, porque pocos despistes más profundos que las certezas de algunos que pontifican todos los días en los medios, ¿no?

Pero hablando en serio, si una persona bien formada, inteligente, con visión, un gran investigador te dice que algo es posible... casi seguro que acierta. Si te dice que algo no es posible, casi seguro que se equivoca.

Hay ejemplos extensos en la historia de la ciencia. El presidente de la Oficina de Patentes Norteamericana, deslumbrado por los éxitos de la física clásica, a finales del siglo XIX afirmaba que todo lo que puede ser inventado ya lo había sido. Eso lo dice dos años o tres antes que surgiera la teoría sobre la física cuántica y la relatividad, que cambian la ciencia del siglo XX y llevan a un sinfín de inventos, todavía hoy.

El iphone actual tiene 200 patentes de alta tecnología; que tú estés mirando una foto y que te gire la imágen, no es una trivialidad. Que tú puedas desde los Estados Unidos conectarte a tu casa en un segundo, era algo impensable; mi abuelo dejaba pasar 30 días para llamar a sus parientes a California, y todo el mundo estaba a ver lo qué decía el tío de Puerto Rico. Ahora desde una montaña del Baztán, aquel hombre, mi abuelo, el aitatxi ¿qué hubiese pensado si coge un cacharro de éstos y le sale su nieto? No lo habría entendido...

Siguiendo con ejemplos, el presidente de la IBM, Watson, pensaba hace 50 años que habría mercado en el mundo quizá para 5 computadoras. El presidente de Digital, en 1977, que está a la vuelta de la esquina, no veía ninguna razón por la que alguien pudiese querer un ordenador personal en su casa. Hoy les quitas el ordenador personal al 20% de la población y les produces una depresión. Bill Gates dijo que 640 KB deberían ser suficientes para cualquiera, en 1981. Mikelson pontificó que ya se conocerán todas las leyes de la física. El Mariscal Foch decía que los aviones son juguetes pero no tienen valor estratégico militar.

¡Hacer predicciones...! Hay un comentario muy bueno de Niels Bohr, el gran físico danés, que dice “Nunca hay que hacer predicciones, sobre todo sobre el futuro” Y podríamos añadir otra frase genial de Groucho Marx, cuando comentaba que “El futuro ya no es lo que era”.

¿Cuáles son las cualidades de un buen científico?

Yo suelo dar una charla titulada “Consejos a un joven científico” y por supuesto que hay cualidades que caracterizan a los científicos, pero no existe “el científico”. En esto yo discrepo de algunos colegas, porque no creo que exista “el científico” tipo. Hay científicos, y lo mismo que al hacer un palacio o una obra arquitectónica está el arquitecto, el que diseña, el que da la primera visión, el que remata la obra, hay científicos que quieren decir la primera palabra sobre un asunto y hay otros que quieren decir la última sobre un tema y tanto de un tipo como del otro son igualmente eminentes. Uno escribe en el primer “paper” sobre el tema y otros en el último “review”. Hay científicos que son como artesanos, hay otros que son más como coleccionistas y todos contribuyen al edificio de la ciencia porque la ciencia es progreso, es una obra colectiva.

Es la frase que suelo recordar de André Gide: “Todas las olas del mar deben la belleza de su perfil a la retirada de las que les precedieron” Siglos antes Newton, citando a varios anteriores, también había dicho algo parecido: “Si he podido ver tan lejos es porque me he apoyado en las espaldas de los gigantes anteriores”.

La ciencia es progreso debido a que todo son eslabones de la cadena, cada uno de una forma muy diferente. Por tanto, no hay cualidades únicas que definan a los científicos. Unos tienen unas, y otros tienen otras. Unos son imaginativos otros no tanto. Ahora, en mi opinión la cualidad más importante de un científico es la tenacidad, la voluntad de solucionar un problema. Si uno tiene amor por lo que se hace y voluntad, solucionará los problemas. Y es verdad eso, que tantas veces lo hemos comprobado, de que la ciencia es 99% transpiración y 1% de inspiración... y que la inspiración te tiene que coger trabajando.

De hecho a veces inteligencias muy, muy rápidas no son buenas para la ciencia porque se aburren demasiado pronto. La voluntad, la tenacidad, obviamente una cierta austeridad, una voluntad inquebrantable, un conocimiento de lo básico, capacidad de trabajo, amor por lo que se hace, todo eso son cosas bienvenidas. Sin hinchar a consejos a un joven científico, suelo darles algunos, algunos cínicos, otros idealistas, para que los aspirantes a científicos sobrevivan en el mundo de hoy.

No es lo mismo la ciencia de hoy, con equipos colectivos, que la ciencia de Newton. Probablemente no habrá muchos talentos en la historia de la humanidad comparables a Newton. Este hoy no podría funcionar como funcionó, y eso que digo de la tenacidad, de la voluntad se refleja bellamente en una respuesta de Newton, cuando le preguntaron: “¿Cómo consiguió usted descubrir la gravitación?”. “Pensando en ella continuamente” contesta. Existe algo de obsesión.

Pero hay que tener cuidado porque un genio, lo decía Faraday, es alguien que cree que lo que es verdad para él es verdad para todos, y por lo tanto lucha por ello. Pero un estúpido hace exactamente lo mismo. Así que aquí de lo sublime a lo ridículo hay sólo una línea.

En un colectivo de alumnos ¿se nota quién puede ser investigador?

Sí en los extremos, sobre todo se nota el que no será. En general sí se vislumbra, pero es una combinación de lo que he dicho antes. De amor por lo que se hace, de ilusión, de voluntad, de inteligencia, aunque la inteligencia puede ser a veces disimulada, en el sentido de que si hay alguien al que no conoces bien, puede ser que no te parezca inteligente porque no entiende, pero quizás no entiende por carecer de la base adecuada.

Si los conoces a lo largo de su trayectoria sí que se nota. Pero también con cuidado, porque algunos de los mejores investigadores no han sido los mejores estudiantes. Se han aficionado más tarde.

Eso no quiere decir que haya que fomentar que la gente no tenga buenos curriculums y no valorar cinco años de trabajo. Pero se nota más en el doctorado, donde ellos tienen que contribuir y aportar algo. Yo cuando veo ilusión, ganas de hacer y trabajo, soy siempre partidario de dar oportunidades.

Una pregunta particular. ¿Pedro Miguel Etxenike de jovencito era normal?

Totalmente. Como ahora....

¿Nadie le dijo, “tú apuntas...”?

Siempre he sacado buenas notas. Tengo algunos record, según me han dicho, en Lecaroz. Allí había notas de conducta, urbanidad y aplicación. Conducta era disciplina, urbanidad puntuaba, por ejemplo, si la bata la llevabas impecable o si, por el contrario, habías sido capaz de escribir en ella cuatro fórmulas para recordar, y aplicación era la nota media de las asignaturas. Yo creo que en Lecaroz marqué records que seguramente habrán sido ya batidos. Pero anteriormente nadie había sacado.... Tener un 5 en conducta y un 5 en urbanidad era prácticamente castigo, y sacar un 7 en aplicación de media era casi un premio. Se leían las notas por parte del prefecto en público y en cierta ocasión me dieron 1 en conducta, 1 en urbanidad y 10 en aplicación.

Yo he sido muy buen estudiante, en casi todo. Hay cosas que siempre se me dieron muy mal, pues creo que no era muy bueno en formación del espíritu nacional, por ejemplo, pero aquello no contaba. Porque en Lecaroz, obviamente, los que veníamos de un determinado sector no éramos tan entusiastas en este campo.

Yo fui malo en todo lo relacionado con la música y con el dibujo. Dicen que con entrenamiento se aprende, pero a mi me cuesta encontrar el tono y tengo que repetir un verso probablemente todo el día para poder cantarlo bien, aunque luego lo disfrute. Era muy malo en gimnasia, sin embargo en deportes era bueno.

¿O sea que en la bata llevaba apuntada alguna fórmula?

Sí, llevaba cosas apuntadas en la bata para acordarme, por eso me ponían 1 en urbanidad. En el colegio de Lecaroz había dos premios de excelencia en estudios de todo el colegio, que se ponían en el cuadro de honor, y casi siempre éramos los mismos. Pedro Miguel Etxenike y Carlos Tamayo, que es un gran amigo, ahora director de la Kutxa, persona muy inteligente y con mucho sentido común.

Por tanto, buena hornada la suya... Hemos hablado de investigación ¿En la investigación vale todo? ¿No es fácil pasarse?

La ciencia, en primer lugar, tiene límites y debe tenerlos. Pero lo que es muy peligroso es que se pongan a establecerlos los que no deben, porque hay ejemplos en la historia de la ciencia que demuestran que cada vez que esto ocurre los resultados son malos. Es muy difícil predecir la utilización del conocimiento, por ejemplo, el cálculo infinitesimal ¿es bueno o es malo? La ecuación de Einstein e = mc2. Poner límites a la ciencia es muy peligroso.

Otra cosa es que haya límites en la ciencia, intrínsecos incluso, pero éste es otro tema. Por ejemplo, el hecho de que la velocidad de la luz sea finita, el teorema de Gödel, el principio de la indeterminación de Heisenberg son límites intrínsecos absolutos en la ciencia.

Ésos no son los límites más importantes, los más importantes son relativos. Algunos de estos tienen relación con la hipótesis de Popper, sobre que un experimento puede demostrar la falsedad de una teoría, pero billones de experimentos nunca llegarán a ratificar al cien por cien la verdad de una teoría. Ésos son límites.

Pero después de esta introducción, el límite aquí fundamental, el límite sobre el que preguntas es el límite ético. ¿No? Entonces, ésta es una discusión dificilísima. Insisto en que hay que andar con mucho cuidado. Pero a mí sí que me parece que no todo lo que es posible es deseable. Por ejemplo, investigar explícitamente en virus para asesinar una raza, es intrínsecamente malo. Lo cual no quiere decir que de una investigación buena no surja algo que lo permita.

Pero en cuanto al fin en sí mismo... Por ejemplo, cuando uno tiene el dilema que afrontaron los investigadores que trabajaban en la bomba atómica. ¿Se debe o no investigar esto? Uno puede decir: nunca. Y si a la vez el nazismo está investigando ¿Tampoco? ¿Se le puede permitir dominar al mundo? La respuesta a esta pregunta, desde luego, fue diferente en los que habían sufrido bajo el nazismo en Europa y estaban investigando en Estados Unidos, que en algunos eruditos que no habían sufrido.

A ello mi respuesta sería que no todo lo que es posible es deseable y que los límites deben ser tratados con extremo cuidado, y corresponde establecerlos, en su caso, a la sociedad en general y no sólo a los científicos. Pero los científicos no son inocentes, su interés no es el valor supremo.

Cuando se habla de innovación social...

¿Qué es innovación social?

Los movimientos existentes enfocados a la mejora de vida... ¿Están en su generalidad bien dirigidos?

Yo creo que ahí todo movimiento puede contribuir a algo y puede contribuir a estropearlo, porque hemos visto, por ejemplo, movimientos antinucleares hace veinte o treinta años basados en una ignorancia científica tremenda, que puede que lo que hayan conseguido es retrasar el desarrollo humano, social, de comunidades del mundo al haber parado la investigación. En esto también hay que andar con mucho cuidado.

Yo no soy partidario del todo libre. Yo creo que la sociedad debe tener una forma de participar en los desarrollos. Pero tiene que ser articulando de una forma racional, como puede ser la Royal Commission en Inglaterra. Y no puede dejarse en manos de intereses de grupos privados.

Todo movimiento serio que reflexione siempre será de utilidad. Pero también es verdad que, a veces, tengo la sensación de que algunos movimientos son instrumentalizados. Creyendo que luchan contra grupos de presión, son usados por grupos de presión. Y ahí la finura de una sociedad democrática, la altura democrática de la sociedad, y la articulación de mecanismos apropiados de participación, es lo que decide.

La verdad es que es difícil...

Por eso he dicho que un sociedad debe estar científicamente informada, porque así es menos susceptible de manipulación por intereses particulares. Puede juzgar mejor. Muchas de las decisiones que van a tomar las sociedades modernas tienen un alto componente de ciencia y tecnología.

La sociedad científicamente informada en aspectos generales de la ciencia, en qué es ciencia y qué no es, en cómo funciona, puede tomar decisiones mejor. Uno puede estar a favor o en contra de la homeopatía pero debe saber qué es la homeopatía. Y, desde luego, si la homeopatía lo que hace es retrasar un diagnóstico de una enfermedad seria, no es lo mismo.

Tenemos en la CAPV una Universidad pública joven, de los años 80. Y desde fuera tenemos la impresión de que es una universidad con muchos tics de universidad antigua. Yo le he oído decir a Vd. que la universidad española está infrafinanciada y supraregulada. ¿Sucede lo mismo con la universidad vasca?

Sí, claro. La universidad vasca está regulada en su estructura central, vertebral, por las leyes orgánicas excesivamente reglamentistas que se aprueban en el parlamento español. Cuando nosotros votamos el Estatuto de Autonomía nunca pensamos que la autonomía política, en lo esencial, fuera regulada por los poderes públicos centrales.

Eso es lo que hemos denunciado repetidas veces como una violación del pacto estatutario. Esa violación, en el caso vasco, no es tanto de financiación, aquí el Concierto ha permitido una singularidad importante y como consecuencia mejoras sustanciales en el autogobierno, pero sí en cuanto a la capacidad política. El café para todos lleva a algo que yo he vivido personalmente, “Oiga usted, tiene razón pero no podemos hacerlo porque con las 17 comunidades pin, pun, pan...” Por eso yo soy partidario de una relación singular, diferenciada con España.

La universidad vasca, en su estructura, es una universidad funcionarial como la española. Y la vasca está sobreregulada. Soy partidario de la autonomía interna de las universidades. Y la vasca está supraregulada por una ley orgánica que es detallista y por una ley vasca que entra todavía en más detalles. Y está infrafinanciada.

Dicho esto, hay que decir que la universidad vasca ha mejorado sustancialmente, y lo está haciendo. Pero la universidad vasca, fundamentalmente en su componente investigadora, que es lo que define una universidad competitiva en el mundo, se basa en un porcentaje minoritario de sus profesores. Esto hay que irlo aclarando, porque una universidad de investigación tiene que ser una universidad en la que prácticamente la totalidad o un porcentaje alto de sus profesores, sean investigadores. Y ése es el objetivo.

El punto de partida, por lo tanto, es difícil. Hay que darse cuenta de que tener una universidad buena es caro, muy caro, mucho más caro de lo que nos creemos y de lo que estamos invirtiendo. No hay más que mirar al mundo. Por lo tanto, si queremos que el País Vasco sea un referente mundial o europeo en innovación e investigación, existen dos pilares esenciales sobre lo que se tiene que establecer: el sistema educativo, en general, y el universitario, en particular. Siendo conscientes de que atraer, retener y cuidar el talento hoy exige unas condiciones salariales y de trabajo muy superiores a las que tenemos.

Ésta es la realidad, y lo demás son fuegos de artificio. Si realmente nos creemos lo que decimos, tenemos que actuar en consecuencia. Y en mi opinión en el sistema educativo y en la universidad no se está actuando al nivel de las declaraciones, aunque se están dando pasos importantes en la dirección correcta.

¿Habría algún modelo?

A mí el modelo que me gusta, es el modelo que yo he visto que funciona. El sistema universitario, la universidad como institución, es después de la iglesia católica, probablemente, la que más ha durado. ¿No? ¿Qué institución ha sobrevivido y ha aguantado tanto? Sobre la universidad se ha constituido el avance de la ciencia en el siglo XX y a lo largo de la historia, y también el desarrollo científico-tecnológico. Ha sido el soporte de la economía, y en esta evolución ha habido diversos modelos. Ha habido ensayos y errores, y ¿Cuál es el modelo que ha triunfado?

El modelo que ha triunfado en el mundo es el modelo de la universidad anglosajona, con plena autonomía, independencia respecto a los poderes públicos y autorregulada. Pero, claro, esa autorregulación exige empezar de unas condiciones iniciales adecuadas.

¿Las tenemos en estos momentos? Si se permitiese a las universidades españolas funcionar como Harvard ¿Qué harían? ¿Los profesores nombrarse a ellos mismos de por vida? No lo sé, yo lo que digo es que si no se permite, nunca nos acercaremos a los niveles de excelencia. Si se permitiera ir hacia un autogobierno universitario total, tendríamos una etapa transitoria muy difícil, porque se harían tantas chapuzas que nos harían dudar del camino.

La autonomía no significa complacencia y autorregulación por los profesores de la propia institución. El modelo está ensayado y yo creo que a eso debemos ir. Lo que pasa es que la transición de un modelo supraregulado e infrafinanciado a un modelo no regulado, con mucha financiación con libertad y exigencia de responsabilidades, puede ser traumática y muy difícil de lograr si se basa exclusivamente en los intereses de los que ya están dentro. Pero si no lo probamos, siempre seremos medianos.

Nosotros deberíamos poner nuestra Universidad del Pais Vasco- Euskal Herriko Unibertsitatea, por lo menos entre las 200 mejores del mundo. No digo entre las 50. Pero con ningún criterio de valoración estamos actualmente entre las 200 primeras. ¿Qué universidades son las mejores del mundo en todas las clasificaciones? Entre las primeras siempre son las mismas: la Universidad de Cambridge; no es casualidad ya que es la universidad de Newton, de Darwin, de Bertran Russel, de Rutherford, de Watson y Crick; Oxford, con el Imperial College; la ETH de Zurcí, entre las europeas. Probablemente ninguna alemana, que son buenísimas, sale entre las 30 ó 40. Y luego están, y en los primeros lugares, las americanas: Harvard, MIT (Massachusetts Institut of Technology), Berkeley que es pública, Stanford que es privada, Yale, Columbia, Illinois, Princeton, etc.

¿Por qué es esto? Tiene mucho que ver con el autogobierno pero tiene mucho que ver con los fondos financieros. Sólo en los fondos de reserva de la Universidad de Harvard, llegan este año a los 35.000 millones de dólares. Esto permite utilizar, sólo de sus propios fondos, entre 1.000 y 2.000 millones para proyectos de investigación, becar estudiantes, etc.

Estamos hablando de otros órdenes de magnitud. A eso me refería antes cuando decía que si realmente creemos en lo que decimos hay que dar un salto cualitativo en la financiación. Es tema educativo. En mi opinión, los profesores del sistema educativo - básico y universitario-y los profesores investigadores deben ser tratados de forma diferente.

Fue Vd. el primer Consejero de Educación del Gobierno Vasco formado en 1980. Y piensa en clave vasca. Como científico ¿esa condición le ha cerrado alguna puerta?

En el mundo universitario de España, pienso que no. En el mundo, seguro que no. Yo creo que a mí el sistema universitario español, en general, y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, en particular, me ha tratado espléndidamente. Ahora mismo, tenemos colaboraciones con el Consejo Superior, y me siento tratado excesivamente bien, de hecho el presidente del Consejo, Carlos Martínez, siempre quiere proponerme para todo tipo de premios, y soy yo el que prefiere que, en muchos casos, sean otros los propuestos.

Es posible que en alguna adjudicación de proyectos haya habido alguna cosa de esas. Me acuerdo que una vez, en un proyecto hispano-americano, llegó un tío tan tonto que dijo que no debía financiarse a vascos. Llamamos al Ministerio de Asuntos Exteriores y se corrigió aquel desliz.

Sin embargo, por lo que respecta a participar en Consejos de Administración de algunas empresas, sí se me ha puesto el veto no por ser vasco sino por no pertenecer a unas determinadas adscripciones políticas.

Ha hablado de la UPV-EHU, nuestra universidad pública en la CAPV, y del reto de colocarla entre las doscientas más importantes del mundo... El tamaño tiene importancia ¿no? Euskal Herria es pequeña...

El tamaño importa, claro, pero Suiza también es pequeña y tiene instituciones universitarias entre las mejores del mundo, la ETH de Zurich, el Politécnico de Lausanne. Yo creo que Euskal Herria es pequeña pero lo suficientemente grande como para tener una gran universidad. Es el gran reto de lo pequeño.

Hablando de lo grande y lo pequeño. ¿Nos explica, por favor, qué es la nanotecnología?

Antes, cuando he explicado lo grande y lo pequeño lo hacía en otro contexto. Los confines del universo y las partículas elementales. He dicho que el átomo era como símbolo de la comprensión de la materia basada en la física cuántica, una de las palabras claves que definen el siglo XX.

En la organización de la materia, en su estabilidad se funciona por la física cuántica, y la nanotecnología no es algo que surja de una disciplina determinada, como es la física, sino que es el estudio del comportamiento de la materia a una determinada escala, la escala nanométrica. Es una materia que no es exactamente física-atómica, y tampoco física- macroscópica. Sucesos que ocurren en tamaño del nanómetro. El nanómetro es la milésima parte de la millonésima parte del metro. Por ejemplo, la anchura de la cadena de doble hélice del ADN tiene 2 nanómetros. Un nanómetro es 10 amstrong y un nanómetro es 10-9 metros, quiere decir que en un metro hay mil millones de nanómetros.

Ése es el contexto en el que ocurren muchos de los fenómenos en biología, en química o en física. Es intrínsecamente interdisciplinar. Es el comportamiento de la materia en entornos nanométricos. Porque muchas veces no es el átomo el que fija la propiedad sino que es el entorno. Por ejemplo, las partículas nanométricas de 70 ó 50 nanómetros son las que producen, debido a la interacción con la luz, esos colores maravillosos en las vidrieras de las catedrales antiguas. El comportamiento de la materia a escala del nanómetro es distinto. El oro es muy amarillo cuando se le ve pero tiene distinto color si se va reduciendo su tamaño, o si tiene impurezas. El tamaño importa.

La nanotecnología es el estudio de la materia a una escala en la que algunas propiedades son cualitativamente diferentes de las de los átomos aislados, y también de las agregaciones mucho mayores de gran número de átomos..

¿Qué nos puede permitir la nanotecnología?

Como he dicho antes no soy partidario de adivinanzas sobre el futuro. Lo más importante no es intentar adivinar qué nos puede permitir hacer, si lo hacemos nos equivocaremos, sino ser conscientes de que el gran desafío de la nanotecnología es ser capaces de crear estructuras determinadas, en posiciones determinadas, con precisión atómica y para funciones determinadas. Podemos crear un nanorobot que viaje por el torrente sanguíneo y disuelva una embolia, por ejemplo.

Podría contestar diciendo que nanopartículas magnéticas o nanopartículas de oro preparadas para que al interreaccionar con el infrarrojo se exciten colectivamente sus electrones, podrían fundir un tumor. Esas especulaciones nos depararán cosas muy superiores a las que podamos imaginar. Por eso hay que entender. Con cautela también, para ver que no vamos a cometer errores. Es algo que todavía no entendemos. Del conocimiento de lo que no se entiende han surgido siempre cosas importantes e inesperadas.

Pero yo no soy partidario tampoco de considerar que es la gran revolución. En parte está ocurriendo lo que mis amigos Txema Pitarke e Igor Campillo, Director General y Director Institucional, respectivamente, de Nanogune en Donostia llaman la nanoionización o la nanoiosociación, que consiste en que todo el mundo llama a lo que hace nano, porque la financiación está en lo nano.

Quiero decir con esto, que no podemos ahora, como si fuéramos el espíritu santo, apostar sólo por nano. Hay que apostar por el conocimiento. Yo soy partidario de apostar por materiales, por la física en estado sólido y también aunque no exclusivamente por la nanotecnología, y no se puede financiar proyectos mediocres porque sean nano y dejar de lado otros proyectos excelentes por no serlo.

Voy a volver al año 1980, y más concretamente al momento en que recibe la llamada telefónica de Carlos Garaikoetxea para ofrecerle la titularidad del Departamento de Educación del Gobierno Vasco. ¿En algún momento pasa por su cabeza el haberse dedicado a la política?

En primer lugar, yo le estoy muy agradecido a Garaikoetxea por haber pensado en mí. Y porque me permitió participar en un mundo que yo creía que era muy superior a mis capacidades, y luego vi que podría contribuir al aprender con grandes maestros, el primero el Lehendakari Garaikoetxea. Yo le dije que no a Garaikoetxea tres veces. De hecho vine a Euskal Herria a darle el no definitivo, pero entre Koldo Mitxelena, Pako Garmendia, mi hermano y otros, en el trayecto hasta la Diputación de Bizkaia, pasé del no al sí. Y ahora estoy muy contento de haber aceptado.

Yo valoro mucho a los políticos, y no participo de esa tendencia que hay ahora de despreciar la actividad del político, pensando que el político está ahí sólo para beneficiarse. Evidentemente que hay gente que ha utilizado la política y ha ensuciado la imagen de todos. Pero una sociedad que desprecia a aquellos a los que elige para organizar lo más importante que tiene, que es su propia convivencia, en algo está fallando.

Yo he visto a cantidad de personas dar mucho a cambio de poco, tratando de articular la convivencia de esta sociedad. Nosotros trabajábamos mucho, ¡Cuántas horas metíamos! ¡El talento que había en aquel Gobiernol! Y, obviamente, no lo no digo por mí sólo, sino por todos mis equipos, de los que tú también fuiste parte. Si nos hubiésemos dedicado con aquel entusiasmo a la empresa privada ¿A dónde habríamos llegado? Seguramente estaríamos todos forrados, estoy convencido. Yo creo que es de admirar lo hecho por aquel primer Gobierno.

Estoy muy contento de haber pertenecido a aquel gabinete, y contento de, por lo que me dicen, tener algún récord que otro. Me dicen que he sido el Consejero más joven de la historia de Euskadi. Soy el único que ha sido Consejero de Educación y de Cultura, con dos Departamentos diferentes, cuando sucedí a Ramón Labayen.

Siempre he visto la política como un camino de ida y vuelta. Y en política a mi me gusta que haya gente que no tenga problemas a la hora de volver o de decidir hacer otras cosas, porque, si no, condicionaría sus propias decisiones. Yo creo que un camino de ida y vuelta es bueno, pero respeto también a los políticos profesionales. Yo nunca la vi como un camino definitivo. Estoy muy contento de haber estado, y estoy también contento de la decisión que tomé de no estar.

Seguramente, si hubiera seguido en la política no habría llegado a ser presidente de Jakiunde...

Pues seguramente.

¿Me puede decir qué espera de Jakiunde?

Yo espero que Jakiunde se convierta en una organización abierta en la que uno no tenga que esperar a que otro se muera para entrar. Es decir, que sea una organización que acoja a una masa crítica importante, con un número elevado de miembros. Que la sociedad espere cada año los nombramientos de Jakiunde como algo que prestigia a las instituciones a las que pertenecen y que esa masa crítica se constituya en un alto consejo consultivo para las instituciones públicas y privadas.

Que cualquier institución con una obra social relevante pueda preguntar a Jakiunde sobre la idoneidad de lo que hace. Y luego valorar, porque nuestra sociedad está muy acostumbrada a tomar iniciativas pero no tanto a evaluarlas con posterioridad. Se gasta mucho dinero en algunas iniciativas de las que luego no se calibra el resultado.

Yo dejaría que se constituya como un grupo, de hecho ya lo es, que irradie excelencia en un conjunto de actividades y que sea independiente, pero implicada con el desarrollo de los territorios de ciencia, lengua y cultura vasca. Me gustaría dejarlo encarrilado para el siguiente presidente, en cualquier caso, dentro de dos o tres años.

Es miembro de la Comisión Trilateral, Premio Príncipe de Asturias, Vasco Universal, Premio Príncipe de Viana, Hijo Predilecto de Isaba... Todos esos honores y muchos otros, lo único que dicen es que he tenido mucha suerte y lo digo con orgullo. A mi me parece que hay pocas arrogancias mayores que las falsas modestias. Pero sin falsa modestia y con los pies en el suelo quiero decir que he tenido suerte y que mi tierra y mi país me han reconocido, quizás, excesivamente, pero yo no voy a protestar por ello, lo agradezco de corazón. Pedro Miguel Etxenike (Isaba, 1950) Etxenike es, actualmente, Catedrático de Física de Materia Condensada en la UPV/EHU, presidente de la Fundación Donostia International Physics Center, presidente de la Junta de socios de CIC Nanogune, presidente de Jakiunde, y vicepresidente de Innobasque. Anteriormente ha ocupado puestos como el de Consejero de Educación del Gobierno Vasco (1980-1983), o el de miembro del Consejo Rector del CSIC (2001-2007). Además, es miembro del Consejo Científico de la Fundación BBVA y de la Comisión Trilateral, Consejero de IDOM y de Mapfre Norte y Consejero de Excelencia de Eusko Ikaskuntza. Académicamente ha obtenido estos títulos: Licenciado en Ciencias Físicas. Universidad de Navarra (1972), Philosophical Doctor. Universidad de Cambridge (1976), Doctor en Ciencias Físicas. Universidad Autónoma de Barcelona (1977), Doctor of Ciencia. Uiniversity of Cambridge (1998), Doctor Honoris Causa por la Universidad de Valladolid (2000) y Doctor Honoris Causa por la Universidad Pública de Navarra (2008). Entre las numerosas distinciones y premios obtenidos destacan las siguientes: miembro correspondiente de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, premio Euskadi de Investigación, Medalla de Oro de la Universidad del País Vasco, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científico Técnica, Fellow de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, Medalla de Oro de la Real Sociedad Española de Física o Medalla de oro de Gipuzkoa. Pedro Miguel Etxenike ha impartido seminarios en numerosos centros internacionales, pronunciado conferencias en un centenar de congresos internacionales, dirigido 24 tesis doctorales y publicado más de 300 trabajos en libros y revistas.
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